Transformación

 

No ceses en momento alguno de esculpir tu propia estatua. Plotino

 

  Evolucionar significa crecer integralmente, es decir, crecer en todos y cada uno de los diversos rasgos del Ser.

  Muchos hombres y mujeres están desarrollados intelectualmente y, sin embargo, padecen de una gran inmadurez emocional.

  ¿Inmadurez emocional?, se preguntan y, ¿cómo se hace para madurar emocionalmente?

  La respuesta no pone de relieve la necesidad de cursar estudios en alguna exótica universidad de los Himalayas, sino de un trabajo personal de observación sostenida del propio programa mental y sus más íntimas creencias. Un ejercicio que madurará sus emociones y aportará templanza.

  Pero, ¿cómo conocer el propio grado de madurez emocional?

 

Observe si padece algunos de los siguientes síntomas:

 

Primero: ¿soporta razonablemente bien las frustraciones?, ¿asume con rapidez el desenlace de acontecimientos contrarios a sus deseos y previsiones?

Si usted no “encaja” las frustraciones, quiere decir que, en alguna medida, su vida está llena de expectativas. Y las expectativas tienden a crear frustración. Cambie la actitud “expectativa” por la de “posibilidad” y entrénese en la aceptación de lo sucedido. En realidad, no podemos volver hacia atrás y cambiar los acontecimientos. Mire hacia delante y no dramatice lamentándose del pasado. Aceptar los hechos no significa resignarse, sino más bien tener motivos de nueva acción, sabiendo que en el fracaso subyacen las semillas del éxito. En realidad, no hay fracasos, sino aprendizaje.

 

Segundo: ¿siente usted tendencia a totalizar?, ¿tiende a relacionarse desde los extremos “todo o nada”?

Si siente que todavía las cosas son blancas o negras y le es difícil manejarse en una gama amplia de “grises”, busque el noble sendero medio. Si todavía experimenta fascinaciones y aversiones, tal vez le convenga aprender a caminar por el filo de la navaja y aceptar su parte de sombra.

 

Tercero: ¿sufre cambios de humor repentinos y sin motivo aparente?, ¿sucede que, de pronto, algo sumergido le cambia el chip y su mente se polariza en la agresividad y la rabieta?

Si eso todavía es así, tal vez le convenga poner atención y analizar los pequeños detalles que le molestaron, ¿qué pensamiento fugaz al “pasar” por su mente consiguió amargarle? Cuando desenmascare su vulnerabilidad, podrá crear nuevas opciones de mayor poder e independencia.

 

Cuarto: ¿Se muestra muy susceptible a las críticas?, ¿le molesta mucho que alguien le vea defectos?, ¿le cuesta hablar y reírse de su parte “menos presentable”?

Si eso es así, tal vez convenga que acepte su personalidad. Todos los seres humanos ofrecemos luces y sombras al exterior, sin que por ello se nos deje de apreciar y respetar. Sea consciente de sus carencias y recuerde que éstas son tan sólo partes de usted que no representan su totalidad. Es decir, que por ejemplo, usted no es impaciente, sino que tiene una parte impaciente. Usted es mucho más que cualquiera de sus partes. Evite totalizarse en una sola cualidad de su persona. Recuerde su dimensión espiritual de infinitud.

 

  Si aspira usted a evolucionar espiritualmente, convendrá que no descarte la formación de un buen ego. Un ego sano, fuerte y consciente. Y desde el conocimiento de dicho ego, proceda a expandir su conciencia hacia el Testigo transpersonal desde el que observar la dualidad y la contradicción de su mente egoica.

  El hecho de madurar emocionalmente es una asignatura de la evolución y un requisito previo de la Paz Profunda. No caiga en negar su ego. Constrúyalo equilibrado, sano y asertivo y luego sigua adelante. ¿Espiritualidad? Sí, pero no descuide la construcción de un buen ego terrenal. Sin duda, la obra de arte más delicada y trascendente de la vida.

                                                                                                     José María Doria

 

 

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