Grupo de Meditación

"Mantengo mi presencia en el ahora. Tengo pensamientos, pero no soy mis pensamientos"

MEDITACIÓN:  Cita con el sí mismo

 

Práctica sin doctrinas.

Vivencia de presente, aquí y ahora.

Entrenamiento de la atención.

Despertar de la conciencia

Camino de lucidez y amor en acción.

 

 

 

En estos tiempos difíciles, que nos toca vivir, es importante conectar con la paz interior, abrir un espacio interno donde encontrar soluciones a las dificultades que se nos presentan. Un espacio, un nivel más profundo desde donde poder observar nuestros mecanismos mentales, conocernos y aprender, acceder a un progresivo autodescubrimiento, una mayor presencia y serenidad en nuestra vida, mediante la práctica contemplativa.

 


 ¿Qué es la meditación?


Lo que llamamos meditación, tiene que ver con el despertar de la atención plena, y con aprender a observar de una manera neutra, sin quedar involucrado con lo que se observa, tomando distancia interna y vivenciando el Aquí y el Ahora, el Presente.

Para ello, la práctica se hace mediante el silencio interno, desde el cual poder ser testigos de la corriente de pensamientos, sensaciones, sentimientos que se despliegan en nuestro mundo interno.

 


¿Cuáles son los beneficios de la meditación?


Meditar tiene muchísimos beneficios, algunos de ellos son:

  • Mejora de la salud física y emocional.
  • Reduce el nivel de ansiedad, ayudando a estar más sereno y conectar con la paz profunda que en realidad somos.
  • Alivia los procesos de duelo y resolución progresiva de los mismos.
  • Disuelve rencores y viejas heridas anidadas en el subconsciente con toda la carga de negatividad que ello supone.
  • Favorece el desapego y relativiza los extremos de la personalidad.
  • Favorece la maduración emocional de la persona y expande la   autoconsciencia.
  • Aumenta la lucidez mental, despertando la creatividad y el   autodescubrimiento.
  • Permite aflorar el amor universal expresado en perdón, respeto y   compasión a todos los seres vivos.
  • Desidentifica la conciencia profunda del que en realidad observa, del   personaje o máscara creada por el ego y que constituye la cara más   relevante de nuestra personalidad.
  • Aumenta la concentración y la sensibilidad en la vida cotidiana, permitiendo un mayor disfrute de los detalles pequeños.

 

¿En que se diferencia la Meditación Transpersonal de otras Meditaciones?

 

Todas las prácticas meditativas tienen un punto de unión común: la íntima vivencia de expansión de conciencia y experiencia de totalidad a la que todas conducen.

Los caminos para llegar a esta vivencia, es decir, a este estado de conciencia que trasciende la mente pensante, son variados, y dependiendo de las culturas se pone el acento en unos aspectos o en otros.

 

La Meditación Transpersonal es de una enorme sencillez y, aunque integra algunos aspectos claves de la práctica Zen, desarrolla fundamentalmente la atención a 3 puntos:

 

   1- La postura.

   2- La respiración.

   3- La actitud.

 

La Meditación Transpersonal, se aprende de forma gozosa en un breve periodo de tiempo, refinándose conforme se practica y convirtiéndose en un saludable hábito cotidiano para toda la vida.                                         

 

¿Características del lugar donde se practica meditación?


Si meditas en casa, se suele buscar un lugar específico para hacerlo, muchas veces el dormitorio, porque es privado y puedes practicar la meditación al despertar.



Puedes colocar junto al cojín de meditación o silla donde practiques, una vela en el suelo, que simboliza el activar un estado acrecentado de consciencia, para comenzar con la práctica. Al finalizar, puede apagarse la vela utilizando un apagavelas u otro artilugio; no conviene soplar, nuestro aliento está orientado tan solo a iluminar y encender.


Al finalizar la meditación y apagar la vela, uno puede sentir como si llevara en el pecho una llama activada durante la práctica, que se hará presente en diferentes momentos del día.  


 

¿Cómo suele ser el lugar donde se reúne un grupo de meditación?


En principio vale cualquier lugar, no importa si es ruidoso o incómodo. Pero es conveniente decorar ese lugar “sagrado” para facilitar la interiorización, la vela se puede acompañar con flores frescas, piedras especiales o inciensos.


