El dolor como parte de la vida


Hay creencias que restringen y creencias que expanden, creencias que nos tornan impotentes y creencias que nos dan el poder de cambiar nuestra vida. Hay creencias que construyen salud y hay otras que la destruyen, entre estas últimas se encuentra una muy arraigada en la mayoría de las personas: la creencia de que el dolor debería desaparecer de nuestra vida. Nos negamos, nos resistimos y al resistirnos, sufrimos más. Pero el dolor y las pérdidas son parte esencial de la vida.

Quien puede experimentar la tristeza con dignidad, sin pelear contra ella (“esto no puede estar pasando”), sin negarla (“aquí no ha pasado nada”, “no tengo que llorar”), sin agregarle sufrimiento (“¿por qué?, ¿qué hice para merecer esto?, ¿en qué me equivoqué?”), se dobla pero no se quiebra.

 

Cuando nos abrimos al dolor con toda nuestra humanidad y nos rendimos ante él, el mismo dolor nos sana, nos eleva al punto de trascenderla, siendo transformados por él. El dolor se convierte así en nuestro gran maestro.

En el dolor no hay mente, es dolor. Se caen las máscaras y las corazas, somos dejados solos en el misterio de ser. Estamos frente a frente con la realidad.

 

Para estar dispuestos a explotar la realidad tenemos que estar preparados para cometer muchos errores, debemos ser capaces de arriesgarnos, podemos perdernos, pero es así como llegamos a un nuevo destino, perdiéndonos muchas veces, aprendemos como nos extraviamos, cometiendo muchos errores, llegamos a saber lo que es un error, nos acercamos más y más a lo que es la realidad.

 

Se trata de una exploración individual, no puedes partir de las conclusiones de los demás, la realidad es una experiencia, no una creencia.

Nunca se encuentra la realidad estudiándola: la realidad hay que confrontarla, hay que encararla.

 

Así también hay que encarar el dolor. Para sanar el dolor, debemos hundirnos en lo profundo, en la oscuridad de las raíces, donde surge la vida. Nos resistimos a ir hacia abajo, elegimos quedarnos en la superficie, buscar soluciones con la mente caótica, que prefiere podar las ramas marchitas o enfermas y hacerlas desaparecer. “si no se ve, no existe”, creemos ingenuamente. Pero el dolor no se puede ocultar.

 

Experimentar la tristeza con integridad es un acto de máxima fortaleza. Quien se oculta detrás de la máscara queriendo mostrar que “aquí no pasa nada”, quien se cree o pretende ser invulnerable, cuando se quiebra le será muy difícil recuperar su integridad.

 

En cambio, al abrirnos a la sensación de pérdida y experimentar la emocional natural de la tristeza, nos tornamos vulnerables y desde ese sentir aceptamos lo que es, renunciando a su permanencia. Así la energía psíquica resultante, se dirige hacia la toma de decisiones que nos harán modificar el curso de lo vivido.

Lo que no es aceptado, no puede ser cambiado. Esto muestra claramente un principio básico de la acción correcta: jamás podre cambiar o modificar algo si no lo acepto primero.

 

Recordemos que cuando elegimos cerrar el corazón al dolor, recurriendo a mecanismos de evitación, también lo cerramos frente a la alegría y el gozo.

Si aprendemos a abrir el corazón al dolor, el proceso es tan extraordinario como milagroso, y no se trata de creerlo, sino de experimentarlo.

 

Las heridas que nos hacen sufrir, no están destinadas a destruirnos, si las asumimos e integramos, contribuyen a nuestro crecimiento y nos tornan capaces de transmitir a los demás la riqueza de nuestra humanidad.

Un conocimiento profundo de nuestro propio dolor permite convertir la debilidad en fuerza, para ofrecer la propia experiencia como fuente de sanación a otros que también están sufriendo. Entonces ya no hay espacio para lamentarse, la queja o la auto-conmiseración.

 

La posibilidad de acoger, acompañar y hermanarnos hace que todo cobre sentido, incluso el dolor. Este, como experiencia de la desnudez y fragilidad humana, se torna promesa de un bien mayor.

Es un estado de conciencia superior, es el reino del servicio. Para alcanzarlo, es imperativo aceptar y atender las propias heridas, de modo de adquirir la libertad que nos permite acercarnos a las heridas de los demás sin sentirnos amenazados. Desde este espacio nos transformamos en sanadores heridos, verdaderos seres humanos que aprendieron a hacer de sus límites y sufrimientos una fuente de sanación para los demás.

 

“Solo el doctor herido puede curar.” Jung.

 

Para salir de la zona de sufrimiento:

 

1- Reconocer que no somos los únicos que sufrimos. Lo logramos cuando dejamos de mirarnos el ombligo y podemos expandir el foco de lo que somos capaces de ver.

 

2- Darnos cuenta y reconocer que hay otros seres humanos que sufren más que nosotros.

 

3- Pasar a la acción, hacer algo para mitigar el sufrimiento de los demás.

 

El servicio actualiza el potencial de la conciencia humana que todos compartimos, es el portal de entrada al universo del alma. Tiene en si la capacidad de transformar el amor al poder en el poder del amor, otorgándonos una mirada nueva y más compasiva de nosotros mismos y del mundo en el que vivimos.

Permite trascender el imperio de la mente, para presenciar la transmutación del sufrimiento hacia la compasión y el amor incondicional.

 

La sanación sigue a la conciencia. Donde hay conciencia profunda, hay compasión.

 

Este es el territorio del milagro, sentirnos uno con el otro, identificarnos con una visión más amplia de nuestra existencia humana para liberarnos del limitado concepto de nosotros mismos.

 

El servicio se convierte en el camino más seguro para sanarnos y construir un mundo más justo y verdaderamente humano.

 

Descalzo y en amor camina siempre hacia adelante, sin mirar hacia atrás.

En el templo de la vida sostenido por los pilares del Sí y del No,

 entre la luz y la oscuridad, con coraje para enfrentar lo que hay que enfrentar,

 con disciplina para aprender lo que es necesario aprender

 y con humildad para equivocarse.

S. M. Marusso

El arte de la escucha en el yoga.

 

Como es lógico, para poder funcionar con normalidad hemos de mantener una cierta cantidad de tensión en el cuerpo, pues de lo contrario colapsaríamos. Esta es la tensión fisiológica que forma parte del funcionamiento normal de los músculos.

El problema surge cuando la tensión se vuelve psicológica y está basada en el miedo, la resistencia y el hábito.

 

En muchas ocasiones las distintas capas de tensión del cuerpo son crónicas y están profundamente arraigadas. Pueden haber estado acumulándose durante muchos años, Por lo tanto, no se van a disolver de la noche a la mañana. Nos hace falta tiempo y dedicación en el yoga.

 

Al principio es probable que la nueva sensación que tengamos del cuerpo sea intermitente y que los viejos patrones sigan manifestándose.

Hemos de estar alertas para percatarnos de esto y mantener nuestro nuevo sentido de amplitud a lo largo de todas las actividades cotidianas.

No obstante, las células de nuestro organismo, poseen una memoria orgánica, por lo que una vez que hemos descubierto nuestro cuerpo original, esta nueva sensación nos invita a habitar en ella y se va volviendo cada vez más permanente.

En última instancia, debemos comprender la naturaleza de esta resistencia, como la crea el “yo” imaginario.

 

Podemos aprender a relajar el cuerpo y la mente, pero la relajación última solo puede darse cuando somos conscientes de nuestra verdadera naturaleza.

Mientras sigamos identificándonos con el hacedor o el pensador, la inquietud y el desasosiego seguirán estando presentes.

 

El soltar es un proceso

Aunque haya una parte de nosotros que realmente quiera soltar y desprenderse de todo, es muy posible que también haya otra que sienta un profundo miedo ante la perspectiva de liberarse de las tensiones y los patrones que durante años y años han colonizado nuestro cuerpo –mente.

Así que no debería sorprendernos demasiado que cuando empecemos a liberar ciertas tensiones superficiales surja una cierta sensación de desorientación, confusión o desconcierto.

Esto sucede porque todas esas tensiones y resistencias crónicas de nuestro cuerpo se han ido acumulando para defender nuestra personalidad/ego, para proteger la imagen de quien creemos que somos, y en consecuencia, cuando empezamos a liberarlas surge también el miedo a perder dicha identidad, la sensación de estar indefensos.

 

Es un miedo a lo desconocido, porque ¿Quién sería yo sin esta gravedad, sin este peso, sin esta densidad, sin esta armadura y todos los muros que he construido a mi alrededor?

 

Cuanto más comprendamos que este miedo está basado en una ilusión, que la autoimagen (el ego) no tiene más realidad que la de un fantasma, más capaces seremos de abandonar sin esfuerzo aquello que no somos.

Pero no hay nadie que suelte, sino que se trata de un proceso que se da por sí mismo.

En cambio, si intentamos deshacernos intencionadamente de la agitación, el hecho de estar implicados personalmente en la tarea, no hará más que reforzar la resistencia original.

 

El proceso únicamente puede desplegarse por medio de la aceptación de lo que es, de una actitud de total bienvenida a todo lo que surja.

Cuando nos sentimos abrumados o sobrepasados por una situación, o cuando estamos atravesando alguna crisis, no hay mucho que podamos hacer al respecto; solo después, una vez que ha pasado, nos es posible tener cierta perspectiva sobre lo ocurrido.

 

Sin embargo, cuando nos volvemos más íntimos con nosotros mismos y objetivamos la reacción, cuando la sentimos en el cuerpo en el mismo momento en que se desencadena, nos estamos dando más espacio para ver con claridad.

Damos un paso atrás, nos alejamos, ya no estamos perdidos en la reacción.

 

Más adelante, somos capaces incluso de percatarnos de que va a aparecer una reacción emocional incluso antes de que surja, por lo que en realidad nunca llega a emerger.

En este proceso de desprendimiento es muy posible que aparezcan sentimientos y emociones de alegría y liberación, pero al principio también puede ocurrir justo lo contrario, pues aún pueden quedar (profundamente enterrados en la estructura del cuerpo y en nuestros hábitos respiratorios) residuos de ira, de enojo, de celos, o de traumas que se remontan a la infancia.

Estos factores psicológicos pueden manifestarse en el cuerpo como diversos tipos de enfermedades y dolencias.

 

Cuando empezamos a liberar la energía estancada es posible que las emociones que originalmente estaban asociadas con esa contracción emerjan a la superficie.

 

En consecuencia pueden brotar sentimientos de ira, tristeza, podemos romper a llorar, etc.

Es importante que dejemos que aquello que necesita aflorar a la superficie, lo haga; no suprimir los sentimientos, sino darles el espacio que requieren para que el cuerpo se libere.

No es necesario analizar o ahondar en cual podría ser el origen de estos sentimientos, basta con que dejemos que la sensación se despliegue como haya de hacerlo y nos diga lo que tenga que  decirnos.

De lo contrario, caemos otra vez en el mundo conceptual e interferimos con este proceso de limpieza.

 

¿Puedo limitarme a ser el testigo neutral y no involucrado de este proceso de liberación?

 

El cuerpo posee su propia memoria orgánica en lo concerniente a la salud y la armonía, y cuando se lo permitimos se libera de todos los residuos.

Respecto a cuánto tiempo ha de durar este proceso, no hay ninguna regla establecida. Depende de lo voluminoso que sea el bagaje con el que carguemos y de lo profundo que sea nuestro compromiso a la hora de abordar esta autoexploración.

Cuando las contracciones neuromusculares empiezan a relajarse, es posible que se produzcan en el cuerpo una serie de sacudidas, o algo que percibimos como trafagas de impulsos eléctricos. Sin embargo, es algo frecuente de lo que no hay que preocuparse.

Este proceso también puede volverse más complicado y adoptar formas muy diversas, como por ejemplo pequeños movimientos espontáneos de la cabeza de un lado a otro, un vaivén o balanceo corporal y otros movimientos espontáneos del cuerpo.

No obstante, esto sucede solo cuando lo permitimos, de modo que podemos detenerlo en cualquier momento.

 

Se trata de un proceso en el que las tensiones corporales se están relajando y liberando restricciones.

Con el tiempo, la liberación de las tensiones más conspicuas y prominentes propicia que otras energías más sutiles puedan comenzar a fluir por el organismo.

Aunque a nivel externo no se manifiesten como movimientos, estas energías pueden llegar a ser intensas. Es importante permitir que fluyan, pues conllevan una limpieza profunda de toda la estructura psicosomática.

Es posible que estas energías se experimenten de un modo más intenso en ciertos centros de energía (llamados chakras), bajo la forma de una energía que fluye hacia arriba desde la base de la columna o como una fuerza de presión en la cabeza.

Pueden presentarse en oleadas o ir acumulándose poco a poco, como si de una presa se tratase, hasta acabar desbordándose y fluir por completo.

 

Estos intensos flujos de energía también pueden experimentarse en todo el cuerpo, no solo a lo largo de los canales centrales de energía. En ocasiones van acompañados por la visión de luces.

Por lo general, estas descargas energéticas no resultan desagradables y son fáciles de sobrellevar, el cuerpo, haciendo uso de su sabiduría innata, tan solo producirá aquello con lo que nos sintamos cómodos. Pero no debemos entregarnos a lo que pueden llegar a ser sensaciones sumamente agradables y placenteras, pues estas sensaciones, como cualquier otra cosa no son más que objetos. No te pierdas en ellas. De lo contrario se convertirán en una distracción, en meras golosinas para el ego.

 

Recuerda que tú eres el testigo.

 

Esas sensaciones no son lo principal, solo son el subproducto  que aparece  a medida que vamos recuperando la armonía de nuestro ser.

 

Las técnicas para abrir los chakras por medio de la voluntad, son completamente artificiales, Solo entendiendo esto,  puede darse una apertura natural de estos centros energéticos.

 

Ten cuidado con las promesas, placeres y los poderes alcanzados o anticipados, pues todo eso te seduce y te aleja de la Verdad.

Shri Atmananda (Krishna Menon)

 

 

La importancia de cerrar los ciclos

 

Nuestro cerebro tiene tendencia a "rellenar los huecos" e imagina  los detalles que le faltan a una figura para poder completarla o cerrarla. Una vez completa la figura, eliminamos los detalles innecesarios y establecemos un patrón que nos será útil para el  futuro.

Esta tendencia a cerrar, a completar con la imaginación las formas percibidas buscando la mejor organización posible, se debe a que las formas abiertas o inconclusas provocan incomodidad, mientras que las formas cerradas y acabadas son más estables visualmente.

 

Esto mismo sucede no solo con figuras, sino también cuando comenzamos a escuchar una canción conocida y tendemos a completar mentalmente las letras o sonidos que faltan, también cuando alguien está hablando y corta la frase, o en los refranes que quedan interrumpidos y tendemos a completarlos… ej. “más vale pájaro en mano….” (tenderíamos a pensar o decir “que cien volando” para completar la frase).

 

 

Esto también aplica a las situaciones afectivas que no hemos concluido… (como se dice en la ley de cierre de la  Gestalt) nuestra mente necesita cerrar lo inconcluso, da igual que haya pasado mucho tiempo, lo inconcluso intranquiliza a la mente, ej. disculpas que en su momento no dimos, conversaciones con carga emocional que no terminamos, el no haber elaborado un duelo (no solo por muerte, sino pérdidas importantes para nosotros…), cosas que hemos comenzado y no terminamos… cursos/formaciones que comenzamos y abandonamos, parejas con quienes rompimos, relaciones interrumpidas por alguna diferencia y que nunca abordamos…cosas que venimos postergando y no nos animamos a hacer…etc.

 

Por lo general, cuando tenemos situaciones inconclusas, nuestro inconsciente se encarga de informarnos, repitiendo situaciones similares que atraemos por resonancia o analogía para poder resolver emocionalmente… a veces mediante sueños que se repiten,  algunos sueños se encargan de cerrar el tema pendiente…

 

Cuando concluimos una situación pendiente, sentimos un gran alivio interior, haciendo un espacio para lo nuevo, para lo que sigue en la vida…

Tengamos en cuenta que a lo largo de la vida, quedaran cosas sin cerrar o a medio cerrar, forma parte del proceso de vivir, pero en la medida en que seamos conscientes de ello y podamos hacer algo para  elaborarlas, cerrarlas hasta donde podamos en cada momento, en esa misma medida, sentiremos que vamos más aliviados por la vida, más libres.

 

Cuando algo se repite en nuestra vida, es síntoma que hay vivencias inconclusas, que la Gestalt no se ha cerrado.

 

 Te sugiero un ejercicio para elaborar este cierre:

 

Haz una lista de diferentes situaciones a lo largo de tu vida donde sientas que ha quedado algo inconcluso.

Puedes ir tomando de a una situación e investigar:

¿Qué sientes?

¿Dónde lo sientes en tu cuerpo?

¿Qué emociones se mueven…..? y permítete sentirlas…

 

Luego, puedes hablarlo con la persona, hacer algún gesto o acto como una llamada por teléfono, escribirle una carta, o cualquier otro acto que sientas.

Ten en cuenta que a veces no podrás acercarte o quizá, la persona ya no esté cerca, o ya no esté en este plano físico  y puedes en estos casos, escribir una carta y expresar todo lo no dicho….. terminando por agradecer el aprendizaje que te ha aportado esta situación. 

 

Es importante investigar:

 

- ¿Qué me ha aportado esta experiencia?

- ¿Qué tiene de bueno aquello que no salió como yo quería?.

A veces puedes pensar que no hay nada de beneficioso en lo sucedido, sin embargo el solo hecho de poner a tu mente a buscar que es lo que puede haberte aportado la experiencia, ya la saca de los automatismos y amplia  tu visión, creando nuevos circuitos neuronales, nuevas posibilidades de ver lo ocurrido, nuevas maneras de ver  la vida.

-  ¿Qué he aprendido de esta experiencia? para no tener que repetir situaciones…como dice Jung:

"Aquellos que no aprenden nada de los hechos desagradables de la vida fuerzan a la conciencia cósmica a que los reproduzca tantas veces como sea necesario para aprender lo que enseña el drama de lo sucedido. Lo que niegas te somete; lo que aceptas te transforma".

 

 La adversidad, por dolorosa que sea, nos permite aprender diferentes aspectos de la vida. No aceptarlo supone que se tenderá a repetir el mismo patrón de comportamiento, mientras que aceptarlo, nos acerca a superarlo, a hacer algo  con lo sucedido y recoger el aprendizaje.

 

- Agradecer. El agradecimiento es muy importante pues si lo vemos con una mente amplia, todo tiene su sentido, las cosas pasan para aprender algo de ellas y es importante para nuestra integración asimilar ese aprendizaje. Puede que a veces no veas cual es el aprendizaje, y lo dejas para más adelante…

 

Ten en cuenta, que a veces conviene consultar un profesional que te acompañe, cuando se trata de algo muy doloroso, para poder cicatrizar heridas y poder avanzar con el aprendizaje de la experiencia.

 

  

Ejercicio cerrando ciclos

 

Tomar conciencia de la postura corporal….sentado con la espalda recta, suelta cualquier tensión del cuerpo....

La actitud es la de soltar amorosamente esa situación que no está fluyendo armoniosa en tu vida…

Respira profundo tres veces  y al soltar el aire suéltate, deja ir las tensiones al exhalar…

 

Imagina/visualiza que estas en un lugar en la naturaleza, abriendo todos tus sentidos internos para que esta experiencia se grabe como muy real…siente los aromas, percibe los sonidos, la temperatura, observa el paisaje, los colores, las formas…. en este lugar te sientes seguro, en plena naturaleza…

 

Cuando notes ese estado de calma, sosiego en la naturaleza, trae a tu mente a esta persona con quien tienes el conflicto…. Déjala entrar a este tu lugar…. Abre tu corazón y dile mirándole a los ojos todo lo que sientes, lo que ha quedado inconcluso de expresar… se honesto contigo mismo, dile todo lo que sientes… transmítele-exprésale tus miedos, tu enojo, tu tristeza, tu decepción, tu angustia, tu impotencia, lo que sientas…. Dile que estás dispuesto a equilibrar tu vida soltando todo esto que te agobia…. Que quieres ya  soltar esta situación….

 

Una vez le has dicho todo lo que sientes, que te notas más ligero al haber sentido y expresado tus emociones…sigue mirándole a los ojos y agradécele todo lo que has pasado doloroso con lo él/ella, porque gracias a esto has aprendido en la vida… dile que comprendes que todo fue una expresión de nuestros miedos, de nuestros mecanismos de defensa, de nuestras partes infantiles heridas… dile que ya quieres soltar todo el dolor…. Que ahora tú quieres despedirte de él/ella pues se merece su plenitud, su alegría, su gozo y tú  también te mereces tu plenitud, tu alegría, tu gozo....

Dile: hoy te libero y me libero…. entrego mis malos pensamientos, mi angustia, mi rabia, mi dolor.... a la madre tierra para que los recicle.... y te doy también la oportunidad que tú también los sueltes…. ya no son nuestros… los entregamos para cerrar este ciclo y poder construir una nueva historia donde tú te mereces ser feliz y yo también…

 

Me perdono a mí misma/o por no haber sabido  poner límites, por dejar que me dañes, por  no haber sabido ser  asertiva al expresar mis emociones por miedo…. Por no haber sabido hacerlo de una manera más sana…así que te perdono y me perdono…. te libero y me libero….

 

Tómale las manos y dile te perdono, te agradezco, te libero, te amo, gracias…. y te lo dices también a ti mismo, me perdono, me libero, me amo, gracias…

Hoy me despido entregando todo lo que fue entre nosotros y a partir de ahora escribo una nueva etapa de mi vida, una nueva historia…

 

Una vez está todo hablado y soltado y que sientes en tu cuerpo que no hay carga emocional, despide a esta persona y observa cómo se aleja….

 

Y ahora vuelve a observar si ha quedado algún resto de emoción, incomodidad o dolor y se la entregas a la madre tierra para que ella lo recicle…

 

Dile: que a través de esta energía que te entrego se siembre  semillas nuevas de sabiduría, de  alegría, de conciencia en mí para esta situación, gracias madre tierra…

 

Lentamente te vas alejando de este lugar y comienza a volver al aquí y el ahora…. Respirando lenta y profundamente vas moviendo el cuerpo hasta que sientas que estas en condiciones de abrir los ojos.

 

 

Este ejercicio lo puedes hacer con cada persona con quien tengas situaciones inconclusas y repetir durante 40  días, o bien hasta que tu sientas que ya no hay carga emocional al hacerlo.  

 

Ten en cuenta que esto es solo un ejercicio para aliviar la carga emocional y es de ayuda… pero muchas veces se necesita el acompañamiento de un terapeuta en situaciones muy  dolorosas, para poder llegar a las raíces de ese dolor, que generalmente están en la niñez y en el vientre materno.

 

En un Proceso Terapéutico, aprendemos a, desde la situación actual que es una resonancia de algo doloroso vivido en la niñez, tirar de ese hilo de Ariadna e ir a esas etapas infantiles donde no teníamos recursos para abordar el dolor. Resolviendo allí, comprendiendo, sanando, integrando…., ya no tenemos que atraer las mismas situaciones por resonancia o analogía.

 

Aquí estoy para acompañarte ..

 

 

BENEFICIOS  DE  UN  PROCESO  DE  INTEGRACIÓN  PSICO-EMOCIONAL

 

  • Aprender a escuchar el mensaje de las emociones, superando la ansiedad, el miedo, la depresión, la agresividad…, mejorando notablemente tu salud.
  • Sanar  tus patrones tóxicos, tus creencias limitantes, los bloqueos de la niñez que afectan tu vida actual. Te harás de  herramientas sencillas y prácticas para aplicar en tu vida cotidiana.
  • Aprender a  descubrir y a satisfacer tus necesidades saludablemente.
  • Sentirte  más tranquilo/a, seguro/a de tí mismo/a, con más confianza en tus recursos internos, más claro/a y  creativo/a para poder poner en acción tus proyectos.  
  • Mejorar  tus relaciones en general (familiares, pareja, amigos, conocidos…), aprendes a poner límites sanos,  sintiéndote más feliz.
  • Comprobar  que las crisis son  verdaderas oportunidades de cambio interior, haciéndote responsable de tí mismo/a, sin culpar al entorno por lo que te ocurre.
  • Aprender a aceptar lo que te está pasando, y desde ahí, poder cambiar, viviendo más relajado/a, sintiéndote mejor ser humano. 
  • Sentirte más integrado/a en cuerpo, mente y espíritu, y entender la vida como un proceso de aprendizaje.
  • Conectar con tu sentido de vida.
  • Aprender a conectar con el estado de Presencia,  con el Ser que eres, actualizando en tu vida tus valores esenciales. 

 

 

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Juana María Martínez Camacho

 

Terapeuta Transpersonal
Terapeuta Acompañante en Bioneuroemoción
Facilitadora Internacional CMR (Liberación de la Memoria Celular)
      (Cellular Memory Release)
Anatheóresis (Psicoterapia Regresiva Perceptiva)
Formación Internacional en Psiconeuroinmunoendocrinología
      (IPPNIM)
Yoga Terapéutico Integral
Especialista en técnicas de reducción del estrés (Mindfulness- Meditación-
        Coherencia Cardíaca- Relajación Guiada, Visualización, Concentración, Contemplación)
Terapias Naturales Holísticas (Quiromasaje, Reiki, Reflexoterapia, Osteopatía
        Craneosacral y Visceral, entre otras…)

www.centroelim.org        Telf.- WhatsApp  653-936-074

 

                         

 

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Autoestima/ Maitri-Metta

 

En la cultura occidental, el amor hacia nosotros mismos es bastante condicional, le solemos llamar “autoestima”. Depende del resultado obtenido, si las cosas nos van “bien”, o como nosotros queremos y esperamos,  nos sentimos contentos, nos aplaudimos, etc., pero si las cosas no salen como pensamos que deberían salir, según nuestras expectativas, nos reprochamos, nos enojamos, criticamos y pensamos que lo hemos hecho mal; sale nuestro “crítico interno” diciendo que deberíamos haberlo hecho de otra manera, que por qué lo hicimos así, etc.

 

Ponemos muchas condiciones a la hora de amarnos a nosotros mismos, no sabemos hacerlo, no nos lo enseñan porque nuestros padres/educadores tampoco saben cómo se hace; confundimos amarnos con ser egoístas, y no tiene nada que ver, se trata de salud, pues si no nos amamos a nosotros mismos, ¿Qué es lo que damos a los demás?; damos desde nuestras carencias y esperamos inconscientemente que la otra persona  cubra nuestras  necesidades de afecto, de respeto, de valoración, de atención, etc., al no saber hacerlo por nosotros mismos. Esto dificulta es poder compartir sanamente y establecer relaciones más saludables. Se trata de aprender a hacerlo.

Habitualmente nos cuesta  aceptarnos tal y como  funcionamos,  y  a partir de esa aceptación,  cambiar lo que se pueda para una vida más saludable.

 

“De todos los juicios que entablamos en la vida, ninguno es tan importante como el que entablamos sobre nosotros mismos, ya que ese juicio afecta al propio núcleo de nuestra existencia.”  N. Branden

 

Si nos observamos, veremos que convivimos diariamente con una “voz interior” que nos cuestiona, nos critica, nos incordia, pero también que tiene la posibilidad de perdonarnos, de comprendernos, de darnos fuerza y ánimo cuando hace falta, y de aceptarnos tal y como somos.

 

La autoestima no es mirarse al espejo y repetirse convencido lo guapo que soy, lo inteligente que soy, repetirse que todo va a salir bien hoy… no se trata de engañarnos a nosotros mismos para que nos queramos según esas condiciones, sino que se trata de quererse aunque uno no se vea guapo, ni tan inteligente como le gustaría; se trata de  perdonarnos aunque hayamos actuando de una manera que no nos gusta; se trata de  aceptar nuestras limitaciones, carencias, emociones “negativas” y se trata de no dejar que las demás personas,  nos falten al respeto, por sabernos personas con el mismo derecho que todas a ser tratadas con dignidad.

Entonces,  la autoestima es quererse sin condiciones, tener la libertad de elegir, de ser fiel a nuestras convicciones y a nuestros sentimientos.

 

A veces no es tan fácil, pues en la infancia hay personas que se han sentido invisibles ante sus progenitores (entendiendo que los padres hacen lo mejor que saben y pueden, aunque sus conductas no beneficien el desarrollo del niño), o han recibido mensajes desde muy pequeños que transmiten inseguridad, temor e incluso odio: “Si te portas mal, no te quiero”, “eres torpe”, “eres malo”, “eres terrible”, etc., son palabras determinantes que no contribuyen a entablar una relación buena con nosotros mismos, sino que, se hace más difícil poder tener un autoconcepto amable, positivo, respetuoso en el futuro de adulto.

 

La mayoría de nosotros nos hemos criado en una infraestructura socio-cultural que va elaborando un sistema psicológico autocastigador: nos censuramos, nos criticamos, nos peleamos con aquellas partes de nosotros que no se ajustan al ideal de cómo quisiéramos ser. Y a veces, aborrecemos los aspectos internos que impliquen fallarle al parámetro de lo que entendemos que Dios quiere de nosotros, según nuestras creencias religiosas nos lo impongan, generando a veces una lucha contra lo que no se debería sentir, ni pensar. 

Esta fricción interna suele acentuarse, paradójicamente, en quienes aspiran a ser buenas personas, con anhelos espirituales: quieren ser lo mejor posible, dañar al otro lo menos posible, llevar una vida lo más honesta y digna posible... y esto suele derivar en que esa persona muchas veces sea cruel consigo misma,  que se manifieste como alguien nefasto para consigo mismo como no  lo hace, ni lo haría para con los demás.

 

Existe en el Budismo tibetano,  una palabra  que es mucho más rica para nombrar el amor hacia nosotros mismos: MAITRI (sánscrito)

Se traduce como “amor/amistad incondicional hacia quien uno es”.  Maitri no es solo una definición conceptual, es ante todo una práctica cotidiana a entrenar en el monasterio de la vida cotidiana.

 

También se le llama METTA (Pali), que significa «bondad amorosa» o «amor incondicional», y se refiere al amor universal que, a diferencia del amor romántico, se extiende a todos los seres vivos.

 

La práctica de Maitri implica como fundamento esencial una actitud gentil hacia sí mismo. Inclusive ante algo que no nos gusta de nosotros, ante algo que acabamos de hacer torpemente..., tenerse paciencia, como la tendríamos con cualquier ser querido. Es importante auto-observarse para detectar cuando sale esa parte crítica interna y poder aprender a aceptar lo que es.

 

Se trata de aprender el arte de bien-tratarse en la vida cotidiana, sin auto-exigencias y con  amorosidad,  con el objetivo de vivir en calma, con mayor bienestar y lucidez, bastante diferente  a lo que practicamos  en  nuestra cultura occidental.

 

Cultivar  un trato amable y delicado hacia lo que somos y quiénes somos, en una actitud cotidiana de benevolencia, significa  evitar la violencia contra uno mismo, el maltratarnos psicológicamente, pues lo único que genera es  bajar nuestra autoestima y amargarnos la vida. Se trata de mirar  nuestro interior con compasión, para poder vivir así con bondad, gentileza y paz. 

Este proceso de contemplación interior empieza con una mirada compasiva hacia aquello que emerge mientras vamos tomando conciencia de lo que somos y hacemos.

 

Respecto de nuestras emociones y sentimientos menos gratos de ver, aceptarlos implica admitirlos y darles lugar, gestionarlos,  pues tienen un sentido en nuestro equilibrio psicológico. Si no investigamos ese  mensaje que la emoción nos trae para decodificar... rompemos ese equilibrio y matamos al mensajero. Esto implicará que tomaremos decisiones y organizaremos conductas en base a sólo una parte de la realidad. Por ende, serán conductas y decisiones muy probablemente disfuncionales, desde su parcialidad.

 

El autorechazo engendra automanipulación emocional: no debería tener resentimiento, y entonces forcejeo con eso que siento, tratando de cambiarlo. La paradoja es que es inviable tratar de cambiar algo contra lo cual uno está peleando. La resistencia engendra violencia interna: me resisto a que las cosas sean como son, me resisto a la realidad, me resisto a sentir lo que siento...

 

Cuando  nos disponemos a  observar todo lo que sentimos, vamos pudiendo ver objetivamente lo que se mueve dentro nuestro, sin auto-manipularnos.

La no-resistencia a ningún contenido interno produce una autorregulación de la psique, y, con ello, la opción de una conducta integrada y congruente.

La conducta no será salvaje, descontrolada, inadaptada, sino, por el contrario, al dar cabida a todo lo que sentimos, los sentires se compensarán entre sí, generando un equilibrio coherente.

 

Por ejemplo: aceptamos nuestro enojo ante una persona, le damos lugar a esa emoción, sin disfrazarla, sin autoprohibírsela. Simplemente, la dejamos ser dentro nuestro, percibiendo que estamos fastidiados. Pero ese enojo no estará aislado dentro nuestro: los sentires no tienen exclusión entre sí, por lo cual simultáneamente, ante un mismo estímulo, sentimos muchas sensaciones y emociones diferentes.

Siguiendo el ejemplo, quizás también sintamos afecto o respeto por esa persona, o compasión. Así, esos sentimientos se regularán entre sí, a partir de nuestra actitud de no excluir a ninguno de ellos: el afecto, el respeto la compasión cumplirán con la misión de balancear la emoción enojosa, dándole a ese enojo la medida justa y sana de su expresión (por ejemplo, manifestándolo maduramente poniendo un límite). La no-exclusión permite el equilibrio interno.

Cuando no luchamos con lo que sentimos, y le damos cabida a todo lo que es, la agitación disminuye, la lucha interna va cesando, y vamos encontrando un lugar interno que no participa de ese revuelo: un eje de calma en medio de la tormenta, "el ojo del huracán". A esto se le llama  desidentificación.

 

Estar identificado con un estado emocional implica estar obnubilado por él: me creo ser eso.  "Identificado" significa que creo que esa es mi identidad: yo soy mi dolor, yo soy mi angustia, yo soy mi enojo.

 

Poder desidentificarse hace que, al tomar distancia de eso que siento, al desinvolucrarme de eso en lo cual estoy envuelto, vea eso que siento en el contexto más amplio, y es que soy mucho más que eso: soy muchas más emociones que esa, muchos otros estados, y a la vez, ninguno de ellos, pues lo que verdaderamente es en mí, es  conciencia primigenia que está detrás de todos los estados, de todas las emociones (que no son más que contenidos de esa conciencia, y, por ello, elementos transitorios, impermanentes, como lo vemos en Mindfulness).

Ese Observador es como un estrato más profundo, por debajo de las agitadas olas del mar. Es lo permanente detrás de la impermanencia, como lo señala la Psicología de Oriente. 

 

Dice Gendlin (Focussing):

 

"Aquello que es rechazado y no es sentido, permanece igual. Al sentirlo, cambia. La mayor parte de las personas no saben esto. Piensan que al no permitirse sentir lo negativo se vuelven buenos. Al contrario, eso hace que los sentimientos negativos permanezcan estáticos, iguales año tras año. El sentirlos durante unos minutos en tu cuerpo les permite cambiar. Si hay algo en ti que sea malo, enfermo o poco razonable, déjalo existir interiormente y respira. Sólo así podrá evolucionar y adquirir la forma que necesite.

"Dejarlo ser" no significa actuarlo. "Dejar ser" mi enojo y mi sensación de querer dañar a alguien no es pasar a la acción eso que siento. Por el contrario: lo más probable es que si no me permito sentirlo y reconocerlo tal como lo siento, de un modo u otro eso "se actúe por sí solo", compulsivamente, disparando conductas automáticas desde lo inconsciente reprimido.”

 

La práctica del Maitri, permite aprender a escuchar a nuestro cuerpo, calmar la mente, restaurar el fluir natural de la energía hasta fortalecernos y conseguir lo que estamos buscando, que es amarnos a nosotros mismos.

Maitri es un proceso muy  íntimo y personal, es practicar la Plena Conciencia y observarse y preguntarse: 

¿Qué es  bueno para mí?

 

No se trata de lo que uno tiene ganas de hacer, sino lo que es bueno para uno en ese momento, lo cual muchas veces no es lo que solemos hacer.

Se trata de siendo muy honestos con nosotros mismos preguntarnos si eso que elegimos hacer es bueno para nosotros, nos reportara algún aprendizaje, y no quiere decir que no nos cueste, pero es tratarnos amorosamente.

Quizá se trate de terminar un emprendimiento, una carrera, terminar con una relación que nos daña, cambiar hábitos alimentarios, comprometernos con el trabajo, implementar más actividad física, o también se puede tratar de dejar de ser tan autoexigentes, cuidar un vínculo que es importante para uno, descansar, trabajar menos horas, aceptar aspectos nuestros que no nos agradan,  etc.

 

Lo importante es desde dónde hacemos lo que hacemos.

 

¿Es una elección lúcida,  o estamos decidiendo desde partes nuestras menos crecidas, más infantiles, condicionadas?:

 

Una parte perezosa que tiende a postergar; una parte autoexigente que no puede parar de trabajar, o que no me permite descansar; o una parte miedosa que me bloquea para avanzar; una parte orgullosa que no me permite ceder; o una parte temerosa que no me permite poner límites, etc.

Es importante aprender a observarse para conocer lo que funciona en uno y ver desde dónde estamos actuando, siendo pacientes y benévolos con nosotros mismos.

Poder discernir cuándo nos estamos engañando y cuándo nos decimos la verdad a la hora de  tratamos bien.

Se trata de ser honestos con nosotros mismos y aceptarnos con nuestras luces y nuestras sombras. Aplicar el Maitri en cada decisión que tomamos, en cada diálogo interno que tenemos, en cada límite que nos ponemos y en cada acción que emprendemos.

 

 

Es una actitud de autocuidado, que no depende de los  resultados obtenidos, nos amamos incondicionalmente sea cual fuere el resultado, sea que nos agrade o que no nos guste el resultado.

 

CURSO MAITRI-  Amor incondicional hacia uno mismo

 

El Lenguaje de las Emociones

 

Todas las emociones son, en esencia, impulsos que nos llevan a actuar, programas de reacción automática con los que nos ha dotado la evolución. La misma raíz etimológica de la palabra emoción proviene del verbo latino movere (que significa «moverse») más el prefijo «e-», significando algo así como «movimiento hacia» y sugiriendo, de ese modo, que en toda emoción hay implícita una tendencia a la acción.

 

Genéticamente venimos equipados con ellas, es la reacción psicológica más elemental que busca la supervivencia por encima de todo.

En este sentido compartimos las mismas emociones con los demás mamíferos de este planeta.

 

Basta con observar a los niños o a los animales para darnos cuenta de que las emociones conducen a la acción; es sólo en el mundo «civilizado» de los adultos en donde nos encontramos con esa extraña anomalía del reino animal en la que las emociones —los impulsos básicos que nos incitan a actuar— parecen hallarse divorciadas de las reacciones.

 

Las emociones son procesos químicos y energéticos que ocupan un lugar en el cuerpo, aunque muchos no se den cuenta, que nos dan información sobre nuestros deseos, nuestras necesidades, y su grado de satisfacción, nos dan información acerca de nuestras preferencias, inclinaciones y nos ayudan a conocer nuestra historia personal y familiar.

 

Nuestras emociones son formas de experiencia inmediata. Cuando las experimentamos estamos en contacto directo con nuestra realidad física, las emociones se expresan en el cuerpo incluso antes de que seamos conscientes de ellas. La emoción al ser una reacción espontánea del organismo, es amoral.

 

§  Las emociones nos dan  información sobre lo que nos pasa. No son el problema, conviene  aprovechar la información que nos dan.

