La Encrucijada

 

En toda encrucijada de la vida, nos toca decidir:

 

 ¿Cómo podemos saber si lo que escuchamos es efectivamente la voz del corazón?

 

¿Cómo saber desde dónde estamos respondiendo a la vida?

 

Lo que para la mente son “problemas” para el corazón son “situaciones”.

 

En principio, tenemos que tener en cuenta que para el corazón no existe ninguna regla, ninguna moral, ningún ideal.

El corazón no responde a mandamientos, por lo tanto, su respuesta no es predecible.  A la hora de seguir al corazón, es importante discernir este punto con claridad.

El corazón no se rige por ningún tipo de filosofía, de creencia o de moralidad (meras disposiciones psicológicas de carácter social y funcional). No se rige por lo que está bien y lo que está mal, se rige por “la necesidad del instante”.

 

En cualquier caso, si hemos de guiarnos por algo, si existe una señal, esta podría ser la sencillez. Esto parece muy taoísta o muy zen, pero en la práctica este parece ser su leguaje.

Ante cualquier decisión en la vida el corazón nos dice: “tira por lo sencillo”, en el sentido de no forzar o empujar a la vida.

Si de alguna manera lo tenemos que forzar, “por ahí no va”.

Esta sencillez no implica necesariamente pasividad o inmovilidad, que no hagamos lo que tengamos que hacer, que no pongamos toda nuestra energía y nuestro entusiasmo en ello.

 

Lo sencillo implica energía, ciertamente, pero una energía fluida, una energía que se acopla naturalmente con la energía del momento presente, un movimiento a favor de la corriente…

Si de alguna manera la decisión va contracorriente, si lo tenemos que forzar en contra del movimiento natural, todo nuestro sistema se resentirá. Por lo tanto, ante cualquier decisión, observa qué te da fuerza y qué te la quita, ahí tendrás la señal.

 

 

Cuando tengas que elegir entre varios caminos, elige siempre el camino del corazón… El corazón no se equivoca.

Enseñanzas de Don Juan.

Carlos Castañeda

 

Ante cualquier encrucijada que se presente en tu vida, párate, y escucha tu interior. Toma conciencia de todo el contexto de la situación que ahora requiere una decisión.

Puedes comenzar por escuchar al cuerpo, qué te dice, como siente él la situación; esto es importante, ya que el cuerpo nunca engaña, nunca duda, su información es inequívoca.

Puedes visualizarte o sentirte en cada alternativa, en cada posibilidad, y observar la respuesta del cuerpo, sus sensaciones, nada más… (Puedes incluso escribir en varios papeles cada alternativa, y ponerte encima de ellos, dejándote sentir en cada posibilidad).

Sólo escucha al cuerpo, date cuenta de lo que transmite… Observa qué te da fuerza y qué te la quita…

 

Una vez que has escuchado al cuerpo, puedes escuchar a la mente, sus múltiples voces, sus comentarios, como si estuvieras escuchando atentamente en una asamblea, o en el ágora, el ágora mental.

El Rey Sabio escucha silenciosamente todas las propuestas desde su altar neutral… Sus ojos atentos reflejan serenidad, su corazón despierto irradia una exquisita ecuanimidad… Él sabe que cada voz, cada consejero, tiene su propia razón, su propia destreza, su propio motivo existencial, sabe perfectamente que, en realidad, todos se complementan, y juntos conspiran por el bien del Reino y la prosperidad general.

Desde ese centro de silencio escuchas “las voces a favor y las voces en contra”, las “ventajas e inconvenientes” que surgen de cada posibilidad. Permites que la mente examine, que explore…

Escuchas las voces más prácticas y las más poéticas, las más concretas y las más soñadoras, las más arriesgadas y las más conservadoras, las más convencionales y las más innovadoras...

Escuchas agradecidamente. Escuchas sin elegir, como un testigo silencioso, sin tomar partido, sin ligarte a nadie…

E igualmente sientes las emociones asociadas a cada intervención mental, sin juzgar, sin inclinarte, sin dejarte arrastrar.

