El Poder Curativo del Perdón

 

  Para hablar de perdonar, primero habremos hecho un juicio sobre la persona, la habremos juzgado según nuestra propia interpretación de ese momento, de lo contrario, no necesitaríamos perdonar, porque no nos sentiríamos heridos, ofendidos, dañados…...

  Cuando comprendemos que cada persona actúa como puede, según sus propios condicionamientos, su manera de ver la vida, según sus heridas no resueltas, en definitiva, según su estado evolutivo o de consciencia, al igual que nosotros, entonces, no necesitamos perdonar nada…

 

  Pero cuando ya hemos emitido un juicio, cuando ya nos hemos sentido ofendidos, heridos, maltratados, etc., porque estamos funcionando en el nivel del ego (es el ego el que se siente ofendido, el que tiene miedo, el siente ira, dolor, etc.,), en el nivel superficial, confundiendo lo que somos con lo que creemos ser (una persona vulnerable susceptible de ser ofendida), y la persona que no coincide con nuestra manera de ver las cosas, se convierte en nuestro “enemigo”…entonces, al sentirnos dolidos, ofendidos, necesitamos perdonar, para liberarnos de esa energía densa que supone el rencor, la impotencia, la culpa, el dolor, el temor, la baja autoestima, etc.

                           Perdonar, nos resulta entonces liberador.

 

  Cuando juzgamos, imponemos nuestra manera de pensar personal, percibiendo las situaciones, como “buenas” o como “malas”, como que van a nuestro favor o en nuestra contra, en vez de verlas como lo que simplemente son: neutras. Recordemos que es la interpretación que hacemos de las situaciones y de las   personas, las que tiñen la realidad, y esta interpretación es subjetiva (cada cual da su interpretación, un mismo hecho puede ser visto de una manera diferente por dos o más personas), esta interpretación viene cargada de contenidos emocionales, teñida por experiencias anteriores.

 

  Todo se puede entender y perdonar. Cuando juzgo, me aparto de la comprensión, de la compasión y del proceso natural de aprender a amar.

 

  Cuando juzgamos a otras personas, mostramos nuestra falta de autoaceptación, es como juzgar a una parte nuestra que no reconocemos porque no nos gusta, en psicología se llama “efecto espejo”: el mundo físico, es el espejo de una inteligencia más profunda, esta inteligencia es la organizadora invisible de todo lo que llamamos “materia”(energías condensadas), y de las energías; como una parte de esa inteligencia reside en ti, participas del poder organizador del cosmos, estás inseparablemente vinculado con todo; cada pensamiento, crea una impresión en el campo total de la inteligencia, y cada ser con el que te cruzas, es como un espejo, que refleja aspectos tuyos, tanto “cualidades”, como “defectos” (ver en entradas anteriores el efecto espejo).

 

  Cuando perdonamos a una persona, aumenta el amor por nosotros mismos, por los demás, nos tornamos más comprensivos y compasivos, nos sentimos más libres y más íntegros.

  Al perdonar, estamos aceptando que la otra persona y las circunstancias, son como son, sin expectativas, sin juzgarlas y sin pretender cambiarlas., aunque no coincidamos con su punto de vista.

 

  Numerosos estudios científicos demuestras que las víctimas que han perdonado a sus agresores, muestran una mejoría física y psicológica mayor que aquellas personas que no lo han hecho. Y es que la persona ” víctima” carga en su interior con sentimientos negativos hacia su agresor, como el odio, la rabia, la venganza, el despecho, la impotencia, que la mantienen en un estado de sufrimiento que termina afectando su salud, al no resolver el problema internamente. Es como si llevara una parte del agresor dentro de ella misma.

 

  Algunos creen que perdonar es un acto de cobardes, que tiene una carga religiosa, que se trata de un esfuerzo en el que se reconoce que la otra persona tiene razón, y donde parece que debemos sonreír forzadamente, como si no pasara nada, poniendo la otra mejilla…

 

  En realidad, el perdón no tiene nada que ver con todas estas creencias, sino que se trata de liberarnos de una atadura emocional del pasado, disolver todos los sentimientos como rabia, indignación, deseos de venganza, etc., que a veces es sutil o inconsciente, pero que perjudica más a la apersona que se siente ofendida que a su ofensor.

 

  Perdonar no significa que debemos justificar la conducta incorrecta de la otra persona, ni negar nuestros propios puntos de vista, ni tampoco tener la obligación de volver a relacionarse con el ofensor o transmitirle que se le ha perdonado.

 

  El perdonar no borra el mal hecho, ni quita la responsabilidad del  ofensor por el daño que hizo, pero nos libera del sufrimiento para poder continuar la vida.