 

§  Aceptar en vez de reprimir.

Una vez que llega una emoción, no  sirve luchar contra ella o pretender que no está allí. Entender el para  qué están allí, es fundamental.

 

La represión de una emoción lleva muchas veces a que dicha emoción crezca y se transforme en algo más disfuncional.

Por ejemplo, un miedo que se reprime puede transformarse en fobia.

 

§  Cuando éramos niños, mostrábamos lo que sentíamos, llorábamos cuando teníamos hambre, o cuando algo nos molestaba, gritábamos y mostrábamos nuestro miedo,  cuando nos sentíamos contentos nos reíamos, etc., pero luego, la educación, nos imponía reprimir las emociones para adaptarnos al modelo social, y poco a poco fuimos negando y reprimiendo emociones por no estar a la altura de…

 

Y cuando la energía queda reprimida, el organismo mantiene un estado de estrés que impide su funcionamiento óptimo (enfermedades físicas, hipertensión, migrañas, úlceras, enfermedades mentales como depresión, ansiedad, fobias,  comportamientos irracionales, etc.).

 

§  No hay emociones buenas o malas, podríamos más bien decir que las  emociones son funcionales o disfuncionales.

 

Las emociones van a ser más o menos funcionales en cuanto a cómo nosotros decidimos responder ante la aparición de la misma.

 

Las emociones disfuncionales son las que bloquean la posibilidad de experiencia y aprendizaje.

Las emociones funcionales son aquellas que nos muestran información valiosa acerca de nosotros y ponen en marcha el círculo de aprendizaje continuo.

 

Todas las emociones tienen su lado funcional, inclusive aquellas como el miedo, enojo, tristeza, envidia y culpa, porque buscan satisfacer una necesidad.

 

El miedo es funcional cuando nos damos cuenta de que hay un desequilibrio entre la amenaza que enfrentamos y los recursos con los que contamos. Y comprender esto nos guía hacia la búsqueda de recursos (tanto internos como externos) que necesitamos para salir del estado de miedo. Nos invita a protegernos, a cuidarnos.

 

El enojo es funcional cuando nos damos cuenta que toda esa cuota mayor de energía puede darnos fuerza para resolver el problema que nos enoja. Nos ayuda a defendernos, a poner límites.

 

La tristeza es funcional cuando se acepta y se permite experimentar el dolor con como fuente de aprendizaje. Porque de esa manera, evitamos que el dolor se transforme en sufrimiento.

Si tratamos de escaparnos del dolor, es ahí cuando caemos en la melancolía y en la desdicha como estado de ánimo negativo (la tristeza pasa a ser disfuncional).

Cuando sentimos tristeza, nuestro organismo nos está diciendo: “retírate y vuelve a estar contigo mismo”

 

La envidia es funcional cuando logramos darnos cuenta que lo que la envidia busca es la eliminación de un contraste entre lo que se tiene y lo que no se tiene.

 

La culpa es funcional cuando nos ayuda a realizar las correcciones necesarias para restablecer el equilibrio interno ante una transgresión moral.

 

Las emociones más tóxicas, son el miedo y la rabia, ya que generan reacciones en cadena, mecanismos bioquímicos muy fuertes que afectan el cerebro, los riñones, los pulmones, el corazón, etc. segregando sustancias químicas dañinas para la salud, si no se descargan.

Recordemos que somos adictos a los estados emocionales y gastamos grandes cantidades de energía para sostener esos estados.

 

§  La interpretación que le damos a las emociones, a los hechos hará que entremos en estados de ánimo teñidos por ellas.

Los principales estados de ánimo negativos derivan de emociones no tenidas en cuenta, reprimidas o mal encauzadas.

 

Si queremos modificar un estado de ánimo en nosotros, debemos de prestarle atención a la emoción que antecede, que está influida por la manera de pensar que tenemos y esta se apoya en creencias profundas, arraigadas muchas veces en el inconsciente.

 

§   Cuando pensamos, fabricamos sustancias químicas, si nuestros  pensamientos son saludables, elevados, felices, fabricamos sustancias químicas que nos hacen sentir bien; por el contrario, si nuestros pensamientos son  de inseguridad, miedo, frustración…etc., fabricamos sustancias que nos harán sentir mal.

 

Cada sustancia que se libera en el cerebro, es un mensaje que alimenta al cuerpo físico, el que se empieza a sentir tal y como pensamos, cuando sucede esto, hay una interacción, el cerebro registra cómo está el cuerpo y comienza a pensar como sentimos, lo que a su vez, fabrica más sustancias químicas que nos hacen sentir como pensamos, y pensar como sentimos, quedando atrapados en el ciclo de pensar y sentir, entre el cerebro y el cuerpo. (J. Dispenza)

 

Creamos así una manera de ser, los sentimientos se convierten en nuestro modo de pensar y quedamos atrapados en un ciclo donde el cuerpo literalmente, piensa por nosotros.

 

Si mis pensamientos crean estas sustancias químicas, que me hacen sentir  y comportarme de esta manera, tendré que cambiar mi forma de pensar.

 

Podemos tomar un rol más protagónico cuando notamos que estamos con determinado estado de ánimo.  Somos responsables (no culpables), no somos víctimas de las circunstancias, sino que podemos modificar nuestros estados de ánimo.

 

§  Una de las primeras cosas que hacemos en la vida es utilizar la tensión de los músculos, para interrumpir las sensaciones que no nos gustan, sin darnos cuenta, que de esta manera la sensación no desaparece, sino que lo que sucede es que su señal ya no llega al cerebro, el “canal” está ocupado por la señal de tensión muscular.  Entonces, tenemos que seguir manteniendo esta tensión para mantener la emoción apartada de la consciencia, así la tensión, se torna habitual y ya no nos damos cuenta de ella, se cronifica, y llega a formar parte de nosotros, determinando nuestra postura, manera de movernos, etc. La carga energética y química, continúa en el cuerpo, sin poder circular para informar y transformarse en otra cosa, poder fluir.  De esta manera no sabemos lo que la emoción tenía para decirnos, y al no estar conscientes de ello, no podemos actuar en consecuencia.

 

El cuerpo debe esforzarse cada vez más y recurrir a registros más fuertes para llamarnos la atención y puede llegar hasta las enfermedades.

Además, las emociones retenidas en el cuerpo, hacen que atraigamos una y otra vez situaciones en las que estas emociones estén justificadas (ya hemos visto la adicción a los estados emocionales).

Tengamos en cuenta que nuestro sistema nervioso crea y mantiene estos patrones de tensión para “protegernos”, asegurarnos la supervivencia (tienen una intensión positiva, un beneficio secundario..).

 

El organismo sabe que con esta conducta puede sobrevivir a pesar que, en otro nivel entendamos que dicha conducta nos hace daño (ej. es el caso de las adicciones).

 

§  No se puede controlar conscientemente la aparición de las emociones, pero  podemos aprender a gestionarlas saludablemente una vez que aparecen.

 

 

¿Quieres aprender más?

 

Curso Aprendiendo el Lenguaje de las emociones

 

 

Dolor físico, dolor emocional y sufrimiento

 

Dolor físico

me lastimo un dedo con un martillo, se inflama y aumenta la percepción del estímulo doloroso en ese dedo, hay terminales nerviosas específicos para detectar el dolor, se llaman receptores nociceptivos. Esos estímulos dolorosos viajarán por delgados filetes nerviosos que llegaran a la médula espinal y de ahí irán hacia el cerebro, hasta llevar esa información a la corteza cerebral, y hacerlo consciente.

 

El dolor es una información o  un síntoma de un proceso que está sucediendo o en curso, en este caso el martillazo en el dedo. Luego lo interpretas mentalmente, según tu cuadro emocional y los procesos cognitivos que esa información dolorosa produce; aun tratándose de un dolor físico,  también incluye una vivencia emocional.

 

Dolor emocional

si bien el dolor físico  también puede tener un aspecto emocional como agregado, cualquier circunstancia que nos resulta emocionalmente dolorosa (una palabra hiriente, una ofensa, un menosprecio, un rechazo, un desengaño, una ruptura afectiva, frustración o cualquier circunstancia emocionalmente hiriente) produce dolor, en definitiva se trata de un verdadero trauma.

El componente emocional negativo que acompaña a cualquier circunstancia de estrés va a tener una repercusión como lo tendría un estresor de orden físico; ocurre en cualquier situación estresante compleja o conflictiva: estrés laboral, postraumático, experiencias injustas, pobreza, indigencia, mirada despectiva del otro, etc.

Lo que ha demostrado la ciencia es que las mismas áreas que se activan para el dolor físico, son las que se activan para el dolor emocional, y no solo se activan las áreas  que se corresponde a la zona dañada del cuerpo (en caso de algo físico), sino también otras áreas cerebrales como la corteza cingulada anterior y la corteza de la ínsula.

Estas dos zonas son las que se activan tanto si el dolor es físico, como si es un dolor emocional, por lo cual el cerebro no distingue demasiado entre el dolor físico y el dolor emocional… De ahí la importancia del trauma emocional producido por ej., por el bullying, y otros,  que dejan una secuela o cicatriz emocional.

 

Es importante  que todo dolor sea procesado y atendido adecuadamente, no subestimarlo, ya que continuará trabajando en nuestra mente, nos solo en el plano de la conciencia, sino también en el inconsciente.

 

El dolor emocional es parte de la vida, conviene procesarlo y sacar el aprendizaje, nos invita a sentir, reflexionar y pensar.

 

Sufrimiento

Cuando nos pasa algo desagradable conviene comenzar por la aceptación, en vez de ¿por qué a mí? puedo plantearme, ¿y por qué no a mí?

El sufrimiento es una condición plagada de emociones negativas sostenidas en el tiempo, en sí mismo es inútil y una fuente constante de dolor. Es solo aprovechable si nos permite dar un salto hacia adelante para fortalecernos, solo a través de un proceso consciente podremos superarlo y convertirlo en aprendizaje.

 

El dolor es inevitable pero el sufrimiento es opcional, dijo Buda, porque está bajo nuestra responsabilidad y albedrio superarlo.

El sufrimiento se instala cuando no aceptamos los cambios, cuando le ofrecemos resistencia a los hechos que se nos presentan, cuando no nos adaptamos a las nuevas condiciones.

 

Como dice Selye:

el estrés es un síndrome general de adaptación. Nuestro cuerpo y mente buscan adaptarse a la condición que nos estresa.

 

Si no logramos la adaptación a la situación, irá más allá de los límites tolerables y se convertirá en estrés dañino, produciendo enfermedades de desadaptación, en palabras de Selye.

Para salir del sufrimiento no es la realidad la que ha de cambiar, sino nuestra forma de pararnos ante ella.

El sufrimiento nos indica que estamos procesando el mundo de modo incorrecto y en contra de nuestros intereses, conveniencia y bienestar.

Solo si le damos nuestro consentimiento, habrá sufrimiento.

La realidad es neutra, lo que interesa es como nosotros la procesamos.

 

Distingamos entre lo que podemos cambiar, lo cambiamos; pero cuando no está a nuestro alcance hacerlo, es mejor aceptarlo, que no quiere decir que me agrade, sino aceptar es decir “si” a lo que está aconteciendo, simplemente porque está sucediendo y luego ver qué es posible hacer con ello.

 Quedarse enganchados en una realidad que  ya no existe, cuando el sufrimiento nos conmueve, nos impedirá salir de él.

 

Aceptar los vaivenes de la vida no es resignarse, que significa inacción. Aceptar es adaptarse activamente a las circunstancias; negar los cambios es no aceptar la impermanencia, que es lo único permanente: la impermanencia.

 

Hemos de tener flexibilidad mental para  adaptarnos a los cambios.

 

 

Haciéndole espacio a las emociones

 

Todas las emociones tienen una razón de ser, si frecuentemente nos hacen sufrir, es porque les oponemos resistencia y no sabemos manejarlas con habilidad. En lugar de aprovecharlas como fuente de energía vital, son ellas las que nos utilizan y dominan.

Vicente Simón

 

El corazón es el espacio que acoge, escucha y siente a la emoción. Para abrirnos al lenguaje de la emoción tenemos que ofrecer esta espaciosidad, incondicionalmente.

 

¿Qué es una emoción?

Etimológicamente, el termino emoción viene del latín emotio, que significa “movimiento o impulso”, “aquello que te mueve hacia” o “el impuso que mueve a la acción”.

 En términos biológicos, las emociones se originaron como un recurso de adaptación de los seres vivos, que facilitaban la toma de decisiones ante los estímulos que se presentaban en su medio vital; de estas decisiones dependía, en muchos casos, la propia supervivencia.

Ante una situación comprometida estos recursos podían llevar a huir o a luchar, a acercarse o alejarse, generar respuestas de atracción o repulsión, de asco o de apetencia.

 

En los seres humanos estos recursos primitivos se han sofisticado tan profunda y delicadamente que, de hecho, se han revelado como el verdadero potencial de nuestra naturaleza creativa, se han convertido en el lenguaje para expresar toda la riqueza y la posibilidad de nuestra experiencia en la vida.

 

 Como señala la investigación científica:

La emoción es más compleja que el pensamiento, ya que además de un componente cognitivo, consta una activación fisiológica (energética), una conducta expresiva (conductual) y sentimientos subjetivos (experiencial). La emoción, en toda su complejidad, permite integrar y coordinar por tanto el pensamiento, el comportamiento y la reacción fisiológica.

 No hay tal cosa como una emoción que no dependa de una interpretación cognitiva, ni un pensamiento que sea relevante si no nos emociona.

 

En los seres humanos el cerebro emocional se forma mucho antes que el racional, sin embargo, como civilización tecnológica e industrial, hemos sobreexplotado la inteligencia racional, y apenas hemos comenzado a rescatar la inteligencia emocional oculta y relegada.

 

En estos tiempos de cambio, es muy frecuente escuchar referencias sobre temas de gestión o regulación emocional, de alguna manera es algo que todos vivimos muy de cerca, algo que afecta nuestra relación con el mundo de manera fundamental.

 

Todo el mundo tiene emociones, pero no todo el mundo sabe manejarlas o procesarlas adecuadamente. De hecho, pareciera que nuestra educación hubiera pasado esto por alto. Lo que es evidente es que esta desconexión de nuestra “inteligencia emocional” ha generado mucho conflicto y confusión en el mundo, en nuestras relaciones, y en nosotros mismos, y ahora surge la oportunidad para afrontarlo.

 

 En la década de los noventa Saloyev y Mayer estudiaron y describieron esta inteligencia como “la capacidad de percibir los sentimientos y mociones de uno mismo y de los demás, y utilizar esta información para guiar nuestro pensamiento y nuestras acciones”.

Después Daniel Goleman popularizó este término en su famosa obra “Inteligencia Emocional”, haciendo hincapié en la toma de conciencia de nuestras emociones y en la comprensión hacia las de los demás, en la tolerancia a la presión emocional, y a la actitud empática y social. Aspectos como la motivación, el sostener nuestros impulsos reactivos, o la regulación de nuestros propios estados de ánimo, también fueron contemplados como atributos de esta inteligencia.

 

Hoy en día, nadie cuestiona la importancia de todo esto, de hecho, vislumbramos la madurez emocional como un aspecto crucial tanto en el desarrollo de nuestra vida individual como en nuestro momento como humanidad. Tranquilamente podríamos afirmar que nos encontramos a las puertas de un nuevo salto evolutivo, un momento donde meditación y gestión emocional se entretejen dando lugar a una modalidad de vida completamente diferente.

 

 Regular las emociones es el próximo paso en la evolución humana. Instituto HeartMath

 

Hasta ahora, parecía que la relación con nuestras emociones podía establecerse únicamente a través de la expresión o de la represión; la expresión -si es inconsciente y reactiva- puede dañar a los demás, y la represión me hace daño a mí mismo.

 

Ahora bien, podemos aprender a expresar sin volcar nuestra energía en los demás, haciéndola consciente y haciéndonos responsables, o bien podemos aprender a “transmutar”; entre la expresión y la represión aparece la posibilidad de la transmutación.

 

La “madurez emocional” es un proceso, y todo comienza por la toma de conciencia de nuestras emociones.

 

“Despertar a las emociones significa sentirlas, nada más y nada menos.” Jack Kornfield

 

Cuando meditamos ofrecemos un espacio que contiene, escucha y siente a la emoción:  lo llamamos “presencia en la emoción”.

Nos hacemos plenamente conscientes de la emoción que está presente, respirando, sin ser arrastrados… Vivimos la emoción, pero no nos perdemos en ella… No nos enganchamos, pero tampoco lo evitamos, ofrecemos espacio, espacio y ternura, simplemente… Esta presencia compasiva que nos brinda la meditación es el aspecto clave en la gestión de las emociones difíciles.

 

 

Mientras nuestras emociones fluyan, podemos trabajar con ellas. En el momento en el que las interpretamos con historia, haciéndolas significar algo, las congelamos y se convierten en roca dura que bloquea nuestra fuerza vital.

 

Si estuviésemos dispuestos a sumergirnos en nuestros sentimientos dolorosos, el proceso sanador comenzaría automáticamente. Las emociones no son energías fijas, se transforman de manera natural y continua de una a otra.

Si evitamos sentirlas, paramos el proceso de transmutación y la energía se estanca en nosotros. Las emociones no siempre se transforman rápidamente de una a otra (aunque, de hecho, una persona emocionalmente sana puede desplegar una gran gama de emociones en un período muy corto de tiempo). La única manera en la que se transforman es con aceptación incondicional.

 

Debemos QUERER quedarnos con nuestro dolor, enfado, tristeza, etc., tanto como dure la sensación corporal, ya sean minutos, horas, días o semanas.

Simplemente acepta todo lo que ocurra. Permite que cada experiencia sea lo que tenga que ser, libre de juicio y totalmente transparente.

Shinko Pérez y Shishin Whick. 

 

 

1. Parar, respirar.

Parar, llevar nuestra atención a ese movimiento emocional que emerge. Respirar profundamente. Nuestra respiración abre el espacio, ofrece nuestra disponibilidad. Posamos la atención en la respiración y en aquellas zonas del cuerpo donde la emoción se refleje. Respiramos la emoción.

 

 2. Hacernos  responsables

 Hacerse responsable es asumir cada emoción que vivimos como algo íntimo. Cada emoción surge de nuestro interior y nadie puede procesarla por nosotros. La emoción ya está presente en mí, no me es ajena.

En realidad, nadie “me hace” nada, sólo “me lo mueve”. El otro solo despierta lo que habita en mí, el otro es el “despertador”.

Si no me hago responsable de mi estado interior, entonces hago responsable al otro, y entonces es cuando me convierto en su esclavo. Si mi estado interior está a merced de fuerzas ajenas a mi propio ser, también sitúo fuera de mí la libertad y el poder de transformarlo.

 

3. Presencia en la emoción.

Tomamos conciencia de todos los aspectos de la emoción que estamos viviendo. Nos permitimos sentirla plenamente, vivirla de manera directa, sin discurso intelectual, sin narraciones (recordamos que para que la emoción pueda ser trasformada ha de estar exenta de todo juicio). Todo comienza por aprender a reconocer nuestras emociones. 

 A veces, éstas se presentan de manera muy difusa, muy abstracta.

 

Podemos comenzar por lo más básico: esta emoción ¿Me expande o me contrae, me abre o me cierra?

 

Después, podemos tratar de nombrar la emoción, esto nos facilita reconocerla, objetivarla. ¿Qué emoción es ? ¿Es ira, miedo, alegría, tristeza, etc.?

 

También podemos sentir dónde se refleja en el cuerpo, podemos incluso percibir su forma, su temperatura, su densidad…

 

Y también podemos “darle voz”: si la emoción pudiera hablar, ¿Qué diría? ¿Qué expresaría? ¿Qué es lo que está pidiendo? ¿Qué necesidad manifiesta? ¿Qué nos impulsa a hacer?

 

Tras reconocerla podemos abrirnos a su motivación profunda, aquello que en realidad le está confiriendo su energía. ¿De dónde proviene, qué la genera, con qué me conecta? ¿Existe otra emoción detrás de la emoción?

 

Observamos sin juzgar todo el proceso psicofísico que desencadena la experiencia emocional que estamos viviendo.

 

4. Aceptación y autocompasión.

Sea cual sea la experiencia que estamos viviendo, la aceptamos incondicionalmente. Permitimos que la emoción se exprese con libertad y absoluta legitimidad, abrimos el espacio necesario para que todo su potencial se despliegue y evolucione en nuestro interior sin restricciones.

 

Y si duele, nos damos cariño… Liberamos el amor y nos procuramos esa ternura capaz de aliviar el dolor que sentimos.

El monje vietnamita Thich Nhat Hanh utiliza la imagen de la madre que consuela al niño que llora, acunándolo en sus brazos. La madre somos nosotros y el niño es la emoción que abrazamos. La madre comprende al niño, acepta lo que le pasa y lo consuela dándole su cariño. Así, el niño se calma. Esta imagen refleja maravillosamente lo que significa “darse cariño” ante una emoción dolorosa.

 

 5. Soltar la emoción.

Suavemente, dejamos que la energía de la emoción siga su curso naturalmente, que se atenúe, hasta que se desvanezca.

Recordar que yo soy el espacio, no la emoción, propicia este flujo natural de la energía.

La respiración puede ensanchar tanto nuestro espacio interior que lo que inicialmente aparecía como un torrente desbordado se convierta en un riachuelo que atraviesa el amplio valle de la consciencia.

La emoción como una pompa de jabón en nuestra espaciosidad inmensurable.

 

6. Actuar o no actuar.

Todo termina en seguir “la necesidad del instante”. Según sean las circunstancias, actuaremos o lo dejaremos estar. La misma inteligencia del corazón nos ofrecerá la “solución”.

 

 “Si logramos la transformación y encauzamiento de la energía de las emociones, seremos capaces de articular una respuesta integradora y apropiada a la situación que las originó.”

Vicente Simón 

 

 

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Formas de comunicación que nos alienan de nuestro estado natural de compasión o solidaridad

 

Hay ciertas formas de comunicación

que  nos alienan de nuestro estado natural

de compasión o solidaridad:

 

- Los juicios moralistas

Presuponen una actitud errónea o malintencionada por parte de aquellas personas que no actúan de acuerdo con nuestros valores. Se reflejan en comentarios como:

 “Tu problema es que eres muy egoísta”. “Es una perezosa”, “Están llenos de prejuicios”, “Esto es inapropiado”.

 

Echar la culpa a alguien, insultarlo, rebajarlo, ponerle etiquetas (es bueno, malo, normal, anormal, responsable, irresponsable, inteligente, ignorante, etc.), criticarlo, clasificar, establecer comparaciones, emitir diagnósticos,  son distintas maneras de formular juicios.

La comunicación que nos aliena de la vida nos atrapa a un mundo de ideas preconcebidas con respecto a lo que está bien y lo que está mal, un mundo hecho de juicios.

 

El análisis de los otros es en realidad una expresión de nuestras propias necesidades y valores.

 

Pensamos y nos comunicamos desde el supuesto de que algo falla en los demás porque se comportan de una determinada manera o, a veces, de que algo falla en nosotros porque no comprendemos o no respondemos como nos gustaría.

Centramos nuestra atención en clasificar, analizar y determinar niveles de error más que en lo que necesitamos (nosotros y los demás) y no conseguimos.

Si mi compañero de trabajo se preocupa más que yo por los detalles, es “quisquilloso y compulsivo”. En cambio, si soy yo quien se preocupa más por los detalles, él es “descuidado y desorganizado”.

 

Este tipo de análisis de otros seres humanos no es más que una insana expresión de nuestros propios valores y necesidades, que, al expresarlos de esta manera, lo único que conseguimos es potenciar una actitud defensiva y de resistencia en las mismas personas cuya conducta nos molesta. Y en caso que actúen en consonancia con nuestra escala de valores porque coinciden en nuestro análisis de su ineptitud, es probable que sólo lo hagan por miedo, culpa o vergüenza. 

 

El precio es muy alto, tarde o temprano vendrán las consecuencias bajo la forma de una falta de buena voluntad por parte de aquellos que responden a nuestros deseos por coerción externa o interna.

Por otro lado, cuando alguien hace algo por miedo, culpa o vergüenza, también paga un precio de tipo emocional, ya que abrigará un resentimiento contra nosotros al quedar disminuida su autoestima.

Además cada vez que otras personas nos asocien con cualquiera de estos sentimientos, disminuirá la probabilidad de que en el futuro respondan de una manera solidaria a nuestras necesidades y nuestros valores. 

 

Es importante no confundir los juicios de valor con los juicios moralistas.

 

Todos hacemos juicios de valor con respecto a las cosas de la vida que estimamos.

Podemos valorar, por ejemplo, la honradez, la libertad, la paz, etc. Los juicios de valor reflejan nuestras creencias con respecto a cómo podría mejorar la vida.

 

En cuanto a los juicios moralistas, los hacemos en relación con personas y conductas cuando no concuerdan con nuestros juicios de valor.

Decimos, por ejemplo: “La violencia es mala. Quien mata a otro ser humano es malvado”.

 

Si nos hubieran enseñado a emplear un lenguaje que propicie la compasión, habríamos aprendido a expresar nuestras necesidades y nuestros valores de forma directa, en lugar de dictaminar que algo está mal cuando no coincide con nuestros criterios.

Por ejemplo, en vez de decir: “La violencia es mala”, podríamos decir: “Me asusta que se utilice la violencia para resolver conflictos; yo valoro el empleo de otros medios para resolver  los conflictos humanos”. 

 

 

Clasificar y juzgar a las personas promueve la violencia.

 

 

 

- Las comparaciones

Otra forma de juzgar  consiste en el uso de comparaciones. Si alguien aspira sinceramente a ser desgraciado lo único que tiene que hacer es comparase con los demás.  

La comparación bloquea la compasión, tanto por nosotros mismos, como por los demás.

 

- Negación de la responsabilidad

El uso de la expresión tan habitual tener que”, como en el caso de la afirmación: “Te guste o no, tienes que hacerlo”, muestra hasta qué punto nuestra responsabilidad personal por nuestras acciones se ve oscurecida por esta manera de hablar.

En cuanto a la expresión hacer sentir”, como en el caso de “Me haces sentir culpable”, “Me haces sentir triste”, es otro ejemplo de cómo el lenguaje nos lleva a no hacernos responsables de lo que sentimos y  lo que pensamos. 

 

 

Negamos la responsabilidad de nuestros actos cuando atribuimos su causa a: 

 

       ·       Causas difusas e impersonales: “Limpié mi cuarto porque tenía que hacerlo”. 

 

      ·    Nuestro estado de salud, un diagnóstico o nuestra historia personal o psicológica: “Bebo porque soy alcohólico”. 

 

       ·       Lo que hacen los demás: “Le pegué a mi hijo porque cruzó la calle corriendo”. 

 

       ·       Órdenes de la autoridad: “Mentí al cliente porque mi jefe me dijo que lo hiciera”. 

 

        ·       Presiones de grupo: “Empecé a fumar porque todos mis amigos lo hacían”. 

 

       ·    Políticas, normas y reglas institucionales: “Tengo que expulsarte por esta infracción porque es la política de la escuela”. 

 

      ·       Los roles asignados según sexo, posición social o edad: “Me fastidia ir a trabajar, pero tengo que hacerlo porque soy marido y padre”. 

 

     ·       Impulsos irrefrenables: “Me superaron las ganas de comer bombones y me los comí”. 

 

 

Podemos reemplazar el lenguaje que implica una falta de opción por el que reconoce una posibilidad de elección.

 

Por ejemplo, en vez de decir:

Limpié mi habitación porque tenía que hacerlo”,

podría decir:

Limpié mi habitación porque elegí hacerlo

 

 

Otras formas de comunicación que alienan la vida:

- La comunicación de nuestros deseos expresados en forma de exigencias.

El creer que por ser padres, maestros o jefes vamos a cambiar a los demás y conseguir que hagan lo que nosotros queremos, exigiéndoselos.

La comunicación que aliena de la vida, se relaciona con el concepto de que ciertas acciones merecen recompensa, mientras que otras merecen castigo.

Esta idea, se expresa en la palabra merecer”, ejemplo: “Él merece castigo por lo que hizo”. Supone maldad” por parte de las personas que actúan de determinada manera y requieren castigo para que se arrepientan y cambien su comportamiento.

 

En realidad interesa a todo el mundo que las personas cambien,  pero no para evitar el castigo, sino porque consideran que el cambio los beneficia. 

 

La comunicación que nos aliena de la vida surge de las sociedades jerárquicas o de dominación y la sustenta.

Cuanto más acostumbramos a las personas a pensar en términos de juicios moralistas que implican lo que está mal o incorrecto, tanto más aprenden a mirar hacia fuera de sí mismos, a las autoridades externas, para encontrar la definición de lo que constituye lo correcto, lo incorrecto, lo bueno y lo malo.

 

 

Cuando nos ponemos en contacto con nuestros sentimientos y necesidades, dejamos de ser buenos esclavos o subordinados.

 

 

Resumiendo formas de comunicación que nos separa:

 

Disfrutar cuando damos y recibimos con compasión forma parte de nuestra naturaleza.

Sin embargo, está tan profundamente arraigada en nosotros una serie de formas de “comunicación que aliena de la vida”, que eso nos lleva a hablar y a conducirnos de  modo que herimos a los demás y nos herimos a nosotros mismos:

 

1. Juzgar o Criticar:

utilizando palabras que condenan a la persona. Ejemplo: “siempre haces las cosas mal”

 

2. Ordenar: 

 No dar opción a los demás de decir  que no. Ejemplos: “Ven a comer, ahora.”. “Llámame cuando vayas a llegar tarde”. “Lava tu ropa”.

 

3. Diagnosticar:

Usar palabras que indican que la persona tiene defectos. Ejemplos: “Lo que sucede es que es un flojo”. “Fíjate en lo que haces. Eres muy despistada”.

 

 4. Comparar:

Calificarnos basados en las características de alguien más. Ejemplos: “Mira que delgada esta ella, y mírame a mí.” “Aprende de tu prima, siempre saca buenas notas.”

 

5. Debería:

Usar frases que implican que estoy mal o que la otra persona está mal. Ejemplos: “Deberías ir a la iglesia”. “Deberías visitar a tu abuela más seguido”. “No deberías gritarle a tus hijos”. “Yo a tu edad no tenía nada”. “Deberías ser más agradecido” 

 

6. Culpar:

Pensar que yo soy responsable del problema o que la otra persona es responsable, en vez de descubrir la verdad y encontrar una solución. Ejemplo: “Por tu culpa estoy así”. “Es mi culpa que no haya salido bien”

 

7. Merecer:

Pensar que nosotros o los demás merecen castigo o recompensa. Ejemplo: “Se merece que le peguen  por faltar al respeto.” “Me merezco un aumento de sueldo.”

 

8. Negar la Responsabilidad:

 

Pensar que tenemos que hacer algo porque alguien más dice. Ejemplos: “Le mentí al  cliente porque mi jefe me dijo.” “Le grite porque él me grito primero”. “Yo bebo porque soy alcohólico”

 

 

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Curso Comunicación  Empática y Asertiva

 

Atención consciente

 

Merece la pena estar muy atento a los contenidos mentales que “dejamos brotar y, a veces, entrar” en nuestra experiencia interior, ya que aquello que actualicemos en nuestra imaginación tenderá a ser cultivado para, finalmente, llegar a ser vivido por la totalidad de nuestros sentidos.

 

Conviene lograr un buen filtraje de pensamientos no aprobados, con sus consiguientes palabras críticas y enjuiciadoras, ya  que, finalmente,  producen limitaciones y cierres a nuestra energía. Para ello, es menester desarrollar un intenso estado de atención.

 

La atención consciente no es lo mismo que el pensamiento, sino más bien la observación del pensamiento.

Permanecer en atención y devenir auto-consciente supone “darse cuenta” de los contenidos emocionales y mentales que aparecen en el escenario interior de la mente, y que tienden a dirigir casi automáticamente la vida.

El pensamiento suele funcionar con cadenas de asociación. Se puede comenzar pensando en algo que ha llamado nuestra atención; por ejemplo, un letrero con la imagen de una playa, y tras sucesivas asociaciones, muchas veces inconscientes y automáticas, acabamos pensando en nuestra abuela.

 

La mente consciente es capaz de romper la cadena asociativa, y experimentar cómo nace y muere cada pensamiento en cada instante.

La inercia de las críticas, los juicios negativos, las condenas fáciles y reactivas, la visión depresiva de los acontecimientos, la interpretación pesimista de las realidades con las que “soñamos” y una ya clásica gama de fijaciones negativas ante el devenir, merecen ser vigiladas cuando intentan hacer su aparición asociativa en la consciencia.

 

Conviene tener en cuenta que podemos modificar nuestro enfoque de ver y, en consecuencia, reencuadrar los aspectos y beneficios positivos que toda situación, por terrible que parezca, indefectiblemente conlleva.

 

Esta corriente de detener el discurso negativo interior, con sus consiguientes y a veces aterradoras  “anticipaciones negativas” de acontecimientos, ha dado lugar al llamado pensamiento excelente, que no consiste en ignorar los aspectos negativos de la vida, sino en enfocar nuestra atención a las soluciones. Con ello defendemos nuestro estado anímico de miedos estériles, estados depresivos y otros virus mentales, con el fin de mantener un punto de atención capacitador, proactivo y expansivo que, sin duda, resuelve los problemas y atrae beneficios en todos los órdenes de la vida.

 

Las cosas no cambian, lo que cambia es tu forma de mirarlas.

Don Juan  de C. Castaneda.

 

Obsérvate en aquellas situaciones en las que, por ejemplo, debías presentarte ante una fiesta de amigos nuevos, y por alguna razón había llegado a tus oídos que se tenía una impresión negativa de ti.

En este tipo de situaciones, si no se posee un entrenamiento, el sujeto afectado por la crítica tiende a actuar muy por debajo de sus posibilidades, las bromas no le salen, deja de sentir fluidez y cualquier torpeza tiende a validar la opinión que “supone” tienen de él.

Si por el contrario, lo que llegó a tus oídos es que el grupo en cuestión pensaba de ti que eras una persona plena de cualidades, atractiva y poseedora de un gran criterio y agudeza, observarás que, efectivamente, tu actuación respondió con más facilidad al supuesto papel que se te pensaba.

 

En definitiva, un estado interior puede determinar actuaciones y capacidades que teóricamente deberían de funcionar con total independencia y eficacia.

J.M.Doria

 

 

 

Sí pero…

 

Hay un juego psicológico, el del triángulo, que se suele llamar el juego del "Sí, pero..."

Es como una transacción entre dos o más personas.

Un psicólogo, que era un genio, pensó que tú, en ese juego, irremediablemente haces uno de esos tres papeles del triángulo: rescatador, perseguidor o víctima.

 

El rescatador actúa bajo el influjo de la culpabilidad.

 

El perseguidor actúa bajo el influjo de la agresividad.

 

La víctima actúa bajo el influjo del resentimiento.

 

Si tú entras en el triángulo, irremediablemente cargarás con las consecuencias: te quemarás.

Supongamos que estoy cansado y necesito tiempo para mí. Y tú vienes a mí con cara de víctima reclamando mi atención.

Yo, que soy incapaz de decir que no a nadie, te doy una cita para después de cenar. Inmediatamente me voy sintiendo cada vez más resentido por tu intromisión, me pongo furioso por haberte dicho que sí.

Entonces vienes, y me contengo y te recibo bastante bien, pero cuando veo que no son más que banalidades lo que me dices, empiezo a impacientarme y el enojo se me sale por los poros. Así es que, violentamente, te corto para decir: "Pero ¡para este problema me vienes a molestar a estas horas!" Y estalla la tragedia.

Con decirte que no podía atenderte a esa hora se hubiese evitado todo esto; pero al no saber decir que no, hice: - de rescatador cuando dije que sí, - de víctima cuando me dolí por dar un tiempo que no quería dar, - de perseguidor porque te di un palo. ¿Qué hay de bueno en esto?

 

Pero aún no para allí, pues por la noche me siento culpable y arrepentido; con lo que, por la mañana voy con mucha amabilidad a preguntarte qué tal estás. Y tú aprovechas mi buena disposición para pedirme otra entrevista.

¿Ves el juego?

 

He querido hacer de rescatador y no sólo me he dejado utilizar, sino que, a consecuencia de ello, he pasado a ser víctima y perseguidor y, "además, tú sigues con la misma actitud, no aprendiste nada.

La culpa en verdad la tengo yo, por meterme en el juego y dejarme enredar en él, en vez de ser sincero y decir que no puedo.

Es como aquel proverbio: "Si dejas la puerta abierta, los que se meten son los fuertes y quedan fuera los débiles."

 

Dejar la puerta abierta para todos, sin discernimiento, es peligroso. Alardeas de servicial y de bueno y no caes en la cuenta de que no saber decir que no, es de cobardes, egoístas e hipócritas, pues te gusta parecer bueno cuando por dentro estás echando chispas.

 

Todos, alguna vez, dijimos sí cuando deseábamos decir no, y lo hacemos por el sentido de culpabilidad metido en nuestra mente y por las buenas apariencias, por lo que puedan pensar de nosotros. En el pecado llevamos la penitencia.

Sólo el día que no nos importe lo que piensen de nosotros las personas, comenzaremos a saber amarlas como son y darles la respuesta adecuada.

Lo cierto es que nuestro ego es el que propicia esa necesidad de que nos necesiten para sentirnos importantes.

 

Vamos a poner unos ejemplos, que muestran cuatro casos de "rescatador":

 

1) Cuando me lanzo a darte ayuda, pero, en realidad, no lo veo claro o no veo la necesidad de que tenga que hacerlo yo y no otro; o cuando sin pedírmelo tú, yo me ofrezco.

 

 2) Cuando me presto a ayudarte porque me lo pides, pero yo no quiero ayudarte.

 

3) Cuando intento ayudarte yo, sin antes insistir para que seas tú quien te ayudes.

 

4) Cuando tú necesitas algo de mí, pero no lo dices explícitamente, esperando que yo lo adivine.

 

Sólo el día que no nos importe lo que piensen de nosotros las personas, comenzaremos a saber amarlas como son y darles la respuesta adecuada.

A. de Mello

 

 

La Encrucijada

 

En toda encrucijada de la vida, nos toca decidir:

 

 ¿Cómo podemos saber si lo que escuchamos es efectivamente la voz del corazón?

 

¿Cómo saber desde dónde estamos respondiendo a la vida?

 

Lo que para la mente son “problemas” para el corazón son “situaciones”.

 

En principio, tenemos que tener en cuenta que para el corazón no existe ninguna regla, ninguna moral, ningún ideal.

El corazón no responde a mandamientos, por lo tanto, su respuesta no es predecible.  A la hora de seguir al corazón, es importante discernir este punto con claridad.

El corazón no se rige por ningún tipo de filosofía, de creencia o de moralidad (meras disposiciones psicológicas de carácter social y funcional). No se rige por lo que está bien y lo que está mal, se rige por “la necesidad del instante”.

 

En cualquier caso, si hemos de guiarnos por algo, si existe una señal, esta podría ser la sencillez. Esto parece muy taoísta o muy zen, pero en la práctica este parece ser su leguaje.

Ante cualquier decisión en la vida el corazón nos dice: “tira por lo sencillo”, en el sentido de no forzar o empujar a la vida.

Si de alguna manera lo tenemos que forzar, “por ahí no va”.

Esta sencillez no implica necesariamente pasividad o inmovilidad, que no hagamos lo que tengamos que hacer, que no pongamos toda nuestra energía y nuestro entusiasmo en ello.