 

Y, por último, cuando toda voz mental se ha expresado, escuchas al corazón, te silencias, te enfocas en él, y te ofreces abiertamente…

Te abres a esa señal que te permita reconocer la “necesidad del instante”.

Tal vez la respuesta sea inmediata o tal vez no lo sea…

Tal vez llegue en forma de imagen, o de una palabra profunda, o de una frase inspirada…

O a través de un presentimiento, de una impresión o de una corazonada…

Por medio de una sincronía, de la intuición, o de un relámpago de comprensión…

Sí, la voz del corazón, la intuición, aparece como un relámpago, como una luz deslumbrante que irrumpe de la nada. La intuición no surge de la narración, ni conlleva argumentos o justificaciones, eso fue antes y vendrá después, y eso es la mente.

 De modo que cuando surja el relámpago, cuando todo tu ser vibre en esa certeza revelada, afiánzate en ello, coloca esta respuesta en un lugar de la consciencia donde nada pueda tocarlo ni afectarlo…

 

Ten por seguro que cuando el corazón hable, y decida, muchas voces de la mente rápidamente se le echarán encima, el ágora se agitará, con voces a favor y voces en contra, algunas protestarán histéricas, otras extenderán sobre tu corazón las redes de la incertidumbre y de la duda…

Cuando esto suceda, no te olvides de seguir mirando tiernamente… “Tenéis razón, todas tenéis vuestra propia razón, pero el corazón ha hablado…” Y así tantas veces como haga falta… Paciencia, paciencia y ternura…

 

Por lo demás, el corazón también puede considerar alguna propuesta del ágora mental y decidir utilizarla, valerse de su energía específica para una situación determinada.

Cuando el corazón decide, honramos la decisión, y también las opciones descartadas.

Ninguna opción es desvalorizada, todas las voces del cuerpo o de la mente son reconocidas y apreciadas.

Recordamos que la naturaleza del corazón es la Bondad, y recordamos que todo lo que nos sucede es una oportunidad para irradiarla. 

 

 

Tips  para seguir “señales en la encrucijada”:

  • Ante cualquier decisión, observar qué te da fuerza y qué te la quita. Sentirlo profundamente.
  • Escuchar al cuerpo.
  • Escuchar las voces de la mente; sentir las emociones asociadas
  • El silencio. Escuchar la voz del corazón.
  • Cuando el corazón decide, paciencia y ternura con la avalancha de la mente.
  •  Confianza plena en la sabiduría cardiaca.

Aprender a seguir “la necesidad del instante” es el proceso de “abrir el corazón”. Con la práctica, la voz del corazón será reconocida de forma natural e inmediata. Sin embargo, más que la decisión, lo más relevante será este proceso de apertura cardiaca.

Esta apertura nos permitirá relacionarnos con todas nuestras dimensiones interiores con plena presencia y exquisita amabilidad, a partir de ese momento todo lo que nos llegue será una oportunidad.

Una oportunidad para el Amor, para la Comunión Interior, para la Libertad.

A. Consuegra

 

Esta Apertura del Corazón, esta música de fondo de la Conciencia Plena, permite asistir a todo el espectáculo polipsíquico desde el Amor y la Sabiduría que eres. Todo es reconocido según aparece, cada voz, cada tendencia es apreciada y agradecida con espontaneidad, cada energía del cuerpo-mente fluye en su propio espacio y recupera su propio lugar…

Todo es tu amigo… El miedo también es tu amigo, sólo trata de protegerte y preservarte… Todos esos personajes y energías de las que recelabas, que incluso rechazabas, caben en ti… Todo cabe en ti…

Termina la contradicción, todo coexiste… El Corazón es la espaciosidad infinita e inabarcable… Todo tiene su lugar, todo tiene su propio instante…

Los personajes proponen, la energía se expresa…

Ofreces espacio y escuchas amablemente… Todos tienen su razón de ser, su propio motivo divino… Los personajes proponen, ya no imponen… Has recuperado el poder que les cediste, y la comprensión de “para qué” se lo cediste…

El Espíritu del Manantial