Atencion Plena y Estrés

 

Cuando comenzamos a prestar atención a lo que hace nuestra mente, nos damos cuenta que hay una gran actividad mental y emocional bajo la superficie. Gran cantidad de ideas y sensaciones que absorben gran parte de nuestras energías y nos impiden conectar con momentos de calma y satisfacción.

 

La Atención Plena, no es la solución a los problemas que la vida nos plantea, pero si es verdad, que los problemas pueden verse de una manera más nítida cuando la mente está clara, serena, y esto colabora a la resolución y la sanación.

 

Al ir casi todo el tiempo con el “piloto automático” la mente se mueve del pasado al futuro y se olvida de vivir el ahora, surgen reacciones mecánicas, el condicionamiento, desconectando de las verdaderas necesidades del cuerpo…

 

El hecho de aprender a estar atentos, nos conecta con nuestras necesidades y nos invita a poder responder de una manera adecuada a cada situación, disminuyendo la reactividad y la impulsividad; aprendiendo a escuchar a nuestro cuerpo, mejoramos la salud y nuestra calidad de vida.

 

El estrés  a que nos sometemos diariamente, se localiza en los músculos, espalda, hombros, mandíbula, frente, etc. para poder liberar esa tensión, primero hemos de reconocerla, de darnos cuenta que está ahí, sentirla, luego hemos de desconectar el piloto  automático y “dirigir” nuestra mente, nuestro cuerpo, prestando atención nos volvemos mas despiertos, nuestra mente está en lo que estamos haciendo.

 

Saber lo que hacemos mientras lo hacemos, es la esencia de la atención plena. Es prestar atención a las experiencias momento a momento, esto nos conduce a nuevas maneras de ver y de estar en la vida, ya que el momento presente, siempre que se le reconozca, y se cumpla con él, nos revela un poder muy especial, casi mágico, porque es el único tiempo que tenemos para percibir, aprender, actuar, cambiar, sanar. De ahí el valor de la consciencia del momento presente, convirtiendo  nuestra vida en  mas vívida, rica y más auténtica.

  

La práctica de la Atención Plena, es muy simple, es recordar estar presentes en todos nuestros momentos de vigilia, recordar que sólo tenemos momentos para vivir, profundizándose nuestra visión y ampliándose nuestra consciencia.

 

La Atención Plena, no significa rechazar los pensamientos, ni controlarlos, sino que es entrenarse en dirigir el foco de la atención sin juicios.

 

La Atención Plena nos permite enfocar los problemas con nitidez y esto conlleva a  una mayor resolución ante la vida, en vez de estar enganchados en los juegos psicológicos de la mente, que desperdicia gran cantidad de energía y tiempo en ensueños y lamentos de cosas que ya ocurrieron, y en anticipar y fantasear sobre el futuro.

 

La Atención Plena nos enseña a escuchar nuestro cuerpo y así mejorar nuestra salud y nuestra calidad de vida.

La Atención Plena se cultiva asumiendo la postura de testigos imparciales de nuestra propia experiencia.

Para ello, tomamos consciencia del constante flujo de juicios y reacciones, de experiencias tanto internas como externas, en las que generalmente nos encontramos identificados, aprendiendo a salirnos de ellas, atravesando los prejuicios y los temores.

 

Es importante cultivar la paciencia, comprender y aceptar que las cosas se despliegan cuando les toca, paciencia hacia nuestra propia mente y también hacia nuestro cuerpo, paciencia con nosotros mismos cuando observamos que la mente se pasa el tiempo juzgando, o porque estamos tensos, nerviosos o asustados, o por no obtener resultados con la rapidez que nuestra mente quisiera.

 

También es importante la aceptación, significa que las cosas son como son, no quiere decir que nos tengan que gustar, ni que debemos adoptar una postura pasiva ante los acontecimientos, ni abandonar nuestros principios y valores, sino, que quiere decir que hemos de llegar a la voluntad de ver las cosas como son, una actitud que nos ayuda  a actuar de manera adecuada pase lo que pase en nuestra vida, al no tener la visión perturbada como cuando nos dejamos llevar por los juicios, deseos, temores y prejuicios.

 

Una de las maneras de entrenarse en esta Atención Plena es la práctica del yoga que ofrecemos en el Centro Elim, una manera de estar presentes momento a momento en cada asana, escuchando el cuerpo sin juicio, solo  observando las sensaciones, tomando consciencia, observando la respiración y los pensamientos, sin juicios, solo observando…sin analizar, si preferir….con una actitud de desapego, que al irla practicando en cada clase, podemos luego llevarla a la vida cotidiana, a cada instante y poder así vivir con plenitud la amplia gama de experiencias que la vida nos ofrece sin quedar desbordados, ni atrapados en el mundo de los pensamientos y de las emociones… 

 

 

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