 

Lo sencillo implica energía, ciertamente, pero una energía fluida, una energía que se acopla naturalmente con la energía del momento presente, un movimiento a favor de la corriente…

Si de alguna manera la decisión va contracorriente, si lo tenemos que forzar en contra del movimiento natural, todo nuestro sistema se resentirá. Por lo tanto, ante cualquier decisión, observa qué te da fuerza y qué te la quita, ahí tendrás la señal.

 

 

Cuando tengas que elegir entre varios caminos, elige siempre el camino del corazón… El corazón no se equivoca.

Enseñanzas de Don Juan.

Carlos Castañeda

 

Ante cualquier encrucijada que se presente en tu vida, párate, y escucha tu interior. Toma conciencia de todo el contexto de la situación que ahora requiere una decisión.

Puedes comenzar por escuchar al cuerpo, qué te dice, como siente él la situación; esto es importante, ya que el cuerpo nunca engaña, nunca duda, su información es inequívoca.

Puedes visualizarte o sentirte en cada alternativa, en cada posibilidad, y observar la respuesta del cuerpo, sus sensaciones, nada más… (Puedes incluso escribir en varios papeles cada alternativa, y ponerte encima de ellos, dejándote sentir en cada posibilidad).

Sólo escucha al cuerpo, date cuenta de lo que transmite… Observa qué te da fuerza y qué te la quita…

 

Una vez que has escuchado al cuerpo, puedes escuchar a la mente, sus múltiples voces, sus comentarios, como si estuvieras escuchando atentamente en una asamblea, o en el ágora, el ágora mental.

El Rey Sabio escucha silenciosamente todas las propuestas desde su altar neutral… Sus ojos atentos reflejan serenidad, su corazón despierto irradia una exquisita ecuanimidad… Él sabe que cada voz, cada consejero, tiene su propia razón, su propia destreza, su propio motivo existencial, sabe perfectamente que, en realidad, todos se complementan, y juntos conspiran por el bien del Reino y la prosperidad general.

Desde ese centro de silencio escuchas “las voces a favor y las voces en contra”, las “ventajas e inconvenientes” que surgen de cada posibilidad. Permites que la mente examine, que explore…

Escuchas las voces más prácticas y las más poéticas, las más concretas y las más soñadoras, las más arriesgadas y las más conservadoras, las más convencionales y las más innovadoras...

Escuchas agradecidamente. Escuchas sin elegir, como un testigo silencioso, sin tomar partido, sin ligarte a nadie…

E igualmente sientes las emociones asociadas a cada intervención mental, sin juzgar, sin inclinarte, sin dejarte arrastrar.

 

Y, por último, cuando toda voz mental se ha expresado, escuchas al corazón, te silencias, te enfocas en él, y te ofreces abiertamente…

Te abres a esa señal que te permita reconocer la “necesidad del instante”.

Tal vez la respuesta sea inmediata o tal vez no lo sea…

Tal vez llegue en forma de imagen, o de una palabra profunda, o de una frase inspirada…

O a través de un presentimiento, de una impresión o de una corazonada…

Por medio de una sincronía, de la intuición, o de un relámpago de comprensión…

Sí, la voz del corazón, la intuición, aparece como un relámpago, como una luz deslumbrante que irrumpe de la nada. La intuición no surge de la narración, ni conlleva argumentos o justificaciones, eso fue antes y vendrá después, y eso es la mente.

 De modo que cuando surja el relámpago, cuando todo tu ser vibre en esa certeza revelada, afiánzate en ello, coloca esta respuesta en un lugar de la consciencia donde nada pueda tocarlo ni afectarlo…

 

Ten por seguro que cuando el corazón hable, y decida, muchas voces de la mente rápidamente se le echarán encima, el ágora se agitará, con voces a favor y voces en contra, algunas protestarán histéricas, otras extenderán sobre tu corazón las redes de la incertidumbre y de la duda…

Cuando esto suceda, no te olvides de seguir mirando tiernamente… “Tenéis razón, todas tenéis vuestra propia razón, pero el corazón ha hablado…” Y así tantas veces como haga falta… Paciencia, paciencia y ternura…

 

Por lo demás, el corazón también puede considerar alguna propuesta del ágora mental y decidir utilizarla, valerse de su energía específica para una situación determinada.

Cuando el corazón decide, honramos la decisión, y también las opciones descartadas.

Ninguna opción es desvalorizada, todas las voces del cuerpo o de la mente son reconocidas y apreciadas.

Recordamos que la naturaleza del corazón es la Bondad, y recordamos que todo lo que nos sucede es una oportunidad para irradiarla. 

 

 

Tips  para seguir “señales en la encrucijada”:

  • Ante cualquier decisión, observar qué te da fuerza y qué te la quita. Sentirlo profundamente.
  • Escuchar al cuerpo.
  • Escuchar las voces de la mente; sentir las emociones asociadas
  • El silencio. Escuchar la voz del corazón.
  • Cuando el corazón decide, paciencia y ternura con la avalancha de la mente.
  •  Confianza plena en la sabiduría cardiaca.

Aprender a seguir “la necesidad del instante” es el proceso de “abrir el corazón”. Con la práctica, la voz del corazón será reconocida de forma natural e inmediata. Sin embargo, más que la decisión, lo más relevante será este proceso de apertura cardiaca.

Esta apertura nos permitirá relacionarnos con todas nuestras dimensiones interiores con plena presencia y exquisita amabilidad, a partir de ese momento todo lo que nos llegue será una oportunidad.

Una oportunidad para el Amor, para la Comunión Interior, para la Libertad.

A. Consuegra

 

Esta Apertura del Corazón, esta música de fondo de la Conciencia Plena, permite asistir a todo el espectáculo polipsíquico desde el Amor y la Sabiduría que eres. Todo es reconocido según aparece, cada voz, cada tendencia es apreciada y agradecida con espontaneidad, cada energía del cuerpo-mente fluye en su propio espacio y recupera su propio lugar…

Todo es tu amigo… El miedo también es tu amigo, sólo trata de protegerte y preservarte… Todos esos personajes y energías de las que recelabas, que incluso rechazabas, caben en ti… Todo cabe en ti…

Termina la contradicción, todo coexiste… El Corazón es la espaciosidad infinita e inabarcable… Todo tiene su lugar, todo tiene su propio instante…

Los personajes proponen, la energía se expresa…

Ofreces espacio y escuchas amablemente… Todos tienen su razón de ser, su propio motivo divino… Los personajes proponen, ya no imponen… Has recuperado el poder que les cediste, y la comprensión de “para qué” se lo cediste…

El Espíritu del Manantial

 

 

 

Emociones y Atención Plena

 

¿Qué es la emoción? 

Es un proceso, un tipo particular de valoración automática influida por nuestro pasado evolutivo y personal, en el que sentimos que está ocurriendo algo importante para nuestro bienestar y una serie de cambios fisiológicos y conductas emocionales que comienza a lidiar con una situación (Paul Ekman- Profesor psicología universidad de California en San Francisco) 

Las emociones evolucionaron como parte de nuestros mecanismos de supervivencia, a este proceso Ekman lo denomina “valoración automática”, se incorporó en nuestra fisiología permitiéndonos huir o quedándonos quietos al sentir miedo, remover obstáculos cuando sentimos ira o buscar contención emocional cuando estamos tristes. Por ello es difícil cambiar aquello que dispara nuestras emociones, ya que estas fueron diseñadas para que se produjeran sin pensar: para empujarnos a la acción y la seguridad sin detenernos en el análisis. 

Así nuestros mecanismos de valoración automática, están constantemente escaneando nuestra experiencia para ver si existe alguna amenaza oculta para nuestro bienestar o alguna oportunidad de la que nos podamos beneficiar. 

Cuando reaccionan lo hacen sin nuestro consentimiento, y muchas veces sin que seamos conscientes de ello. Entender esto, es un gran alivio. Se te ha dado un sistema nervioso que ha evolucionado a lo largo de miles de generaciones de maneras que tu no decidiste. Cuando vienes a darte cuenta que posees una mente y un cerebro, ya están dispuestas las reglas básicas de su funcionamiento. 

 

Los sucesos que dan origen a estas valoraciones automáticas a veces son universales,

y a veces personales.

 

Casi todos sentimos miedo ante un coche que se nos echa encima; en cambio a unas personas les asustan bajar por senderos empinados y a otras les encanta. A unas personas les dan miedo las arañas, las alturas, etc. y a otras no. 

Estos desencadenantes personales pueden tener su origen en la niñez y se pueden llevar de manera inconsciente hasta la adultez. 

Gran parte de la psicoterapia se dedica a explorar estos guiones importados del pasado. 

Las emociones también pueden ser desencadenadas por mecanismos distintos a las valoraciones automáticas. Recordar, hablar o imaginar una escena emocional del pasado o pensar en escenarios futuros, puede dar origen a ellas. Observar las emociones de otra persona (aunque sea en un televisor o cine) puede generar una reacción emocional. 

Las emociones se pueden evocar mediante la instrucción y mediante la representación voluntaria de sucesos emocionales, como se hace en el teatro. También se los pueden despertar cuando somos testigos de la violación de alguna norma (como tirar papeles en el suelo, hablar por el móvil en un concierto, etc.) 

 

Cualquiera que sea el tipo de desencadenante, las respuestas pueden ser funcionales o disfuncionales. 

Cuando nos apartamos automáticamente del coche que se nos echa encima, la reacción de miedo es funcional. Si tenemos miedo de salir de casa por algo terrible que nos pasaría, el miedo aquí es disfuncional, y puede venir de un trauma del pasado. Si estos temores importados del pasado, tienen que ver con temas universales, tienden a estar más arraigados y a ser más difíciles de modificar. El tema universal de la tristeza, es la perdida; el de la ira, la obstaculización de nuestros objetivos; del miedo, el daño físico o de otra índole. 

Una idea que puede proporcionarnos alivio en situaciones difíciles y que también funciona con las emociones es: “esto también pasará”. 

Las emociones suelen ser rápidas, y a pesar de las diferencias individuales, se distinguen de otros aspectos de la vida emocional por su tendencia a aparecer y desaparecer con rapidez.  Pueden durar segundos o minutos, en cambio los estados de ánimo, se pueden prolongar durante horas y días, además, pueden durar los rasgos y persistir toda la vida. 

 

Tanto los estados de ánimo, como los rasgos, aumentan nuestra propensión a experimentar emociones relacionadas con ellos. Ej. Si estas irritable, es más probable que tengas momentos de ira. Si eres de temperamento melancólico, experimentaras más momentos de tristeza. 

 

Las emociones son fundamentales para las experiencias de los seres sintientes (humanos y animales), aunque a veces nos abrumen, la vida sin emociones sería muy insulsa y aburrida. Necesitamos las emociones para orientar nuestras acciones, organizar nuestras prioridades y centrar nuestras fuerzas en direcciones significativas. Las emociones nos ponen en movimiento (e: fuer, moveré: mover). 

 

 

 

Las emociones crean realidades 

Para entender como nos ayudan las emociones a movernos por el mundo, el psicólogo Paul Gilbert, dice que los humanos tenemos tres tipos de sistemas de regulación emocional, una serie de funciones básicas que aparecieron en nuestro proceso evolutivo como especie para proporcionarnos información relevante momento a momento sobre el entorno y para poner en marcha estrategias motivacionales específicas. 

 

Estos tres sistemas son: 

  - El sistema de amenaza y protección; 

  - el sistema de impulso, búsqueda de recursos y excitación; 

  - y el sistema de calma y afiliación, alivio y seguridad. 

 

El sistema de amenaza, está dirigido a percibir los peligros potenciales del entorno y provoca emociones como la ansiedad, la ira, la indignación y el asco. Es el sistema responsable de impulsar la acción rápida para asegurar la supervivencia. La excitación del cuerpo asociada a estas emociones, genera la alerta necesaria para que te dispone a actuar de inmediato. Ej. Cuando se aproxima un coche de golpe y ante el peligro inminente te dispones a la acción. 

Este sistema te alerta del peligro: “corre, lucha o haz como que estás muerto”, esto resuena con el concepto de valoraciones automáticas de P. Ekman. 

 

El sistema de impulso, regula las emociones y motivaciones relacionadas con la búsqueda de recursos importantes del entorno, entre ellos la comida, las oportunidades sexuales, alianzas, sitios donde asentarse, y territorios. Es un sistema de deseos que empuja a los humanos hacia objetivos y recompensas importantes mediante la hiperactivación y los sentimientos positivos como la excitación y el placer. 

Nos empuja a buscar satisfacción de deseos y necesidades materiales e inmateriales, incluidos los relacionados con el mantenimiento de la autoestima, como la búsqueda de estatus y la competitividad. 

Se activa por ej. Cuando nos están por ascender en un trabajo. Cuando quedas por primera vez con alguien que te gusta…, etc., es el sistema que nos dice: a que esperas, ve y consíguelo, no va a estar ahí para siempre. 

 

El sistema de calma y afiliación, relacionado con las cualidades emocionales de la alegría, el sentirnos contentos y seguros, lo cual no solo implica ausencia de riesgo, sino también el surgimiento de emociones agradables y apacibles y sus sensación de bienestar. 

Se activa cuando estamos con personas con quienes nos sentimos vinculados emocionalmente, en sintonía y seguro, en especial con amigos y familiares. También se pone en marcha cuando realizamos prácticas de Mindfulness y prácticas del corazón, como meditaciones de amor, amabilidad y de compasión. Esto implica que el construir relaciones positivas y seguras con los demás y con nosotros mismos hace que nos sintamos en calma, seguros y contentos. 

Su activación ayuda a regular el funcionamiento de los sistemas de amenaza y de impulso. Este sistema dice: relájate, disfruta y conecta. Todo está básicamente bien. 

Desde la infancia, en especial cuando existe una sana relación entre el cuidador y el niño (al igual que como todos los mamíferos), descubrimos que se puede acceder a la seguridad y a la alegría, mediante la activación de este sistema de calma y afiliación, que puede regular la ansiedad, el miedo y la ira. Cuando esto ocurre, la oxitocina (hormona de la vinculación afectiva y la conexión), genera en el cuerpo y la mente, sentimientos de confianza, de afiliación, de tranquilidad en las relaciones. 

También disminuye la sensibilidad a los peligros en los circuitos del miedo en la amígdala (la pequeña pero potente alarma cerebral contra el peligro) 

Hasta más o menos los pasados años 70, lo habitual era pensar que el sistema nervioso era inmutable a lo largo de la vida adulta, que las funciones cerebrales se mantenían constantes y que era imposible que se desarrollaran neuronas nuevas después de la infancia. Si nacías con una actitud de quien ve “la botella medio vacía”, estabas condenado a esta manera de ver. 

Las neurociencias lo han cambiado todo con el concepto de neuroplasticidad, la idea de que en realidad, el cerebro humano es flexible y cambia a través de la experiencia. O sea que aunque existan reglas fijas sobre lo que la mente y el cuerpo puedan hacer (de ahí que no sea “tu culpa”), también es verdad que no estamos ni biológica, ni psicológicamente determinados, y que existe un espacio real de libertad para responder en vez de reaccionar que se puede cultivar mediante la observación consciente y la práctica del Mindfulness. 

 

De forma consciente o inconsciente, estamos constantemente entrenando la mente y el cerebro para que respondan ante las circunstancias de diferentes formas. 

En virtud de la repetición, nuestras reacciones se cristalizan en patrones emocionales y senderos neuronales, los cuales, a su vez, influyen en como percibimos la realidad. Así ocurre en especial cuando nos domina una emoción intensa, una situación a la que se denomina el período refractario (P. Ekman), un espacio de tiempo en el que solo somos capaces de asimilar información y evocar recuerdos que confirmen, mantengan o justifiquen la emoción que estamos sintiendo. 

Este mismo mecanismo que dirige y centra nuestra atención también puede limitar nuestra capacidad de adquirir información nueva y acceder a conocimientos ya almacenados que no coinciden con la emoción actual. 

Todos nos olvidamos de elementos o datos históricos evidentes cuando nos ciega una emoción fuerte. 

 

Como dice Maslow: supongo que si la única herramienta que tienes es un martillo, trataras todas las cosas como si fuesen clavos. 

 

Cultivar la Plena Conciencia, te ayuda a cambiar gradualmente la forma de relacionarte con las experiencias, dándole amplitud y apertura a cualquier cosa que estés viviendo, lo cual no significa que desaparezcan las emociones difíciles de nuestra vida. 

Las emociones agradables y desagradables no son más que hechos en la vida y no estamos aquí para desvincularnos de ningún aspecto de nuestra existencia. 

 

 

 

 

 

El Tonglen

 

El Tonglen es un conjunto de prácticas de compasión que heredamos del Budismo Tibetano. En la tradición se ha utilizado para aliviar, para aceptar, para curar el sufrimiento, tanto psíquico como físico.

 

Tonglen significa “dar y tomar” o “enviar y recibir”, en su lengua original. En sus muchas variantes contempla al corazón como epicentro de su práctica.

Es muy sencilla, muy directa: los miedos (antes se denominaban “demonios”) son asumidos y procesados en un circuito cardiaco.

 

Cuando aparece un miedo, un “demonio” en nuestro espacio interior, el “demonio” del odio, la ira, rabia, la agresividad, la ambición, la codicia, la duda, la envidia, los celos, la vergüenza, etc., lo que sea que nos duela, afecte o nos contraiga, lo reconocemos y lo acogemos en nuestro corazón, cerramos los ojos para estar presentes en  ello, para verlo verdaderamente…

 

Una vez lo reconocemos, colocamos a esa “entidad” delante de nosotros, sentimos su presencia a una distancia adecuada, y la observamos (tal vez aparezca con una apariencia determinada, una forma, un color, un olor, un símbolo, etc.). La dejamos allí por un momento, y nos ocupamos de enfocarnos en el corazón.

 

Comenzamos a respirar profundamente, dando un masaje en la zona del corazón, abriendo su campo de radiación.

 

Cuando nos sentimos preparados, en cada inhalación tomamos a esa entidad suavemente y la introducimos en el corazón, en cada exhalación la devolvemos procesada, transformada.

Respiramos el miedo en el corazón. Cada respiración aviva el fuego interno del corazón, activa el proceso de transmutación.

El circuito dura lo que sea necesario, hasta que el “demonio” sea transformado por la energía del Amor.

 

Con la práctica, esto de sacar el miedo fuera de nosotros, no será necesario, y el proceso se realizará en nosotros, sin separación; pasaremos de estar con ello a ser en ello, y entonces sólo quedará la respiración en el corazón.

 

El colocar al “demonio” “fuera de nosotros”, inicialmente, ayuda a objetivarlo, a ir logrando la  desidentificación, poder observarlo con distancia . Esto puede facilitar el trabajo en una fase inicial, o cuando los “demonios” surgen con fuerza, cargados de alta energía, “demonios” ardientes o dragones, como refieren algunas tradiciones.

 

Escritura Terapéutica

Expresión de los pensamientos y  emociones mediante la escritura

 

La palabra escrita tiene un poder especial en la sanación que supera a la reflexión interna.

Los pensamientos van y vienen  constantemente y las ideas saltan de instante en instante, y esas reflexiones que pretendíamos tener, se quedan a menudo a medio pensar, puesto que irremediablemente otro pensamiento más fuerte se le ha impuesto, casi sin darnos cuenta, inconscientemente. Por ello, en algunas ocasiones, nos encontramos prisioneros de  nuestro  universo mental, presos de un caos que no nos deja ver con claridad.

 

Esto no quiere decir que los monólogos interiores con los que convivimos no sean útiles y necesarios, pero sí que, en ocasiones  no alcanzan  a la hora de solucionar determinados problemas, realizar  ciertos descubrimientos o tomar algunas decisiones importantes; además los pensamientos,  mueven nuestro mundo emocional.

 

La emoción “es un proceso psicológico adaptativo, que recluta y coordina el resto de los procesos psicológicos cuando las condiciones de una situación exigen una respuesta rápida y efectiva para afrontar y ajustarse a las exigencias y cambios ambientales” (Fernández-Abascal, Díaz y Domínguez Sánchez).

 

Las emociones alteran o modifican el resto de los procesos psicológicos, cargando de afecto la percepción, activando la memoria, movilizando cambios fisiológicos, dirigiendo la atención, planificando acciones, la comunicación verbal y no verbal, motivando a la acción, etc.

Las emociones tienen un objeto (un estímulo determinado), son inestables, transitorias, momentáneas y puntuales. Permiten la supervivencia y adaptación al medio, y en el caso de las emociones positivas, si logran mantenerse a lo largo del tiempo, son generadoras de recursos personales, psicológicos, físicos y sociales.

De hecho, una persona que logra mantener niveles adecuados de emociones positivas será más resiliente frente a situaciones adversas que otra que no lo logra.

Una de sus funciones es la comunicativa, por lo que los actos de comunicación son generados por emociones y el comunicar, genera éstas.

 

Tanto el sentido común como la psicología, asumen implícitamente que expresar y compartir las emociones contribuye a su afrontamiento adaptativo; no en vano, sostienen  que “lo que no se expresa se somatiza”. Más complejo resulta dilucidar los mecanismos que ponen en relación la expresión emocional, o en su caso la inhibición, la salud y el bienestar. La expresión emocional es adaptativa y ocasionalmente disfuncional, dada su capacidad para influir sobre las funciones somáticas, y por ende, de preservar o alterar la salud.

 

El profesor en psicología de la Universidad Metodista del Sur, James W.  Pennebaker, ha demostrado que quienes han padecido sucesos traumáticos tienen una mayor probabilidad de enfermar física y mentalmente si posteriormente no expresan sus emociones, y que, por el contrario, enfrentarse activamente a los sucesos traumáticos expresando los sentimientos -revelándolos- reduce la activación fisiológica asociada al hecho traumático y contribuye a su afrontamiento eficaz.

 

Un creciente número de investigaciones han permitido demostrar que la inhibición de acontecimientos emocionalmente significativos induce una marcada hiperactivación fisiológica, provoca inmunodepresión y efectos adversos en la salud a medio y largo plazo; además, induce sesgos cognitivos sobre el procesamiento de la información emocional, a la vez que dificulta los procesos de afrontamiento adaptativo. Complementariamente se ha demostrado que enfrentarse activamente a los problemas, expresando abiertamente -oralmente o por escrito- los sentimientos, reduce la activación fisiológica asociada al hecho traumático y contribuye a su afrontamiento eficaz (Pennebaker, Colder y Sharp).

 

Con la escritura ganamos en libertad, pues adquirimos una distancia útil que facilita poder convertirnos en los conductores y guías de nuestros pensamientos, transformándonos en los dueños de la situación.

 

Escribir nos obligara a pararnos, a organizar nuestras ideas a ordenarlas y a fijarlas, ayudándonos a  gestionar nuestro mundo interior, que por otra parte, podrá mostrarnos la entrada a esas zonas oscuras de nosotros mismos,  donde normalmente es difícil acceder.

El acto de escribir es lo fundamental, lo importante es el mismo proceso de hacerlo, salga como salga. Lo que se haga con el resultado, ya sea quemarla, romperla, publicarla, guardarla o colgarla en internet, dependerá de los deseos de la persona que escriba,  que, si lo necesita, podrá culminar con esta acción la función terapéutica.

 

Una de las características más importantes de la escritura, sino la más importante, es la manera en que facilita la expresión de las emociones, es su gran poder catártico. Cuando se escribe se libera lo que se lleva dentro. Existe un desbloqueo emocional intenso, en el que el pensamiento, la emoción y la palabra escrita se comprometen en el escrito.

 

De allí, es que a través de la escritura las personas que atraviesan situaciones de estrés mejoran su bienestar psicológico y físico (Pennebaker).

 

Numerosos estudios hablan de los efectos de la escritura terapéutica, entre ellos, mejora el bienestar psicológico, aumenta las emociones positivas, disminuyendo la afectividad negativa y la sintomatología física.

 

Un estudio realizado por Pennebaker en la década del 80, se ha demostrado que las personas que escribieron acerca de sus pensamientos, emociones y sentimientos más profundos relacionados con un trauma, mejoraron los niveles de salud, reduciéndose a un 50% el número de visitas a los médicos. Mejoraron la actividad inmunológica, disminuyendo su tensión y malestar físico, demostrando ser aquella, una herramienta que alivia experiencias emocionales negativas.

 

 

Otros estudios confirman que expresar las emociones negativas (dolor, desilusión, bronca, culpa, etc.) produce en el sujeto un efecto catártico que le permite mejorar su salud (De Salvo).

 

 

El secreto de la escritura emocional radica en que nos permite darle un sentido a lo que estamos viviendo, integrar el evento traumático en nuestras experiencias de vida. Cuando escribimos, no solo logramos asimilar la experiencia, sino que también la despojamos de su impronta negativa y logramos adoptar una perspectiva más objetiva y racional. Por lo tanto, escribir expresando nuestras emociones nos ayuda a desarrollar una actitud más resiliente.

 

 

Beneficios de la Escritura Terapéutica

 

Los efectos de escribir sobre sus propias experiencias traumáticas o difíciles, generan en las personas:

 

  • Mejora en la función inmunológica.
  • Mejora del funcionamiento pulmonar en pacientes con artritis.
  • Reducción de la presión sanguínea y el ritmo cardíaco.
  • Reducción del estrés mental y la ansiedad
  • Mejora el estado de ánimo
  • Incremento de la comprensión de uno mismo.
  • Ordenar, identificar, reconocer y regular emociones, sentimientos y pensamientos. Autorregulación e integración emocional. Reconciliación de los conflictos emocionales.
  • Nos permite observar y reflexionar sobre nuestros miedos, fobias, obsesiones, traumas, prejuicios…
  • Aumento del autoconocimiento y la autoconciencia.
  • Enriquecimiento de la voz interior y la perspectiva personal.
  • Autodescubrimientos de diferentes maneras de resolver los problemas.
  • Aumento y mejora de los procesos creativos y de la imaginación.
  • Mejoras en indicadores de salud psicológica.
  • A medio y largo plazo se reducen los síntomas depresivos, la rumiación mental y la ansiedad.
  • Al escribir se ponen en funcionamiento los dos hemisferios cerebrales, que interrelacionados ayudan a la regulación del sistema límbico y el equilibrio emocional.
  • Al expresar los pensamientos, sentimientos o comportamientos vinculados con traumas emocionales, se alivia el estrés, bajan los ritmos cardíacos y mejora la actividad del sistema inmune, haciendo llevaderos los síntomas de enfermedades que podamos tener.
  • Una narración sobre un trauma tiene efectos positivos en la medida que se construye un escenario causal, que le da orden y explicación a lo ocurrido.
  • La narración enfatiza los aspectos positivos, de crecimiento personal y de mejora de las relaciones con los otros probablemente, que se asocian sino al hecho, a las reacciones posteriores.
  •  Se aceptan y no se reprimen las emociones negativas, aunque tampoco se enfatizan como elemento principal –tanto un nivel muy bajo como muy alto de palabras emocionales negativas se asocia a un peor ajuste psicológico a medio plazo.
  • Las narraciones más beneficiosas son aquellas en las que la persona oscila entre varios puntos de vista, a veces escribe en primera persona singular y otras en tercera persona plural, mostrando un distanciamiento y cambio de perspectiva.

 

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Adicción de comportamientos y sensaciones

 

El cerebro consta de redes neuronales, estas están todas interconectadas, y esta interconexión es la que elabora ideas complejas, recuerdos emociones, cada uno tiene su propia colección de experiencias y habilidades representadas en ellas.

Todas nuestras experiencias dan formas al tejido neurológico, todas nuestras creencias, lo que hemos sentido, si fuimos amados o no, la cultura, los lugares donde vivimos, etc., con lo que está pasando en nuestra percepción y en nuestro mundo.

 

Cuando recibimos estímulos del ambiente que nos rodea, ciertos aspectos de estas redes neuronales van a conectarse o a desconectarse y van a producir modificaciones químicas en el cerebro. Estos cambios químicos a su vez, producen reacciones emocionales, colorean nuestras percepciones y condicionas las respuestas a las personas y acontecimientos de nuestra vida.

 

Desde las neurociencias, podemos considerar que todas las emociones, los recuerdos, las actitudes y los conceptos, están codificados neuronalmente y se interconectan, el resultado es lo que denominamos ―personalidad.

Así como las células del cuerpo se juntan e interrelacionan para producir un organismo en funcionamiento, de igual manera todas las redes neuronales se interrelacionan o asocian para producir esta entidad que llamamos nuestra personalidad..

 

Sabemos que lo que nos diferencia de otras especies es el lóbulo frontal, y su proporción con respecto al cerebro. Este lóbulo frontal es un área del cerebro que nos permite centralizar la atención y concentrarnos. Es crucial para la toma de decisiones y para mantener firmes las intenciones, nos permite extraer información del medio que nos rodea y de nuestro depósito de recuerdos, procesarla y tomar decisiones o realizar elecciones a partir de las decisiones y elecciones pasadas. Ahora, estas elecciones en su mayoría no son libres, son respuestas condicionadas, aprendidas, automáticas, a los estímulos. O sea que, frente al estímulo, en vez de responder, generalmente repetimos, reaccionamos.

 

 

Pero hay otra manera de funcionar que es respondiendo: cuando nos convertimos en observador de los estímulos, tomamos distancia, nos alejamos de la conducta habitual. El lóbulo frontal toma la información que hemos desarrollado a lo largo de nuestra vida mediante la experiencia, y los datos intelectuales facticos.

Cuando reaccionamos, las redes neuronales biológicas realizan adicción, el cerebro reacciona ante su medio, y ciertos aspectos del cerebro se vuelven centros automáticos que hacen que el cuerpo responda.

 

En el caso de elegir la respuesta, la conciencia se mueve por el cerebro y lo utiliza para examinar sus opciones y posibilidades. En lugar que el cerebro funcione en piloto automático y nos dirija, somos nosotros que lo utilizamos, como un instrumento. La conciencia comienza a tener dominio sobre el cuerpo.

Son nuestros pensamientos que provocan reacciones químicas que nos llevan a la adicción de comportamiento y sensaciones.

 

Las neurociencias están demostrando que cuando aprendemos como se crean esos malos hábitos, no solo podemos romperlos, sino también reprogramar nuestro cerebro para que aparezcan en nuestra vida comportamientos nuevos.

Los genes son como interruptores y el estado químico en el que vivimos, hace que algunos estén encendidos y otros apagados. Cada vez que pensamos, fabricamos sustancias químicas, y estas actúan como señales que nos permiten sentir exactamente como estábamos pensando. Por eso, si tienes un pensamiento de preocupación, al poco rato, te sientes preocupado.

 

Hay que comprender que en el momento en que empezamos a sentir de la manera en que pensamos, empezamos a pensar de la manera en que sentimos. Esto  es importante tenerlo en cuenta en el funcionamiento diario.

Este mecanismo produce más química de tensión, y nos costara salir del estado emocional en el que nos encontramos. Entramos en un círculo vicioso, como dice Joe Dispenza, entramos en un ―estado de ser, la repetición de estas señales, hace que algunos genes estén activados y otros apagados. Y luego nos creemos ser el estado y decimos: soy una persona preocupada, infeliz, negativa, llena de resentimiento, miedosa, etc.

 

Así lo que hacemos es memorizar la continuidad química y definirnos de esa manera. Nuestro organismo se acostumbra al nivel de sustancias químicas que circulan en el torrente sanguíneo, rodeando nuestras células o inundando nuestro cerebro. Cualquier perturbación en esta composición química constante, regular y confortable para nuestro cuerpo, dará como resultado un malestar. 

 

 

Algo que podemos hacer es cambiar la química mediante el cambio de pensamientos, pero no se trata solo de cambiar la química cerebral, hemos de cambiar también los circuitos cerebrales y redes neuronales. Al enseñar al cerebro a pensar con otros patrones o secuencias, estamos creando una nueva mente.

 

El principio de las neurociencias es que si las células neuronales se activan conjuntamente, se entrelazan creando una conexión más permanente. Una persona, ante una situación por más nueva que sea, recurre a esa conexión, es decir repite el mismo pensamiento una y otra vez, y da las mismas respuestas. Su cerebro no cambia y vive la misma mente cada día.

 

Conviene  aprender a interrumpir esos ciclos a través del proceso de ser cada vez más conscientes y de experimentar que podemos cambiar el cerebro, y esto es posible gracias a la neuroplasticidad cerebral, que no es otra cosa que poner en actividad la neurogénesis, entendida como la capacidad de modificar y desarrollar el cerebro.

 

Las emociones y los sentimientos son el producto final, resultado de nuestras experiencias que están internalizadas en nuestro cuerpo y en nuestro cerebro. Si no hay experiencias nuevas o vividas de otra manera, vivimos siempre en la actualización de sentimientos pasados. Se repite el mismo proceso químico una y otra vez.

 

El solo hecho de recordar, es capaz de poner en marcha las reacciones químicas del cerebro. El tema es ¿realmente quieres cambiar?

Se trata de desaprender y reaprender. A medida que vamos pensando menos en una situación que está grabada en nuestro cerebro en forma de red, la conexión con ella se reduce hasta que desaparece.

 

Los pensamientos saludables tienen un efecto intenso sobre el comportamiento y los genes. Cuando decidimos cambiar un pensamiento, una creencia o una respuesta emocional frente a cualquier estímulo, debemos cambiar o modificar la red neuronal que se instaló en nuestro cerebro producto de experiencias o informaciones que hemos recibido.

 

 

Estrés- Distrés

El estrés es una fuerza que se pone en marcha ante cualquier peligro, amenaza física o situación de incertidumbre.

Hoy en día el mundo se encuentra en una situación de continua incertidumbre, tanto en lo económico como en lo social. Un cambio en el trabajo, un jefe nuevo, una mudanza, un colegio distinto, un nuevo competidor en el mercado e incluso una enfermedad representan para cualquier persona circunstancias de desasosiego que exigen al organismo una adaptación.

 

El estrés se podría representar visualmente como una balanza cuyos brazos se abren en el mismo momento en el que se penetra en un territorio desconocido.

 

Eustrés y distrés

Tenemos que terminar un proyecto antes de lo previsto o quizá un examen que sin explicarnos, nos lo han adelantado… primero apelamos a nuestras capacidades nos esforzamos por lograr el cometido, pero luego de 90 min, nos vamos notando cada vez más irritables y nos cuesta mucho mantener la concentración.

No nos acordamos ni lo que habíamos leído unos minutos antes, no logramos aprender y comenzamos a sentir no cansancio sino agotamiento.

Nos planteamos que raro lo que nos está pasando!.

 

Pero hoy en día, las investigaciones nos pueden explicar lo que nos ocurre:

Al principio, frente al desafío,  estábamos bajo los efectos del estrés positivo o eustrés. Nuestra sangre tenía una curiosa mezcla de hormonas, entre ellas la adrenalina y la noradrenalina, que mantenían nuestro interés y nuestra sensación de vitalidad y que nos invitaban a explorar.

También había dopamina, la cual nos daba la capacidad de enfocarnos y de evitar distracciones, a la vez que nos proporcionaba una sensación de placer.

Junto a ellas también nos encontraríamos con la serotonina, una hormona que afecta mucho a los estados de ánimo. Esta nos aportaría una gran sensación de confianza, que nos ayudaría a sentirnos tranquilos en medio del desafío, con la clara convicción de que lo íbamos a superar.

 

Sin embargo, han pasado noventa minutos con nuestro motor a máximo rendimiento y hemos cometido el error de no parar unos minutos a recuperarnos, a mover nuestro cuerpo, a hacer un sencillo ejercicio de relajación o a escuchar con los ojos cerrados un poco de música agradable.

 

Esto ha causado la puesta en marcha de la otra forma de estrés, el negativo o distrés.

Nuestra sangre ha visto desaparecer la mayor parte de la adrenalina, de la noradrenalina y sobre todo de la dopamina y de la serotonina, y se ha llenado de cortisol. Por eso nos sentimos agotados, empezamos a irritarnos y a perder concentración y memoria.

Emociones negativas como el miedo y la desesperanza sustituyen a la confianza y a la ilusión.

 

Ante los desafíos, el estrés siempre nos va a ayudar a superarlos porque va a agudizar nuestro intelecto y va a poner en marcha unas emociones que van a generar en nosotros la ilusión, la confianza, la serenidad y el aguante que en esos momentos necesitamos.

Tras la activación del eustrés, sobre todo si llevamos en esa situación más de noventa minutos, se va a producir la activación del otro mecanismo, el del distrés. Este que tiene su razón de ser, genera falta de claridad mental, vacilación en la toma de decisiones o errores graves en el tipo de resoluciones que se llevan a cabo.

 

El distrés perjudica de una forma notable nuestra salud y nuestra vitalidad. En la actualidad somos conscientes, sobre todo a raíz de los estudios que se han llevado a cabo con atletas, de que para que un ser humano crezca, madure y evolucione son necesarios tanto los episodios de eustrés o estiramiento como los de recuperación. Las personas necesitamos respetar este tipo de oscilación.

En una empresa o en una casa, cuando no existen estos episodios de recuperación, inmediatamente se entra en distrés.

 

La falta de esta especie de revitalización genera lo que se llama una carga alostática, que es algo así como un residuo tóxico que cuando no se elimina empieza a ser francamente perjudicial.

 

Por otro lado, es importante comentar que las reacciones de distrés no aparecen solo cuando no nos recuperamos de un periodo de eustrés mantenido. También se producen cuando hemos aprendido a sentirnos incapaces de hacer frente a los desafíos e incertidumbres.

En este caso, es nuestra forma de pensar, esta incapacidad aprendida, la que genera unos cambios físicos y mentales tan notables y tan profundamente limitantes. 

 

 

El doctor Bandura, catedrático de Psicología de la Universidad de Stanford, ha llevado a cabo ingeniosos experimentos para demostrar hasta qué punto la incapacidad aprendida afecta no solo a los niveles de distrés, sino también al nivel en el que somos capaces de soportar el dolor.

 

Bandura invito a una serie de jóvenes a participar en una de estas experiencias. Se buscaron grupos homogéneos, que compartían un cociente intelectual y una preparación académica similar, para eliminar variables que hicieran más difícil medir algunos resultados.

Bandura, en la parte inicial del experimento, les pidió que metieran las manos en unos tanques llenos de agua muy fría.

Se cronometró con precisión el tiempo que cada participante aguantaba el dolor sin sacar la mano del agua.

 

Posteriormente se dividió a los estudiantes en dos grupos y a cada uno de ellos se les situó en salas diferentes. En cada estancia se encontraban los mismos problemas de matemáticas para que los solucionaran ambos grupos.

Solo existía una diferencia, los colaboradores de Bandura en una de las salas tenían la misión de hacer que los estudiantes se sintieran capaces de resolver los problemas, mientras que en la otra estos tenían que actuar de manera contraria, hacer sentir a los estudiantes que eran incapaces de dar una respuesta a los problemas.

 

Todos sabemos que unos simples comentarios e incluso una forma de mirar pueden transmitir mensajes de confianza o desconfianza.

 

Los resultados que Bandura buscaba no eran los obvios que se obtuvieron, es decir, que los estudiantes que se sintieron capaces resolvieron mucho mejor los problemas de matemáticas que los que se veían incapaces. Lo que se buscaba demostrar era muchísimo más sutil.

 

Terminada la parte de los problemas de matemáticas, se llevó de nuevo a los estudiantes a los mismos tanques de agua muy fría para que volvieran a meter sus manos en ella y poder calibrar cuanto tiempo aguantaban el dolor sin sacar la mano del agua.

Aquellos que se sintieron capaces de resolver los problemas de matemáticas aguantaron mucho más tiempo que antes y un tiempo muy superior al que habían aguantado los que se habían sentido incapaces de resolver los problemas.