  No significa que el otro “tiene razón” y uno es el que se equivoca, sino más bien, se trata de otra manera de ver el mundo, en definitiva elegir entre tener paz o tener la razón.

  Tampoco se trata de perdonar para buscar la aprobación del afuera, seguir cumpliendo el “papel de bueno”, por el miedo al rechazo, más bien se trata de un acto realizado por comprensión y consciencia.

 

  Perdonar es un acto elevado que se realiza voluntariamente. Para poder desconectar emocionalmente del “daño recibido” y del resentimiento, rabia, indignación, etc. Se requiere ubicarse en un plano de consciencia superior, el plano del observador neutro, donde se puede tomar distancia y suspender el juicio, para poder elaborar un proceso de comprensión que la otra persona actúo según su programa mental-emocional, y que al igual que uno mismo, ha hecho las cosas como ha sabido y podido; se trata de mirar el acontecimiento sin identificarse, como un testigo imparcial, lo cual no es tan fácil, porque a veces, la mente, el ego, prefiere tener la razón en vez de buscar la paz.

  El verdadero perdón, es un acto sincero, profundo, no busca el perfeccionismo, ni el papel de bueno, ni una actitud de superioridad por el hecho de perdonar.

 

  Es mas bien trascender el plano de la mente, psicológico, donde actuamos como personajes, según las circunstancias (a veces como temerosos, otras como ofendidos, como víctimas de las circunstancias, a veces como héroes, otras protectores, etc.), ese plano de dualidades, donde buscamos constantemente el placer, huyendo del dolor, buscando el amor, huyendo del miedo.

 

  Perdonar es también cambiar nuestra manera de interpretar el mundo. Guardamos resentimientos a veces inconscientes, porque no nos hemos mirado, guardamos resentimientos hacia seres queridos (nuestros padres, hermanos, parejas, hijos, amigos, jefes, etc.) porque no responden a nuestras expectativas, a la idea que nos formamos de cómo deberían funcionar o actuar para con nosotros, etc. El perdonarlos, desarrollando la compasión al ver al otro en sus necesidades más profundas, nos libera.

 

   Pero el perdón que resume todos los demás, es el perdón a uno mismo, que significa aprender a amarse y a aceptarse como uno es, pase lo que pase. Esclarecer nuestra mente y comprender que hacemos lo que podemos de acuerdo a nuestro estado de desarrollo o maduración, como los demás.


  Si soy capaz de amarme y perdonarme a mi mismo, lo seré también de perdonar y amar a los otros, porque en el fondo, todos somos uno…

 

   No olvidemos, que cuando sostenemos un rencor crónico, el cerebro fabrica péptidos, sustancias químicas para ese estado emocional, que recorren todo el cuerpo, inundando los receptores de las células, dañando la salud, deprimiendo el sistema inmune, y haciéndonos adictos al estado emocional. 


  Para poder elegir el perdonar, deberemos primero trabajar con las emociones que se despertaron ante el acontecimiento, la rabia, vergüenza, el dolor..luego elegir el acto de perdonar, que a veces se torna "heroico", y  buscar una manera diferente de pensar sobre la persona que nos ha herido, por comprensión y para nuestro bienestar psíquico y físico. Al perdonar nos liberamos del pasado y podemos instalarnos mas fácilmente en el presente, soltando el dolor.      

 

El quejarnos de nosotros mismos, de los demás, de la vida, nos llenan de amargura, nos intoxican. Podemos hacer uso del poder del amor y del perdón, de la aceptación y la compasión, para trasmutar esos estados y estar en paz y armonía.

                                                                                                              Namaste

 


 

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Comentarios: 6
  • #1

    josé sandoval (domingo, 06 marzo 2011 02:11)

    me facino la lectura

  • #2

    Juani (domingo, 06 marzo 2011 10:04)

    Gracias José por tu comentario, y por visitarme en el blog.
    Un abrazo
    Juani

  • #3

    Leonel (jueves, 25 octubre 2012 00:20)

    Qué hermoso, qué revelador de un aspecto tan vital en nuestra vida. Gracias por ese aporte.

  • #4

    Juani (jueves, 25 octubre 2012 10:10)

    Gracias a ti por tu participación! NAMASTE
    Juani

  • #5

    Beatriz (jueves, 28 febrero 2013 20:36)

    Una lectura sencilla pero a la vez profunda, llena de amor y sabiduría.
    Bendiciones y mil gracias!!!!

  • #6

    Juani (jueves, 28 febrero 2013 21:15)

    Gracias a ti Beatriz!!! que tengas una vida plena!
    NAMASTE