A través de la aceptación, la comprensión y la amplitud podemos descubrir y sanar las heridas más profundas de nuestra alma.
A veces nos preguntamos qué es lo que nos provoca tanta ansiedad, porque nos quejamos cuando no conseguimos el amor que deseamos y necesitamos, que es lo que sucede dentro de nosotros cuando sufrimos una pérdida importante, cuando un amor nos deja o uno de nuestros padres muere?
Escondido detrás de nuestras protecciones, negaciones y un estilo de vida adictivo, llevamos un niño interior profundamente atemorizado y herido.
La mayoría de personas viven en la codependencia sin ser capaz de crear o mantener relaciones íntimas debido a nuestro niño interior atemorizado.
Nuestra vida, no podrá ser una experiencia de amor y felicidad hasta que no nos hagamos amigos de nuestro niño interior.
Cuando nos abrimos a nuestra vulnerabilidad herida y empezamos a sanarla, traemos el amor y la realización a nuestras vidas.
Gran parte del crecimiento interior proviene del trabajo con los miedos: el miedo a afirmar nuestra creatividad, miedo a la perdida, miedo al castigo, a la crítica y al juicio, miedo al rechazo y a la soledad, miedo a la supervivencia, a que te desenmascaren, al fracaso, al éxito, a la intimidad, a la confrontación, a la ira, a perder el control….
El miedo es el asunto mas esencial para trabajar en nuestra vida: cuando se le niega e ignora se le relega al fondo de la mente, desde donde ejerce un efecto poderoso y muchas veces paralizante en nuestras vidas.
Intentamos cubrirlo con toda clase de compensaciones y adicciones, mientras se mantenga como una fuerza escondida puede causarnos ansiedad crónica, sabotear nuestra creatividad, puede volvernos rígidos, suspicaces u obsesionados con la seguridad, puede anular nuestro esfuerzo por encontrar el amor…. pero si podemos amigarnos con el, sacarlo a la luz, investigarlo con intensidad y compasión, puede transformarnos, abriéndonos a una profunda vulnerabilidad y auto aceptación.
El miedo afecta y muchas veces domina, todos los aspectos de nuestra vida, nuestra manera de hablar, de trabajar, de comer, de relacionarnos, de crear e incluso respirar. Es algo que se encuentra de forma permanente y que intentamos ignorar, superar e incluso alejar.
El viaje de regreso al espacio interior que hemos perdido, se puede resumir en el siguiente mapa:
Imagínate que estas de pie en el centro de un gran circulo dividido en tres anillos: un anillo exterior, uno medio y otro interior. Estos círculos radian desde ti hacia fuera. Al anillo exterior le llamaremos capa de protección: este es el hogar del adulto compensado.
El segundo anillo es la capa de sentimientos y la vulnerabilidad, el hogar del niño vulnerable.
Y el centro es el núcleo del ser esencial y el hogar del testigo. Ahí nos encontramos con nuestra energía fluida y espontánea, y podemos mirar todo lo que sucede dentro y fuera de nosotros con amplitud y objetividad. Es su forma más elevada, un estado de armonía con nosotros mismos y con la vida, es el centro de unidad con la existencia, del que hablan los místicos.
El viaje de sanación es llegar a ese núcleo interior.
La mayor parte del tiempo estamos en la capa exterior, la de protección es un estado de control donde estamos protegidos (hasta cierto punto) de nuestros miedos y muy raramente nos damos cuenta que estamos allí, se nos ha hecho familiar y vivimos allí de manera inconsciente, no porque lo elijamos. A menos que realicemos un trabajo interior, podemos pasarnos allí la vida entera. La mayor parte de la gente lo hace.
Vivir en la capa de protección es algo seguro, conocido y sin peligro, pero a la vez vacío y de una forma u otra la vida comienza a indicarnos que algo va mal, cuando nos aventuramos a entrar en la capa de la vulnerabilidad y los sentimientos, nos llegan recuerdos de tiempos pasados y sentimientos de traición (cuando no se respetó nuestra vulnerabilidad), por estos recuerdos, nos asusta ir allí por lo que una parte de nosotros intenta evitar sentir ese dolor y ansiedad, manteniéndonos en lo seguro y conocido.
Otra parte de nosotros sabe que para completar nuestro viaje de vuelta al núcleo, no nos queda otra alternativa que investigar la capa del medio.
Una energía desconocida y misteriosa nos empuja hacia el centro, respondiendo a una llamada que proviene de nuestro ser superior, y esa parte tiene el valor para enfrentar el dolor y el miedo intrínsecos en el hecho de reclamar nuestra vulnerabilidad.
Nos movemos constantemente entre esas dos fuerzas opuestas: una nos mantiene inconscientes pero seguros, la otra nos inclina hacia lo desconocido y hacia una verdad mas profunda.
Dr. Thomas Trobe
TE ACOMPAÑO EN EL PROCESO
Juana Ma. Martínez Camacho
Terapeuta Transpersonal
(Escuela Española de Desarrollo Transpersonal)
Especialista en Bioneuroemoción
(Instituto Español de Bioneuroemoción)
Facilitadora Internacional CMR (Liberación de la Memoria Celular)
(Cellular Memory Release)
Anatheóresis (Psicoterapia Regresiva Perceptiva)
(Transpersonal Anatheóresis Madrid)
Formación Internacional en Psiconeuroinmunoendocrinología
(IPPNIM)
www.centroelim.org Telf. 653-936-074