Lo que Bandura y su equipo demostraron fue que cuando uno se siente capaz de hacer frente a un desafío, su organismo empieza a producir unas sustancias llamadas neuropéptidos que no solo son potentísimos analgésicos, lo que explica que los estudiantes que se sintieron capaces de resolver los problemas aguantaran mucho más tiempo en el agua helada, sino que además esos mismos neuropéptidos tienen la capacidad de anular la reacción de distrés.

 

Por eso es tan importante que cuanto más distresada se encuentre una persona y mayor sea el nivel de incertidumbre, lejos de caer en el pánico y en la desesperanza, se autoconvenza y transmita a los demás que es capaz de superarlo y resolverlo, que existe una salida.

En general tendemos a adoptar actitudes pesimistas y de desaliento cuando el caminar se hace difícil. Es importante que seamos conscientes de que la actitud menos sencilla, aunque más inteligente, es justo la contraria.

 

En resumen:

 

l. Ante los desafíos y las incertidumbres es importante recordar que en nuestro interior tenemos muchos más recursos de los que pensamos. Ello nos dará la confianza para avanzar con ánimo y con inteligencia. Solo así descubriremos las oportunidades y reconoceremos las posibles amenazas antes de que se conviertan en inminentes peligros.

 

2. Cuando llevemos más de noventa minutos en eustrés, recordemos que el organismo va a necesitar un periodo de recuperación.

Pararnos para recuperar fuerzas no es un gasto de tiempo, sino una extraordinaria inversión. Cuando nuestro cerebro entra en un periodo de recuperación, las ondas rápidas que se registran por medio del electroencefalograma, se vuelven más lentas y ese ritmo lento llamado alfa está asociado a la recuperación, tanto mental como física.

 

Cuando nosotros entramos en distrés, la luz de nuestra conciencia se va apagando de manera gradual, hasta que nos quedamos sumergidos en una completa oscuridad mental. Somos  incapaces de encontrar la salida para nuestras angustias, inquietudes o preocupaciones. Los problemas los vemos como insolubles y sus soluciones completamente inexistentes.

  

 

¿Por qué cuando estamos en distrés, se hace la oscuridad a nuestro alrededor y somos incapaces de encontrar salidas y soluciones, y nos ahogamos en un vaso de agua?

 

La razón es que en el distrés se produce una alteración muy importante del riego sanguíneo en el cerebro. Este cambio hace que algunas de sus partes, fundamentalmente los lóbulos prefrontales, situados en la parte más anterior de nuestro cerebro, reciban menos sangre.

La falta de riego sanguíneo,  hace que las neuronas de los lóbulos prefrontales reciban menos oxígeno y menos glucosa, con lo cual baja su metabolismo y se empobrece su función.

Estos últimos son clave a la hora de integrar, de armonizar el funcionamiento de ambos hemisferios del cerebro.

Además, son esenciales en los procesos de razonamiento y de mantenimiento de la atención.

Los lóbulos prefrontales son también imprescindibles para imaginar el futuro y para tomar decisiones, y están implicados en todos los procesos de aprendizaje.

 

Las consecuencias de estos descensos en el metabolismo neuronal son serias, ya que se pierde la capacidad de ver las cosas con perspectiva.

Además, no se puede razonar con un mínimo de precisión analítica. La creatividad es interferida, de la misma manera que lo es la toma de decisiones.

El aprendizaje y la memoria experimentan una parálisis progresiva, de tal manera que resulta casi imposible almacenar e integrar nuevos datos, nueva información.

 

Además, aparece un fenómeno de lo más curioso que consiste en que la memoria empieza a atraer solo aquellos registros negativos que se encuentran almacenados en ella. Esto hace que comencemos a recordar solo los episodios negativos de nuestro pasado: las personas que nunca nos ayudaron, las que siempre nos criticaron, los fracasos que tuvimos, lo que siempre quisimos y nunca alcanzamos. además, la imaginación solo nos muestra mundos grises, oscuros y amenazantes.

 

Por todo esto, el distrés, si se mantiene en el tiempo, lleva claramente a un estado de desesperanza y de depresión.

La salida al distrés se encuentra en la utilización de la vía de las emociones positivas que, incluye sobre todo la verdadera conexión emocional con uno mismo y con los demás.

 La vía de las emociones positivas es la clave de la resiliencia, de esa capacidad de recuperarnos de las adversidades y salir fortalecidos de ellas.

 

Dr. Mario Puig

 

 

La Observación Consciente

 

Una herramienta extraordinaria para verificar resultados en la vida diaria.

 

«Cuando dejas de actuar en automático, te vuelves consciente... Cuando te vuelves consciente, puedes actuar sobre ti mismo... Cuando actúas sobre ti mismo, puedes cambiar TU VIDA»

Gerardo Schmedling Torres

 

Vivimos la mayor parte de nuestra vida "en automático" y así limitamos la posibilidad de actuar sobre nosotros mismos, porque los comportamientos automáticos conducen nuestra vida como si fuera un barco sin timón.

Desarrollar la habilidad de la observación consciente puede generar, por sí sola, sorprendentes cambios en nuestro comportamiento que a su vez nos genera los RESULTADOS correspondientes, por ley de causa y efecto.

 

Es normal, pero nunca natural, que actuemos de manera inconsciente o esperamos que algo o alguien nos diga qué hacer.

Cuando buscamos orientación fundamental en escuelas, maestros, profesores, libros, historias, etc., es importante recordar que la verdad no puede enseñarse y que a través de lo que encontremos, en el mejor de los casos sólo obtenemos guía y HERRAMIENTAS para el aprendizaje o para la acción. A través de ellas, sí construye cada quien la sabiduría -en su propio interior-, al deducir la verdad de su propia experiencia.

 

Necesitamos aprender a aprender y aprender a comprender, por estar habituados a recibir órdenes o instrucciones, a que algo o alguien nos diga qué debemos hacer, cómo debemos pensar y cómo actuar en cada evento puntual de nuestra existencia. Esto, aunque pocas  veces pueda resultarnos cómodo, realmente nos limita la capacidad de asumir conscientemente  nuestra propia vida.

 

De esta manera nuestras reacciones, sentimientos, pensamientos y decisiones suelen ser apenas el libreto de la cultura y nuestros comportamientos, la mera imitación de lo aprendido de otros. No corresponden ellos, pues, a lo que realmente somos, cada uno de nosotros, desde nuestro propio nivel de conciencia.

Aceptada esta realidad, las primeras preguntas que la lógica se hace son:

 

 ¿Cómo observar?   y    ¿Observar qué cosa?

 

La observación consciente se ocupa del campo de la auto-observación: nuestro mundo interno y nuestros comportamientos, pero también observa el mundo externo, en el cual empieza a descubrir, por estar en observación, la muy estrecha relación que hay entre lo que ocurre afuera (en nuestro entorno inmediato, no en el mundo de los medios de comunicación) con lo que necesitamos aprender a manejar adentro.

 

Hasta que llegamos a comprender que es el mundo interno de cada quién, lo que genera su mundo externo, y esto responde exactamente a sus necesidades de aprendizaje.

 

 

En cada uno de estos tres campos de observación, podemos encontrar cuatro manifestaciones o fenómenos:

 

1. En el mundo interno hay pensamientos, sentimientos, emociones y sensaciones.

 

2. En el mundo externo hay relaciones, circunstancias, dificultades y satisfacciones.

 

3. La interacción entre estos dos mundos, genera en nosotros cuatro clases de comportamiento: indecisiones, reacciones, decisiones y acciones.

 

 

 Precisiones y objetivos para que la observación consciente sirva para el cambio que genere NUEVOS RESULTADOS

 

 

 1. OBSERVANDO NUESTRO MUNDO INTERNO

 

-  PENSAMIENTOS

 

         Pensamientos automáticos y pensamiento puro.

No existe receptor más poderoso que la mente humana, una maravilla capaz de captar diversas señales de diferentes dimensiones, originadas en cualquier lugar del universo o procedentes de otras mentes, además de las señales de los propios mundo interno y cuerpo físico. Todo esto nuestra mente lo traduce en pensamientos.

 Más no obstante, la variedad de sus calidades y orígenes, los pensamientos que pasan por tu mente pueden ser sólo de dos categorías: agradables ó desagradables.

 

A los agradables, que generan PAZ INTERNA, así los reconocemos, los podemos llamar pensamientos puros.

Los desagradables, entonces son pensamientos impuros que se distinguen fácilmente porque  en vez de paz, nos generan conflicto o malestar interno.

 

¡Tú no eres tus pensamientos!

 

Sin embargo, ellos generan en ti características positivas o negativas. Observar los pensamientos SIRVE para seleccionarlos conscientemente, como quien selecciona una emisora de radio, desechando aquellos que no sean PUROS.

Cuando pensamos sin observar qué pensamos ni cómo pensamos, es decir, en automático o como autómatas, el pensamiento nos esclaviza.

 

 

- SENTIMIENTOS (naturaleza y manejo).

 

Sentir es natural,  pero tanto  los sentimientos, como los conceptos que integran el SISTEMA DE CREENCIAS, también son aprendidos.

Aprendimos que tal cosa es digna de regocijo y que tal otra cosa es triste...ej.  existen culturas humanas donde la muerte de alguien es motivo de tremenda fiesta, sin embargo,  en nuestra cultura es "lo peor que puede pasar"  y no hacer con ello el gran drama, es calificado por otros y por mí mismo de "inhumano", como si morirse no fuera lo más esperable que existe.

 

Hacer algo útil con la observación consciente de nuestros sentimientos consiste en NO CULPAR  a nadie,  ni a nada, por lo que yo siento, puesto que el sentimiento se genera dentro de mí, y yo puedo cambiarlo, si lo asumo como mío.

Mientras crea que son los eventos externos o las demás personas quienes los generan sin que yo intervenga, de poco sirve darme cuenta de lo que estoy sintiendo.

Los sentimientos también son de dos clases solamente: de bondad y cariño, o de egoísmo y odio.

 

¡Tú no eres tus sentimientos!

 

 No te identifiques, pues, con ellos. Sólo obsérvalos y selecciónalos, para actuar solamente con aquellos que mejoran tu calidad de vida.

El odio, el rencor y demás sentimientos “negativos” empiezan a desaparecer cuando dejo de culpar a lo externo, especialmente a los demás, por lo que yo siento o por lo que a mí me pasa.  Comprendiendo que el culpar (algo muchas veces inconsciente y aprendido) solo sirve para deteriorar mi calidad de vida.

 

 

- EMOCIONES,

 

que pueden ser de las agradables o meras y limitantes reacciones instintivas. Aunque originadas en la interpretación que hace la mente o personalidad de las circunstancias externas, las de polaridad negativa conectan los traumas de la infancia que son la impronta en el instinto, de aquellos eventos que superaron nuestros umbrales sensoriales del temperamento innato.

 

¡Tú no eres tus emociones!

 

Por lo tanto, no te identifiques con ellas, ni te sientas mal cuando las “negativas” se presenten. Esto es normal mientras tengas un SISTEMA DE DEFENSAS (el cual solo empieza a desarmarse una vez hayas limpiado lo suficiente tu sistema de creencias de cualquier ignorancia que justifique la reacción instintiva).

Limítate a observar tus emociones para determinar qué hacer con ellas.

 

Las emociones de ira, tristeza, angustia, miedo, etc., son destructivas y autodestructivas, por lo cual es necesario descargarlas, pero, al hacerlo, no lo hagas contra las personas, porque ellas no son culpables de tus emociones.

Las emociones positivas, como la alegría, el entusiasmo, la confianza básica, etc., sí suben tu energía interna y te apoyan para mejorar tus relaciones.

 

 

- SENSACIONES

 

Las sensaciones se originan en el cuerpo físico, en percepciones extra-sensoriales y en la intuición.

Las sensaciones del cuerpo físico pueden indicar carencias o desequilibrios físicos que el cuerpo trata de comunicamos por este medio. Obsérvalas e intenta equilibrar tu cuerpo de la manera más natural posible.

Las sensaciones de origen extra-sensorial, también llamadas “corazonadas”, son mensajes sutiles que tratan de advertimos sobre situaciones que podemos evitar o solucionar. Son también mensajes que podemos aprovechar para mejorar nuestro bienestar.

 

Es necesario observar con agudeza estos mensajes, para no confundirlos con el miedo limitante y caer en la inacción.

 

 Una vez clasificada la sensación, puedes tomar la acción más adecuada que te permitirá verificarla o desecharla (teniendo en cuenta los resultados que produce en tu vida).

 

¡Tú no eres tus sensaciones!

 

 

OBSERVANDO NUESTRO MUNDO EXTERNO

 

- RELACIONES

 

 Observar las relaciones consiste en DARNOS CUENTA de lo que las personas hacen o dicen, pero sin identificamos con las cosas negativas de sus manifestaciones.

Sólo es observar lo que la persona está haciendo o diciendo, en vez de pensar "Me está ofendiendo" o "Me está haciendo dar ira".

Nadie puede ofenderte, si decides mantener tu paz.

Si te limitas a observar serenamente, comprenderás mucho acerca de cómo funcionamos las personas.

 

 

- CIRCUNSTANCIAS

 

 Observa todo lo que sucede a tú alrededor como lo que es: una situación aislada de ti. No te involucres con lo que sucede, ni con lo que veas. Tú no eres lo que sucede afuera de ti.

Solo toma, conscientemente, las acciones que consideres convenientes.

 

 

- DIFICULTADES

 

Observar las dificultades consiste en primer lugar, no involucrarse emocionalmente con las situaciones externas, ya sean económicas, técnicas, materiales, de relaciones o de salud, y, en segundo lugar, en lograr verlas como oportunidades de aprendizaje, útiles para desarrollar la creatividad, la acción, la serenidad, la fe y la capacidad de trascender el miedo.

 

 

- SATISFACCIONES

 

Observar las satisfacciones consiste, primero, en aprender a aprovecharlas, conscientemente, para tomar de ellas sólo la energía necesaria, y, segundo, en no caer en estados de inacción o en excesos que puedan degenerar el cuerpo y la voluntad.

 

 

 

 OBSERVACIÓN DEL COMPORTAMIENTO

 

- INDECISIONES

 

 El comportamiento del indeciso, suele originarse en un conflicto interno de miedos, entre el instinto y la personalidad, el cual impide que el individuo sepa qué hacer. Observa cuidadosamente. Si la dificultad se debe al miedo, como sensación de peligro, entonces la indecisión se origina en el instinto. Y puede ser una señal de advertencia digna de atender.

Pero si se siente como miedo a perder o al qué dirán, entonces la indecisión es de la personalidad. Pero, como tú no eres ni tu instinto, ni tu personalidad, entonces déjate guiar por la sabiduría de tu conciencia, y observa lo que la vida tiene para ti, más allá de tus miedos y de tus conceptos, y ¡actúa inmediatamente!

 

 

- REACCIONES

 

 Los comportamientos reactivos se originan en el instinto, cuando nos involucramos, sentimental o emocionalmente, con situaciones que no comprendemos o no aceptamos.

Observar, conscientemente, todas nuestras reacciones animales es un ejercicio que, poco a poco, nos lleva a desarrollar la habilidad de no involucramos con lo que sucede a nuestro alrededor, y, finalmente, aprendemos el comportamiento que nos hace humanos: LA ACCIÓN CONSCIENTE.

 

 

- DECISIONES

 

Tomar decisiones es indispensable para poder eliminar el conflicto interno, acerca de las situaciones que presenta la vida pues, en algunas ocasiones, no sabemos qué hacer frente a ellas. Sin embargo, no siempre la decisión que tomamos resulta ser la más acertada.

Lo que sí es seguro es que, a través de las decisiones, desarrollamos la acción y, a través de la acción, logramos el aprendizaje y, finalmente, la comprensión que nutre la conciencia.

 

Observar las decisiones consiste en estar atento a no tomar decisiones, desde la ira, el orgullo o el resentimiento, sino desde un estado de reflexión consciente.

No obstante, sea cual fuere la decisión que tomemos, lo más importante de observar es la capacidad que tenemos, para asumir el resultado de las decisiones que tomamos, sin culpar a nadie ni a nada, por el RESULTADO obtenido, puesto que las decisiones son, única y exclusivamente, de quien las toma, y, realmente, no existe la manipulación porque nadie puede ser obligado a tomar una decisión. Que aún seamos manipulables, es otra cosa...

 

 

- ACCIONES

 

Mientras que las reacciones son automáticas, las acciones son conscientes. Por eso las acciones conducen al desarrollo de la capacidad de la atención constante, de la comunicación amorosa, del ahorro de la energía interna, y al DESPERTAR de la CONCIENCIA.

Observar las acciones consiste en estar atento para decidir conscientemente, la mejor manera de actuar frente a las situaciones del diario vivir.

 

 Desarrollar la habilidad de la OBSERVACIÓN CONSCIENTE puede generar, por sí sola, sorprendentes cambios en nuestro COMPORTAMIENTO, el cual a su vez genera los RESULTADOS correspondientes y esperables, por simple ley de causa y efecto.

Pero como lo normal es volar a buscar afuera a qué o a quién CULPAR de lo que mi inconsciencia hace solita dentro de mí... ¡Así es como generamos y perpetuamos nuestro sufrimiento!

 

Gerardo Schmedling

 

 

¿Conocemos nuestro diálogo interno? ¿Sabemos cómo funcionamos?

 

Es de vital importancia lo que nos decimos a nosotros mismos ante una situación que estamos experimentando. El dialogo interior está basado sobre el sistema de creencias, muchas de ellas inconscientes y afecta nuestro mundo emocional más de lo que nos imaginamos, pero también nuestros estados emocionales,  creencias, etc.,  afectan nuestro diálogo interno.

Se ha descubierto que,  cuando nuestro dialogo interno es nocivo, llega hasta el punto de “matar neuronas en ciertos centros cerebrales, como los hipocampos.  (Dr. Mario Alonso Puig)

La facultad de Medicina de la Universidad de Harvard ha demostrado que entre el 60% y el 90% de las consultas a médicos generales en occidente tienen relación con determinadas emociones aflictivas que se prolongan en el tiempo.

Es muy importante ser conscientes de que es lo que nos decimos ante las situaciones que vivimos, pues de esa interpretación, depende la calidad de nuestras experiencias, y es que según lo que nos digamos movemos estados emocionales que tienen que ver con sustancias químicas en el organismo, no es lo mismo sentirnos furiosos, que sentirnos contentos.

El dialogo interno, puede cambiar nuestro estado anímico en segundos.

«No nos afecta lo que nos sucede, sino lo que nos decimos acerca de lo que nos sucede» Epícteto

Aprender a  escuchar  a esa voz interna, a ser conscientes de ella, nos ayuda a mejorar nuestra automotivación y a regular el mundo emocional, ya que contrario a lo que solemos creer, somos responsables de nuestro mundo emocional, de lo que sentimos.

Gran parte de la vida, solemos culpar al afuera por cómo nos sentimos y nos justificamos, estoy triste porque tal persona no me hizo caso, o estoy furioso pues mi pareja no me escucha, o estoy frustrado porque el país está en crisis… etc. Y es que sin negar la situación exterior, la verdad es que lo que yo interpreto, lo que yo me digo de lo que está ocurriendo tiene mucho que ver con mi estado, con lo que siento. El otro puede actuar a su manera, pero en mi interior   yo decido si me afecta o no, y si me afecta, toca revisar que patrones, maneras de funcionar se activan en  mí que hacen que la situación me afecte y poder revisar sistema de creencias que ya no me apoyan a crear una vida saludable.

Así, al ir tomando conciencia de que somos responsables de nosotros mismos, nos damos cuenta que:

“nadie nos puede herir sin nuestro consentimiento”.

Conviene cuando nos decimos algo que nos hace sentir mal, confrontar la creencia, por ej. Si me sorprendo diciendo que soy torpe, preguntarme: ¿realmente es así, soy torpe?, ¿es del todo real lo que me digo?, ¿es así en todo momento? O ¿es que me comporte torpemente?, ¿habrá situaciones donde no me comporte torpemente?....entonces la creencia pierde fuerza.

Para poder detectar como nos hablamos a nosotros mismos, qué nos decimos,  si ese dialogo es tóxico, y aprender a hablarnos de otra manera más saludable:

·   hemos de entrenar la mente a estar presente, aprender a observar sin juicio los pensamientos, adoptando una actitud meditativa, para sorprendernos cuando nos estamos hablando mal. 

·   Soltar la atención de los pensamientos (dejarlos pasar como si fueran nueves en el cielo) y dirigirla a las sensaciones corporales. ¿Qué estoy notando en el cuerpo? ¿Qué sensaciones físicas noto: tensión en la mandíbula, en el cuello, puños apretados, hormigueos, calor, opresión en el pecho, nudo en el estómago, etc.?

·   preguntarnos que estoy sintiendo, ponerle un nombre a la emoción o sentimiento: enojo, rabia, tristeza, angustia, ansiedad…) al ponerle nombre, al etiquetar la emoción, o sentimiento, se activan áreas del cerebro que nos ayudan a ser más resolutivos.

 Hay un estudio   científico (universidad de California) que demuestra  que cuando nombramos una  emoción  la corteza prefrontal fabrica péptidos que inhiben la amígdala sobre-activada.

 

Desarrollando la Inteligencia Emocional, podemos equilibrar y armonizar la parte emocional y racional del cerebro.

 

Al observar  cual es el dialogo interno que nos lleva a sentirnos así,  nos daremos cuenta que solemos decirnos cosas como: todo lo hago mal, siempre me pasa lo mismo, no cambio más, que estúpido soy, etc. 

Luego de haber tomado conciencia de lo que me digo, podre ver como distorsiono los hechos bajo los efectos de la emoción y de las creencias, se trata de confrontar las creencias, para verificar si son realmente ciertas.

 

·         Y me planteare como puedo aprender a hablarme, o que decirme a mí mismo ante esa situación que me haga sentir mejor.

 

·         Haciendo esto, puedo volver a observar mis pensamientos y emociones y notar el cambio.

 

·         Noto que sensaciones físicas aparecen al cambiar el dialogo interno tóxico por un dialogo más amable y  que me hace sentir mejor.

 

       ·         Y por último mirare que acción tomar, cual es el primer paso a dar para 

          poder cambiar la situación  que no me gusta, pues al tomar acción   

         desaparece la sensación de inmovilidad que nos genera la preocupación por

         algo.

 

 

  La dificultad es que son muchos años de condicionamiento, de repetir maneras de funcionar con patrones instalados en nuestras redes neuronales que movilizan estados emocionales a los que nos tornamos adictos (como dice Candace Pert). Sin embargo, según las investigaciones de las neurociencias, el cerebro es plástico y podemos cambiar...

   Se requiere entrenamiento y paciencia para funcionar de una manera mas saludable...aprender a conocer lo que funciona en uno y a sanar lo que esta irresuelto, principalmente en los estadios tempranos de la niñez, que es donde grabamos nuestras creencias, nuestra manera de ver el mundo, nuestros primeras heridas, que nos condicionan luego de adultos, hasta tanto las hagamos conscientes y las sanemos, aprendiendo a cubrir sanamente nuestras necesidades y a hacernos cargo de nosotros mismos....  

 

 

Ofrecemos cursos online para profundizar estos temas, si son de tu interés, y que puedas hacerte de herramientas prácticas para aplicar en tu día a día.

Estos cursos constan de tutorias  totalmente personalizadas, los puedes comenzar cuando tu quieras, según tus tiempos y disponibilidad..

 

 

- CURSO MINDFULNESS - ATENCIÓN PLENA

 

- CURSO EL PODER DE LAS CREENCIAS

 

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- CURSO SANANDO EL NIÑO INTERIOR

 

- CURSO RELACIONES DE PAREJA- VIAJE HACIA LA RELACIÓN CONSCIENTE

 

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- CURSO RELAJACIÓN- GESTIÓN DEL ESTRÉS

 

- CURSO COMUNICACIÓN EMPÁTICA Y ASERTIVA

 

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Juana María Martínez Camacho

 Terapeuta Transpersonal

 Especialista en Bioneuroemoción

 Facilitadora Internacional CMR (Liberación de la Memoria Celular)                        

 Anatheóresis (Psicoterapia Regresiva Perceptiva)

 Formación Internacional  en Psiconeuroinmunoendocrinología (IPPNIM) 

 

 

PARA MAS INFORMACIÓN: 

 

 juani593@hotmail.com

www.centroelim.org

WhatsApp: 653936074

 

 

 

 

El niño interior- las expectativas

 

Nos suele ser más fácil ver el niño herido en los demás, sin embargo, más nos cuesta reconocerlo en nosotros mismos.

Cuando nos relacionamos por medio de la exigencia saboteamos el amor, el respeto propio y el crecimiento interno.

Saboteamos el amor porque nuestra actitud  y comportamiento están básicamente centrados en nosotros mismos y no respetamos a la otra persona, saboteamos nuestro propio respeto porque en el fondo, sabemos que cuando actuamos desde la exigencia no nos honramos a nosotros mismos, ni a nadie más y saboteamos nuestro crecimiento interno porque en este espacio nos enfocamos completamente hacia el exterior, para conseguir lo que queremos de fuera o para culpar a los de afuera por lo que no conseguimos.

 

 

Las expectativas: combustible de las reacciones y las exigencias

 

Todos tenemos expectativas respecto de los demás, pero si se mantienen de forma inconsciente, destruyen la intimidad y la armonía, convierten a la persona en objeto de nuestros deseos.

Las expectativas impiden el efectivo crecimiento  de un espacio interior más profundo de  confianza y gratitud.

En lugar de sentir nuestro miedo, nos trasladamos al niño exigente y nos sentimos víctimas de la gente, las situaciones y la vida.

 

 

Es importante descubrir, explorar nuestras expectativas.

 

Es uno de los trabajos más difíciles, pues en primer lugar, no solemos ni siquiera admitir que las tenemos, solemos esperar que la gente nos de cómo les damos a ellos, o que sean justos con nosotros, que los íntimos nos digan la verdad, que sean fiables y comprensivos. Etc.

 

 

      ¿Como reconocer las expectativas?

 

1-     Ira: Darnos cuenta cuando nos sentimos decepcionados y reaccionamos, ya sea culpando a alguien con ira, aislándonos o con resignación.

         Dependiendo de nuestro temperamento, podemos lanzarle a la otra persona nuestra ira y               decepción por no satisfacer nuestras necesidades, o podemos esconderlas dentro y dejar              que se sigan cociendo en su salsa. Explotamos o explosionamos.

         Es penoso ver lo mucho que esperamos y por eso no queremos verlo.

         Siempre que nos sentimos decepcionados o enfadados es porque existe alguna                             expectativa  que no se cumplió, ¿Cuál es?

        El perdón es superficial y no tiene sentido hasta que no descubrimos cuales son nuestras                expectativas.

 

2-     Juicios: Investigando que se esconde detrás de nuestros juicios. A menudo, justo detrás de algún juicio hay algo que deseamos o esperamos de alguien.

 

3-     Acusaciones: Elegir a alguien cercano con una buena relación con nosotros y fijarnos de que manera podríamos culpar a esa persona, acusarla. Culparle por todo lo malo que tenga, por todo lo que no te da, por todo lo que debería cambiar. Bajo cada una de estas acusaciones se encuentra una expectativa.

 

4-     Investigar en las diferentes áreas de la vida:

¿Qué expectativas tenemos respecto al sexo?

¿Cómo queremos que nos hagan el amor?

¿Cómo queremos que alguien esté a nuestro lado en el aspecto emocional?

¿Cuán espiritual queremos que sea nuestra pareja?

¿Qué es lo que esperamos en términos de supervivencia?

¿Qué expectativas tenemos de que la otra persona sea poderosa, fuerte, clara, centrada, segura de sí misma y se mantenga en “su energía”?

¿Qué expectativas tenemos de que la otra persona nos ponga límites?

¿Qué expectativas tenemos que la otra persona sea alegre, creativa, positiva en la vida?

 

Al investigar las expectativas, podemos darnos cuenta de lo que sentimos en nuestro cuerpo a medida que las vamos repasando, unas pueden tener una carga muy fuerte otras no tanto.

 

Expectativas positivas

Cuando no se cumple una expectativa, explotamos o implosionamos.

Cuando explotamos, se trata de expectativas positivas que se encuentran detrás de nuestra ira o juicios. Nuestro niño siente que no merece conseguirlas. Positivas porque al menos hay una energía con la que podemos conectar y nos ayuda a reconocer y buscar las necesidades insatisfechas, las expectativas cubren ese agujero que queda al no estar cubiertas las necesidades.  En lugar de sentir el miedo o el dolor, transformamos la energía en la expectativa de que alguien o la vida, lo llenara.

 

Expectativas negativas

Son creencias que mantenemos que nos impiden admitir que realmente esperamos o deseamos algo. Y esto hace que sea mucho  más difícil identificar nuestras expectativas  pues no existe ninguna energía.

Cuando negamos tener necesidades o deseos, o cuando nos sentimos tan indignos que no creemos merecer nada, escondemos nuestras expectativas en lo más profundo, pero allí están solo que es difícil dar con ellas. Ej. creer que no necesitamos nada de nadie, sentir tanta vergüenza que creemos que no merecemos nada, pero aun así hay expectativas que salen en la forma de sentimientos inexpresivos, en depresiones crónicas, malicia, agresión pasiva o violencia manifiesta.

 

Encubrimos nuestras necesidades con pensamientos como:

  •  No está bien necesitar a nadie, tenemos que aprender a ocuparnos de nosotros mismos
  •  No sirve de nada querer o necesitar algo porque de todas maneras no lo conseguiré
  •  Cuando expreso una necesidad solo consigo frustración, así que ¿para que molestarme?Puede que no seamos capaces de reconocer nuestras necesidades pues las hemos negado durante tanto tiempo  que ya casi no las tenemos en la conciencia.

 

Nuestras expectativas negativas se encuentran en lo más  profundo de nuestras heridas internas y nos crean una profunda desesperación por no legar a ser nunca amados, aceptados o comprendidos.

 

 Observa  tus expectativas negativas: 

¿que crees que podría pasar si te abres?

¿Como te decepcionarían?

¿Notas algún patrón en este sentido?.

 Es importante detectarlas, pues nuestras expectativas negativas se convierten en profecías que se cumplen.

 

Ya sea que nuestras expectativas surjan en forma de ira, de decepción o de acusación (expectativas positivas) o puedan ser identificadas por una creencia negativa que cubre nuestros deseos o necesidades (expectativas negativas), de todas formas cubren un lugar dentro que está profundamente herido y hambriento.

Al mirar desde la conciencia del niño, la realidad que vemos en el presente se encuentra distorsionada.

 

Nuestro niño interior proyecta en el presente lo que experimento hace mucho tiempo, con todos los miedos y la desconfianza provenientes de la experiencia. Puede que el presente sea mucho más seguro y lleno de amor de lo que creemos, pero no somos capaces de verlo, seguimos reaccionando como un niño y para descubrirlo, tenemos que descubrir nuestras expectativas.

Sin conciencia ni comprensión es fácil sentirnos victimas de nuestras parejas o de la existencia por todo lo que nos está pasando en lugar de ver que somos nosotros los que lo estamos creando, pero al identificar el patrón con una profunda compasión y perspicacia podemos empezar a cambiarlo.

 

La mente de nuestro niño basada en la experiencia de nuestra niñez, ha formado creencias y repite patrones, y tenemos que encontrar una manera de salir de esa película que está distorsionando nuestra realidad presente con proyecciones del pasado.

   (Dr. Thomas Trobe)

 

 

El temor y las heridas del nuestro niño interior

 

A través de la aceptación, la comprensión y la amplitud podemos descubrir y sanar las heridas más profundas de nuestra alma.

 

A veces nos preguntamos qué es lo que nos provoca tanta ansiedad, porque nos quejamos cuando no conseguimos el amor que deseamos y necesitamos, que es lo que sucede dentro de nosotros cuando sufrimos una pérdida importante, cuando un amor nos deja o uno de nuestros padres muere?

 

Escondido detrás de nuestras protecciones, negaciones  y un estilo de vida adictivo, llevamos un niño interior profundamente atemorizado y herido.

 

La mayoría de personas viven en la codependencia sin ser capaz de crear o mantener relaciones íntimas debido a nuestro niño interior atemorizado.

Nuestra vida, no podrá ser una experiencia de amor y felicidad hasta que no nos hagamos amigos de nuestro niño interior.

 

Cuando nos abrimos a nuestra vulnerabilidad herida y empezamos a sanarla, traemos el amor y la realización a nuestras vidas.

Gran parte del crecimiento interior proviene del trabajo con los miedos: el miedo a afirmar nuestra creatividad, miedo a la perdida, miedo al castigo, a la crítica y al juicio, miedo al rechazo y a la soledad, miedo a la supervivencia, a que te desenmascaren, al fracaso, al éxito, a la intimidad, a la confrontación, a la ira, a perder el control….

 

El  miedo es el asunto mas esencial para trabajar en nuestra vida: cuando se le niega e ignora se le relega al fondo de   la mente, desde donde ejerce un efecto poderoso y muchas veces paralizante en nuestras vidas.

 

Intentamos cubrirlo con toda clase de compensaciones y adicciones, mientras se mantenga como una fuerza escondida puede causarnos ansiedad crónica, sabotear nuestra creatividad, puede volvernos rígidos, suspicaces u obsesionados con la seguridad, puede anular nuestro esfuerzo por encontrar el amor…. pero si podemos amigarnos con el, sacarlo a la luz, investigarlo con intensidad y compasión, puede transformarnos, abriéndonos a una profunda vulnerabilidad y auto aceptación.

 

El miedo afecta y muchas veces domina, todos los aspectos de nuestra vida, nuestra manera de hablar, de trabajar, de comer, de relacionarnos, de crear e incluso respirar. Es algo que se encuentra de forma permanente  y que intentamos ignorar, superar e incluso alejar.

 

El viaje de regreso al espacio interior que hemos perdido, se puede resumir en el siguiente mapa:

Imagínate que estas de pie en el centro de un gran circulo dividido en tres anillos: un anillo exterior, uno medio y otro interior. Estos círculos radian desde ti hacia fuera. Al anillo exterior le llamaremos capa de protección: este es el hogar del adulto compensado.

 

El segundo anillo es la capa de sentimientos y la vulnerabilidad, el hogar del niño vulnerable.

 

Y el centro es el núcleo del ser esencial y el hogar del testigo. Ahí nos encontramos con nuestra energía fluida y espontánea, y podemos mirar todo lo que sucede dentro y fuera de nosotros con amplitud y objetividad. Es su forma más elevada, un estado de armonía con nosotros mismos y con la vida, es el centro de unidad con la existencia, del que hablan los místicos.

 

El viaje de sanación es llegar a ese núcleo interior.

La mayor parte del tiempo estamos en la capa exterior, la de protección es un estado de control donde estamos protegidos (hasta cierto punto) de nuestros miedos y muy raramente nos damos cuenta que estamos allí, se nos ha hecho familiar y vivimos allí de manera inconsciente, no porque lo elijamos. A menos que realicemos un trabajo interior, podemos pasarnos allí la vida entera. La mayor parte de la gente lo hace.

 

Vivir en la capa de protección es algo seguro, conocido y sin peligro, pero a la vez vacío y de una forma u otra la vida comienza a indicarnos que algo va mal, cuando nos aventuramos a entrar en la capa de la vulnerabilidad y los sentimientos, nos llegan recuerdos de tiempos pasados y sentimientos de traición (cuando no se respetó nuestra vulnerabilidad), por estos recuerdos, nos asusta ir allí por lo que una parte de nosotros intenta evitar sentir ese dolor y ansiedad, manteniéndonos en lo seguro y conocido.

 

Otra parte de nosotros sabe que para completar nuestro viaje de vuelta al núcleo, no nos queda otra alternativa que investigar la capa del medio.

 

Una energía desconocida y misteriosa nos empuja hacia el centro, respondiendo a una llamada que proviene de nuestro ser superior, y esa parte tiene el valor para enfrentar el dolor y el miedo intrínsecos en el hecho de reclamar nuestra vulnerabilidad.

 

Nos movemos constantemente entre esas dos fuerzas opuestas: una nos mantiene inconscientes pero seguros, la otra nos inclina hacia lo desconocido y hacia una verdad mas profunda.

Dr. Thomas Trobe

 

 

TE ACOMPAÑO EN EL PROCESO

 

 

Juana Ma. Martínez Camacho

                                                     Terapeuta Transpersonal

                                (Escuela Española de Desarrollo Transpersonal)

                             Especialista en Bioneuroemoción

                               (Instituto Español de Bioneuroemoción)

                             Facilitadora Internacional CMR (Liberación de la Memoria Celular) 

                               (Cellular Memory Release)                   

                             Anatheóresis (Psicoterapia Regresiva Perceptiva)

                               (Transpersonal Anatheóresis Madrid)

                            Formación Internacional  en Psiconeuroinmunoendocrinología

                              (IPPNIM)

 

 

                       www.centroelim.org           Telf.  653-936-074

 

                             

 

La Programación- A. de Mello

 

COMPRENDER

 

Nada en la realidad, nada en la vida, nada en el mundo te perturba; nada tiene el poder de perturbarte.

 ¿Alguien te lo ha dicho?

 

Toda perturbación existe en ti, no en la realidad. Podría subrayar la palabra "toda". ¡Toda perturbación está en ti! no en la vida, ni en la realidad, ni en el mundo: está en ti.

El sólo hecho de comprender esto, ha cambiado totalmente la vida de quienes lo lograron. El sólo hecho de comprenderlo, y nada más.

 

La realidad no es perturbadora, la realidad no es problemática; si no existiera la mente humana, no habría problemas.

Todos ellos existen sólo en la mente humana. Todos son creados por la mente.

Nada en la realidad, nada en la vida, nada en el mundo te perturba; nada tiene el poder de perturbarte.

 

La madurez es lo que has alcanzado cuando ya no culpas a nadie.

No culpas a otros; no te culpas a ti mismo.

 

Mientras tengas un "enemigo" afuera que te perturba, te negarás a abandonar tu perturbación, a menos que ella desaparezca.

Es decir, si piensas que alguien te perturba, entonces, mientras él está allí y se complace en el comportamiento que tú dices que te perturba, te negarás a abandonar tu perturbación a menos que él se reforme, cambie, desaparezca, se vaya, o lo que fuere.

 

Bien, supongamos que esa persona se niegue a irse..., supongamos que no se trate de una persona sino de la vida y que ésta persista en ser de esa manera, entonces seguirás estando perturbado.

 

Te digo, no es esa persona, no es la vida, ¡es tu programación!.

Él podría estar allí mismo, haciendo exactamente lo que hace ahora, y no tendrías necesidad de estar perturbado. Otras personas en tu lugar no estarían perturbadas. ¡Es tu programación…!

 

- Está bien...; él no me perturba, yo no me perturbo; la programación me perturba.

 

¿Cómo lo "arreglamos"?

La propuesta oriental diría: - No lo "arregles", deja que siga su curso; desaparecerá por sí solo.

Cuanto más trates de "arreglarlo", más se fortalecerá.

Esto también resulta "explosivo": no lo "arregles", déjalo seguir su curso. Deja que siga; desaparecerá; realmente lo hará. Si has comprendido esto…

 

- Pero ¿no necesito saber de dónde proviene esta programación?

- Es una ayuda; es una ayuda, pero no es necesaria.

Y, si estás totalmente decidido a lograrlo, si te planteas: "tengo que descubrir de dónde proviene y tengo que cambiar", entonces las cosas empeorarán, puedes estar seguro de ello.

