El Tonglen es un conjunto de prácticas de compasión que heredamos del Budismo Tibetano. En la tradición se ha utilizado para aliviar, para aceptar, para curar el sufrimiento, tanto psíquico como físico.
Tonglen significa “dar y tomar” o “enviar y recibir”, en su lengua original. En sus muchas variantes contempla al corazón como epicentro de su práctica.
Es muy sencilla, muy directa: los miedos (antes se denominaban “demonios”) son asumidos y procesados en un circuito cardiaco.
Cuando aparece un miedo, un “demonio” en nuestro espacio interior, el “demonio” del odio, la ira, rabia, la agresividad, la ambición, la codicia, la duda, la envidia, los celos, la vergüenza, etc., lo que sea que nos duela, afecte o nos contraiga, lo reconocemos y lo acogemos en nuestro corazón, cerramos los ojos para estar presentes en ello, para verlo verdaderamente…
Una vez lo reconocemos, colocamos a esa “entidad” delante de nosotros, sentimos su presencia a una distancia adecuada, y la observamos (tal vez aparezca con una apariencia determinada, una forma, un color, un olor, un símbolo, etc.). La dejamos allí por un momento, y nos ocupamos de enfocarnos en el corazón.
Comenzamos a respirar profundamente, dando un masaje en la zona del corazón, abriendo su campo de radiación.
Cuando nos sentimos preparados, en cada inhalación tomamos a esa entidad suavemente y la introducimos en el corazón, en cada exhalación la devolvemos procesada, transformada.
Respiramos el miedo en el corazón. Cada respiración aviva el fuego interno del corazón, activa el proceso de transmutación.
El circuito dura lo que sea necesario, hasta que el “demonio” sea transformado por la energía del Amor.
Con la práctica, esto de sacar el miedo fuera de nosotros, no será necesario, y el proceso se realizará en nosotros, sin separación; pasaremos de estar con ello a ser en ello, y entonces sólo quedará la respiración en el corazón.
El colocar al “demonio” “fuera de nosotros”, inicialmente, ayuda a objetivarlo, a ir logrando la desidentificación, poder observarlo con distancia . Esto puede facilitar el trabajo en una fase inicial, o cuando los “demonios” surgen con fuerza, cargados de alta energía, “demonios” ardientes o dragones, como refieren algunas tradiciones.