¿Qué sabes sobre la respiración?

 

 Desde la primera respiración al nacer hasta el último aliento que sale de nuestro cuerpo al morir, respirar es algo que el cuerpo sabe cómo hacer para asegurar nuestra supervivencia básica.

  Esta respiración automática te permite sobrevivir, pero cuando se bloquea o limita a través del  hábito, esa respiración que en un tiempo realizabas tan cómoda,  se vuelve automáticamente restringida y distorsionada. Esta respiración alterada de modo inconsciente, te permite sobrevivir pero no te deja desarrollarte, por ello es necesario información.


  La respiración afecta a los sistemas respiratorio, cardíaco, vascular, neurológico, gastrointestinal, muscular y psíquico, y también tiene un efecto general sobre el sueño, la memoria, el nivel de energía y la concentración.


  Todo lo que hacemos, el ritmo que mantenemos, los sentimientos que experimentamos y las elecciones que realizamos, están influidos por la respiración.


   Cuando nos enfrentamos con niveles de estrés psicológico, físico y biológico, nos sentimos agotados, sentimos tensión y ansiedad que acompañan este estado de sobrecarga; buscamos soluciones en teorías y estrategias complicadas, pero es raro que nos detengamos a analizar conceptos mas sencillos y fundamentales.


   El proceso de la respiración, está en el centro de toda acción y reacción que realizamos o recibimos, y por consiguiente, al volver a él, vamos al núcleo de la respuesta de estrés. Mediante la mejora de la calidad de nuestra respiración podemos sentir su impacto positivo en todos los aspectos de nuestro ser.


   En la actualidad, los estudios médicos y científicos demuestran una y otra vez lo que las tradiciones orientales han sabido durante siglos: cuando respiramos bien, creamos las condiciones óptimas para la salud y el bienestar, y cuando no lo hacemos así, sentamos las bases para afecciones como la tensión sanguínea alta, insuficiencia cardiaca, ansiedad, estrés, etc.

 

   Si observamos un bebé, respira con todo el cuerpo, con cada célula; todos sus huesos, músculos órganos se mueven con cada respiración.

   Cuando niños respirábamos con el vientre blando  y relajado, y gracias a esto, teníamos un suministro de energía abundante.

   Luego de adultos, aprendimos pautas respiratorias deficientes y buscamos modos de despertar es vitalidad, inclinándonos a estimulantes artificiales como la cafeína, el azúcar, la nicotina, el alcohol, o vitaminas y hierbas, luego la agitación que resulta de estimulantes artificiales, nos lleva a recurrir a tranquilizantes y pastillas para dormir, y entramos en un círculo vicioso de altibajos; o bien, buscamos satisfacciones como la obsesión al trabajo, al sexo, a posesiones materiales, para estimularnos de manera momentánea. Sospechamos que podríamos sentirnos mejor, con más energía, más serenos, y que en nuestra vida falta algo, no muy definido.


 Curiosamente, la respuesta para recuperar esta vitalidad dinámica está dentro de nosotros: la respiración.

 

   La respiración es el recurso de mas fácil acceso que tenemos para generar y mantener la energía vital.

   Respirar es una de cosas más simples del mundo, pero por ello, no es tan fácil.

   La mayoría de las personas, no sabe que respira mal, y menos aún las consecuencias de restringir este proceso vital fundamental.

 

   Se ha descubierto que la terapia respiratoria, a veces combinada con prácticas curativas como el biofeedback o el yoga, alivia (y en ocasiones cura) las migrañas, los estados de dolor crónico, la hipertensión, la epilepsia, el asma, los ataques de pánico, dolencias cardíacas.


   Las técnicas respiratorias también se utilizan para ayudar a entrar en un estado de relajación, estados meditativos a quienes padecen enfermedades terminales, para aliviar la tensión, la ansiedad y el dolor.

   Cuando respiramos de manera relajada, pasamos de un estado metabólico destructivo, a uno constructivo. Este cambio de funcionar en un estilo de estrés crónico a otro de alerta relajado, puede afectar a la síntesis de proteínas, grasas y carbohidratos, aumentar la producción de células por la activación del sistema inmune, y favorecer la regeneración ósea y el crecimiento, además de mejorar los procesos celular, hormonal y psicológico.

   Experimentamos las  ventajas de estos cambios químicos, celulares y neurológicos con un nivel mas subjetivo en el modo en el que sentimos y pensamos.


   Las personas que practican la respiración abierta a través de las artes curativas como el Tai Chi, el Yoga, o la Meditación consciente, son recompensadas con una mejora en la salud, y parecen tener una relación diferente con los elementos estresantes de la vida. Son capaces de permanecer serenas y centradas en medio del caos aparente.

   Cuando la mente llega a estar más despejada y las emociones se vuelven mas equilibradas a través de la respiración serena y regular, aumenta la salud, bienestar y la sensación de paz interior.

 

   La respiración sube y baja constantemente, ENTRA Y SALE DEL CUERPO. Cuando es plena, se producen una serie de movimientos poderosos y sutiles a la vez, que masajean nuestros órganos internos, hacen vibrar a nuestras articulaciones y tonifican y aflojan alternadamente los músculos.

  Una de las formas más fáciles para percibir ese flujo de la respiración, es aprendiendo a reconocer los movimientos básicos del cuerpo durante la respiración.


  Cuando las dificultades de la vida parecen inmanejables, o cuando las cosas no salen tan bien como se pensaba, podemos tratar de interrumpir el curso natural de los acontecimientos restringiendo inconscientemente esos movimientos, es como intentar poner la vida bajo nuestro control.

 

               Exploración: ¿donde siento mi respiración, cómo es?

 

   Son las células quienes desean la respiración. Cuando el aire entra en nuestro cuerpo, pasa por una serie de tubos y órganos hasta llegar a las células. Las células necesitan energía y la consiguen a través de los nutrientes que ingerimos y por medio del suministro constante de oxígeno.

  El oxígeno es llevado  por la hemoglobina de la sangre a los capilares diminutos y de allí a los tejidos, se intercambia por dióxido de carbono. Esta sangre desoxigenada (color azulino) vuelve a fluir a través de las venas, recorriendo vasos sanguíneos cada vez mas grandes, hasta llegar al corazón, donde una vez más es bombeada hacia los pulmones para recibir oxígeno fresco. Pulmones y corazón trabajan  en sincronía para que el oxígeno circule por el cuerpo, pero son los músculos respiratorios los que realmente hacen que el aire entre en el cuerpo.

 

Músculos primarios:

- El principal es el diafragma (70% del esfuerzo)

- Los intercostales

- Los abdominales

 

Músculos secundarios:

- Escalenos

- Pectoral

- Esternocleidomastoideo

- Trapecio superior

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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