Muchas personas nunca cambian porque están muy decididas a cambiar. Están tan decididas que no cambian nunca. Como están tan tensas, tan ansiosas, todo empeora. Esto es común a todas las personas, no sólo en Occidente, sino también en Oriente.

Aquí y allá, en todas partes, hay gente que trata de "arreglar" el enredo, de lograr que la perturbación desaparezca.

 

-¿Cómo lo "arreglo"?

- No lo "arregles". Entiéndelo, míralo, obsérvalo; se ocupará de sí mismo.

Lo que sucede es que tú no te "arreglas", no cambias; la vida cambia, como también lo hace la naturaleza. Así como uno no se cura a sí mismo, la naturaleza sí se cura a sí misma. Uno debe limitarse a hacer algo para ayudarla.

 

Cuando el destinatario no recibe una carta, se la envían de vuelta a quien la escribió. Si tú no la recibes, va de vuelta.

¿Cómo es que recibiste el insulto?

¿Sabes por qué te sentiste insultado o fuiste perturbado por el insulto?

Porque lo recibiste.

Entonces, no es la persona la que te ha perturbado al insultarte; no eres tú el que se ha perturbado a sí mismo. Es tu programación la que lo ha hecho.

Todo lo que tienes que hacer es comprender esto y tomar distancia frente a la perturbación.

Comprender.

 

-¿Quieres hacer algo respecto de tu programación, si puedes?

-¡Vaya!

 

¿Es necesario?

-¡No! Si lo entiendes, sabes que la perturbación proviene de tu programación; no de ti, no de los demás. Se hará cargo de sí misma; realmente lo hará.

 

Te sorprenderás de que, después de unos pocos meses, las cosas que antes te habrían enfermado - con preocupación o con sufrimiento, o con lo que fuere - podrás vencerlas sin es fuerzo, con una paz perfecta.

Estarás suficientemente relajado para ello. Eso es la vida espiritual; es morir para ti mismo, abandonando tu programación.

La abandonarás al comprenderla como es, llamándola por su nombre.

A. de Mello

 

 

Todo pasa. El secreto del anillo.

 

Lo más básico que debes recordar es que cuando te sientas bien, en un estado de éxtasis, no empieces a pensar que va a ser tu estado permanente. Vive el momento de la manera más alegre, lo más alegre posible, sabiendo perfectamente que ha llegado y que se irá, igual que una brisa entra en tu casa, con toda su fragancia y frescura, y sale por la otra puerta.

 

Esto es lo más fundamental. Si empiezas a pensar en términos de hacer que tus momentos extáticos sean permanentes, ya has empezado a destruirlos. Cuando vengan, se agradecidos; cuando se vayan, se agradecido con la existencia. Permanecerá abierta. Sucederá muchas veces: no juzgues, no elijas. Permanecer sin elección. Sí, habrá momentos en que serás miserable. ¿Y qué? Hay personas que son miserables y que ni siquiera han conocido un solo momento de éxtasis; eres afortunado Incluso en tu miseria, recuerda que no va a ser permanente; también pasará, así que no te preocupes demasiado por ello. Permanezca a gusto.

 

Al igual que el día y la noche, hay momentos de alegría y hay momentos de tristeza; Acéptalos como parte de la dualidad de la naturaleza, tal como son las cosas. Y simplemente eres un observador: ni te conviertes en felicidad ni te vuelves en desdicha. La felicidad va y viene, la miseria va y viene. Una cosa permanece siempre allí, siempre y siempre, y ese es el observador, uno que es testigo.

 

Poco a poco, poco a poco se centran cada vez más en el observador. Llegarán los días y vendrán las noches ... vendrán las vidas y vendrán las muertes ... vendrá el éxito, vendrá el fracaso. Pero si estás centrado en el observador, porque esa es la única realidad en ti, todo es un fenómeno pasajero. 

 

Solo por un momento, intenta sentir lo que estoy diciendo: solo sé un observador ...

No te aferres a ningún momento porque sea hermoso, y no empujes ningún momento porque sea miserable. Para de hacer eso. Que has estado haciendo de por vida. Aún no has tenido éxito y nunca lo serás. La única manera de ir más allá, de permanecer más allá, es encontrar un lugar desde donde pueda observar todos estos fenómenos cambiantes sin ser identificado. 

Osho

 

 

Antigua historia sufí

 

Un rey preguntó a sus sabios en la corte: "Estoy haciendo un anillo muy hermoso para mí. Tengo uno de los mejores diamantes posibles. Quiero mantener oculto dentro del anillo algún mensaje que pueda ser útil para mí en un momento de absoluta desesperación. Tiene que ser muy pequeño para que pueda ocultarse debajo del diamante en el anillo".

 

Todos ellos eran hombres sabios, todos ellos eran grandes eruditos; Podrían haber escrito grandes tratados. Pero para darle un mensaje de no más de dos o tres palabras que lo ayudarían en momentos de absoluta desesperación... Pensaron, miraron sus libros, pero no pudieron encontrar nada. 

 

El rey tenía un viejo sirviente que era casi como su padre: había sido el sirviente de su padre. La madre del rey había muerto temprano y este sirviente lo había cuidado, por lo que no fue tratado como un sirviente. El rey le tenía un inmenso respeto. El anciano dijo: "No soy un hombre sabio, bien informado, erudito; pero conozco el mensaje, porque solo hay un mensaje. Y estas personas no te lo pueden dar; Sólo puede ser dado por un místico, por un hombre que se ha realizado a sí mismo.

″En mi larga vida en el palacio me he encontrado con todo tipo de personas, y una vez, un místico. También había sido invitado de tu padre y me pusieron a su servicio. Cuando se marchó, como un gesto de agradecimiento por todos mis servicios, me dio este mensaje", y lo escribió en un pequeño trozo de papel, lo dobló y le dijo al rey:" No lo lea, simplemente guárdelo. Oculto en el ring. Solo ábrelo cuando todo lo demás haya fallado, cuando no haya salida".

 

Y el tiempo llegó pronto. El país fue invadido y el rey perdió su reino. Estaba huyendo en su caballo solo para salvar su vida y los caballos enemigos lo seguían. Él estaba solo; eran muchos. Y llegó a un lugar donde el camino se detuvo, llegó a un callejón sin salida; había un acantilado y un valle profundo. No podía regresar, el enemigo estaba allí y podía escuchar los sonidos de los cascos de los caballos. No podía seguir adelante, y no había otra manera... 

 

De repente recordó el anillo. Lo abrió, sacó el papel y hubo un pequeño mensaje de tremendo valor: simplemente dijo: "Esto también pasará".

 

Un gran silencio se apoderó de él mientras leía la oración "Esto también pasará". Y pasó. Todo pasa; nada queda en este mundo. Los enemigos que lo seguían debían haberse perdido en el bosque, debían haberse movido en una dirección equivocada; Los cascos lentamente, lentamente, ya no se escucharon más.

 

El rey estaba inmensamente agradecido al sirviente y al místico desconocido. Esas palabras demostraron ser milagrosas. Dobló el papel, lo puso de nuevo en el anillo, reunió a sus ejércitos de nuevo y conquistó su reino de nuevo. Y el día en que entró en su capital, victorioso, hubo una gran celebración en toda la capital, la música, el baile, y se sintió muy orgulloso de sí mismo.

 

El anciano caminaba al lado de su carro. Dijo: "Esta vez también es correcto: mira de nuevo el mensaje".

El rey dijo: ″ ¿Qué quieres decir? Ahora estoy victorioso, la gente está celebrando. No estoy desesperado, no estoy en una situación en la que no haya salida". 

El anciano dijo:" Escucha. Esto es lo que el santo me ha dicho: este mensaje no es solo para la desesperación, sino también para el placer. Esto no es solo para cuando eres derrotado; también es para cuando eres victorioso, no solo cuando eres el último, sino también cuando eres el primero." 

 

Y el rey abrió el anillo, leyó el mensaje, "Esto también pasará,"y de repente la misma paz., el mismo silencio, en medio de las multitudes, júbilo, celebrando, bailando... pero el orgullo, el ego se había ido. Todo pasa.

 

Le pidió a su viejo sirviente que subiera al carro y se sentara con él. Él preguntó: "¿Hay algo más?  Todo... Tu mensaje ha sido de gran ayuda." 

 

El anciano dijo:" Lo tercero que dijo el santo: "Recuerda, todo pasa". Sólo te quedas; permaneces para siempre como testigo.″ 

 

Todo pasa, pero permaneces. Tú eres la realidad; Todo lo demás es solo un sueño. Los sueños hermosos están ahí, las pesadillas están ahí... Pero no importa si es un sueño hermoso o una pesadilla; lo que importa es el que está viendo el sueño. Ese vidente es la única realidad.

 

 

Vivir entre la incertidumbre y la impermanencia

 

La experiencia de estar vivos no puede ser confundida con lo que nos pasa. Estar vivos implica magia, misterio, milagro, es la suma de las potencialidades no desarrolladas, todo lo que aún queda por vivir.

 

La educación, la sociedad, intenta conducirnos lejos del misterio para entrar en el dominio de poder y que, mediante ese poder, ganamos seguridad y certezas, por lo que, si perdemos el control, nos sentimos impotentes y todo cuanto nos rodea se convierte en amenaza. Precisamente, es en las crisis o en la adversidad cuando experimentamos la sensación de que por mas empeño que pongamos, el control se nos escapa como el agua entre las manos.

Conviene aprender a vivir en la incertidumbre. Cuantas veces, en la locura de obtener certidumbres futuras, nos perdemos de percibir lo único seguro que tenemos: la vida en este instante.

Cuando nuestra mayor inversión de energía y atención están en el presente, no necesitamos  contar con ningún hecho futuro para ratificar, justificar o dignificar nuestra existencia.

Cada vez que nos preocupamos por el futuro, cada vez que lamentamos o añoramos el pasado, es una defensa para no evolucionar, para no cambiar ahora lo que sabemos que debemos cambiar.

 

La vida nos muestra, a veces de manera drástica, que no podemos tener control sobre todos los hechos, sin duda, podemos influir con nuestra voluntad y nuestras acciones sobre ciertas situaciones, pero hay otras en las que la entrega es más apropiada que la lucha por el control. Basta observar la naturaleza, o nuestro cuerpo en sus procesos de desarrollo y envejecimiento, nuestra mente en un fluir constante de pensamientos, emociones y sensaciones para darnos cuenta que todo cambia nada permanece inmóvil.

 

Lo sabemos, pero no queremos verlo, actuamos como niños que se tapan los ojos jugando al escondite y creen que nadie puede verlos. Así nos tapamos los ojos para no ver que todo pasa, en el afán por ignorar que todo lo que ha nacido, morirá, que lo que se ha recogido, será esparcido, que lo que se ha acumulado se agotara y lo que está arriba, descenderá. De manera infantil construimos nuestra identidad sobre ilusiones: nuestro nombre, nuestra biografía, nuestras parejas y familiares, el hogar, los amigos, las tarjetas de crédito.

 ¿Cuántas veces se vive como si no se fuera a morir y se muere como si no se hubiera vivido?

 

Generalmente el ser humano vive fuera de sí mismo y se dispersa, se está en “todas partes” excepto en sí mismo, constantemente es atraído, distraído, disperso por incontables sensaciones, impresiones, preocupaciones, recuerdos perturbadores, miedo por el futuro. Esta fuera de la conciencia, del centro, de lo que es en realidad.

Asume una identidad  en un neurótico mundo de cuentos de hadas, creyéndose coloso olvidando que sus pies son de barro.

Pero, todos tenemos un generador de equilibrio, de seguridad y de poder.

 

Al identificarnos con la enfermedad, con los problemas y las circunstancias, nos descentramos. Creemos que somos el problema, somos la enfermedad, en vez de verlo como algo que está ocurriendo en este momento y como todo en la vida, también pasará.

 

Es importante aprender a desidentificarse del cuerpo, de los pensamientos, de los sentimientos, de los deseos y de las ilusiones.

 

 

Yo tengo un cuerpo, pero no soy mi cuerpo.

Mi cuerpo puede encontrarse en diferentes condiciones de salud o enfermedad, puede estar reposado o fatigado, sano o enfermo, pero eso nada tiene que ver conmigo, con mi “yo real”. Mi cuerpo es un precioso instrumento de experiencia y de acción en el mundo exterior, pero es apenas un instrumento.

 

Yo tengo emociones, pero no soy mis emociones.

 Ellas  son incontables, contradictorias, mutables. Si puedo darme cuenta de que en un momento estoy triste, en otro contenta y puedo observar esos cambios, yo, observador, no soy lo observado, mis emociones.

 

Yo tengo deseos, pero no soy mis deseos.

Estos son activados por impulsos físicos y emocionales o por influencias externas y, por lo tanto, son cambiantes y a veces contradictorios, con alteraciones de atracción y rechazo. Si puedo observarlos, yo no soy mis deseos.

 

Yo tengo una mente, pero no soy esa mente.

Un dia pienso una cosa, otro dia sobre lo mismo, me encuentro pensando lo opuesto.. y si intento controlarlo, no puedo. Pero si puedo modificar la mente, generando nuevas imágenes, nuevas ideas. Si puedo darme cuenta de esto, yo no soy mi mente.  

 

El mejor tratamiento,  el que  obtiene los mejores resultados es aquel que nos ayuda a trascender la vieja identidad para reencontrarnos con quienes somos realmente.

 

“La escultura vive en la piedra, la labor del escultor es quitar lo que sobre”.

    Miguel Ángel.

 

La impermanencia y la incertidumbre rigen para todos y en todo momento. Frente a la angustia que nos genera esta realidad, solemos aferrarnos a la esperanza. La esperanza es el deseo y la ilusión de que algo ocurra, mientras que la fe es entregarse al misterio de la vida sin esperar nada en concreto, pero sabiendo que lo que ocurra será para bien. Es una llama que nos permite superar todas las limitaciones, nos acerca a los niveles más profundos de nuestro ser y nos permite superar todo tipo de adversidades.

Para renunciar a las ilusiones que aprisionan el alma en cualquier nivel de la conciencia, es necesaria la fe, pero no la fe en una forma concreta de divinidad, sino en la naturaleza de la realidad.

 S.M.Maruso

 

 

 

CURSO ON LINE MINDFULNESS- ATENCIÓN PLENA

 

 

 

Medicina Cuerpo - Mente

 

La medicina cuerpo-mente no es un concepto nuevo, hace aproximadamente 300 años, la medicina y la filosofía trataban al cuerpo y a la mente como un todo integral. Luego, el modelo científico mecanicista y reduccionista de la medicina convencional, separo los estudios del cuerpo y la mente, y recibió un aplauso cuando terminó con la epidemia de las enfermedades infecciosas de principios e siglo XX. La biomedicina científica ayudo a controlar muchas de las enfermedades infecciosas que fueron los mayores asesinos, como la viruela, la tuberculosis y el cólera. Sin embargo, estas enfermedades habían declinado a una incidencia menor antes de que la medicina interviniera con éxito, y esta declinación se debió mayormente a las medidas públicas para la salud,  como las mejoras en la sanidad, la vivienda y en la nutrición y el agua potable.

 

En la actualidad, las enfermedades que matan a la mayoría de las personas en las naciones desarrolladas, ya no son las enfermedades infecciosas, sino las enfermedades crónicas degenerativas como las cardíacas, la hipertensión, el cáncer y la diabetes, para estas enfermedades no hay una cápsula mágica. Están relacionadas a factores psicológicos, de estilo de vida, ambientales, sociales e incluso espirituales.

 

La espiritualidad no es sinónimo de religiosidad, definida a grandes rasgos, la espiritualidad es un sentido interno de algo más grande que uno mismo, un reconocimiento de un sentido de la existencia que trasciende las propias circunstancias inmediatas. Incluye una amplia variedad de características como un disminuido enfoque en el ego, un sentimiento de amor que lleva a actos de compasión, empatía, gratitud y la experiencia de paz interior. Estas características no son solamente inherentes y enriquecedoras, sino que también son eminentemente conductoras hacia la salud y la sanación.

 

Estas características incluyen la actitud positiva, un sentido de propósito, una conexión social, el uso apropiado de terapias de medicina convencional, una inteligencia emocional y un estilo de vida físicamente activos.

Reconocer el valor medico de estas características, es lo que ha despertado   el interés de la medicina Cuerpo-Mente, esta vieja y nueva visión considera el hecho de que la intervención o cura no existe “fuera” del individuo, si no hay cambios internos de actitud, estilo de vida y orientación hacia uno mismo y el entorno.

 

Este enfoque requiere una transformación interna y psicológica, y el compromiso permanente del individuo.

 

La medicina Cuerpo-Mente reconoce que la sanación no siempre es el cese completo de todos los síntomas físicos; sanación,  literalmente significa “hacer un todo”.

Integrar la enfermedad desde esta perspectiva es verla como una oportunidad para recuperar la totalidad, aun frente a una enfermedad crónica., y esto puede ocurrir cuando cuerpo y mente están integrados en una fuerza sanadora única.

 

Las terapias Cuerpo-Mente nos ayudan a empujar las fronteras de nuestra comprensión científica y están desafiando las disciplinas científicas   tradicionales a que crezcan.

La medicina Cuerpo-Mente, ha sido investigada de manera extensa, demostrando el impacto positivo en una gran cantidad de enfermedades y se aplica en distintos hospitales de EEUU y otros países.

 

Como dice Kenneth R. Pelletier (profesos en la escuela de Medicina de la Universidad de Arizona y de California), a pesar que se sigue investigando, los misterios infinitos y perennes permanecen en la compleja interacción de la mente y la materia.

 

Mas información: 

 

 

Psiconeuroendocrinoinmunologia

 

 

Reflexionando: Los Cambios

 

Vamos a hacer un experimento. Tome una moneda. Imagínese que representa el objeto al que usted se aferra. Enciérrela en el puño bien apretado y extienda el brazo con la palma de la mano hacia el suelo. Si ahora abre el puño o afloja su presa, perderá aquello a lo que se aferra. Por eso está apretando.

 

Pero hay otra posibilidad: puede desprenderse y aun así conservarla. Con el brazo todavía extendido, vuelva la mano hacia arriba de forma que la palma quede hacia el cielo. Abra la mano y la moneda seguirá reposando sobre la palma abierta. Ha dejado de aferrarse. Y la moneda sigue siendo suya, aun con todo ese espacio que la rodea.

Así pues, existe un modo en que podemos aceptar la impermanencia sin dejar de disfrutar de la vida, todo al mismo tiempo, sin aferramos.

 

Pensemos en lo que suele suceder con frecuencia en las relaciones. Muchas veces las personas no se dan cuenta de cuánto aman a su pareja hasta que de pronto perciben que la están perdiendo. Entonces se aferran todavía más. Pero cuanto más se apegan, más se les escapa la otra persona y más frágil se vuelve su relación.

Muchas veces buscamos la felicidad, pero la propia manera en que la perseguimos es tan torpe y desmañada que sólo nos acarrea mayor pesar. Por lo general, suponemos que hemos de aferramos a fin de obtener ese algo que nos dará la felicidad.

No vemos cómo podemos disfrutar de algo si no podemos poseerlo. ¡Con cuánta frecuencia se confunde el apego con el amor! Incluso cuando se trata de una buena relación, el amor sufre a causa del apego, con su inseguridad, su posesividad y su orgullo; y después, cuando el amor se ha perdido, lo único que nos queda de él son los «recuerdos» del amor, las cicatrices del apego.

 

¿Cómo, entonces, podemos trabajar para vencer el apego?

 

Sólo conociendo su naturaleza no permanente; este conocimiento nos libra poco a poco de su dominio. Llegamos a vislumbrar lo que, según dicen los maestros, puede ser la verdadera actitud para cambiar: como si fuéramos el cielo que contempla pasar las nubes, o tan libres como el mercurio. Cuando el mercurio se derrama por el suelo, su propia naturaleza es permanecer intacto; nunca se mezcla con el polvo.

Cuando intentamos seguir el consejo de los maestros y nos libramos poco a poco del apego, en nuestro interior se libera una gran compasión. Las nubes del aferramiento se separan y dispersan, y resplandece el sol de nuestro verdadero corazón compasivo.

Es entonces cuando empezamos a saborear en nuestro yo más profundo la euforizante verdad contenida en estas palabras de William Blake:

 

Aquel que se ata una Alegría

la alada vida destruye;

aquel que besa la Alegría según vuela

vive en la aurora de la Eternidad?

 

 

 

Fuente: El Libro tibetano de la vida y de la muerte

 

 

 

Sufrimos por deseos contrariados (Anthony de Mello)

 

¿Has experimentado alguna vez un sufrimiento grande? Recuerda la situa­ción y trata de comprender que si hubieras usado tu comprensión no habría surgido el sufrimiento. El sufrimiento, ¿qué es?                                

Es un de­seo contrariado. Es un desear que las cosas ocurran como tú quieres que ocurran, o que las personas se comporten como tú quisieras y, al no ser así, el deseo choca con la realidad, y de esta fricción surge el sufrimiento.

 

El problema está en mi insistencia de que ocurra algo distinto a la reali­dad.   Es la pretensión de distorsionar la realidad para conformarla a mi apego.

Cuando yo deseo retener a un amigo, y ese amigo me abandona, en realidad mi sufrimiento será el creer que, por­que él se va, yo soy despreciado. Mi deseo de ser querido y mi apego por determinada persona hacen que cifre mi felicidad en retenerla. Y si no lo consi­go, mi creencia y mi apego se estrellan contra la realidad. Y esto es el origen del sufrimiento.

 

Lo cierto es que todo es un engaño de la mente. ¡Tú no eres mi felicidad! Es mi ilusión la que me hace creer que, si te tuviera a mis pies, yo sería feliz. Lo cierto es que no necesitas de nadie para ser feliz, y que el amor no es eso.

El amor diría: "Deseo disfrutar libre­mente de ti sin miedo a perderte." Sé que puedo gozar de tu amistad si la tomo tal cual es. El amor se produce en mí y en ti de una forma distinta, y yo no puedo exigir que sientas lo mis­mo que yo siento.

 

Tú no puedes exigir a nadie que te quiera, pero en cuanto no seas exigen­te y sueltes los apegos, podrás reconocer cuántas personas te quieren así como eres, sin exigirte nada, y comen­zarás a saber lo que es amor.

 

La realidad es aquella que traspasa todo concepto. Observa cuándo sufres y mira todo lo que se presenta en la pan­talla de tu conciencia para reconocer lo que la realidad te dice, fuera de todo concepto, y separado de tu sufrimien­to.

Poco a poco, abre tu conciencia a las cosas que hasta ahora vivías como hábitos y, por ello, te pasaban inadver­tidas. Observa lo que hay detrás de todo concepto y de todo sufrimiento. Ésta es la liberación de la mística.

 

No renuncies a nada, pero no te ape­gues a nada. Disfruta de todo lo que te deparen la vida y las personas, pero no retengas nada. Dejar que pasen es dis­frutar de todas y renovar a cada instan­te la felicidad.

 

 "Dios no muere el día que dejamos de creer en un ideal personal, pero no­sotros morimos el día que nuestras vi­das no están iluminadas por una acti­tud de admiración de la realidad más allá de la razón con un respaldo cons­tante, renovado cada día."

 

 

 

Terapia Transpersonal (Psicología Integral)

 

La Terapia Transpersonal es un acompañamiento terapéutico que te ayudara a acceder a niveles de mayor salud psicológica, a desarrollar tu capacidad de hacerse responsable de tí mismo, de tus relaciones y experiencias, sin culpabilizar al entorno por lo que te sucede; comprendiendo y tomando a la “adversidad” como una oportunidad de cambio y desarrollo personal.

 

Aprendes a observar tus patrones mentales, que son la causa de tu malestar, y te capacita para que puedas satisfacer de manera saludable tus necesidades a todos los niveles: físicas, emocionales, mentales y espirituales, aprendiendo a conectar con tu dimensión profunda, espiritual (que no tiene que ver con religiones, ni filosofías…)

 

Además, aprendes a conectar con tus propios recursos internos y a disolver tus miedos que te frenan en el proceso de crecimiento natural, de esta manera, comprendes que las crisis de la vida son realmente oportunidades de cambio y de autocuración, vas desarrollando así una consciencia transpersonal (mas allá de la personalidad/ego).

 

Se utilizan diferentes técnicas para ayudar a integrar los distintos aspectos físicos, emocionales, mentales, y la trascendencia hacia el nivel espiritual, del ser.

 

Al principio de la terapia logras aliviar el sufrimiento, el conflicto, la problemática para lograr un equilibrio emocional, aprendes a observar el funcionamiento de tu mente, tomas conciencia de tus patrones mentales, emocionales, que son los que te causan inquietud y sufrimiento, aprendes a crear nuevos patrones de pensamiento, más saludables y de acuerdo con sus verdaderas necesidades, pudiendo elegir lo que quieres vivir, dándote cuenta que los hechos en sí son neutros (las circunstancias no son positivas, ni negativas), que es tu mente quien se encarga de interpretarlos, y que al cambiar la interpretación de los acontecimientos, toda tu vida cambia.

 

El sólo hecho de tornarte más consciente, te da la posibilidad de elegir e intervenir, decidiendo que es lo mejor para tu vida.

Luego de este proceso, si deseas profundizar, se pasa a una etapa donde aprendes a construir "un puente" entre tu mente pensante o ego, y tu realidad esencial o nivel transpersonal.

 

A medida que avanzas, te reconoces como un ser espiritual que se manifiesta en la Consciencia Testigo, y, desde este nivel, puedes intuir tu propósito en la vida, y todas las experiencias, inclusive las "adversas", las vives como causa de aprendizaje que la van llevando al despertar de la Consciencia.

 

 

 ¿Cuáles son los logros óptimos de esta terapia?

  • Aprendes a observar y examinar tu modelo mental (patrones de creencias, emociones…), siendo consciente de la programación familiar y pudiendo elegir nuevas formas de funcionar.
  • Aprendes a gestionar tu mundo emocional, satisfaciendo tus necesidades sanamente.
  • Aprendes a vivir las situaciones problemáticas de la vida, sin mayor perturbación, sin sufrimiento. “Placer y dolor forman parte de la vida, pero el sufrimiento es opcional, es psicológico”
  • Te haces responsable de ti mismo, ante circunstancias que antes suponían conflicto, ya no le echas la culpa a nada, ni a nadie, sino que miras que puedes aprender de la situación.
  • Comprendes el verdadero valor de la independencia emocional, sin que por ello disminuya tu capacidad de amar, relacionándote de manera más sana y consciente.
  • Aprendes a convertir tus “problemas” en oportunidades de crecimiento y auto-consciencia.
  • Vives más integrado, al reconocer tus partes “sombrías” y aceptarlas
  • Aprendes a conectar con tus valores internos, tus recursos, y a expresarlos creativamente en tu vida.
  • Amplias tu mente, tu visión, incrementando tu capacidad de ser feliz.
  • Eres consciente de la impermanencia de los contenidos de su mente y de los fenómenos en general
  • Experimentas que cuando tú cambias, tu entorno cambia….

 

“Amigo sabio ¿sentías momentos de tristeza y desánimo antes de alcanzar la iluminación?

     - Sí, a menudo.

 

Y ahora, después de alcanzar la iluminación,  ¿Sigues viviendo momentos de tristeza y desánimo?

     - Sí, también, pero ahora no me importa.”

 

Te conviertes en una persona que ya no se identifica con su pensamiento cambiante, sino con su conciencia Testigo, y que se expresa con mayor ecuanimidad ante los cambios, adquiriendo una progresiva paz al vivir momento a momento, en Presente.

 

“LA MEJOR INVERSIÓN QUE UN SER HUMANO PUEDE HACE EN LA VIDA , ES AQUELLA QUE UN NAUFRAGIO NO LE PUEDA ARREBATAR”:

EL TRABAJO INTERIOR

 

 

 

CONSULTAS PRESENCIALES -  CONSULTAS POR SKYPE

 

 

                         Juana Ma. Martínez Camacho

                                       Terapeuta Transpersonal

                                (Escuela Española de Desarrollo Transpersonal)

                             Especialista en Bioneuroemoción

                                (Instituto Español de Bioneuroemoción)

                             Facilitadora Internacional CMR (Liberación de la Memoria Celular)

                                (Cellular Memory Release) 

                             Anatheóresis (Psicoterapia Regresiva Perceptiva)

                                (Transpersonal Anatheóresis Madrid)

                              Formación Internacional  en Psiconeuroinmunoendocrinología

                                (IPPNIM)

 

                   www.centroelim.org                              Telf.  653-936-074

  

 

 

Recogiendo la siembra- Feliz año nuevo!

 

Para mi estas  fiestas de final de año son una invitación a la reflexión…como un balance que hace el sembrador cuando recoge la cosecha…

No importa tanto si la cosecha es abundante o no lo es…  lo importante es que durante el proceso uno va creciendo… poniendo en escena sus capacidades, apelando a sus recursos internos para que el camino se transite lo mejor posible….. aprendiendo y viviendo momento a momento lo que hay en cada instante con gozo, con el gozo de quien sabe que hay un propósito para todo lo que nos ocurre, un propósito evolutivo, que a veces la mente no comprende, otras lo intuye, pero confiando y disfrutando el simple hecho de la oportunidad de estar en este planeta…

 

La vida es como un juego… no conviene identificarnos demasiado con él… y si no nos gusta, podemos intentar cambiarlo…. y si no está a nuestro alcance cambiarlo… pues nos queda la aceptación y construir con lo que hay….

 

No  construimos quejándonos y lamentándonos por que las cosas no son como nuestra mente pretende…..

Sí crecemos y construimos tomando lo que hay, que siempre es mucho mas de lo que imaginamos y utlizando nuestra creatividad……

 

Por ello, recojo mi siembra, te invito a recoger la tuya, a revisar tus patrones internos que hacen que tu vida se manifieste como lo ha hecho hasta ahora, y en ese darte cuenta, puedes elegir qué vas a cambiar internamente para la próxima siembra…., recuerda que el mundo exterior, es un reflejo de tu mundo interno, no vas a atraer nada del afuera que no se corresponda con tu vibración interna, seas consciente de ello o no……, y volver a esparcir semillas en el próximo ciclo que se avecina… eso sí, seleccionemos con amor y cuidado lo que vamos a sembrar, porque estamos en épocas aceleradas y el universo todo lo expande…

 

Si siembras amor atraerás amor…. pero si siembras violencia, en cualquiera de sus formas, atraerás más de lo mismo…. así que mantente atento, no te dejes gobernar por los automatismos, por las reacciones e impulsos… detente una respiración antes de “crear”, y así podrás responder de la manera mas adecuada a la situación y al momento que te toca vivir……

 

FELÍZ SIEMBRA!!!

 

Y recuerda que: Eres más que tus pensamientos, sensaciones, emociones, cuerpo, creaciones……

 

www.centroelim.org

 

 

 

La importancia de cerrar los ciclos

 

Nuestro cerebro tiene tendencia a "rellenar los huecos" e imagina  los detalles que le faltan a una figura para poder completarla o cerrarla. Una vez completa la figura,  eliminamos los detalles innecesarios y establecemos un patrón que nos será útil para el  futuro.

Esta tendencia a cerrar, a completar con la imaginación las formas percibidas buscando la mejor organización posible, se debe a que las formas abiertas o inconclusas provocan incomodidad, mientras que las formas cerradas y acabadas son más estables visualmente.

 

Esto mismo sucede no solo con figuras, sino también cuando comenzamos a escuchar una canción conocida y tendemos a completar mentalmente las letras o sonidos que faltan, también cuando alguien está hablando y corta la frase, o en los refranes que quedan interrumpidos y tendemos a completarlos… ej. “más vale pájaro en mano….” (tenderíamos a pensar o decir “que cien volando” para completar la frase.

 

 

Esto también aplica a las situaciones afectivas que no hemos concluido… (como se dice en la ley de cierre de la  Gestalt) nuestra mente necesita cerrar lo inconcluso, da igual que haya pasado mucho tiempo, lo inconcluso intranquiliza a la mente, ej. disculpas que en su momento no dimos, conversaciones con carga emocional que no terminamos, el no haber elaborado un duelo (no solo por muerte, sino pérdidas importantes para nosotros…), cosas que hemos comenzado y no terminamos… cursos/formaciones que comenzamos y abandonamos, parejas con quienes rompimos, relaciones interrumpidas por alguna diferencia y que nunca abordamos…cosas que venimos postergando y no nos animamos a hacer…etc.

 

Por lo general, cuando tenemos situaciones inconclusas, nuestro inconsciente se encarga de informarnos, repitiendo situaciones similares que atraemos por resonancia o analogía para poder resolver emocionalmente… a veces mediante sueños que se repiten,  algunos sueños se encargan de cerrar el tema pendiente…

 

Cuando concluimos una situación pendiente, sentimos un gran alivio interior, haciendo un espacio para lo nuevo, para lo que sigue en la vida…

Tengamos en cuenta que a lo largo de la vida, quedaran cosas sin cerrar o a medio cerrar, forma parte del proceso de vivir, pero en la medida en que seamos conscientes de ello y podamos hacer algo para  elaborarlas, cerrarlas hasta donde podamos en cada momento, en esa misma medida, sentiremos que vamos más aliviados por la vida, más libres.

 

Cuando algo se repite en nuestra vida, es síntoma que hay vivencias inconclusas, que la gestalt no se ha cerrado.

 

 Te sugiero un ejercicio para elaborar este cierre:

 

Haz una lista de diferentes situaciones a lo largo de tu vida donde sientas que ha quedado algo inconcluso.

Puedes ir tomando de a una situación e investigar ¿que sientes? ¿Dónde lo sientes en tu cuerpo? ¿Qué emociones se mueven…..? y permítete sentirlas… luego, puedes hablarlo con la persona, hacer algún gesto o acto como una llamada por teléfono, escribirle una carta, o cualquier otro acto que sientas.

Ten en cuenta que a veces no podrás acercarte o quizá, la persona ya no esté cerca, o ya no esté en este plano físico  y puedes en estos casos, escribir una carta y expresar todo lo no dicho….. terminando por agradecer el aprendizaje que te ha aportado esta situación. 

Es importante investigar ¿qué me ha aportado esta experiencia? ¿Qué tiene de bueno aquello que no salió como yo quería?. A veces puedes pensar que no hay nada de beneficioso en lo sucedido, sin embargo el solo hecho de poner a tu mente a buscar que es lo que puede haberte aportado la experiencia, ya la saca de los automatismos y amplia  tu visión, creando nuevos circuitos neuronales, nuevas posibilidades de ver lo ocurrido, nuevas maneras de ver  la vida.

 ¿Que he aprendido de esta experiencia? para no tener que repetir situaciones…como dice Jung:

Aquellos que no aprenden nada de los hechos desagradables de la vida fuerzan a la conciencia cósmica a que los reproduzca tantas veces como sea necesario para aprender lo que enseña el drama de lo sucedido. Lo que niegas te somete; lo que aceptas te transforma.

 

La adversidad, por dolorosa que sea, nos permite aprender diferentes aspectos de la vida. No aceptarlo supone que se tenderá a repetir el mismo patrón de comportamiento, mientras que aceptarlo, nos acerca a superarlo, a hacer algo  con lo sucedido y recoger el aprendizaje.

Agradecer. El agradecimiento es muy importante pues si lo vemos con una mente amplia, todo tiene su sentido, las cosas pasan para aprender algo de ellas y es importante para nuestra integración asimilar ese aprendizaje. Puede que a veces no veas cual es el aprendizaje, y lo dejas para más adelante…

 

Ten en cuenta, que a veces conviene consultar un profesional que te acompañe, cuando se trata de algo muy doloroso, para poder cicatrizar heridas y poder avanzar con el aprendizaje de la experiencia.

 

 

 

Ejercicio cerrando ciclos

 

Tomar conciencia de la postura corporal….sentado con la espalda recta, suelta cualquier tensión del cuerpo....

La actitud es la de soltar amorosamente esa situación que no está fluyendo armoniosa en tu vida…

Respira profundo tres veces  y al soltar el aire suéltate, deja ir las tensiones al exhalar…

 

Imagina/visualiza que estas en un lugar en la naturaleza, abriendo todos tus sentidos internos para que esta experiencia se grabe como muy real…siente los aromas, percibe los sonidos, la temperatura, observa el paisaje, los colores, las formas…. en este lugar te sientes seguro, en plena naturaleza…

 

Cuando notes ese estado de calma, sosiego en la naturaleza, trae a tu mente a esta persona con quien tienes el conflicto…. Déjala entrar a este tu lugar…. Abre tu corazón y dile mirándole a los ojos todo lo que sientes, lo que ha quedado inconcluso de expresar… se honesto contigo mismo, dile todo lo que sientes… transmítele-exprésale tus miedos, tu enojo, tu tristeza, tu decepción, tu angustia, tu impotencia, lo que sientas…. Dile que estás dispuesto a equilibrar tu vida soltando todo esto que te agobia…. Que quieres ya  soltar esta situación….

 

Una vez le has dicho todo lo que sientes, que te notas más ligero al haber sentido y expresado tus emociones…sigue mirándole a los ojos y agradécele todo lo que has pasado doloroso con lo él/ella, porque gracias a esto has aprendido en la vida… dile que comprendes que todo fue una expresión de nuestros miedos, de nuestros mecanismos de defensa, de nuestras partes infantiles heridas… dile que ya quieres soltar todo el dolor…. Que ahora tú quieres despedirte de él/ella pues se merece su plenitud, su alegría, su gozo y tú  también te mereces tu plenitud, tu alegría, tu gozo....

Dile: hoy te libero y me libero…. entrego mis malos pensamientos, mi angustia, mi rabia, mi dolor.... a la madre tierra para que los recicle.... y te doy también la oportunidad que tú también los sueltes…. ya no son nuestros… los entregamos para cerrar este ciclo y poder construir una nueva historia donde tú te mereces ser feliz y yo también…

 

Me perdono a mí misma/o por no haber sabido  poner límites, por dejar que me dañes, por  no haber sabido ser  asertiva al expresar mis emociones por miedo…. Por no haber sabido hacerlo de una manera más sana…así que te perdono y me perdono…. te libero y me libero….

 

Tómale las manos y dile te perdono, te agradezco, te libero, te amo, gracias…. y te lo dices también a ti mismo, me perdono, me libero, me amo, gracias…

Hoy me despido entregando todo lo que fue entre nosotros y a partir de ahora escribo una nueva etapa de mi vida, una nueva historia…

 

Una vez esta todo hablado y soltado, que sientes en tu cuerpo que no hay carga emocional, despide a esta persona y observa cómo se aleja….

 

Y ahora vuelve a observar si ha quedado algún resto de emoción, incomodidad o dolor y se la entregas a la madre tierra para que ella lo recicle…

 

Dile: que a través de esta energía que te entrego se siembre  semillas nuevas de sabiduría, de  alegría, de conciencia en mí para esta situación, gracias madre tierra…

 

Lentamente te vas alejando de este lugar y comienza a volver al aquí y el ahora…. Respirando lenta y profundamente vas moviendo el cuerpo hasta que sientas que estas en condiciones de abrir los ojos.

 

 

Este ejercicio lo puedes hacer con cada persona con quien tengas situaciones inconclusas y repetir durante 40  dias, o bien hasta que tu sientas que ya no hay carga emocional al hacerlo.  

 

 

Ten en cuenta que esto es solo un ejercicio para aliviar la carga emocional y es de ayuda… pero muchas veces se necesita el acompañamiento de un terapeuta en situaciones muy  dolorosas, para poder llegar a las raíces de ese dolor, que generalmente están en la niñez y en el vientre materno.

