“El Amor con mayúsculas no manipula, ni condiciona su manifestación, porque no hay “otro” a quien amar.” Ramayat
El verdadero Amor es lo que somos, cuando descubrimos que es nuestra naturaleza, dejamos de buscar que alguien más nos ame, vemos, comprendemos, sentimos que podemos tener mas afinidad , empatía con unas personas que con otras, a nivel de la personalidad, que hay personas que nos “despiertan” el amor, pero ese amor está en nosotros, el exterior es un estímulo, pero el amor está en nuestro interior, surge de nuestro centro, y cuando comprendemos que todos somos uno, que no hay separación yo/tu, que a otro nivel esa separación no existe, y aprendemos a encontrarnos, a vernos en la profundidad del “otro”, comenzamos a amarlo más allá de la superficie, sin pretender manipularlo, sin ponerle condiciones, sin tener expectativas de que cambie, porque además sabemos que el otro y yo , somos lo mismo.
Dice Nisargadatta: “Verte a ti mismo en todos, y a todos en ti mismo, es amor”.
Aprovechar lo que nos moleste del otro para crecer e integrarnos como personalidad, aprender a vernos como en un espejo: el otro me está mostrando aspectos míos (al no haber separación a nivel profundo). Cuando admiro mucho algún rasgo de otra persona, es que eso que admiro también está en mí, quizá poco desarrollado, quizá como potencial, pero lo cierto es que no podría admirarlo, si la cualidad no estuviera en mí.
De la misma manera, cada rasgo que me resulte muy molesto en otra persona, también es una parte de mi personalidad no integrada, y es que el afuera y el adentro es lo mismo, atraemos por vibración, y las relaciones humanas son la gran oportunidad para crecer como personas en este baile que es la vida. Es un acto de compasión y de amor porque en realidad la calidad de relación con el otro, es la relación que tengo conmigo mismo.
Juani
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