Cuentito:
Un mercader de camellos, un árabe que atravesaba el desierto del Sahara, acampó para pasar la noche.
Los esclavos levantaron tiendas y clavaron estacas en el suelo para atar a ellas los camellos.
- Hay sólo diecinueve estacas y tenemos veinte camellos; ¿cómo atamos el vigésimo camello? - le preguntó un esclavo al amo.
- Estos camellos son animales tontos. Hagan los movimientos como para atar al camello y permanecerá quieto toda la noche.
Eso hicieron, y el animal se quedó quieto allí, convencido de que estaba atado.
A la mañana siguiente, al levantar campamento y prepararse para continuar el viaje, el mismo esclavo se quejó al amo de que todos los camellos lo seguían, excepto aquél, que se rehusaba a moverse.
- Se olvidaron de desatarlo - dijo el amo.
Y el esclavo realizó entonces los movimientos como si lo desatara, y el camello comenzó a andar...
Ésa es una imagen de la condición humana, de cómo estamos atados a cosas que no existen; tenemos miedo de cosas que no son... Son ilusiones, falsedades, creencias y hábitos; no son realidades.
¿Alguna vez te has preguntado por qué en muchas áreas de la vida vivimos por debajo de nuestras verdaderas posibilidades?
Nuestras conductas están teñidas por las creencias que subyacen en nuestro subconsciente y, en realidad, son las que determinan muchas de las capacidades y conductas que se las atribuimos al azar.
Es necesario identificar estas creencias, muchas de las cuales derivan en miedos ocultos, silenciosos, que, boicotean nuestros esfuerzos, debilitan nuestra voluntad y hasta nos paralizan a la hora de actuar y tomar decisiones.
Si en tu vida padeces una limitación y te hace “tropezar varias veces con la misma piedra”, y te resignas creyendo que no puedes cambiar los resultados, podrías pensar que gran parte del problema es que estás influenciado por tu manera de ver los acontecimientos, y te has olvidado que tu capacidad de salto, es más extraordinaria de lo que te imaginas.
En primer lugar, debemos reconocer que estamos gobernados por nuestras creencias más de lo que nos imaginamos.
Conviene observar en la niñez qué mensajes limitadores recibimos, como: “no puedes”, “no hagas eso”, “eres un inútil”, “no eres como tu hermano”, “no vales”, etc.
Las creencias son como filtros de nuestra concepción del mundo, nos apoyan o nos sabotean. Hay creencias que restringen y creencias que expanden, unas nos tornan impotentes y las otras nos dan el poder para cambiar nuestra vida.
Una vez que asumes una creencia, se convierte en “tu verdad”, y toda tu vida estará teñida por ella. Es como un cristal de color a través del cual vez el mundo.
En segundo lugar: hacia dónde me conducen las creencias instaladas en mi mente.
Examinar ideas y creencias fundamentales, es una experiencia de cambio de vida.
Cuando cambiamos nuestras creencias conscientes y actitudes, cambia la química del organismo.
Podemos aprender nuevos comportamientos, nuevas formas de pensar. No estamos condenados a seguir repitiendo patrones de conducta que nos resultan tóxicos y dañinos para nuestra salud física, mental o emocional.
No tenemos que quedarnos conectados con aquellas creencias que nos transmitieron en la infancia: eres torpe, no cambiarás, no podrás seguir la carrera universitaria, eres como tu abuelo, etc.
A diferencia de los pensamientos, que forman activamente palabras o imágenes, la creencia actúa de manera pasiva y silenciosa.
Si es tóxica, genera pensamientos negativos, que irán acompañados por imágenes y emociones negativas.
Nuestras limitaciones personales responden a creencias limitantes. Si alguien por ejemplo, se cree que no merece recibir amor, se sentirá miserable por más que lo quieran, porque su creencia lo hará enfocar su atención en cualquier detalle que confirme que nadie lo quiere.
Incluso si alguien lo amara de un modo evidente, que no se puede dudar, esta persona no llegaría a confiar por completo de ese amor, es más como las creencias generan actitudes, es probable que esta persona actúe, aunque sea inconscientemente, de manera que provoque el rechazo de los demás, para así alimentar su creencia original, con el tiempo conseguirá eso en lo que está enfocado: el rechazo.
Así funcionan la mayoría de nuestros patrones de comportamiento.
Todos actuamos según nuestras creencias y lo que recibimos de la vida depende de nuestras creencias profundas.
Toda creencia despierta un potencial,
Que genera una conducta,
Que a su vez provoca un resultado,
Y este refuerza la creencia inicial.
Así una creencia negativa nos hace entrar en un círculo de acción y reacción.
Nuestros supuestos más profundos son los que activan los cambios físicos. Si la creencia es acertada o no, si es buena o no, no tiene importancia. Una vez aceptada, será el software que manejará nuestra computadora biológica.
Si creo que “nací para sufrir”, esta es una creencia muy tóxica para mí.
Pero si afirmo, “todo es posible y tengo el poder para lograrlo”, esa es una creencia muy saludable.
En cualquier proceso de evolución y de sanación es vital prestar atención a nuestras creencias, muchas inconscientes.
Hemos de detectarlas, profundizar en ellas y cambiar aquellas que nos limitan por otras que favorezcan nuestro desarrollo y expansión.
Te acompaño en el proceso
CONSULTAS PRESENCIALES - CONSULTAS SKYPE
Juana Ma. Martínez Camacho
Terapeuta Transpersonal
(Escuela Española de Desarrollo Transpersonal)
Especialista en Bioneuroemoción
(Instituto Español de Bioneuroemoción)
Facilitadora Internacional CMR (Liberación de la Memoria Celular)
(Cellular Memory Release)
Anatheóresis (Psicoterapia Regresiva Perceptiva)
(Transpersonal Anatheóresis Madrid)
www.centroelim.org Telf. 653-936-074
RECURSOS:
CURSO ON LINE EL PODER DE LAS CREENCIAS
CURSO ON LINE APRENDIENDO EL LENGUAJE DE LAS EMOCIONES