 

En un Proceso Terapéutico, aprendemos a, desde la situación actual que es una resonancia de algo doloroso vivido en la niñez, tirar de ese hilo de Ariadna e ir a esas etapas infantiles donde no teníamos recursos para abordar el dolor. Resolviendo allí, comprendiendo, sanando, integrando…., ya no tenemos que atraer las mismas situaciones por resonancia o analogía.

 

Aquí estoy para acompañarte ..

 

 

BENEFICIOS  DE  UN  PROCESO  DE  INTEGRACIÓN  PSICO-EMOCIONAL

 

  • Aprender a escuchar el mensaje de las emociones, superando la ansiedad, el miedo, la depresión, la agresividad…, mejorando notablemente tu salud.
  • Sanar  tus patrones tóxicos, tus creencias limitantes, los bloqueos de la niñez que afectan tu vida actual. Te harás de  herramientas sencillas y prácticas para aplicar en tu vida cotidiana.
  • Aprender a  descubrir y a satisfacer tus necesidades saludablemente.
  • Sentirte  más tranquilo/a, seguro/a de tí mismo/a, con más confianza en tus recursos internos, más claro/a y  creativo/a para poder poner en acción tus proyectos.  
  • Mejorar  tus relaciones en general (familiares, pareja, amigos, conocidos…), aprendes a poner límites sanos,  sintiéndote más feliz.
  • Comprobar  que las crisis son  verdaderas oportunidades de cambio interior, haciéndote responsable de tí mismo/a, sin culpar al entorno por lo que te ocurre.
  • Aprender a aceptar lo que te está pasando, y desde ahí, poder cambiar, viviendo más relajado/a, sintiéndote mejor ser humano. 
  • Sentirte más integrado/a en cuerpo, mente y espíritu, y entender la vida como un proceso de aprendizaje.
  • Conectar con tu sentido de vida.
  • Aprender a conectar con el estado de Presencia,  con el Ser que eres, actualizando en tu vida tus valores esenciales. 

 

 

                         Juana Ma. Martínez Camacho

                          Terapeuta Transpersonal

                              Terapeuta Acompañante en Bioneuroemoción

                              Facilitadora Internacional CMR (Liberación de la Memoria Celular) 

                               (Cellular Memory Release)

                             Anatheóresis (Psicoterapia Regresiva Perceptiva)

                             Psiconeuroendocrinoinmunología

                             Yoga Integral Terapéutico

                             Especialista en Técnicas de  Reducción del Estrés- Relajación,

                                 Meditación-Mindfulness- Coherencia Cardíaca

                             Terapias Naturales (Quiromasaje- Reflexoterapia- Reiki y otras)

              

                             www.centroelim.org           Telf.  653-936-074

 

 

El proceso de construcción del yo

 

La práctica del mindfulness y lo que tratamos de conseguir con ella no se comprendería del todo sin un concepto algo abstracto, pero esencial: el proceso de construcción del yo. 

 

Yomi y míos son productos de nuestro pensamiento. Tenemos la inevitable e incorregible tendencia a construir un yo, un mi y un mío a partir de prácticamente todo y de todas las situaciones, y a funcionar en el mundo a partir de esa perspectiva limitada que, en gran parte, no es otra cosa que fantasía y defensa. Apenas transcurre un instante sin que esto no suceda y forma parte de nuestro mundo de tal manera que pasa completamente inadvertido.

 

Si observamos este proceso de construcción continua del yo con una atención prolongada y un espíritu de investigación, veremos que lo que llamamos yo es en realidad una elaboración de nuestra propia mente, una elaboración que, además, no es permanente.

Si buscamos con profundidad un yo estable e indivisible, un yo fundamental subyacente a nuestra experiencia, lo más probable es que no encontremos nada aparte de pensamientos.

Podríamos decir que somos nuestro nombre, pero esto no es exactamente así. Nuestro nombre no es más que una etiqueta. Lo mismo ocurre con la edad, con el sexo, con nuestras opiniones, con nuestra infancia, etc. Nada de todo esto es fundamentalmente lo que somos.

 

Si nos preguntamos: “¿Quién es el yo que está preguntando quién soy?”, llegamos a la conclusión de que no lo sabemos.

El yo aparece simplemente como una elaboración que es conocida por medio de sus atributos. Sin embargo, ninguno de estos atributos, ya sea tomado de forma individual o junto con los demás, constituye realmente la totalidad de la persona.

Además, la elaboración del yo tiene tendencia a disolverse y a volverse a construir continuamente, prácticamente momento a momento. También tiene tendencia a sentirse menoscabada, pequeña, insegura e inestable, principalmente porque su existencia carece de una base sólida. Esto no hace sino exacerbar la tiranía y el sufrimiento que van asociados a la inconsciencia de lo muy atrapados que estamos en el yo, mi y mío.

 

Además, existe el problema de las fuerzas externas. El yo tiende a sentirse bien cuando las circunstancias externas refuerzan su creencia en su propia bondad y mal cuando se tropieza con la crítica, las dificultades y lo que percibe como obstáculos y derrotas. Esto puede explicar la baja autoestima que tienen muchas personas.

Como no estamos familiarizados con este aspecto elaborado de nuestro proceso de identidad, nos resulta fácil perder el equilibrio y sentirnos vulnerables y carentes de importancia si no nos sentimos reforzados y apoyados en nuestra necesidad de aprobación o de sabernos importantes. Es muy probable que tratemos de conseguir una estabilidad interior por medio de recompensas externas, de posesiones materiales y de las personas que nos aman. De este modo perpetuamos la elaboración del yo.

Sin embargo, a pesar de toda esta actividad que va generando un yo continuamente, es muy posible que no logremos tener una sensación de estabilidad duradera en nuestro ser ni una sensación de calma en la mente.

Los budistas dirían que esto se debe a que no existe un yo absoluto y separado, sino simplemente el proceso de construcción continua del yo. Si pudiésemos reconocer el proceso de construcción del yo como un mero hábito arraigado y, ante esto, darnos el permiso de tomarnos un día libre, de dejar de tratar de ser alguien por todos los medios para simplemente experimentar el hecho de Ser, probablemente seríamos mucho más felices y estaríamos mucho más relajados.

 

Cuando hablamos de no tratar de ser alguien por todos los medios y de experimentar simplemente el hecho de ser, de forma directa, nos referimos a que empezamos donde nos encontramos ahora, y que aquí es donde trabajamos.

La meditación no consiste en tratar de convertirnos en nadie, ni tampoco en un zombi contemplativo incapaz de vivir en el mundo real ni de enfrentarse a los problemas. Consiste en ver las cosas tal cual son, sin las distorsiones de nuestro proceso de pensamiento.

 

Parte de esto radica en percibir que todo está interconectado y que, si bien nuestro sentido convencional de tener un yo resulta útil en muchos sentidos, no es real o sólido o permanente en términos absolutos.

Así pues, si dejamos de intentar convertirnos en más de lo que somos debido al miedo a ser menos de lo que somos, quienquiera que seamos en realidad será mucho más feliz y se sentirá más ligero, y también será alguien con quien resultará más fácil convivir.

 

Podríamos empezar tomándonos las cosas de un modo menos personal. Cuando ocurra algo en su vida, intente verlo de un modo menos focalizado en el yo, aunque solo sea para divertirse. Tal vez lo que ocurrió simplemente ocurrió. Tal vez no iba dirigido a usted. En tales momentos, observe su mente. ¿Está cayendo en el “yo esto y yo aquello”?

 

La conciencia puede ayudar a compensar el proceso de construcción del yo y a reducir su impacto. Note también que ese yo no es algo permanente. Todo aquello a lo que intentamos agarrarnos con relación al yo se nos escapa. No lo podemos agarrar porque está continuamente cambiando, desintegrándose y volviéndose a construir, siempre de un modo ligeramente diferente, dependiendo de las circunstancias del momento.

Esto convierte el sentido del yo en lo que, en la teoría del caos, recibe el nombre de atractor extraño, es decir, en un patrón que encarna orden pero que al mismo tiempo es impredeciblemente desordenado. Nunca se repite a sí mismo. Siempre que lo miramos, es ligeramente distinto.

 

Llegar a ver la naturaleza escurridiza de ese yo que hasta ahora parecía algo concreto, permanente e inmutable resulta esperanzador.

Significa que podemos dejar de tomarnos a nosotros mismos tan tremendamente en serio y liberarnos de la presión de que los detalles de nuestra vida personal sean el centro del universo. Al reconocer y soltar una y otra vez el impulso de construir un yo, dejamos un poco más de espacio para que sucedan cosas.

 

«Si diriges hacia dentro tu mirada descubrirás mil regiones de tu mente todavía inexploradas. Recórrelas y te convertirás en un experto cosmógrafo de ti mismo»                                                                                                                                                                                                    (William Habington).

 

Jon Kabat-Zinn

 

 

 

Nuestros relatos recíprocos

 

¿Alguna vez llegas a conocer de verdad a otra persona?

 

Hablamos de «otras personas» —de enamorarnos de ellas, de tener una relación con ellas, de estar en conflicto con ellas, de que se ha terminado nuestra relación con ellas, de haber estado o ir a estar con ellas, de entenderlas, de tenerlas y perderlas—, pero ¿alguna vez tenemos una verdadera percepción directa de ellas como personas que están fuera de nosotros, o acaso nuestra percepción de los demás es siempre inseparable de nuestros propios relatos —de nuestros propios pensamientos, creencias, convicciones, proyecciones prejuicios— acerca de ellos?

 

 ¿Es «el otro» realmente «otro» en nuestra experiencia? ¿Está verdaderamente separado de lo que somos nosotros? 

 

Así como nunca tenemos realmente una percepción del mundo exterior - de un mundo que exista fuera de la experiencia presente-,  ¿percibimos alguna vez a otras personas como si estuvieran «fuera» de nosotros?

 

Cuando nos relacionamos con alguien, ¿con quién nos relacionamos en realidad?

 

¿Lo hacemos únicamente con la imagen que hemos creado de esa persona, y no con la persona que en realidad es en el momento, aquí y ahora?

 

 ¿Acabamos pasando por alto a quién tenemos delante tal como es en este momento, empeñados en aferramos a nuestro relato acerca de él, a nuestra propia versión de quién es?

 

¿Vemos siempre a los demás a través del filtro de la historia y el futuro, y nos perdemos lo que está presente?

 

¿Quién es tu amigo, tu pareja, tu madre, tu padre, tu hermano, tu hermana cuando los ves sin el relato sobre quiénes son - sin tu relato sobre lo que creen o no creen, lo que les gusta o no les gusta, lo que han hecho o no han hecho, lo que han dicho o no han dicho, cómo te hicieron daño, te elogiaron o te ignoraron- en el relato que te cuentas de tu vida?

 

¿Qué ocurriría si os encontrarais, aquí y ahora, más allá de todos los datos del pasado? ¿Qué ocurriría si os encontrarais, aquí, por primera vez, sin expectativas, sin decepción, sin esperanza siquiera? ¿Qué ocurriría si te encontraras con la persona que está de verdad aquí, y no con la que imaginas que está aquí?    ¿Qué significaría que os encontrarais —que os encontrarais de verdad— sin historia, sin proyecciones, sin imágenes?

 

Tranquilo, no estoy sugiriendo en absoluto que nos deshagamos de los relatos que tenemos los unos de los otros, que nos olvidemos del pasado, de los detalles que conservamos unos de otros en la memoria, de nuestros nombres, del papel que desempeñamos los unos para los otros, etc.

 

Estoy sugiriendo que, cuando vivimos únicamente en nuestros relatos recíprocos, acabamos por no percibir lo que hay realmente aquí ahora mismo.

 

Al aferrarme firmemente a mi relato sobre ti; al aferrarme firmemente a los recuerdos, a los prejuicios, a mis ideas condicionadas sobre quién eres; al verte como personaje separado que se mueve a través del tiempo, no te veo como eres ahora, en este momento. No veo a la persona que tengo realmente delante de mí.

 

Estoy tan encerrado en una imagen de ti hecha de pasado —en mis ideas de quién eres, en las expectativas que tengo de ti, en los desengaños que he tenido contigo, en los miedos que me provocas— que no te veo en realidad como eres, no oigo en realidad lo que me estás diciendo ahora mismo. Valoro el pasado por encima de tu percepción y experiencia del mundo en el momento presente.

 

Es como si ya supiera quién eres, lo que vas a decir, lo que estás pensando, lo que vas a hacer, lo que crees, lo que quieres, incluso antes de que abras la boca. Todos los prejuicios empiezan aquí.

 

Más allá del relato de «nosotros», más allá del sueño, más allá de nuestras imágenes recíprocas, es donde la verdadera relación es realmente posible. Más allá del relato de padre, de hijo, de madre, de hermana, de marido, de novia, de alumno, de maestro... es donde reside la verdadera intimidad.

 

Y la realidad es que siempre nos encontramos más allá del relato. Siempre nos encontramos más allá de la imagen.

 

Lo que soy, lo que eres, es el espacio abierto en el que las imágenes vienen y van. Lo que soy, lo que eres, no puede definirlo ningún relato. Como consciencia, soy lo que tú eres, siempre. Soy lo que tú eres, y eso es amor incondicional.

 

Cuando me relaciono contigo como un yo separado con otro yo separado, como un relato con otro, en sentido profundo no hay verdadera intimidad. Represento un rol, y tú otro. Yo hago de hijo y tú, de padre, con todas las expectativas y exigencias que ambas palabras llevan implícitas. Hago de hija y tú, de madre. Hago de hermana y tú, de hermano. Hago de gurú y tú, de discípulo. Hago de «mí» y tú, de «ti».

 

Me identifico con mi papel e intento relacionarme contigo, que eres asimismo tu papel. Me atengo a mi guión y tú te atienes al tuyo.

 

Pero cuando me relaciono contigo, no como un yo separado, sino como el espacio plenamente abierto en el que todos los pensamientos, sentimientos y sensaciones aparecen y se desvanecen, es posible la verdadera intimidad. Nos encontramos, sin historia, espacio abierto con espacio abierto, y ese es el principio de la relación verdadera..., no de la relación de un relato con otro, no del encuentro de dos imágenes, sino el encuentro de dos campos de ser, dos campos abiertos en los que se permite que todos los pensamientos, relatos, sentimientos, sonidos y sensaciones vayan y vengan. (En realidad no son dos campos abiertos que se reúnen, pero por el momento es una forma práctica de expresarlo. En última instancia, no hay palabras que puedan captar esa intimidad. Toda forma de lenguaje es solo temporal, en este lugar que está más allá de las palabras.)

 

Como relato que intenta completarse gracias a ti, que busca la solución en ti, que intenta llegar a casa por mediación tuya, acabaré manipulándote, no siendo sincero contigo, representando un papel delante de ti, ocultándote lo que de verdad siento por miedo a perderte, castigándote cuando siento que me has hecho daño. Pero como espacio abierto, soy libre de comunicarme contigo con sinceridad y autenticidad, pues sé que ya soy el amor que busco; sé que no te necesito para que me completes; sé que, en lo más hondo, jamás puedo perderte. No te necesito para ser plenamente quien soy. No te necesito para que mi relato no se venga abajo.

 

Cuando me reconozco como el espacio abierto en el que se permite que todos los pensamientos y sentimientos vayan y vengan, y reconozco que lo que soy está más allá del «hijo» y no necesita un «padre» para estar completo, soy libre de establecer un contacto sincero y auténtico con el hombre que está ante mí. Puedo permitirle ser plenamente quien es, expresarse libremente. Puedo animarle a explorar, a expresar sus verdaderos pensamientos y sentimientos, porque, al fin, no siento que su experiencia sea una amenaza para mi identidad. En última instancia, aunque me abandone, eso no resta nada a mi completud.

 

Es la mayor expresión de amor que pueda hacérsele a alguien, decirle: «No te necesito. Te amo, pero no te necesito», es decir: «No te necesito para que me completes. Estoy completo sin ti. Pero disfruto de tu compañía en este momento, y me encanta estar a tu lado. Y si te fueras, te seguiría amando..., aunque hubiera dolor o tristeza a causa de tu partida».

 

El amor verdadero no pide nada a cambio.

 

 

La más profunda aceptación- Jeff Foster

 

 

 

 

Reflexionamos sobre el poder de las creencias

 

Cuentito:

  Un mercader de camellos, un árabe que atravesaba el desierto del Sahara, acampó para pasar la noche.

 Los esclavos levantaron tiendas y clavaron estacas en el suelo para atar a ellas los camellos.

 

 - Hay sólo diecinueve estacas y tenemos veinte camellos; ¿cómo atamos el vigésimo camello? - le preguntó un esclavo al amo.

 

 - Estos camellos son animales tontos. Hagan los movimientos como para atar al camello y permanecerá quieto toda la noche.

                                                                                                    

  Eso hicieron, y el animal se quedó quieto allí, convencido de que estaba atado.

 

   A la mañana siguiente, al levantar campamento y prepararse para continuar el viaje, el mismo esclavo se quejó al amo de que todos los camellos lo seguían, excepto aquél, que se rehusaba a moverse.

 

- Se olvidaron de desatarlo - dijo el amo.

 

 Y el esclavo realizó entonces los movimientos como si lo desatara, y el camello comenzó a andar...

 

 

Ésa es una imagen de la condición humana, de cómo estamos atados a cosas que no existen; tenemos miedo de cosas que no son... Son ilusiones, falsedades, creencias y hábitos; no son  realidades.

 

¿Alguna vez te has preguntado por qué en muchas áreas de la vida vivimos por debajo de nuestras verdaderas posibilidades?

 

Nuestras conductas están teñidas por las creencias que subyacen en nuestro subconsciente y, en realidad, son las que determinan muchas de las capacidades y conductas que se las atribuimos al azar.

 

Es necesario identificar estas creencias, muchas de las cuales derivan en miedos ocultos, silenciosos, que, boicotean nuestros esfuerzos, debilitan nuestra voluntad y hasta nos paralizan a la hora de actuar y tomar decisiones. 

 

Si en tu vida padeces una limitación y te hace “tropezar varias veces con la misma piedra”, y te resignas creyendo que no puedes  cambiar los resultados, podrías pensar que gran parte del problema es que estás influenciado por tu manera de ver los acontecimientos, y te has olvidado que tu capacidad de salto, es más extraordinaria de lo que te imaginas. 

 

En primer lugar, debemos reconocer que estamos gobernados por nuestras creencias más de lo que nos imaginamos.

 

Conviene observar en la niñez qué mensajes limitadores recibimos, como: “no puedes”, “no hagas eso”, “eres un inútil”, “no eres como tu hermano”,  “no vales”, etc.

 

Las creencias son como filtros de nuestra concepción del mundo, nos apoyan o nos sabotean. Hay creencias que restringen y creencias que expanden, unas nos tornan impotentes y las otras nos dan el poder para cambiar nuestra vida.

 

Una vez que asumes una creencia, se convierte en “tu verdad”, y toda tu vida estará teñida por ella. Es como un cristal de color a través del cual  vez el mundo.

 

 

En segundo lugar: hacia dónde me conducen las creencias instaladas en mi mente.

Examinar ideas y creencias fundamentales, es una experiencia de cambio de vida.

 

Cuando cambiamos nuestras creencias conscientes y actitudes, cambia la química del organismo.

 

Podemos aprender nuevos comportamientos, nuevas formas de pensar. No estamos condenados a seguir repitiendo patrones de conducta que nos resultan tóxicos y dañinos para nuestra salud física, mental o emocional.

No tenemos que quedarnos conectados con aquellas creencias  que nos transmitieron en la infancia: eres torpe, no cambiarás, no podrás seguir la carrera universitaria, eres como tu abuelo, etc.

 

A diferencia de los pensamientos, que forman activamente palabras o imágenes, la creencia actúa de manera pasiva y silenciosa.

 

Si es tóxica, genera pensamientos negativos, que irán acompañados por imágenes y emociones negativas.

 

Nuestras limitaciones personales responden  a creencias limitantes. Si alguien por ejemplo, se cree que no merece recibir amor, se sentirá miserable por más que lo quieran, porque su creencia lo hará enfocar su atención  en cualquier detalle que confirme que nadie lo quiere.

Incluso si alguien lo amara de un modo evidente, que no se puede dudar, esta persona no llegaría a confiar por completo de ese amor, es más como las creencias generan actitudes, es probable que esta persona actúe, aunque sea inconscientemente, de manera que provoque el rechazo de los demás, para así alimentar su creencia original, con el tiempo conseguirá eso en lo que está enfocado: el rechazo.

 

Así funcionan la mayoría de nuestros patrones de comportamiento.

 

Todos actuamos según nuestras creencias y lo que recibimos de la vida depende de nuestras creencias profundas.

 

 

                    Toda creencia despierta un potencial,

                             Que genera una conducta,

                       Que a su vez provoca un resultado,

                        Y este refuerza la creencia inicial.   

 

Así una creencia negativa nos hace entrar en un círculo de acción y reacción.

 

Nuestros supuestos más profundos son los que activan los cambios físicos. Si la creencia es acertada o no, si es buena o no, no tiene importancia. Una vez aceptada, será el software que manejará nuestra computadora biológica.

 

Si creo que “nací para sufrir”, esta es una creencia muy tóxica para mí.

Pero si afirmo, “todo es posible y tengo el poder para lograrlo”, esa es una creencia muy saludable.

 

En cualquier proceso de evolución y de sanación es vital prestar atención a nuestras creencias, muchas inconscientes.

Hemos de detectarlas, profundizar en ellas y cambiar aquellas que nos limitan por otras que favorezcan nuestro desarrollo y expansión.

 

 

Te acompaño en el proceso

 

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Juana Ma. Martínez Camacho

  Terapeuta Transpersonal

  (Escuela Española de Desarrollo Transpersonal)

 Especialista en Bioneuroemoción

  (Instituto Español de Bioneuroemoción)

 Facilitadora Internacional CMR (Liberación de la Memoria Celular) 

  (Cellular Memory Release)                   

 Anatheóresis (Psicoterapia Regresiva Perceptiva)

 (Transpersonal Anatheóresis Madrid)

 

 

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CURSO  ON LINE   APRENDIENDO EL LENGUAJE DE LAS EMOCIONES

 

 

¿Qué es la comunicación no violenta?

 

Es un proceso que tiene el propósito de crear una calidad de conexión humana, en la que las necesidades de todos los involucrados se tienen en cuenta, y son satisfechas contribuyendo al bienestar de un mismo y de los demás.

 

Es un modo de pensar y de hablar que aspira a fomentar la comprensión y el respeto mutuo en las relaciones. Ayuda a la persona a vincularse con la parte de sí misma capaz de comprender con el corazón y de expresarse sin agresiones verbales. 

 

Cuando intentamos vivir y aplicar este modo de relacionarnos, no sólo nos ocupamos de lo que está ocurriendo, sino también de lo que cada uno experimenta, teniendo siempre presente que los demás son seres humanos como nosotros y, de esta manera, estimulamos nuestra propia bondad y la del otro. A esto, naturalmente, le sigue la confianza y la cooperación, quedándonos todos con la sensación de salir ganando, no  contra el otro sino, con el otro. 

 

Se da violencia en las relaciones siempre que cortamos el vínculo con nuestra humanidad o con la del otro.

 

 

EJERCICIO:

 

 Detectar formas de violencia

 

1. No tomarte en consideración con respecto a: 

 Tus necesidades

□ siempre   □ a menudo   □  a veces   □ raramente   □ jamás 

 

Tus sensaciones 

□ siempre   □ a menudo   □ a veces   □ raramente   □ jamás 

 

Tus sentimientos

 □ siempre   □ a menudo   □ a veces   □ raramente   □ jamás 

 

Tus talentos 

 □ siempre   □ a menudo   □ a veces   □ raramente   □ jamás 

 

Tus impulsos 

□ siempre   □ a menudo   □ a veces   □ raramente   □ jamás

 

 

2. Juzgarte 

□ siempre   □ a menudo   □ a veces   □ raramente   □ jamás 

(¡No tengo paciencia!) 

 

Menospreciarte 

□ siempre   □ a menudo   □ a veces   □ raramente   □ jamás 

 

Culpabilizarte 

□ siempre   □ a menudo   □ a veces   □ raramente   □ jamás            

(ha sido por mi culpa, debería haber…) 

 

 

3. No atreverte a compartir… 

 Tus alegrías

 □ siempre   □ a menudo   □ a veces   □ raramente   □ jamás 

 

 Tus penas 

□ siempre   □ a menudo   □ a veces   □ raramente   □ jamás

 

 

4. Exigirte 

□ siempre   □ a menudo   □ a veces   □ raramente   □ jamás 

 

 

5. Reprimir tus palabras 

□ siempre   □ a menudo   □ a veces   □ raramente   □ jamás 

(¿Para qué he de hablar de mí? ¡Yo no le intereso a nadie!) 

 

 

6. Ofuscarse 

□ siempre   □ a menudo   □ a veces   □ raramente   □ jamás 

(¿¡cómo puedo ser tan estúpido!?) 

 

 

RESPECTO A LOS DEMÁS 

 

1. Juzgar, criticar

 □ siempre   □ a menudo   □ a veces   □ raramente   □ jamás 

 

Comparar, culpabilizar

 □ siempre   □ a menudo   □ a veces   □ raramente   □ jamás 

 

Diagnosticar 

□ siempre   □ a menudo   □ a veces   □ raramente   □ jamás

 

Interpretar 

□ siempre   □ a menudo   □ a veces   □ raramente   □ jamás 

(¡Ni me ha saludado! ¡Ahí tienes lo que me quiere!) 

 

Generalizar 

□ siempre   □ a menudo   □ a veces   □ raramente   □ jamás 

(¡los adolescentes son todos incontrolables!) 

 

Sustentar ideas preconcebidas, prejuicios 

□ siempre   □ a menudo   □ a veces   □ raramente   □ jamás 

(¡los políticos son unos aprovechados!)

 

Establecer jerarquías 

□ siempre   □ a menudo   □ a veces   □ raramente   □ jamás  

(¡las personas del norte trabajan más que las del sur!) 

 

 

2. Regirse por un pensamiento binario

 □ siempre   □ a menudo   □ a veces   □ raramente   □ jamás 

(lo verdadero y lo falso, lo bueno y lo malo, etc. Si no estudias, ¡no sales más! En vez de: ¿cómo podrías pasártelo bien sin dejar de lado tus estudios?) 

 

 

3. Negar tu responsabilidad 

□ siempre   □ a menudo   □ a veces   □ raramente   □ jamás 

Es una doble violencia: contra el otro, al que acusamos, y contra ti, al renunciar a tu poder. 

Pensamos que nos liberamos del problema, pero dado que no se puede hacer nada, perdemos de hecho el poder. (El problema es mi madre, mi jefe, la mala suerte…) 

 

 

4. Exigir, obligar, amenazar

 □ siempre   □ a menudo   □ a veces   □ raramente   □ jamás

Reduce el impulso para hacer cosas y no garantiza que se harán en nuestra ausencia. (Termina  el informe esta mañana; si no, no sé lo que va a pasar!)

 

 

5. No dedicar tiempo ni estar dispuesto a escuchar a los demás 

□ siempre   □ a menudo   □ a veces   □ raramente   □ jamás 

Esto deshumaniza las relaciones, perjudica la salud y quita el placer de llevar a cabo las tareas que nos corresponde. (¿A ver si vas a pensarte que no tengo otra cosa que hacer que escuchar tus problemas?) 

 

 

6. Dar consejos a quien no te lo pide 

□ siempre   □ a menudo   □ a veces   □ raramente   □ jamás 

Es esta una manera sutil de decirle a alguien que sabemos mejor que él lo que le conviene. (¡Haz deporte! ¡Búscate otro trabajo!)

 

 

7. Enfurecerse, enfrentarse a los demás 

□ siempre   □ a menudo   □ a veces   □ raramente   □ jamás 

(¿nunca escuchas lo que te dicen?) 

 

 

8. Negar tu capacidad de elección 

□ siempre   □ a menudo   □ a veces   □ raramente   □ jamás 

 (Tuve que hacerlo. Eran órdenes.)

 

 

 

 

Ser consciente de mi violencia es acercarme a mi serenidad.

 

¿Dónde estás tú?      ¿Te consideras violento o violenta?

 

¿Contra ti?                 ¿Contra los demás?

                                                   Si -  no                             Si  - no

 

 

1- De las formas de violencia que hemos citado, marca aquellas en las cuales te reconozcas, e indica con qué frecuencia. 

 

¿Hay alguna otra cosa, no mencionada, que desees añadir? 

Enuméralas a continuación:

 

-

-

 

2- ¿Cómo experimentas la violencia en tus relaciones?

    ¿Quiénes son los blancos de tus arrebatos o de tu agresividad?

-

-

 

3- Si lo reconoces, enumera qué señales  anuncian que te estás acercando a alguna forma de violencia.

-

-

 

4- ¿Qué factores acrecientan tus tendencias belicosas? 

- Por ejemplo, la fatiga, el ruido…

-

-

 

5- En tu entorno, ¿qué condiciones o personas te ayudan a no alterarte o a encontrar la calma? 

-Por ejemplo, hacer deporte, hablar con un amigo…

-

-

 

MATERIAL DEL CURSO ON LINE  COMUNICACIÓN  EMPÁTICA  Y  ASERTIVA

 

Relaciones  basadas  en  la  honestidad  y  la  empatía

 

Un curso que cambiará la manera de relacionarte!

 

 

 

 

 

 

La importancia del sistema de creencias en nuestra vida

 

Las creencias actúan como filtros

 

Filtros que tenemos entre el mundo y nuestra comprensión del mundo, orienta nuestra atención y limita nuestra percepción de los estímulos que provienen del medio ambiente, hace que seleccionemos las informaciones.

 

Continuamente estamos recibiendo estímulos, tanto del mundo exterior como del mundo interior (corporal y psicológico) esto desborda nuestra capacidad neurocognitiva de procesamiento de la información, por ello debemos seleccionar las informaciones, retener unas y eliminar otras.

 

Estos procesos ocurren de manera muy rápida y automática. La selección de estímulos, ocurre en función de las motivaciones, no solo comprendemos, interpretamos  o probamos las cosas de maneras diferentes, sino que también, en el plano sensorial perceptivo, no percibimos las mismas cosas; ej. vamos a un grupo, y unos lo perciben como cálido, otro dirá que se sintió rechazado, etc., según las necesidades de cada quien se vean satisfechas o no. 

 

 Omitimos lo que nos perturba, nos contradice, o no encaja con nuestras creencias.

 

La selección de información no se realiza por azar, ni por saturación de nuestras capacidades neurocognitivas, sino  que responde a todo un mundo de representaciones, de motivaciones, de intenciones, de valores, y de deseos. 

 

  Ej. una persona depresiva, enuncia una serie de creencias negativas en relación consigo misma (Beck), con el mundo y con el futuro, y retiene la información que refuerza sus creencias, que es una persona que no vale, que los hombres son unos mentirosos, que es una mala madre, que el mundo es vacío, duro, hostil, que nunca saldrá adelante, que se siente vacía, y las creencias que desmienten sus conclusiones, son apartadas del campo de la conciencia o bien son deformadas.

 

Ej. si supere ese examen es porque era muy fácil, o justo me cayeron preguntas que sabía, etc..

 

 

 Las creencias actúan como estabilizador

 

son como una guía que dan sentido a nuestras experiencias, nuestra vida, estableciendo una coherencia en el mundo que nos rodea y en nuestro mundo interno. El hecho de eliminar informaciones nos permite reducir las divergencias  y mantenernos en la ilusión de contar con una comprensión del mundo lo bastante sólida para poder descansar en esta  con tranquilidad, es una cuestión de equilibrio y estabilidad. 

 

 Ej. una mujer cree que todos los hombres son mentirosos, y dice prefiero creer eso y desconfiar, que ser confiada y que un día me mientan, eso sería muy doloroso para mí, no podría soportarlo una vez más…en principio, la creencia tiene un sentido y una utilidad vital, pero a la vez la vuelve más  rígida. 

  

 

Las creencias actúan como una profecía

 

son autovalidantes, se verifican a sí mismas, y no están dispuestas a ponerse en duda, el objetivo de las creencias es probar lo que afirman, actúan como profecía autocumplida.

 

 Ej. dos hombres, un cree que el mundo es receptivo y el otro que es peligroso, un coche se abalanza hacia ellos y se detiene a último momento, el primero dirá que suerte,  no tuvimos un accidente;  el segundo, ves cómo el mundo es peligroso!.  El acontecimiento es el mismo, la interpretación es diferente.

 

 Esto se asemeja a un principio descubierto hace mucho tiempo por el medico Emilio Coue, quien exploró los caminos al inconsciente y descubrió el poder la sugestión y la imaginación (el subconsciente). Este poder es mucho más potente que la voluntad y cuando hay conflicto entre la voluntad y la imaginación, gana la última.  

 

Coue enuncio un principio fundamental del funcionamiento psíquico que dice que:

 

   “todo pensamiento que generamos, tiende a convertirse en realidad”

 

 Aquí no se trata de los pensamientos racionales, lógicos del consciente, sino de pensamientos del inconsciente (cargados de emoción): 

 creencias, representaciones.…si creemos que algo es difícil, lo será, si creemos que podemos, podremos… al cambiar la creencia,  las cosas cambian o las vemos diferentes.

 

 Baudoin, discípulo de Couen formula la “ley de la finalidad del inconsciente”, dice que: 

 

 si el subconsciente (la imaginación) ha comprendido y aceptado la necesidad de un cambio, cualquiera sea esta, va a poner en marcha los medios necesarios para lograrlo, y hace uso de mucha imaginación..

 

 Ej. si el subconsciente integra la sugestión de una curación física, pondrá en marcha los procesos orgánicos para esa curación.

 

No es necesario que la persona sea consciente de los detalles de lo que va  a suceder,  ya que el inconsciente lo sabe, hace su trabajo, moviliza la energía, etc…

Cuando hay dudas no hay resultados, si digo intentare, es que hay dudas, diferente a decir yo lograre superar tal cosa…

 

 

La creencia existe sin noción de verificación, o de validación

 

el adherirse internamente a ella,  es suficiente, no necesita que la validen y si se presenta la validación, no interesa, la creencia carece de lógica racional o científica. 

 Toda verificación de una creencia limitante es subjetiva: yo  siento eso y entonces es verdad. Interpretamos las situaciones en función de nuestras creencias, no en función de elementos objetivos.

Los valores, creencias, motivaciones, intervienen en la elaboración de nuestra interpretación del mundo, la percepción de lo real está sometida a la prioridad de la imaginación.

 

 

La creencia ocupa el lugar de la realidad

 

lo que preocupa al ser humano no son las cosas, sino las opiniones que tiene. No reaccionamos ante los otros, o ante los acontecimientos,  sino que los interpretamos, reaccionamos a los movimientos psíquicos compuestos de pensamientos y emociones.

Nuestras creencias nos condicionan y nos hacen dependientes del ambiente, enmascaran nuestra libertad  de ser lo que en realidad somos, están ligadas a la manera en que utilizamos nuestro pensamiento- de modo inconsciente, por ello vivimos en un mundo virtual, que no se corresponde a la realidad tal como es, sino a lo que quisiéramos que fuera o que no fuera, como la interpretamos. 

Esto es la base de nuestro malestar, nuestras crisis, nuestras patologías, e insatisfacciones crónicas.

Lo que te irrita no es la persona sino  tu opinión hacia la persona, su comportamiento, es tu interpretación…

 

 

Una creencia no reconoce su naturaleza de creencia

 

 nos conducen fuera del campo de nuestra voluntad consciente, la creencia es una verdad tan evidente como banal para la persona. 

El ser humano se piensa en función de sus creencias, se convierte en su objeto y pierde gran cantidad de energía a su servicio, nos pasamos gran parte la vida siendo esclavos de algo desconocido, sin siquiera buscar conocerlo y liberarnos de ello.

Para poder liberarnos de las creencias tenemos que conocerlas y reconocerlas, debido a que una creencia es una evidencia que no se pone en duda, no se la interroga.

 

 

Toda creencia tiene una función positiva, un beneficio

 

 generalmente podemos ver los impedimentos, las limitaciones de creer  algo, y somos inconscientes de  sus beneficios. Todos los síntomas de conducta, de las relaciones o psíquicos, contienen en sus raíces una “intención positiva” para la persona o para el sistema.

Implementamos creencias para no estar en contacto con experiencias desagradables, en las cuales hemos estado privados de lo positivo o hemos estado en contacto con demasiadas cosas negativas.

Las redes de creencias tienen así, una función de protección,  o defensa para prevenir cualquier nueva experiencia negativa. 

La creencia se implementa en un contexto en el cual cumple una función, en el que  constituye una respuesta de adaptación al ambiente. Luego se generaliza, y el contacto con el contexto real se pierde. 

Las creencias no son ni buenas ni malas, participan en la coherencia y estructuración de la persona, por ello, hay que abordarlas con precaución y delicadeza.

 

 

¿Quieres aprender más sobre las creencias?

 

¿Cómo se programan?

 

¿Cómo nos afectan más de lo que imaginamos y dirigen nuestra vida cuando no son observadas y cambiadas?

 

¿Cómo mueven estados emocionales que se traducen en sustancias químicas en cada célula del cuerpo, afectando la salud?  

 

¿Cómo afectan en la interpretación de los acontecimientos, influyendo en la calidad de las relaciones?

 

¿Cómo hacer para cambiarlas?

 

¿Quieres romper los hábitos tóxicos y crear nuevos hábitos saludables en todos los niveles?....

 

 

CURSO   ON LINE   EL   PODER   DE  LAS   CREENCIAS

 

 

 

La Felicidad

 

Aunque la felicidad es un estado de conciencia, un estado interno, hay algunos tips que puedes tener en cuenta para conectar con esa  felicidad interna:

 

- Aceptación: las cosas son como son, no siempre como  me gustarían,   hay cosas que no se pueden cambiar…, sin embargo tú si  puedes cambiar la forma de verlas, de interpretarlas.

 

- Vive tu vida con coherencia ( armonía entre lo que piensas, sientes y haces).

 

- Pon amor en todo lo que haces por simple que parezca.

 

- Saca tus resentimientos de tu mente y de tu corazón, expresa las emociones sanamente, aprende a gestionarlas.

 

- Agradece  lo que tienes y evita las quejas y lamentaciones.

 

- Aprende a escucharte y a escuchar, no te aferres a las creencias.

 

- Déjate sorprender: aprende a vivir en la incertidumbre, la vida es cambio constante.

 

- Suelta la necesidad del control que tiene la mente, se consciente que no controlamos nada; aprende a soltar y fluir con lo que es.

 

- Tienes gran cantidad de dones, cualidades, aprende a conectar con tu potencial, exprésalo y decide quien quieres ser en cada momento.

 

- Sana tu sistema de creencias y con ello tu  percepción de la vida.

 

- Presta atención al dialogo interno, observa como tu mente justifica las cosas y esto muchas veces reafirma tu infelicidad.

 

- Se consciente de tus estados emocionales, obsérvalos, no los justifiques ni te identifiques con ellos, aprende a gestionarlos y si no puedes, busca ayuda.

 

- Aprende  a escucharte sin juicios, sin expectativas, la mente está llena de explicaciones y justificaciones.

 

- Aprovecha los acontecimientos y relaciones para conocer partes de   ti mismo que de otra manera no podrías conocer.

 

En realidad nadie puede decirte como ser feliz, pero te  puede ayudar el ver qué aspectos emocionales  y que creencias (muchas  inconscientes) te bloquean e impiden llegar a esa felicidad que está en ti y no eres consciente de ella.