 

¿Cómo se practica?


Realizaremos un pequeño ritual al entrar al lugar de meditación que será cuadrado o rectangular, que consiste en hacer una pequeña inclinación con la cabeza y hombros, uniendo las palmas en el pecho, es como una reverencia a ese espacio donde nos conduciremos a la verdad más profunda, a la vez nos permite desprendernos de nuestra importancia personal, es un acto de humildad, de sencillez y fraternidad. Luego nos dirigimos al sitio que escogimos para meditar, caminando lentamente en dirección de izquierda a derecha, como las agujas del reloj.

 

Se camina en línea recta y al llegar a las esquinas para cambiar de dirección, se hará en ángulo recto, es decir, sin curvas. Una manera tradicional de señalar el predominio del paso consciente frente a lo inconsciente y automático, más bien propio de la precedente naturaleza original.


Al llegar a nuestra correspondiente silla o cojín de meditación, nos detendremos y mirando al interior del recinto, realizamos de nuevo una inclinación de cabeza, honrando silenciosamente a los allí presentes. A continuación nos sentamos y colocamos las manos sobre los muslos, esperando que comience la práctica propiamente dicha, práctica cuyo principio y fin es coordinado por la persona encargada para ello.


 

¿En qué momento comienza la práctica puramente contemplativa?


Cuando todos los asistentes están sentados en su correspondiente lugar, el coordinador de la meditación, hará sonar un gong a fin de reclamar atención total, de esta forma cada meditador procederá a ajustar la postura, una postura definitiva que será mantenida durante todo el tiempo que dure el ejercicio.


Tras unos segundos de espera, el coordinador, procederá a hacer sonar un chasquido mediante el choque de dos maderas, sonido que marcará el comienzo de la práctica propiamente dicha. En este momento, la persona colocará sus manos en el mudra que haya elegido trabajar.


En este sentido, existen dos variantes que la Meditación Transpersonal investiga.     Variantes que van desde la que se realiza con las manos separadas y apoyadas en cada rodilla. Y por otro lado, las 2 manos juntas y cercanas al ombligo (o hara), tal y como señalan las tradiciones.


A partir de este primer chasquido, el meditador mantendrá la quietud total, tratando de aceptar y abrazar las zonas corporales de incomodidad, y no sucumbir a la tentación de rascarse, balancearse, apoyar la espalda o moverse.


 

¿Qué hacemos mientras permanecemos en silencio?


                                                   Observar y observar.

Una observación de sensaciones, emociones y pensamientos que pasan por la corriente de consciencia. Una observación desde el punto más elevado de nuestra percepción, que conlleva absoluta neutralidad, es decir ningún intento deliberado de preferir, comparar, rechazar ningún contenido interno... tan solo atestiguar.

 

El sujeto puede proceder a centrar su mirada externa de forma abierta y panorámica, o en la llama de la vela, en este caso permaneciendo presente en dicha llama y centrando su enfoque de manera que no haya despiste ni dispersión. Puede asimismo, optar por enfocar su atención en el proceso respiratorio, es decir, vivenciar conscientemente la toma de aire y la correspondiente exhalación, “sintiendo” las sensaciones del abdomen y del pecho así como la de las fosas nasales, al tiempo que se mantiene plenamente presente y neutro durante todo el proceso respiratorio.

 

También se puede ejercitar una observación abierta y panorámica centrada en la corriente mental, de forma que cada pensamiento que aparece sea atestiguado con total atención, una manera de disolver las asociaciones de ideas automatizadas que atrapan al meditador en el mundo de la mente pensante. Es decir, en sus recuerdos y anticipaciones, en las ideas asociadas “en automático” que le distancian del verdadero objetivo que subyace en esta excelente gimnasia. Objetivo que consiste en mantener la presencia en el “ahora” tenemos pensamientos pero no somos nuestros pensamientos.

 

Este supuesto suele ser representado con la metáfora de un observador sentado ante un río (el río de su mente) que atestigua cada tronco que pasa flotando. De la misma forma que pasan los troncos, los pensamientos también pasan y se alejan, confirmando la impermanente naturaleza del pensamiento.

 




¿Cuáles son los puntos claves de la postura?


La postura física guarda relación con

la actitud psicológica y atencional que

el sujeto adopte, tanto sentado en una

silla, como sobre un cojín.




