Sentir con el corazón

                ABRE LA PUERTA...

 

  La intuición no se piensa, se escucha; pensar es buscar y escuchar es encontrar;

el que busca no suele encontrar.

 

  El proceso pasa por relajarse y dejarse llevar; cualquier cosa que se te ocurra en el instante que te haces la pregunta, por absurda que parezca, te da la clave para encontrar la respuesta.

 

  Hemos confundido el sentir con el sufrir y es importante distinguir entre estas dos experiencias: sufrir es la resistencia a sentir. Si uno siente amor y la mente le dice que no lo puede sentir, aparece el sufrimiento.

  Sentir es la emoción que nos inunda a través de cómo percibimos nuestra vida y nuestras relaciones. La mente intenta impedir o frenar este sentir porque tiene miedo. Es como intentar cerrar la puerta de las emociones para no dejarlas entrar.   El sufrimiento es el choque entre la mente y el corazón, la mente cerrando la puerta, el corazón empujando para entrar. El sufrimiento nos consume, corroe y destruye; es un sufrimiento inútil porque el corazón siempre acaba arrancando la puerta. El sufrimiento es el esfuerzo que hacemos por evitar lo inevitable: sentir y amar.

 

La vida nos habla en susurros;

si no podemos escuchar, nos habla más alto;

si aún no podemos o sabemos entender o no queremos escuchar,

nos sigue hablando más y más alto hasta que nos da un grito.

Ese grito es el dolor, la enfermedad o el accidente.

 

  Si queremos evitar el sufrimiento hay que abrir la puerta, no cerrarla; si abrimos la puerta nos permitimos sentir. Cuanto más abiertos estamos, más suavemente pasan las cosas, las sentimos sin sufrimiento. Si sentimos con tanta intensidad es porque amamos con esa misma intensidad.

  El amor no se puede parar, frenar o detener porque el corazón no entiende de límites.  

                                                                     Eric Rolf  -Contando con tu Alma-

 

 

 

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