 

 

 

El Niño Interior

El Niño Herido / El Niño Maravilloso

 

  EL NIÑO HERIDO

 

Cada niño necesita desesperadamente saber que sus padres están sanos y son capaces de cuidarlo, y que él les importa a ellos.

 

El sentir que él es importante para sus padres significa que, la condición de ser especial, se refleja en los ojos de ellos o de las otras personas encargadas de su cuidado. Que él les importa también se observa en el tiempo que le dedican. Los niños saben intuitivamente que la gente pasa el tiempo con quienes ama. Los padres hacen que sus hijos sientan lástima de sí mismos, al no tener tiempo para ellos.

 

Cuando los padres se hallan bajo tensión crónica, incluyendo las adicciones al trabajo, a las actividades religiosas, al alcohol, etc.; los desórdenes en las comidas; las adicciones al control excesivo o al perfeccionismo; o las enfermedades físicas o mentales, cualquiera que sea el desorden, cuando a los padres los absorben sus cuestiones emocionales, no pueden prestar la debida atención a sus hijos.

 

El descuidado niño herido que se aloja en el alma del adulto, es una fuente importante de dolor humano.

Hasta que reclamemos y defendamos a ese niño, seguiremos alterando y contaminando nuestra vida adulta.

 

Los deseos del adulto son las necesidades del niño sin satisfacer.

 

Los dolores que no pudimos expresar en nuestra infancia, los cargamos como una mochila, y se expresan con nuestras reacciones antes de que nos demos cuenta.

Estas reacciones son las que nos causan más problemas en las relaciones íntimas, y claro, a la otra persona, le parecen irracionales, y exageradas.

 

Cuando estamos en una relación, los enojos y dolores no resueltos en el pasado, los actuamos en el presente con el otro a través de nuestras reacciones.

Por lo general, estos viejos dolores no aparecen hasta que nos ponemos en pareja,  y suponemos que es nuestro compañero el que los causa. Habitualmente no ocurre al principio, sino en la medida que nos vamos sintiendo verdaderamente unidos con el otro.

 

En muchos casos de separación el problema no se encuentra en la relación de uno con el otro, sino en asuntos no resueltos de cada uno de ellos con su propio pasado.

 

 

Hasta que no me ocupe de este niño herido él seguirá reaccionando y empeorando mis relaciones íntimas.

 

 

Y el único que puede escucharlo soy yo mismo, cuando me ocupo de su tristeza, de su enojo, de su dolor... Entonces el niño no va a reaccionar, porque está contenido.

Algunas de estas heridas no las podemos descubrir en soledad, necesitamos de alguien que nos ayude a encontrar y nos permita sentir lo que sentimos sin descalificarnos.

 

 

El niño herido necesita validación de su dolor, sólo después, puede expresarlo y atravesarlo.

 

 

El dolor es un proceso que ocurre a través del shock, la tristeza, la soledad, la herida, el enojo, la rabia, el remordimiento.

Para llegar al punto del dolor es fundamental salirse de culpar al otro y observar qué me pasa a mí con mis reacciones, lo cual no significa que ponga los límites necesarios a la persona en la situación.

 

 

Cuando establecemos una pareja, hacemos un pacto inconsciente en el cual, por ejemplo, yo espero que tú seas el padre que no me va a abandonar y tú esperas que yo sea la madre que te va a aceptar incondicionalmente como eres. Y cuando esto no ocurre, porque es imposible que el otro cure mis heridas, empiezo a culparte.

 

 

 

 

Hay personas que pueden ser brillantes en el nivel adulto, pero cuando vuelven a la intimidad de sus relaciones más comprometidas, no son más que niños infinitamente necesitados que reaccionan frente a la falta de cariño, de atención o de reconocimiento.

 

Muchas veces,  los adultos no se ponen de acuerdo, porque en realidad cada uno está expresando a su niño herido, como en su infancia reclamándole a su mamá o a su papá diferentes cosas, y el otro no puede dar porque también está pidiendo lo suyo.

 

 

Como dice Welwood:

 

 “podemos aprender a aprovechar cada dificultad que encontramos en el camino para ahondar más, para conectarnos con más profundidad; no sólo con nuestra pareja, sino también con nuestra propia condición de estar vivos."

 

 


 

 

«Mi querido niño herido, estoy aquí por ti, listo para escucharte.

Por favor, cuéntame tu sufrimiento, muéstrame todo tu dolor.

Estoy aquí, escuchándote de veras.»

Y si sabes volver a él, escucharle cada día durante cinco o diez minutos, la curación tendrá lugar.

Cuando subas una bella montaña, invita al niño que hay dentro de ti a subir contigo.

Cuando contemples una hermosa puesta de Sol, invítale a disfrutarla contigo.

 Si lo haces durante algunas semanas o meses, el niño herido que hay en ti se curará.

 La plena conciencia es la energía que puede ayudarnos a hacerlo.

Thich Nhat Hanh

 

 


 

 

EJERCICIO PARA EL NIÑO INTERIOR

 

Visualización

 

Reserva un momento cada día para comunicarte con tu niño interior. En primer lugar, tómate un tiempo para respirar profundamente y relajarte…

 

Entra en tu interior y toma contacto con tus sentimientos de amabilidad, dulzura, compasión, fuerza y amor…

 

Después retrocede hasta algún momento de tu infancia en que sentiste que te juzgaban, te abandonaban emocionalmente, te trataban con insensibilidad, en que sentiste culpa, vergüenza, temor e indignidad, en que sentiste que no te amaban…

 

Ahora permite que tu adulto interior, que es fuerte, acogedor, compasivo y amante, conozca a tu niño interior, que necesita consuelo y amor…

 

Que tu adulto esté ahí plenamente para tu niño, para ofrecerle el respeto incondicional y la seguridad que en otro tiempo le fueron negados…

 

Deja que tu niño interior te cuente su experiencia, tal como la sintió. Tranquilízalo y dile que, pase lo que pase, no le abandonarás…

 

Repasa los años de tu vida pasada y en cada uno asegura a tu niño con amor, que es hermoso y simpático, digno de amor, respeto y adoración.

Escúchale contar la experiencia de su nacimiento. ¿Se sintió deseado y amado?

Sean cuales fueren sus sentimientos, hazle saber que tiene derecho a estar aquí y que ahora es amado…

 

Date la bienvenida al mundo…

 

Encuentra en tu interior aquella parte de ti que es amante, amable y generosa, y trátate como si fueras tu único hijo o hija…

 

Ahora escucha la experiencia de tu niño interior de un año de edad. Exprésale todo tu amor y tu respeto. Hazle saber que está a salvo…

 

Comunícale tu alegría…

 

Ve y reconoce su luz…

 

Siguiendo tu propio ritmo, continúa a través de los años hasta llegar a la edad que tienes actualmente.

Si repasar cada año de tu vida hasta hoy es más de lo que sientes que puedes hacer ahora o más de lo que necesitas, elige sólo aquellos momentos en que no te respetaron y sentiste miedo y confusión.

Tal vez tu mayor necesidad fue tener un aliado cariñoso en la escuela. En este caso, retrocede en tu imaginación y sé para ti un maestro o una maestra, un amigo o una amiga.

Defiende y apoya tus talentos y capacidades…

 

Haz saber a tu niño interior que es inteligente y creativo, y que es un gran placer estar en su compañía…

 

 

Tómate todo el tiempo que necesites y, cuando sientas que ha llegado el momento de hacerlo, continúa con tu día. 

 

 

 

 

 

EL  NIÑO  MARAVILLOSO

 

Es el resultado de sanar las heridas del niño  herido, al hacerlo, conecta con la inocencia que tuvo siempre, antes de recibir cualquier educación, condicionamiento o experiencia vital.

A este potencial innato de exploración, entusiasmo, amor y creatividad, Carl Jung lo llamó “el niño maravilloso”  .

 

A lo largo de la vida, muchas veces  has estado en contacto con ese niño/a   cuando ríes a carcajadas, cando contemplas y admiras un paisaje, una puesta de sol, una noche estrellada, la luna llena,  la belleza de una flor, la ternura de un animalito, cuando te expresas creativamente, etc.

 

Para llegar a recuperar su poder, se trata de reeducarlo, enseñarle un nuevo modelo y practicar repetidamente. Ser creativo, que en realidad es  estado natural del ser humano.

 

Tu niño maravilloso es tu ser esencial. Es la conciencia de testigo que mira con ojos de principiante, cada momento presente. Tu niño maravilloso es la parte de ti que posee, en forma humana, el poder que se acerca más a la divinidad: Tu regeneración y transformación creativa.

 

Para encontrar al niño maravilloso, tu esencia,  es necesario abrir el corazón a toda su vulnerabilidad original, sentir el dolor original plenamente, como hemos comentado. Esto nos devuelve nuestra autenticidad, y nuestra identidad esencial no falseada por la máscara de la personalidad.

 

 

 

Para crear espacios en el corazón que aún no existen, es necesario sentir este dolor de la herida original. Leon Bloy

 

 

Parte del proceso de maduración y sanación es llegar a conocer que somos únicos y excepcionales, como todo el mundo. Somos únicos, pero nuestro dolor es compartido.

 

Somos nuestros propios salvadores. Como niños, traemos luz a la oscuridad de nuestra herida y vulnerabilidad originarias, para encontrar nuestro mayor potencial oculto en el corazón.

 

Es posible que a fin de cuentas, la educación recibida nos de los elementos necesarios para llegar a ser quien somos, y darnos cuenta de que en realidad todo sucedió como tenía que suceder para entender la existencia en toda su magnitud, y aprender a reconocer los límites de lo humano.

 

El niño maravilloso, “divino”, no trata de ser más que humano, pero tampoco menos. Desarrolla el potencial creativo que le pertenece.

 

 

Tenemos suficientes condiciones para ser felices aquí y ahora.

Buda

 

 

 

 

Para aprender más sobre el Niño Herido y el Niño Maravilloso:

 

 

                                            Curso Sanando el Niño Interior 

 

 

 

 

Anatheóresis

 

Atención Terapéutica

 

En el Centro Elim (Roquetas de Mar- Almería) efectuamos tratamiento terapéutico anatheorético a las personas interesadas en recibir la terapia indistintamente de la dolencia que padezca.

Anatheóresis no cura enfermedades, sino que cura a enfermos. De ahí que cada paciente es una biografía que debe tratarse individualmente. Tu caso eres Tú, porque Tú eres tu enfermedad. Por ello,  es preciso hablar contigo,  no con tu enfermedad -que es lo que suele hacerse- para conocer tu caso.

 

 

Algunas características inherentes a la técnica Anatheorética:

 

  §  Por ser una terapia psicológica, Anatheóresis no utiliza fármacos. Se sirve tan sólo de un estado de conciencia especial denominado IERA (Inducción al Estado Regresivo Anatheorético), que equivale a una simple relajación en la que el paciente no pierde la conciencia. Por el contrario, se mantiene perfectamente lúcido, siendo en todo momento dueño de sus actos.

 

  §  Su duración no es inferior a una hora y media. Y si exceptuamos la primera sesión, en que hay una larga entrevista con el terapeuta en vigilia y luego se somete al paciente, ya en IERA, a un anatheorético Test de Grandes Símbolos con resultados altamente significativos para la marcha de la terapia, las restantes sesiones se inician con una dilatada charla paciente-terapeuta en vigilia a la que sigue la sesión en el estado IERA, buceando en los daños del paciente para irlos disolviendo mediante estrategias propias de la terapia Anatheóresis. Por lo demás no se trata de una terapia larga.

Las sesiones son semanales.

 

 

¿Cómo actúa?

 

Con la relajación especial  (IERA), así como con una dialéctica paciente-anatheorólogo de claves también especiales, se puede acceder a la zona abisal de la conciencia y hacer que el paciente vivencie su biografía oculta (sus daños/CATs) para que así, extrayéndolos de la oscuridad de los ritmos bajos cerebrales donde se han formado y donde se encuentran, se hagan presentes en la zona luminosa -o sea, capaz de discernir- de los ritmos altos beta. Y así, al vivenciarlos y comprenderlos se disuelven. Aunque a veces es preciso un complemento terapéutico de conversión de esos CATs ya comprendidos. De hecho la comprensión, que no es un simple entender, se produce cuando los dos hemisferios cerebrales que todos tenemos lateralizados -casi enfrentados uno contra el otro, siendo uno el de los ritmos bajos y el otro el de los ritmos altos-, se sincronizan en fase. Y esto es lo que permite la comprensión, siendo la comprensión una toma profunda de conciencia de nosotros mismos. Algo que nada tiene de misterioso y que ahora la neurociencia conoce ya muy bien.

 

 

¿Cómo se forman los daños/CATS?

 

Desde que somos concebidos nuestros órganos de percepción van pasando por distintas fases hasta alcanzar los ritmos cerebrales beta maduros. Así, en una primera fase, vamos ascendiendo perceptivamente desde una memoria prácticamente celular hasta el mundo altamente emotivo y con lenguaje simbólico de los ritmos cerebrales theta. Y desde el cigoto hasta esos ritmos theta nuestro mundo es subjetivo, nosotros somos el mundo, un espejismo que se rompe al pasar de los ritmos theta -que marcan la frontera de los ritmos lentos o bajos- a los ritmos beta, que son los que crean la objetividad.

 

Así pues, los daños que vamos recibiendo desde el momento de ser concebidos -daños emocionales que nos llegan de la madre, aun cuando sea otro el causante- se integran en nuestro mundo subjetivo de ritmos bajos. E integramos también las respuestas reflejas de defensa que creamos ante ellos. Y los daños que recibimos pueden ser múltiples: rechazo continuado de la madre al saberse embarazada, tristeza, agobio, etc., también continuados de la madre por razones que pueden ser ajenas al embarazo, disputas matrimoniales, un parto patológico o simplemente daños por anestesia, por pérdida prematura de agua amniótica, por inmovilizaciones del feto en el conducto de nacimiento, sentimiento de soledad del bebé en la cuna, etc.

Y estos son los daños -Cúmulos Analógicos Traumáticos (CATs)- que al llegar a los indicados siete a doce años el ritmo beta de vigilia sumerge en la banda baja de nuestra percepción “olvidándolos”, lo que no significa que dejen de existir. Porque esos daños, desde su infierno de oscuridad viva, forman el guión que luego, ya adultos, seguimos interpretando y esa oscuridad viva, esa biografía ahora oculta que contiene nuestra topografía de daños -que son la raíz de nuestras enfermedades- es la que en un momento dado puede estallar somatizando. Y a esa somatización, es a lo que se le llama enfermedad. (Joaquín Grau)

 

 

En cuanto a las contraindicaciones, diremos que Anatheóresis nunca daña, pero un anatheorólogo poco experimentado sí puede dañar no sanando al enfermo, en tanto que otro anatheorólogo experimentado sí habría sanado.

 

MAS  INFORMACION  BLOG  DE  ANATHEÓRESIS

 

 

Consultas Presenciales /  Consultas  por Skype

 

 

                         Juana Ma. Martínez Camacho

                                       Terapeuta Transpersonal

                                (Escuela Española de Desarrollo Transpersonal)

                             Especialista en Bioneuroemoción

                               (Instituto Español de Bioneuroemoción)

                             Facilitadora Internacional CMR (Liberación de la Memoria Celular) 

                               (Cellular Memory Release)

                             Anatheóresis (Psicoterapia Regresiva Perceptiva)

                              (Transpersonal Anatheóresis Madrid)

              

                             www.centroelim.org           Telf.  653-936-074

 

 

 

 

Diálogo interno y estrés

 

Diversos estudios científicos, han demostrado que un minuto entreteniéndonos en un pensamiento negativo deja el sistema inmunitario en una situación delicada durante seis horas.

 

El distrés, esa sensación de agobio permanente, produce cambios muy sorprendentes en el funcionamiento del cerebro y en la constelación hormonal.

Tiene la capacidad de lesionar neuronas de la memoria y del aprendizaje localizadas en el hipocampo. Y afecta a nuestra capacidad intelectual porque deja sin riego sanguíneo aquellas zonas del cerebro más necesarias para tomar decisiones adecuadas.

 

Pero tenemos un valioso recurso contra la preocupación que  es llevar la atención a la respiración abdominal, que tiene por sí sola la capacidad de producir  cambios en el cerebro. Favorece la secreción de hormonas como la serotonina y la endorfina y mejora la sintonía de ritmos cerebrales entre los dos hemisferios.

 

Se trata de sacar el foco de atención de esos pensamientos que nos están alterando, provocando desánimo, ira o preocupación, y que hacen que nuestras decisiones partan desde un punto de vista inadecuado. Es más inteligente -no más razonable- llevar el foco de atención a la respiración, que tiene la capacidad de serenar nuestro estado mental.

 

Tengamos en cuenta que siempre encontraremos razones para justificar nuestro mal humor, estrés o tristeza, y esa es una línea determinada de pensamiento. Pero cuando nos basamos en cómo queremos vivir, por ejemplo sin tristeza, aparece otra línea. Son más importantes el qué y el por qué, que el cómo.

 

Lo que el corazón quiere sentir, la mente se lo acaba mostrando.

 

Cuando nuestro cerebro da un significado a algo, nosotros lo vivimos como la absoluta realidad, sin ser conscientes de que sólo es una interpretación de la realidad.

 

 Otro recurso es la palabra,  es una forma de energía vital. Se ha podido fotografiar con tomografía de emisión de positrones cómo las personas que decidieron hablarse a sí mismas de una manera más positiva, específicamente personas con trastornos psiquiátricos, consiguieron remodelar físicamente su estructura cerebral, precisamente los circuitos que les generaban estas enfermedades.

 

Santiago Ramón y Cajal, premio Nobel de Medicina en 1906, dijo una frase tremendamente potente que en su momento pensamos que era metafórica. Ahora sabemos que es literal:

 

 "Todo ser humano, si se lo propone, puede ser escultor de su propio cerebro".

 

 Según cómo nos hablamos a nosotros mismos moldeamos nuestras emociones, que cambian nuestras percepciones. La transformación del observador (nosotros) altera el proceso observado. No vemos el mundo que es, vemos el mundo que somos.

 

Las palabras por sí solas activan los núcleos amigdalinos. Pueden activar, por ejemplo, los núcleos del miedo que transforman las hormonas y los procesos mentales.

Científicos de Harward han demostrado que cuando la persona consigue reducir esa cacofonía interior y entrar en el silencio, las migrañas y el dolor coronario pueden reducirse un 80%.

 

 Solemos confundir nuestros puntos de vista con la verdad, y eso se transmite: La percepción va más allá de la razón. Según estudios de Albert Merhabian, de la Universidad de California (UCLA), el 93% del impacto de una comunicación va por debajo de la conciencia.

 

 Es el miedo el que  nos impide salir de la zona de confort; tendemos a la seguridad de lo conocido, y esa actitud nos impide realizarnos. Para crecer hay que salir de esa zona.

 

La mayor parte de los actos de nuestra vida se rigen por el inconsciente.

Reaccionamos según unos automatismos que hemos ido incorporando. Pensamos que la espontaneidad es un valor; pero para que haya espontaneidad primero ha de haber preparación, si no sólo hay automatismos.

 

Es muy importante entrenar la mente.

 

Cambiar hábitos de pensamiento y entrenar tu integridad honrando tu propia palabra. Cuando decimos "voy a hacer esto" y no lo hacemos alteramos físicamente nuestro cerebro.  El mayor potencial es la conciencia.

 

Aprender a ver lo que hay y aceptarlo.

 

Si nos aceptamos por lo que somos y por lo que no somos, podemos cambiar. Lo que se resiste, persiste. La aceptación es el núcleo de la transformación.

 

             "SEAMOS EL CAMBIO QUE QUEREMOS VER EN EL MUNDO”

 

Dr. M. Puig

 

 

El masaje y las emociones

 

El tacto tiene un efecto curativo, nos da tranquilidad, calor, placer. El masaje, en general, activa nuestras propias fuerzas internas, ayudándonos a la autocuración y a recuperar la vitalidad perdida. El masaje se percibe íntegramente con todo nuestro ser. Está demostrado científicamente que mientras se recibe un masaje, el cerebro produce endorfina, hormona que, entre otras cosas, aporta serenidad y amplía la receptividad.

 

 

  Emociones y Masaje. 

 

El miedo, la alegría, la rabia, la tristeza, y otras, son emociones que expresamos como respuestas a las experiencias que vivimos a diario; las emociones son subjetivas, están teñidas con la interpretación que hacemos de los acontecimientos, por ello, dos personas pueden reaccionar diferente frente a hechos similares.

 

 Todas la emociones producen cambios en el sistema nervioso autónomo, ya sea aumentando o disminuyendo la frecuencia cardíaca, la sudoración, el flujo sanguíneo, el respiratorio, el movimiento gastro-intestinal, etc.

 

 Si no expresamos adecuadamente las emociones y las reprimimos, se produce un desequilibrio que puede afectar a los órganos internos, músculos, articulaciones, etc.; produciendo a la vez, un desequilibrio energético que inhibe las funciones vitales, así se forman bloqueos, estancamientos de la energía, que afectan el sistema nervioso simpático (que rige la actividad del organismo) y el parasimpático (el descanso), influyendo en los distintos órganos que gobiernan.

 

 Todo este desequilibrio, hace que el organismo se tense y con el tiempo aparezcan dolores y enfermedades, relacionadas con procesos psicosomáticos.

 

  Con esto vemos que no podemos separar el cuerpo de la  mente, de las emociones.

 

Nuestro cuerpo guarda la memoria de todas las experiencias internas y externas que hemos vivenciado. Las emociones y sentimientos son expresados a través de cambios fisiológicos.

 

 

     De ahí la importancia de los distintos masajes, como alternativa y   ayuda

para romper el patrón de tensión,

aportando tranquilidad y bienestar,

adaptándolo a las necesidades de cada persona persona.

 

 

 

      Consultas y cita previa: 

       653-936-074

 

 

Aceptación desde el Mindfulness- soltar, dejar ir...

 (SOLTAR, DEJAR IR....)

 

aceptar es decir "si" a lo que esta ocurriendo aunque no me guste, por el simple hecho que esta aconteciendo....

 

** La aceptación es en presente, es lo que hay aquí y ahora, no es aceptar en  un futuro. A veces, la palabra aceptación, causa rechazo cuando se le explica a alguien que comienza a meditar, pues parece algo incompatible con el estado de “consciencia egoico” en que, habitualmente nos encontramos.

Se trata de ver las cosas como son en el presente, tengo dolor de cabeza, y acepto que lo tengo, si tengo unos kilos de más, aceptarlos como una descripción de mi cuerpo en este momento. 

 

Antes o después, tendremos que adaptarnos a las cosas como son y aceptarlas, ya se trate de un diagnóstico de una enfermedad, de la muerte de alguien querido, etc.

En el día a día, perdemos  tiempo y energías negando o resistiendo lo que ocurre, en especial si es algo doloroso para nosotros, y generalmente, llegamos a la aceptación, luego de haber pasado por períodos de negación muy emotivos, y a continuación de ira.

Estas etapas constituyen el avance natural en el proceso de adaptarnos a lo que sea y forman parte del proceso de sanación.

 

Sin embargo, y dejando de lado el proceso de grandes calamidades, que por lo general absorben tanto tiempo antes de sanar, en el transcurso del día a día, desperdiciamos una gran cantidad de energía negándonos a lo que constituye ya un hecho, y resistiéndonos a él. 

 

Lo que hacemos, básicamente es intentar forzar las situaciones para que sean como nos gustaría que fueran, con lo cual generamos más tensión,  y esto impide que se produzcan cambios positivos. Podemos estar tan ocupados negando, forzando y luchando, que no nos queden casi energías para sanar y crecer, y que las pocas que nos queden puedan desvanecerse por nuestra falta de conciencia e intensión.

 

En vez si cultivamos la aceptación,  que este es el único instante que tenemos, y podemos aceptarnos, antes que se produzca el cambio de la situación (perder peso, recuperar salud….), creamos las condiciones que nos ayudan a la sanación.  

 

** Aceptar no significa resignarse a lo que está ocurriendo, no significa que nos guste todo lo que está ocurriendo,  no es    renunciar a cambiar cosas, ni que tengamos que adoptar una actitud pasiva hacia todo y abandonar nuestros principios y valores, no implica  que debamos cesar en nuestros intentos de romper con nuestras propias costumbres autodestructivas, ni darnos por vencidos en nuestro deseo de cambiar y crecer, ni tampoco significa tolerar la injusticia. 

 

La aceptación quiere decir simplemente  que, hemos llegado a la voluntad de ver las cosas como son.

 

Esta actitud, prepara el escenario para que, pase lo que pase, podamos actuar de manera adecuada en nuestra vida.   

Lo más probable es que seamos nosotros mismos quienes sepamos qué es lo mejor para hacer,  y tengamos la convicción interna de actuar cuando contemos con una visión clara de lo que ocurre, en vez de hacerlo  cuando nuestra vista esté nublada por los juicios y deseos autoserviciales de nuestra mente, o por sus temores y prejuicios.

 

En la práctica de la meditación, cultivamos la aceptación tomando cada momento como nos llega y estando llenos con él, tal y como es. Intentamos no imponer nuestras ideas sobre cómo deberíamos sentir, o pensar, o ver en nuestra experiencia, más bien  nos mostrarnos receptivos y abiertos a lo que sintamos, pensemos o veamos, y  lo aceptamos porque está aquí y ahora.

 

Si mantenemos nuestra atención centrada en el presente, podemos estar seguros de que:

 

sea lo que sea que tengamos delante en este momento, cambiará y nos proporcionará la ocasión de practicar la aceptación, con independencia de lo que vaya a surgirnos en el momento siguiente.

 

 

HAY SABIDURÍA EN EL CULTIVO DE LA ACEPTACIÓN.  

 

** Aceptar es lo contrario a ofrecer resistencia. Cuando algo no sale     como esperábamos, nos disgusta, reaccionamos oponiéndonos a ello, nos resistimos, generalmente, recurriendo a distintos mecanismos psicológicos, el más frecuente es evitándolo, que puede adquirir varias formas, desde la negación (ignoramos o pretendemos ignorar lo sucedido), la proyección, la racionalización, la represión de los sentimientos, de esta manera nos oponemos a lo  que es, en el presente, y puesto que ya es,  es una locura, un  absurdo negarlo.

 

En definitiva lo que intentamos es no hacernos plenamente conscientes del acontecimiento doloroso o incómodo. Si no empleamos la evitación como mecanismo de defensa (en muchas ocasiones es imposible, pues los hechos son contundentes), surge en nosotros la resistencia, en forma evidente, como una oposición clara y frontal a la realidad, naciendo  en nuestro interior un sentimiento de rechazo, de rabia, de asco o indignación. 

 

 El origen del rechazo es algo natural, todos los seres vivos intentan evitar lo que les hace daño y acercarse a lo que les favorece. Surge el problema cuando lo que nos disgusta es inevitable y, no queda otra que afrontarlo y ahí es donde la resistencia nos trae más problemas. 

 

 

RESISTENCIA

 

Hay dos consecuencias muy importantes que se derivan de la resistencia y que resultan “negativas”:

 

** Sufrimiento añadido: en la vida hay situaciones dolorosas  (accidentes, enfermedades, pérdidas, etc.) inevitables que forman parte del vivir, y que al ofrecer resistencia, lo que hacemos es aumentar ese dolor, agregar un sufrimiento psicológico a lo que ya de por sí es doloroso, ese sufrimiento añadido, puede ser evitado mediante la aceptación.

 

Ejemplo, en el caso del insomnio, no podemos dormir por alguna preocupación, nos sentimos ansiosos por el hecho mismo de no dormirnos, así aumenta la intranquilidad, y se crea un círculo vicioso y cada vez cuesta más poder conciliar el sueño. La preocupación y el insomnio iniciales, son el “primer sufrimiento”, el incremento de la ansiedad y el  agravamiento del insomnio, serían el segundo “sufrimiento”.  

 

** La resistencia nos quita energía, esta es la segunda consecuencia nefasta, aunque su finalidad original era remover el obstáculo, en la práctica, al ser este inamovible, lo que hace la resistencia, es todo lo contrario, la imposibilidad de encontrar una solución adecuada a la situación desagradable que la provocó.

 

Y esto sucede por dos vías:

 

1- porque nos impide ver con claridad el conjunto de la situación para poder responder adecuadamente a la situación, porque la resistencia es un movimiento emocional que nos quita la calma y la lucidez (no siempre, pero en la mayoría de las veces, nos turba el entendimiento), y en esa tormenta emocional, nos dificulta ver la solución adecuada, demorándose innecesariamente su descubrimiento.

 

2- Y aunque el remedio se atisba, la movida emocional, impide ponerlo en práctica, la energía disponible se malgasta en el conflicto interno, en la resistencia, en lugar de encausarse en la acción correcta que podría aliviar la situación problemática.

O sea que, la resistencia, no solo incrementa el sufrimiento, sino que nos dificulta el encuentro y la puesta en marcha de la solución inteligente del problema.

 

En cambio, si no oponemos resistencia, surge la aceptación.

 

 

 ACEPTACIÓN: 

 

Es sinónimo de “Reconocer la realidad” – “Decir sí a lo que está pasando” – “Permitir que las cosas sean como son” – “Alinearnos con la realidad” – “Sintonizar con lo que es” –

 

1- LA ACEPTACIÓN ABRACA: los acontecimientos externos y también lo que sucede dentro de nosotros: pensamientos, emociones, sentimientos, que surgen como respuesta a los hechos que hay que aceptar.

 

 

2-  LA ACEPTACIÓN SE  PUEDE DAR: 

 

** De manera brusca, rápida, cuando la aceptación es total, radical, es cuando se produce la rendición, cuando la resistencia se derrumba de manera repentina y se produce una aceptación total, muchas veces tras un periodo de encarnizada resistencia, y abrumado por la inevitabilidad del hecho que se resiste a aceptar, la persona, acaba rindiéndose del todo. Un ejemplo de esta actitud lo expresan las palabras de Jesucristo: “Padre no se haga mi voluntad, sino la tuya” – Jesucristo. (no es la manera más habitual). 

En este caso, el individuo pasa rápidamente de un estado de desesperación, a uno de serenidad, de un estado de conciencia a otro, y esa puerta al estado de conciencia llamado Presencia, es la aceptación; y cuando la aceptación es total, es fácil pasar esa puerta con celeridad, rápidamente. El sufrimiento cesa y podemos sentirnos en sintonía con lo que es, en armonía con la vida, en contacto con nuestro verdadero ser.

 

** De manera gradual, la aceptación no suele darse de manera radical, sino que lo más habitual es que se  desarrolle en el tiempo,   y según C. Germer (2009) clasifica al proceso en cinco fases o estadios, que pueden verse claramente en la psicoterapia o a lo largo de un proceso de duelo por la muerte de un ser querido:

 

1- Resistencia: se comienza por el rechazo, resistencia, evitación o aversión hacia los acontecimientos que nos han hecho daño.

 

2- Curiosidad: uno comienza a interesarse por lo sucedido, por el malestar y por cómo estamos reaccionando.

 

3- Tolerancia: entrar en contacto con el hecho doloroso, sin sufrir demasiado daño psicológico, ser capaces de tolerar el malestar, sin ser abrumados por el (a veces, en esta fase se puede ayudar incluso hasta con  fármacos).

 

4- Permitir: que los sentimientos vayan y vengan permitir los altibajos del estado de ánimo, que a veces se opone a lo ocurrido y otras lo acepta. Fases de tranquilidad se alternan con otras de dolor, y hay que permitir tanto unas como otras (esto suele ocurrir en el duelo).

 

5- Reconciliación: con los hechos, alinearse con la realidad, aceptar lo ocurrido, e incluso ver aspectos positivos para el futuro con lo que ha pasado.   

Lo más frecuente es que la aceptación sea un proceso más o menos largo,  y que ciertos acontecimientos de nuestras vidas, nos cuesten asimilar.

La aceptación significa en definitiva, permitir que las cosas sean como son y esto exige muchas veces, que abandonemos que habíamos concebido para el futuro y que nos desliguemos de los vínculos afectivos que nos unen a cosas o personas, y para ello, hay que aprender a soltar, a desprenderse, a ceder.

 

 

ACEPTACIÓN:

 

“…darnos cuenta de que tenemos exactamente lo que necesitamos, de que lo que ya tenemos está bien. Cada momento posee una enorme cantidad de energía y podemos conectar con ella.”

Pema Chödrön

 

 

 

Material del curso Introducción al Mindfulness

 

 

www.centroelim.org

 

 

 

 

 

 

Emociones y salud

 

Con las nuevas investigaciones en neurociencias, ya no queda lugar a dudas del impacto que tienen las emociones en el organismo, y lo relacionadas que están en la salud y enfermedad.

Para entender mejor como es que las emociones (que se traducen en sustancias químicas, moléculas de información), influyen en el sistema inmunológico y en otros mecanismos de curación de cuerpo, nos apoyaremos en la PNEI (Psiconeuroendocrinmunologia).

Especial mención tienen algunos de los trabajos de investigación en este campo de la doctora Candace Pert (ex Directora del Departamento de Bioquímica Cerebral del Instituto Nacional de Salud Mental de los EEUU).

 

Candace Pert, fue una de las primeras en estudiar los neuropéptidos,   mensajeros químicos que intervienen en la comunicación de las emociones. 

Fue por los años 80,  la Dra.Candace Pert, liderando un grupo de investigadores, descubrió que, un grupo de moléculas llamadas péptidos (derivados proteínicos), son los mensajeros moleculares que facilitan la comunicación entre los sistemas nervioso, endócrino e inmunológico, es decir, que estos mensajeros, conectan tres sistemas diferentes en una misma red.

Hasta ese momento, se sabía que, cada uno de estos tres sistemas, cumplían funciones diferentes y funcionaban por separado.

 

El sistema nervioso, formado por el cerebro y una red de células nerviosas, la sede  de la memoria y el pensamiento, de la sensibilidad corporal y de la emoción; el sistema endócrino, formado por las glándulas y sus secreciones hormonales, controla e integra diversas funciones corporales; y el sistema inmunológico, constituido por el bazo, la médula ósea, los ganglios linfáticos y células inmunológicas, es el sistema de defensa del cuerpo, se encarga de la integridad de las células, de los tejidos y órganos.

Las investigaciones realizadas sobre péptidos, demuestran que estas separaciones conceptuales, ya no pueden seguirse manteniendo.

 

Los péptidos  conforman una familia de entre 60 a 70 macromoléculas que tradicionalmente recibían diferentes nombres: hormonas, endorfinas, neurotransmisores, factores de crecimiento, etc. Actualmente, se considera que forman una sola familia de "mensajeros moleculares".

Estos mensajeros, son cadenas cortas de aminoácidos que se fijan a receptores específicos, situados en abundancia en la superficie de todas las células del cuerpo.  

Al unir los tres sistemas en una misma red, los péptidos son mensajeros que circulando libremente por esta red, alcanzan todos los rincones del organismo.

  De esta manera, se transforman en la manifestación bioquímica de la memoria, del pensamiento, de la sensibilidad corporal, de la emoción, de los niveles hormonales, de la capacidad de defensa y de la integridad de las células, tejidos y órganos.

 

Todas las partes del cuerpo y de la mente "saben" lo que está

pasando en todas las demás partes del cuerpo y de la mente.

 

Estamos ante un sistema de información integrado.

 

Ampliando el concepto y la función de los péptidos, se descubrió que las hormonas, que supuestamente eran producidas  exclusivamente por las glándulas, son péptidos que también se producen y almacenan en el cerebro; se descubrió, que las endorfinas (un tipo de neurotransmisores, que producen bienestar, felicidad), que se creía que sólo eran producidas en el cerebro, son péptidos que también son fabricados por las células inmunológicas; y, al seguir investigando, identificaron más receptores de péptidos y se descubrió que, prácticamente cualquier péptido conocido es producido en el cerebro y en varias partes del cuerpo simultáneamente.

 

   La Dra. Candace Pert, expresa:

 

 "Ya no puedo hacer una distinción tajante entre el cerebro y

  el cuerpo."

 

Los péptidos del sistema nervioso, no sólo son producidos por las neuronas, y son fundamentales para las comunicaciones de todo el sistema nervioso, sino que, al fijarse en receptores que están alejados de las neuronas que los originaron, están también en otras partes del cuerpo.

En el sistema inmunológico, los glóbulos blancos, no sólo tienen receptores para todos los péptidos, sino que ellos mismos fabrican péptidos. Los péptidos controlan el patrón de migración de las células del sistema inmunitario y también todas sus funciones vitales. Los leucocitos (glóbulos blancos), son células móviles, con lo cual, pueden salir de los capilares introduciéndose en los espacios intercelulares de la pared y emigrar mediante movimientos ameboideos hacia cualquier partícula extraña que se encuentre invadiendo los tejidos. Así que, además de ser tansportados por la sangre llegando a cualquier parte del organismo, también se escapan de la sangre  y se cuelan por los espacios intersticiales donde se bañan las células.

 

 

Moléculas de emoción

 

Otro descubrimiento importantísimo, es que los péptidos son la manifestación bioquímica de las emociones. Los péptidos alteran la conducta y los estados de ánimo, así, cada péptido puede evocar un estado emocional único.

 

El descubrimiento de esta red psicosomática, nos indica que, el sistema nervioso no está estructurado jerárquicamente, como se creía.

 

La Dra. Candace dice:

 

"Los glóbulos blancos son pedazos de cerebro flotando a lo largo del cuerpo".

 

Con esto vemos que la cognición se extiende a lo largo del organismo y opera por una red de péptidos que integra las actividades mentales, emocionales y biológicas.

 

La felicidad, no es un estado reactivo, sino que es un estado endógeno  que lo experimentamos cuando los neuropéptidos y sus receptores están abiertos y fluyendo libremente por la red psicosomática, integrando y coordinando nuestros sistemas, órganos y células. (Candace Pert)

 

El hipotálamo es como una minifábrica, donde se producen químicos que se corresponden con las distintas emociones que sentimos. Cuando pensamos o interpretamos algo, el hipotálamo libera al torrente sanguíneo, el péptido que corresponde al estado emocional y como vimos, al saber que cada célula tiene receptores en su superficie que están abiertos a la recepción de estos neuropéptidos, no cabe duda que nuestros estados emocionales afectan la totalidad del organismo.

 

Las emociones producen péptidos o moléculas de emoción que se concatenan con los receptores de las células, al repetir las mismas situaciones que desencadenan las mismas emociones, el receptor se convierte en adicto a esa emoción (lo mismo ocurre con la adicción a las drogas); esto explica el por qué nos cuesta tanto cambiar y crear ciertas respuestas emocionales.

 

Debido a esta inconsciente adicción  a los distintos sentimientos, las emociones "condenan" a una persona a repetir comportamientos, desarrollando una adicción a la combinación de sustancias químicas que son propias para cada sentimiento que inunda el cerebro con cierta frecuencia. Somos adictos al temor, a la ira, a la depresión, etc. 

 

                La buena noticia, es que esto se puede cambiar!!!

 

 

 

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El enfoque de la Psicología Transpersonal

 

El enfoque de la Psicología Transpersonal, se basa en dos aspectos:

 

El Trabajo Psicológico, y la Práctica Espiritual.

 

Ambos enfoques, son necesarios, porque una cosa es la realización espiritual, “iluminación”, o sea el reconocimiento de nuestra naturaleza esencial, y otra es la integración, la actualización en la vida diaria de esto que somos (Esencia, Ser).