Conviene tener en cuenta los siguientes puntos:

  •  Espalda bien recta.
  •  Barbilla recogida en el llamado "cuello de pato", liberando las cervicales sin    bajar ni subir la cabeza.
  •  Hombros relajados y alejados de las orejas.
  •  Músculos del abdomen flojos y relajados, para permitir una suave  dilatación en la inhalación.  
  •  Ojos entreabiertos, abriendo la mirada de forma panorámica, o bien,  cerrados, dependiendo de la investigación que cada cual aborde.
  •  Una sonrisa sutil, elevando suave las comisuras de los labios.


 ¿Cuándo finaliza la meditación?


Pasados los 25 minutos de inmovilidad, un nuevo chasquido de las maderas anunciará el fin de esta rigurosa y gozosa disciplina. Será entonces cuando el meditador podrá deshacer su postura y aliviar con un estiramiento u otro proceder, aquellas partes de su cuerpo en las que sienta acumulada una mayor tensión. Pasados un par de minutos, el coordinador se levantará, al tiempo que todos los demás siguen a éste poniéndose de pie.


 

¿Existe alguna otra forma de meditar?


Una de las practicas meditativas más relevantes se realiza manteniendo las mismas condiciones de atención y presencia en el ahora durante el ejercicio de caminar.


El caminar conscientemente es uno de los momentos más integradores que el meditador puede realizar para devenir consciente no solo de su cuerpo, sino de una ahoridad basada en el pie que en ese momento pisa, al tiempo que atestigua que “esta pisada” es “la única pisada” que sucede ahora, que es el único paso, y así sucesivamente, paso a paso en total atención.


Es por ello, que en la tradición meditativa se combina el trabajo atencional en la inmovilidad sedente descrita anteriormente, con un particular caminar o Kinhin que desentumece algunas partes del cuerpo y entrena la atención en el ahora.


 

¿Qué es el Kinhin?


La meditación transpersonal propone que tras el chasquido de las maderas y ponerse de pie, tal y como se ha descrito, las personas se coloquen en fila detrás del coordinador a una distancia máxima de un metro, y manteniendo permanentemente esa distancia, procedan a caminar a la muy lenta velocidad que el coordinador va marcando.


Kinhin se llama a esta práctica que consiste caminar muy lento que permite atestiguar cada pequeño movimiento que se produce a esta ínfima velocidad en la que, tan solo para mantener el equilibrio, se precisa de una total atención. Mientras se practica kinhin se unen las manos en el pecho a la altura del corazón, colocando los antebrazos paralelos al suelo y vigilando que tal postura de brazos sea mantenida durante todo el kinhin.

 

Conviene señalar, que durante cada paso del kinhin, se atestiguan pequeños instantes en los que todo el peso del cuerpo se apoya en un solo pie, hasta que se apoye el siguiente, algo que conlleva un estado de atención y presencia total. El movimiento de tal caminar es fluido y sin detenciones.


Tras 10 minutos de esta práctica, el coordinador, cambiará de ritmo y durante un par de minutos, se caminará de forma rápida y enérgica para soltar las posibles tensiones acumuladas durante el kinhin, procediendo a soltar los brazos y a sentir la energía vigorosa del cuerpo.


 

¿Algo más?


Tras esta práctica de caminar consciente, el grupo volverá a sentarse para realizar otra práctica de 25 minutos, similar a la anterior.


Cuando el ejercicio de meditación finalice, se procede a realizar una inclinación, honrando al grupo de compañeros, para seguidamente realizar otra en la misma puerta de salida al abandonar el recinto.

 


                     La llave que abre todas las puertas es el momento presente.



  

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Comentarios: 4
  • #1

    maria (martes, 01 mayo 2012 17:00)

    me encanto excelente

  • #2

    Juani (martes, 01 mayo 2012 20:51)

    NAMASTE María

  • #3

    Emilio (miércoles, 19 septiembre 2012 21:40)

    Hola,
    quisiera saber sobre tai chi que vi se va a dar y sobe meditacion.. me gustaria recibir info..
    te dejo mi mail.. emiliocaff@hotmail.com

    saludos

  • #4

    moramay (sábado, 30 agosto 2014 04:00)

    me encanta toda información que se tenga solo que no se a donde dirigirme para realizar todo los ejercicios.