Habitualmente, reaccionamos de una manera mecánica, automática ante las situaciones de nuestra vida diaria.
Queremos que las cosas sucedan como y cuando deseamos, pero la vida es imprevisible, y las cosas son como son, no como queremos que sean.
A veces, no podemos cambiar las situaciones; pero si podemos cambiar nuestra interpretación de lo que nos sucede. Ante lo que nos ocurre, tenemos dos opciones; podemos elegir entre una actitud de apertura o aceptación, y otra de no aceptación o negación, de resistencia. Resistirse, significa que la mente dice "no" a lo que pasa, por no coincidir la situación con los planes y las expectativas que teníamos en mente.
La falta de aceptación, nos conduce al dolor, al resistirnos inconscientemente a lo que es, dejando que la mente dirija nuestras vidas.
Cuando mayor es el grado de resistencia a lo que nos sucede en el presente, mayor es la intensidad del dolor que padecemos; y el grado de resistencia, dependerá de qué fuerte sea la identificación con la mente.
Cuando atravesamos una situación que nos resulta desagradable, la mente se resiste al ahora, al presente porque la experimenta como una amenaza, ya que la mente necesita tenerlo todo controlado.
Tengamos en cuenta que la mente es un instrumento muy útil para funcionar en el mundo de las formas; pero cuando ésta nos domina, genera dolor, insatisfacción, apatía, frustración, impotencia, sufrimiento...
"El que quiere vivir el placer sin dolor, y el orden sin desorden,
no entiende las leyes del cielo y la tierra." Chuang-Tsé
Por ello, es saludable aceptar “lo que es en este momento”, “lo que está sucediendo”, liberándonos de la identificación mental.
El aceptar no quiere decir que debemos resignarnos, no quiere decir que no emprendamos la acción que nos resulte oportuna para cambiar la situación, si se puede, porque si sólo nos resignamos, generamos frustración y amargura en nuestro interior.
El no aceptar una situación de vida insatisfactoria, hace que nos tornemos negativos, que percibamos al mundo como amenazante, que nos surja una necesidad automática y compulsiva de enjuiciar, criticar a los demás, de competir, de dominar al otro; al no aceptar lo que nos ocurre, nuestra interpretación de los hechos se carga de miedo, de inseguridad, de impotencia, nos ponemos tensos y rígidos mentalmente y esto indudablemente afecta también a nuestro cuerpo, generando síntomas de los más variados.
"Dios(Universo/Ser), concédeme
la serenidad de aceptar las cosas que no puedo cambiar,
el valor para cambiar las que sí puedo,
y la sabiduría para discernir la diferencia"
San Agustín.
Se trata de observar los "juegos" de tu mente, el devenir de los pensamientos, sin juzgarlos, sin intentar detenerlos, sin razonarlos, sin rechazarlos, sin pretender que no estén, sin negarlos, sin identificarte.... sólo observando, como quien observa las ondas en la superficie de un lago, o como quien observa el desplazamiento de las nubes en el cielo... simplemente mirar y dejar pasar los contenidos de la mente…..
Observar como estos pensamientos se suceden unos tras otros, intentan traerte recuerdos del ayer, acontecimientos pasados, que se proyectan en preocupaciones por un futuro incierto; todo un "juego" de la mente, quizá entretenido, quizá angustiante....los pensamientos, tratarán de atraer tu atención hacia ellos y meterte en el juego (al igual que un niño que busca continuamente llamarte la atención).
El aprender a distanciarte de la mente, de los contenidos de la mente, es una gran bendición. De esto trata la meditación, de observar "la película" que está rodando tu mente, sin quedar atrapado, enganchado, en el drama.
Todo el tiempo, durante tu vida, estás persiguiendo deseos, sueños, y cuando consigues uno, vas tras otro, esto no se termina...te asalta la insatisfacción y muchas veces la desilusión y la frustración, al darte cuenta que el depender de la consecución de estos deseos, no te llevan a ninguna parte, quizá a vivir más estresado.
Las metas son necesarias como mapa de vida, el tener proyectos, deseos en sí mismo, no tienen nada de "malo", el problema está en vivir pendientes de conseguir estos deseos, en la espera de un resultado determinado, sosteniendo un estado de crispación, de tensión, de nerviosismo, sin saborear el ahora, el presente, cada momento.
Te invito a tomarte un respiro, un descanso.... Sólo observa tus pensamientos, tus emociones, tus sensaciones corporales…., no las critiques, no las juzgues, no analices nada…. céntrate en tu respiración, sigue con atención el trayecto del aire cuando inhalas y al exhalar, dejando pasar tus pensamientos, como esas nubes en el cielo... tomando distancia.... siente como poco a poco te vas relajando, y cómo tu mente se aquieta y se torna cada vez más clara y serena...
Estás conectando con tu Ser... observando.... en presente, en el aquí y ahora......Conectando con la paz, la armonía interior….
Juani