 

El trabajo espiritual , puede provocar una apertura profunda, que temporalmente nos libera de los condicionamientos, pero luego se vuelve a chocar con la reactividad emocional, los condicionamientos, la manera de funcionar mecánica y habitual, porque hay problemas psicológicos irresueltos, hay material inconsciente que puja por salir y nos hace actuar mecánicamente, impulsivamente, atrayendo las situaciones que se alinean con todos estos problemas psicológicos que no llegan a resolverse con la práctica espiritual, y que requieren de un trabajo psicológico.

 

En cuanto a la realización espiritual, podemos hablar de varios grados;   a veces, se trata de experiencias aisladas, pero en otras ocasiones, son experiencias más estables, que nos transforman totalmente. Pero en estos últimos casos, aunque se haya desarrollado una gran claridad, visión, poder interno, quedan enteros irresueltos una gran cantidad de complejos, impulsos reprimidos durante años, zonas inconscientes a la que la realización no llega, no le afecta, e incluso, a veces, esa realización, llega a reforzar viejas defensas y a utilizar la espiritualidad para escapar de las responsabilidades del mundo (bypass espiritual), y en casos, para manipular con el título de “espiritual” a las situaciones, personas, fomentando la separación, el distanciamiento.

 

La realización, no necesariamente va acompañada de la liberación, no transforma en sí misma la totalidad de nuestro ser, porque no  afecta las dimensiones del inconsciente.

 

El desarrollo espiritual, abarca dos aspectos:

 

          ** La realización, por un lado como acceso a la lucidez y a la transformación y aplicación de esa lucidez a nuestra vida diaria concreta.

 

         ** El trabajo psicológico, en el que se ayuda a alumbrar esas zonas oscuras de nuestra personalidad condicionada para tornarla permeable al ser superior, en este sentido es de gran ayuda y un complemento a la integración.

Y ha de tratarse  de una terapia amplia, que ayude a desbloquear contracciones corporales, que nos ayude a purificarnos y acceder a energías más elevadas.

 

El trabajo espiritual, desidentificación de la personalidad y el despertar al Ser, es mucho más amplio que el trabajo psicológico, sin embargo es necesaria la integración psicoespiritual.

 

En la realización, la personalidad se dirige hacia el ser, liberando al yo condicionado.

 

En la transformación, se va integrando esa realización en los condicionamientos de nuestro cuerpo/mente hasta lograr impregnar toda nuestra vida a nivel personal y en la interacción interpersonal, convirtiéndose nuestra personalidad en un receptáculo limpio de la Verdad.

 

El trabajo psicológico apunta a la verdad relativa en lo personal, humano, en las relaciones con las personas, ayuda a desmontar las estructuras del yo, las identificaciones, los condicionamientos en los que se encuentra atrapada nuestra consciencia.

 

La práctica espiritual busca trascender estas estructuras, condicionamientos, etc., y revelar la vacuidad, nuestra esencia, de donde está surgiendo todo.

 

Así como la forma y el vacío no pueden separarse, el trabajo espiritual y el psicológico son dos facetas indivisibles.

 

 

En occidente, la cultura, la educación del niño, provocan una desconexión del fondo que somos, al ir formándose la estructura del ego, al ir instalándose los “modelos” de cómo debe ser el niño, cómo debe actuar, sentir, pensar…los condicionamientos, que hacen que el niño se distancie cada vez más de su esencia, de lo que es, de la fuente, perdiendo espontaneidad…, por ello es necesario, indispensable un trabajo psicológico, para conocer y desmontar la estructura de la personalidad de una manera gradual, eliminando, comprendiendo, soltando las imágenes falsas de sí mismo, lo que no somos, los autoengaños, las proyecciones, conociendo los mecanismos de defensa emocional, para luego trascenderlos y reconectar con el fondo, y permitir que cada vez más se exprese la esencia que somos a través de la forma. (A. Blay)

 

 

 

Juana Ma. Martínez Camacho

  Terapeuta Transpersonal

  Escuela Española de Desarrollo Transpersonal

 

 

 

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Crisis de pareja

 

Todo lo visible está sujeto a la ley del ciclo y la impermanencia. Desde la pequeñez del átomo a la grandeza de la galaxia, todo nace, crece, llega a su culminación y empieza a declinar para decaer y morir. Y de pronto un nuevo ciclo vuelve a empezar desplegando una espiral de experiencias y crecimiento, que no siempre elegimos vivir con la misma persona, ni circunstancia. 

 

“El bambú es un espacio entre dos nudos”. 

 

Las crisis de pareja son como los nudos del bambú, que como frontera, representan el final de un ciclo y a su vez, la base del nuevo.  

En realidad, una vez superadas las crisis, vemos que tales nudos han aportado la fuerza y la flexibilidad al conjunto. 

Cuando en el seno de las crisis, devenimos conscientes y somos capaces de poner en palabras a nuestros mayores obstáculos, puede decirse que ya hemos resuelto la mayor dificultad de los mismos. 

 

Parece importante el discernir cuándo conviene tratar de regenerar una relación que se halla en crisis,  o por el contrario el tener también la certeza de que ha llegado el momento de soltar el vínculo y volver a empezar una nueva vida.  

En realidad muchas personas mantienen relaciones estancadas e insatisfactorias, y sienten miedo a enfrentar la separación por la desarticulación de la familia, y por aspectos tales como la posible reacción de los padres o amigos, o bien por aspectos económicos y por el posterior hecho de asumir la vida en soledad. 

 

Romper una relación tiene consecuencias en la familia que se deben prever con plena responsabilidad.  

En este sentido conviene buscar el bienestar del grupo familiar y si realmente somos capaces, proceder a cerrar el ciclo y decidir “querer” a nuestra pareja con todas las consecuencias. 

De no ser posible tal regeneración, a menudo parece más sano el vivir un período de duelo intenso en el que se enfrentan soledades y ausencias, que una vida de incomunicación y estancamiento en la que nos hallamos inmersos.    

Recapitular la  relación, observando e identificando luces y sombras, al tiempo que íntimamente nos despedimos  del  compañero de ciclo vital. Será un momento de perdonar y agradecer lo aprendido en la pasada etapa de rosas y espinas. 

Para llevarlo a cabo con el concurso de la inteligencia emocional, convendrá aprender de cada experiencia sin sensación de fracaso, porque, en realidad, no hay fracaso sino experiencias de aprendizaje. 

 

Téngase en cuenta el hecho de que convertir nuestros errores en experiencia, supone el gran objetivo evolutivo que vive escondido en el error. 

Se trata de saber cosechar los frutos de la experiencia, concienciando los  patrones  repetitivos  que  dependen  de  nosotros  y  que  hemos generado en la relación cancelada. Una vez más, nos orientamos a la comprensión profunda con nuevos propósitos para el próximo ciclo que en su día nos encontrará. 

Si sentimos que nuestro vínculo de pareja está enfermo, convendrá abrir el alma y mirar profundamente lo que sucede. En caso contrario de aplazar y tapar, sucede que perdemos el contacto con nuestros sentimientos e intuiciones.  

 

Si eso sigue así, llegará un momento en el que sentiremos haber perdido el rumbo y el verdadero propósito de nuestra vida.  

Toda pérdida conlleva sentimientos de duelo que pasa por variadas fases. 

Ante la noticia de pérdida, de pronto cambia radicalmente la percepción de nosotros mismos, de nuestra pareja y, a menudo, de la vida misma. Cuando la pérdida es sobre todo inesperada, la primera reacción será la de negar lo profundamente que nos duele: “Pronto volverá, esto no puede durar mucho al final todo acabará bien”. 

No obstante, nuestro cuerpo registra la pérdida, haciéndonos sentir flojos o temblorosos. Los brotes de ansiedad se suceden y llegan noches de desasosiego e insomnio; los nervios se agarran al estómago y se pierde el apetito. 

La otra persona ya no está… y asaltan dudas: si hubiéramos dicho esto o lo otro en aquella ocasión, si hubiéramos dejado de decir, si hubiéramos pensado, si hubiéramos expresado, si hubiéramos tolerado...   

 

Sentir nuestra rabia y expresarla de forma responsable y sin acusar a nadie, puede ser un buen paso hacia el alivio y la curación de nuestra herida.  

En realidad, la ira en sí misma no es perjudicial. Es más, en la medida justa puede ser de gran ayuda para en ocasiones restaurar nuestra autoestima y dignidad. 

Por otra parte el enfado se convierte en algo dañino cuando se acaba transformando en rencor y sed de venganza. Como decía Martín Luther King: “Esa antigua ley del “ojo por ojo”, acaba por dejar ciego a todo el mundo”. 

La   terapia ante el dolor debe centrarse en identificar los procederes sumergidos. No es posible tener dominio sobre algo de lo que ni siquiera hemos todavía devenido conscientes. 

 

El crecimiento personal implica   reconocer   nuestras   reacciones no deseadas y no intentar ignorarlas. Conforme la terapia avanza se adquiere más control y poder sobre aquello que ya hemos sido capaces de reconocer y nombrar. 

El verdadero reto ante situaciones dolorosas estará en ser capaces de no culparnos a nosotros mismos, ni echar la culpa a los demás. 

 

Se   trata   de   descubrir   nuestra   parte de aprendizaje en el proceso vivido, y convertir la culpa en responsabilidad. 

Podemos aprender a comunicar nuestros sentimientos de forma directa y sensible, sin  culpar  a  nadie.  Y  comprometernos con nuestro propio proceso de crecimiento personal, procediendo a explorar los puntos sombríos que llevan a distanciamiento y la desconfianza.  

De esta forma nuestras acciones tenderán a fluir desde la esencialidad. En realidad la relación es un camino para conocernos a nosotros mismos.   

Relaciones dependientes y relaciones conscientes 

Para  convertir  una  relación  adictiva  en  una relación sana conviene entrenarse en la Atención Plena y sostenerse en la Presencia. Esto supone apostar por espacios de silencio y dejarse encontrar por la quietud que se halla debajo de la actividad mental. 

 

El  mayor  catalizador  del  cambio  en  las  relaciones  de pareja es, dejar al otro que sea como realmente es, soslayando la idea de juzgarlo e intentar cambiarlo. Esta actitud tiene consecuencias muy hondas y lleva a quien la práctica, más allá de su ego. 

A partir de entonces, todos los juegos mentales y el apego adictivo se acaban. 

La aceptación total también supone el final de la codependencia. Y entonces, o bien nos separamos con amor, o bien permanecemos juntos más profundamente. 

 

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Las razones del desencuentro en la pareja

 

Saber sobre los hemisferios izquierdo y derecho del cerebro ayudará a entender y aceptar que desde diversos aspectos, algunos  biológicos, somos diferentes.

 

Es sabido que la mayoría de las mujeres tienen preponderancia a la mirada holística y los hombres a la mirada focalizada.

La mirada masculina tiene que ver con la actitud de dividir, analizar, focalizar, cambiar, en fin, con lo activo, que los neurobiólogos suelen identificar con la función del hemicerebro izquierdo (el dominante).

 

La mirada femenina, en cambio, tiene más que ver con la conciencia de unidad, la capacidad receptiva, de espera, con la predisposición para entablar relaciones, soñar y crear (funciones aparentemente de jerarquía para el hemicerebro derecho).

 

En La Enfermedad como Camino, Dethlefsen y Dahlke dicen: “Uno y otro hemisferio se diferencian claramente por sus funciones, su capacidad y sus respectivas responsabilidades.

 

El hemisferio izquierdo podría denominarse el hemisferio verbal, pues es el encargado de la lógica y la estructura del lenguaje, de la lectura y la escritura; descifra analítica y racionalmente todos los estímulos de esta área, es decir que piensa en forma digital. Es también el encargado del cálculo y la numeración. La noción del tiempo se alberga asimismo en el hemisferio izquierdo.

 

En el hemisferio derecho encontramos todas las facultades opuestas: en lugar de capacidad analítica, la visión de conjunto de ideas, funciones y estructuras complejas. Esta mitad cerebral permite concebir un todo partiendo de una pequeña parte. También corresponde al hemisferio derecho la facultad de concepciones y estructuraciones de elementos lógicos que no existen en la realidad. Aquí reside también el pensamiento analógico y el arte para utilizar los símbolos.

El hemisferio derecho genera también las fantasías y los sueños de la imaginación y desconoce la noción del tiempo que posee el hemisferio izquierdo.”

 

En las mujeres parece predominar el hemisferio derecho y en los hombres el izquierdo.

 

Norberto Levy dice:

“Así como existe una relación de pareja con otro ser humano, existe una relación de pareja interior entre los aspectos femeninos y masculinos de la propia individualidad”.

 

Todos estamos constituidos como polaridades. Tenemos aspectos masculinos y femeninos, activos y pasivos, débiles y fuertes. El asunto es que si nos identificamos culturalmente con uno solo de estos aspectos polares, proyectaremos el otro en el afuera.

La confusión que se da habitualmente es creer que mi pareja es la causa de mi conflicto, sin darme cuenta de que se trata de un conflicto interno entre dos aspectos polarizados de los que no soy consciente.

 

La misma energía que utilizo para pelearme con mi pareja, puedo ocupar en descubrir qué me pasa a mí con el problema.

Muchas dificultades de las parejas, tienen que ver con la  no aceptación de la diferencia de miradas entre el hombre y la mujer (lo masculino y lo femenino).

 

¿Cómo se armonizan dos personas que viven en mundos diferentes?

¿Cómo se pueden comunicar un hombre y una mujer si están en diferentes frecuencias?

 

Sólo si pueden abandonar la idea de que hay un único punto de vista.

Es nefasto creer que el mío es el único lugar de análisis, pero tampoco es sano dejarme convencer de que el tuyo es lugar de la mirada privilegiada. Es imprescindible incorporar las dos maneras de estar en el mundo, para integrase como personas y con el otro.

Respeto mi identidad y mi forma de ser en el mundo y, a partir de allí, doy y reclamo respeto.

 

El problema en el contacto es que, si no tengo la flexibilidad de ir de un nivel a otro, cuando estoy instalado en uno de ellos tiendo a repudiar a mi compañera/o.

Si me lanzo a la aventura de entender tu cabeza, incorporo cosas nuevas pero sobre todo te incorporo a ti.

El desafío de la pareja pasa por abrirse a una forma diferente de estar en el mundo e integrarla en mí mismo. Abrirse a un pensamiento nuevo, a una manera diferente de encarar la vida.

 

El amor empieza cuando descubro al otro. Ya no es una idea de lo que debería ser, es alguien nuevo que me sorprende con su originalidad, su nueva manera de pensar. Mientras que si trato de encajar al otro en mis viejas ideas, no pasa nada. Abrirse al amor es abrirse a lo nuevo... Amar es abrirse a lo real.

 

Hay dos maneras de estar en el mundo: una seria, desde la conciencia focalizada, y otra difusa, abarcativa.

 

La primera tiene que ver con la lógica y es la mirada analítica.

La segunda tiene que ver con percibir el mundo holísticamente, como una totalidad, e incluye las emociones y las vivencias; es la mirada experiencial.

 

Cuando dos personas tratan de comunicarse y una está hablando desde la lógica y la otra desde lo que le pasa, el encuentro es imposible. Es como intentar una comunicación desde dos idiomas distintos, un choque de paradigmas.

Es fundamental darnos cuenta desde dónde me está hablando el otro. Cómo es la manera del otro de pensarse, de pensarme, de pensar lo que nos pasa.

Si yo estoy acostumbrado a ver las cosas desde mi conciencia difusa o desde mi intuición, querer encontrarme en armonía con otro que mira la vida desde la coherencia es, en principio, una pretensión de posibilidad casi nula.

 

He de abrirme  a entender otra manera de ver las cosas, y entonces no sólo podré encontrarme con el otro, sino que incorporaré para mí mismo esa otra manera de estar en el mundo.

Si una pareja plantea un problema y él lo ve desde la lógica y ella desde lo que siente, es muy difícil que se entiendan, si antes no perciben y aceptan como punto de partida estas diferencias.

 

Afortunadamente, en la actualidad hay un cambio: las mujeres están ocupándose de desarrollar el lado masculino y los hombres el femenino.

 

Si yo acepto y respeto tu mirada y la voy integrando con la mía, eso es crecimiento para mí; si la rechazo tratando de convencerte de lo que pienso, me quedo solo e igual a mí mismo.

Sin embargo, esto es lo que hacemos: tratar de que el otro haga las cosas como a nosotros nos parece, sin detenernos a pensar que el otro puede darnos una opción mejor, diferente, nueva.

 

Otra actitud que impide el encuentro, es la  dificultad para estar presentes. Si nos escondemos detrás de disfraces, no podemos tener contacto con nadie, pues nadie puede conectar verdaderamente con un personaje.

 

Otra forma de no estar es el autoengaño; las personas no se dan cuenta de lo que les pasa, pero casi siempre tienen una explicación coherente de su sufrimiento, un libreto que justifica todo lo que les pasa pero que realmente no tiene nada que ver con su verdadero dolor.

¿Cómo podría alguien ayudarme o entenderme, si yo mismo estoy confundido respecto a lo que me lastima o a lo que necesito?

 

El tercer tema es la dificultad para escuchar. Esperar con más o menos paciencia a que el otro termine de hablar sólo para poder decir lo que ya estábamos pensando, no necesariamente es dialogar, sino muchas veces la mezcla y superposición de dos monólogos...

 

 

En estos casos las personas no se conectan para nada con lo que el otro dice, no se escuchan porque cada uno ya decidió que tiene la razón y, por lo tanto, lo único que están dispuestos a hacer es esperar que sea su turno para poder argumentar y demostrarlo.

 

 

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Terapias Naturales

Armonizando mente, cuerpo y espíritu

 

Las Terapias Naturales, buscan armonizar el conjunto mente, cuerpo y espíritu. Se utilizan como complemento de la medicina alopática (convencional), como métodos naturales para  recuperación de la salud, contemplando a cada persona como un ser único.

 

Las Terapias Naturales, se basan en el concepto holístico de la salud ("holos" significa completo, entero); el ser humano, está compuesto por niveles materiales, mentales/emocionales, energéticos y espirituales, en una interrelación dinámica con la naturaleza y la sociedad.

La filosofía holística, motiva a tratar al organismo como un "todo", no como partes individuales y separadas. Y entiende al abordaje terapéutico como un estímulo del propio proceso de curación. Es muy importante el registro personal en lo que es el propio bienestar y la salud.

 

Ya Einstein  expresaba que, toda materia es energía, demostrando científicamente que la materia y la energía, son expresión dual de una misma sustancia universal que los chinos llamaron chi o ki, y los indúes, prana; y esto, se aplica al ser humano, que al igual que los demás seres vivos, comparte esa energía que es la que lo mantiene con vida.

 

Las Terapias Naturales, consideran al síntoma, la enfermedad como un "mensajero", que nos indica  que algo no va bien. La enfermedad se toma como un camino de aprendizaje, y se utilizan, según cada terapia, técnicas que no son invasivas, para ayudar al paciente a recuperarse, teniendo en cuenta que, la sanación viene de su interior, y que, él tiene la responsabilidad, participación en la misma por medio de sus creencias, actitudes, estilo de vida.

 

 

 

 

Según el modelo holístico, la condición humana, posee las siguientes cualidades:

  • Ser libre, capacidad de elegir y tomar sus propias decisiones.
  • Ser responsable de sus actos.
  • Posee capacidad de cambio.
  • Tiene potenciales a desarrollar.
  • Tiene la posibilidad de evolucionar hacia estados de mayor integración, tanto de sus aspectos internos,como en su  relación con el entorno. 
  • El proceso evolutivo en el que está inmerso, alterna con  etapas (ciclos) de           equilibrio, de desequilibrio y de resolución; y cada una de ellas, ofrece la              oportunidad de crecimiento personal.
  • Posibilidad de autocurarse.
  • Posee la sabiduría disponible para la conciencia, acerca de sí mismo. 

 

 

Estas Terapias, en general, confían en la capacidad que tiene el  cuerpo de

autoregenerarse, autocurarse, cuando se dan las  condiciones adecuadas.

 

Los desequilibrios que afectan al hombre, serían "obstáculos",  

para poder ejercer     plenamente estas cualidades.

 

 

 

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Atención Plena- Observar los juicios de la mente

 

La Atención Plena se cultiva asumiendo la postura de testigos imparciales de nuestra propia experiencia. El hacerlo requiere que tomemos conciencia del constante flujo de juicios  y de reacciones a experiencias tanto internas, como externas, en las que por lo general, nos vemos atrapados, y aprendamos a salir de ellos. Cuando empezamos a practicar el prestar atención a la actividad de nuestra propia mente, es corriente que descubramos y nos sorprenda el hecho de que constantemente generemos juicios sobre nuestras experiencias. 

 

La mente categoriza y etiqueta casi todo lo que vemos. Reaccionamos a todo lo que experimentamos en términos de qué valor creemos que tiene para nosotros. 

Algunas cosas, personas y acontecimientos son juzgados como “buenos”, porque por alguna razón, hace que nos sintamos bien. Otros son condenados con la misma celeridad, porque no creemos que tengan demasiada importancia. Las cosas, personas y sucesos neutros, son  desintonizados casi por completo de nuestra conciencia. Por  regla general, no les concedemos atención por considerarlos demasiados aburridos.  

 

Esta costumbre de categorizar y de juzgar nuestra experiencia, nos limita a reacciones mecánicas de las que, ni siquiera nos damos cuenta, y que a menudo, carecen totalmente de base objetiva. Esos juicios tienen tendencia a dominar nuestras mentes y nos hacen difícil encontrar la paz en nuestro interior. Es como si la mente fuese un yo-yo y subiese y bajase todo el día por el bramante de nuestras propias ideas enjuiciadoras.  

No tenemos más que observar lo que nos preocupa gustar o no gustar, durante, por ej. un periodo de 10 min mientras trabajamos. 

  

Si hemos de hallar una forma más eficaz de manejar el estrés de nuestras vidas, lo primero que necesitamos es la toma de conciencia de esos juicios automáticos, para ver a través de nuestros prejuicios y temores y liberarnos de su tiranía.  

Al practicar la Atención Plena, es importante reconocer cuando haga su aparición, esta cualidad mental enjuiciadora, así como asumir intencionadamente la postura de testigo imparcial, recordándonos a nosotros mismos que  lo único que tenemos que hacer es observar. Cuando nos encontremos con que la mente enjuicia, no debemos hacer que deje de hacerlo.  Todo lo que necesitamos es darnos cuenta de lo que sucede. No hay ninguna necesidad de juzgar los juicios, y de complicarnos más las cosas.  

 

Al meditar, reconocemos cuando aparece esta actividad mental enjuiciadora, entonces  suspendemos el juicio y observamos la realidad con ecuanimidad, y si surgen juicios mentales, no necesitamos juzgar los juicios, sino que también los observamos sin identificarnos con ellos, sin juzgarlos. Ej. estamos observando la respiración, y nuestra mente dice “esto es un aburrimiento”, “esto no funcionará”, “no puedo hacer esto”…entonces observamos este juicio, sin identificarnos con él.  

Como consecuencia, se trata de ceder, soltar, incluso las cosas que nos resultan positivas, a las cuales tendemos a apegarnos, hay que tener presente la impermanencia  en el mundo físico de las cosas, todo tiene un momento en que aparece, dura un cierto tiempo y luego desaparece. Cuando las cosas pasan y nos son “arrebatadas”, esto nos produce sufrimiento, por la identificación que teníamos con ellas. Cuando hay apego, hay sufrimiento, y cuando hay sufrimiento significa  que hay apego. 

 

La actitud al meditar es soltar, dejar que las cosas pasen, tanto las que llamamos positivas, como las negativas. Esto mismo lo hacemos cuando vamos a dormir, dejamos que las cosas pasen, sin darnos cuenta, sólo cuando dejamos ir, cuando soltamos, es cuando podemos dormirnos, si no soltamos y seguimos preocupándonos, no nos podemos dormir y aparece el insomnio. 

  

Dicen que en la India hay una forma inteligente de cazar monos, y es que los cazadores recortan en un coco, un agujero lo suficientemente grande como para que el mono pueda meter la mano, después perforan por el otro extremo dos agujeros pequeños y pasan por ello un alambre que atan a un árbol, el mono baja mete la mano en el coco para tomar un plátano que los cazadores introdujeron en su interior, el agujero tiene un tamaño que la mano del mono abierta pasa, pero con el puño cerrado no puede pasar, quedando atrapado al no querer ceder, no querer soltar el plátano. 

 

Con frecuencia, y a pesar de nuestra inteligencia, nuestra mente nos juega pasadas parecidas, por lo cual es importante la práctica de soltar. Cuando comenzamos a practicar la Atención Plena, nos damos cuenta que nuestra mente quiere adherirse a determinadas ideas o sensaciones, si son agradables, intentamos prolongarlas, estirarlas, y convocarlas una y otra vez, existen ideas y experiencias que tratamos de evitar, o intentamos liberarnos o protegernos porque son desagradables, dolorosas o porque nos dan miedo. 

Cuando nos vemos juzgando nuestra experiencia, dejemos que esas ideas se vayan, las reconocemos y las dejamos en paz, solo permanecemos alertas.

  

La actitud de soltar es básica para profundizar en la calma meditativa. La mente, solo se tranquiliza, cuando puede concentrarse en algo (por ej. en la respiración), sin tener que luchar contra los fantasmas que normalmente la acechan y que tienen que ver con el afán de ganar siempre y conseguir que el mundo se comporte a su antojo. 

 

La meditación es un proceso natural de llegar al descanso y requiere que uno se quite del medio por completo, la meditación profunda, solo ocurre cuando realmente uno suelta, se abandona. Ajahn Brahm  

 

Y no se trata solo de desprenderse del apego a las cosas, sino también, y sobre todo, de desligarse de “quien” se apega, o sea del ego/personalidad. 

 

El verdadero final del camino de soltar, es despojarse del propio ego/personalidad. Así, ya no queda nadie que pueda aferrarse a nada.

 

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Estado de conexión

 

Eres tan hermosa/o, tan amada/a..

¿Podrías reconocerte? ¿Podrías reconocer la grandeza que habita en ti?

¿Podrías reconocer la luz en tu interior, la fuerza, el amor que brota del centro de tu ser? ....

 

Silencio ahora….es una invitación a estar contigo…nada que hacer…solo estar contigo….respira…siente ese espacio interior enorme…deja ir pensamientos, sensaciones, quizá alguna emoción….sin rechazarlas, sin interpretarlas, sin juzgarlas, ni negarlas, sin retenerlas….observa y déjalas a su aire….como el cielo, que permite el paso de las nubes, las contiene, las permite, sin embargo no se aferra, las suelta…pasan…vienen y van…

 

¿Podrías por un momento ser el cielo que contiene el movimiento de tus pensamientos, de tus sensaciones, de tus emociones?

Así podrás descubrir ese trasfondo de quietud que eres, ese fondo de paz inafectado, el Amor que eres, y solo está a una respiración de distancia…detrás del ruido de la mente...observa….calma….silencio interior…plenitud del ser…Presencia.

Namaste

 

Juani  

 

 

Agradecida a la vida

 

El agradecimiento me abre  a la abundancia…

No encuentro un dia, un momento en que no haya algo para agradecer, por muy difícil que sea la situación que esté atravesando, cuando abres tu mente, cuando estas presente, consciente, cuando aprendes a “observar” cómo se despliega tu vida en cada instante, surge de manera natural el agradecer…. El simple hecho de estar viva, del regalo de la vida…el simple hecho de respirar, ya es motivo de agradecimiento…

 

Ahora las neurociencias confirman lo que hace miles de años se sabe, lo que en oriente se viene enseñando hace tanto tiempo, ahora puede comprobarse científicamente: cómo el estado de agradecimiento produce cambios bioquímicos en las células del organismo; junto con el amor, el agradecimiento, son potentes a la hora de lograr la coherencia cardíaca, que supone una mejora en todo el organismo, un estado de orden y tranquilización interna.

 

Como ejercicio, cada noche al finalizar el día, puedes enunciar una lista donde agradezcas diferentes vivencias durante el día, veras que cuando te abres a observar, a tomar consciencia de todo lo que tienes para agradecer, te sorprenderá las cosas que surgen y que se te habían pasado por alto, por esa manera mecánica, automática de funcionar de la mente cuando no está entrenada; sin embargo, entrenando el estado de Atención Plena (estado meditativo, de Presencia), puedes ser consciente de ello.

El hecho de sentarte a apuntar esta lista, te va entrenando a darte cuenta y reconocer muchas cosas que de otro modo, te pasan desapercibidas…

Anótalas por muy sencillas que le parezcan a tu mente, como por ejemplo  el tener un techo y una cama para descansar, el calor del sol, una sonrisa de alguien inesperada, el canto de un pájaro, una brisa suave, el perfume de una flor, el haber descansado, el contacto del agua en tu piel al ducharte, etc., y poco a poco iras notando la abundancia en tu vida, serás consciente de este estado, abriéndote más y más a la abundancia…comprendiendo que ser abundante es un estado de conciencia..  

 

Juani  

 

 

"Nadie te hace nada..."

 

Una mirada profunda te permite comprender que nadie hace nada para herirte, todo tiene que ver contigo, con lo que no conoces de ti, con lo que aún no has integrado en ti...

El mundo, las situaciones, las personas, son un reflejo de tu interior, tanto lo que te gusta como lo que te es más difícil de aceptar….entonces, no te tomes nada “personal”, observa en tu interior qué quiere enseñarte esta situación, que es lo que aún no terminas de integrar en ti.

 

Si es necesario pon un límite o hasta aléjate de la persona o salte de la situación si es muy dura para ti en este momento, pero no dejes pasar la oportunidad de integrar y sacar el aprendizaje de la experiencia, para poder trascenderla. Lo que no comprendas, volverá a repetirse para que puedas integrarlo...

 

La vida es muy simple, no obstante, nuestra personalidad/ego la complica pues vemos el mundo con nuestros propios filtros, interpretamos de acuerdo a nuestro propio sistema de creencias infantil que hemos utilizado gran parte de nuestra vida y está apoyado en nuestra niñez, aprendido cuando no teníamos nuestra Corteza Prefrontal (con la que analizamos, juzgamos, planificamos, etc.) aun desarrollada como para poder entender lo que estábamos viviendo doloroso, quedando heridas sin resolver a nivel emocional en nuestro inconsciente, creencias y decisiones, que siguen afectándonos en nuestra vida de adultos, limitándonos a la hora de expresar la potencialidad que en esencia somos.

 Juana Ma. Martínez Camacho

 

Terapia de Integración Psico-emocional

Te acompaño en el proceso...

algunos de los beneficios: 

 

      ·   Aprender a escuchar el mensaje de las emociones, superando la ansiedad, el miedo, la depresión, la agresividad…

        ·    Sanar  tus patrones tóxicos, tus creencias limitantes, los bloqueos de la niñez que afectan tu vida actual. Te harás de  herramientas sencillas y prácticas para aplicar en tu vida cotidiana.

        ·     Aprender a  descubrir y a satisfacer tus necesidades saludablemente.

        ·     Sentirte  más tranquilo, más seguro de tí mismo, con más confianza en tus recursos internos, más claro y  creativo para poder poner en acción tus proyectos. 

     ·  Mejorar  tus relaciones en general (familiares, pareja, amigos, conocidos…), aprendes a poner límites sanos,  aprendes a conectar con la felicidad interior.

        ·   Comprobar  que las crisis son  verdaderas oportunidades de cambio interior, haciéndote responsable de tí mismo, sin culpar al entorno por lo que te ocurre.

        ·       Aprender a aceptar lo que te está pasando, y desde ahí, poder cambiar tus patrones limitantes, viviendo más relajado, aprendiendo a amarte y respetarte.

       ·    Sentirte más integrado en cuerpo, mente y espíritu, y entender la vida como un proceso de aprendizaje.

         ·         Conectar con tu sentido de vida.

            Conectar con lo que tu eres a nivel esencial

       

 

 

 

 

La Plegaria del Amor

 

No busques al amor; no esperes por él; no lo esperes bajo demanda. Siempre te sentirás incompleta, y el miedo a la pérdida del amor retumbará durante tus días.

El amor no es un servicio de subscripción. El amor no es una recompensa por buen comportamiento. El amor no es algo que "mereces" o que no.

Es tu derecho de nacimiento; así que encuéntralo en tu propio corazón.

Cuando notes que la atención se mueve hacia afuera, buscando, esforzándose, manipulando, tratando de comprender, apegándose, aferrándose, detente. Invita a la atención a estar más cerca. A las sensaciones de tus pies sobre el suelo, la sensación del peso de tu cuerpo mientras es jalado hacia la tierra. A la respiración, tan confiable, tan antigua, elevándose y cayendo, como una ola en la vastedad de tu ser.

Invita a la atención a pasar por la garganta, el pecho, hacia la boca del estómago; deja que se infiltre en las sensaciones puras, "cosquilleantes", "aleteantes" y vivas que están ahí. Deja que la atención empape tu tristeza, tu soledad, esa sensación de abandono de la que has estado huyendo.

Por un momento, ofrece un santuario para estos antiguos, estos hermosos fragmentos de un gran rompecabezas que entendiste hace mucho tiempo. Deja que esta presente escena de la película de tu vida sea santificada con atención, con esta conciencia bondadosa llamada amor. Esto es la oración.

Estoy aquí. Estoy aquí. Y está bien. Incluso aunque no se siente bien, está bien. Mi tristeza es inteligente. Mi miedo es antiguo, y sagrado, y digno. Mi anhelo arde con vida. Incluso mis dudas son mi familia. Nada es un error aquí; todo está sostenido en el amor.

La vida es tan corta, sin embargo el amor es infinito, y abundante, y siempre presente, y más cercano que la próxima respiración. Así que no busques al amor; no esperes por él; no lo esperes bajo demanda. Sino conócelo. Conoce su presencia, la intimidad de ella. Siéntelo susurrando en tu oído...

Respiro contigo, amor mío. Cada inhalación, cada exhalación, y los espacios entremedios. Cuando estás en tus rodillas, exhausta por el caos e incertidumbre de la vida, me arrodillo contigo. Cuando te exaltas, sostenida/o en alto por este mundo inconstante, me regocijo contigo. Cuando te sientes perdida y no puedes continuar, ya te he encontrado. Aquí. Aquí, siempre aquí. Estoy muy cerca. Me río contigo, lloro contigo, sangro contigo; tu sangre es mía. Tu voz es mi voz, tu silencio es mi silencio e iría a los confines de la Tierra para encontrarte, para luchar por ti, para traerte a casa.

No puedes escapar del amor; es por eso que no puedes comprenderlo.

Entonces si yo tuviera una plegaria, ya habría sido respondida; la plegaria y la solución como Uno; el regalo dado tiempo atrás.

 Jeff Foster

 

Cerrar ciclos

 

Nuestro cerebro tiene tendencia a "rellenar los huecos" e imagina  los detalles que le faltan a una figura para poder completarla o cerrarla. Una vez completa la figura,  eliminamos los detalles innecesarios y establecemos un patrón que nos será útil para el  futuro.

Esta tendencia a cerrar, a completar con la imaginación las formas percibidas buscando la mejor organización posible, se debe a que las formas abiertas o inconclusas provocan incomodidad, mientras que las formas cerradas y acabadas son más estables visualmente.

 

Esto mismo sucede no solo con figuras, sino también cuando comenzamos a escuchar una canción conocida y tendemos a completar mentalmente las letras o sonidos que faltan, también cuando alguien está hablando y corta la frase, o en los refranes que quedan interrumpidos y tendemos a completarlos… ej. “más vale pájaro en mano….” (tenderíamos a pensar o decir “que cien volando” para completar la frase.

 

 

Esto también aplica a las situaciones afectivas que no hemos concluido… (como se dice en la ley de cierre de la  Gestalt) nuestra mente necesita cerrar lo inconcluso, da igual que haya pasado mucho tiempo, lo inconcluso intranquiliza a la mente, ej. disculpas que en su momento no dimos, conversaciones con carga emocional que no terminamos, el no haber elaborado un duelo (no solo por muerte, sino pérdidas importantes para nosotros…), cosas que hemos comenzado y no terminamos… cursos/formaciones que comenzamos y abandonamos, parejas con quienes rompimos, relaciones interrumpidas por alguna diferencia y que nunca abordamos…cosas que venimos postergando y no nos animamos a hacer…etc.

 

Por lo general, cuando tenemos situaciones inconclusas, nuestro inconsciente se encarga de informarnos, repitiendo situaciones similares que atraemos por resonancia o analogía para poder resolver emocionalmente… a veces mediante sueños que se repiten,  algunos sueños se encargan de cerrar el tema pendiente…

 

Cuando concluimos una situación pendiente, sentimos un gran alivio interior, haciendo un espacio para lo nuevo, para lo que sigue en la vida…

Tengamos en cuenta que a lo largo de la vida, quedaran cosas sin cerrar o a medio cerrar, forma parte del proceso de vivir, pero en la medida en que seamos conscientes de ello y podamos hacer algo para  elaborarlas, cerrarlas hasta donde podamos en cada momento, en esa misma medida, sentiremos que vamos más aliviados por la vida, más libres.

 

Cuando algo se repite en nuestra vida, es síntoma que hay vivencias inconclusas, que la gestalt no se ha cerrado.

 

 Te sugiero un ejercicio para elaborar este cierre:

 

Haz una lista de diferentes situaciones a lo largo de tu vida donde sientas que ha quedado algo inconcluso.

Puedes ir tomando de a una situación e investigar ¿que sientes? ¿Dónde lo sientes en tu cuerpo? ¿Qué emociones se mueven…..? y permítete sentirlas… luego, puedes hablarlo con la persona, hacer algún gesto o acto como una llamada por teléfono, escribirle una carta, o cualquier otro acto que sientas.

Ten en cuenta que a veces no podrás acercarte o quizá, la persona ya no esté cerca, o ya no esté en este plano físico  y puedes en estos casos, escribir una carta y expresar todo lo no dicho….. terminando por agradecer el aprendizaje que te ha aportado esta situación. 

Es importante investigar ¿qué me ha aportado esta experiencia? ¿Qué tiene de bueno aquello que no salió como yo quería?. A veces puedes pensar que no hay nada de beneficioso en lo sucedido, sin embargo el solo hecho de poner a tu mente a buscar que es lo que puede haberte aportado la experiencia, ya la saca de los automatismos y amplia  tu visión, creando nuevos circuitos neuronales, nuevas posibilidades de ver lo ocurrido, nuevas maneras de ver  la vida.

 ¿Que he aprendido de esta experiencia? para no tener que repetir situaciones…como dice Jung:

Aquellos que no aprenden nada de los hechos desagradables de la vida fuerzan a la conciencia cósmica a que los reproduzca tantas veces como sea necesario para aprender lo que enseña el drama de lo sucedido. Lo que niegas te somete; lo que aceptas te transforma.

 

La adversidad, por dolorosa que sea, nos permite aprender diferentes aspectos de la vida. No aceptarlo supone que se tenderá a repetir el mismo patrón de comportamiento, mientras que aceptarlo, nos acerca a superarlo, a hacer algo  con lo sucedido y recoger el aprendizaje.

Agradecer. El agradecimiento es muy importante pues si lo vemos con una mente amplia, todo tiene su sentido, las cosas pasan para aprender algo de ellas y es importante para nuestra integración asimilar ese aprendizaje. Puede que a veces no veas cual es el aprendizaje, y lo dejas para más adelante…

 

Ten en cuenta, que a veces conviene consultar un profesional que te acompañe, cuando se trata de algo muy doloroso, para poder cicatrizar heridas y poder avanzar con el aprendizaje de la experiencia.

 

 

Ejercicio cerrando ciclos

 

Tomar conciencia de la postura corporal….sentado con la espalda recta, suelta cualquier tensión del cuerpo....

La actitud es la de soltar amorosamente esa situación que no está fluyendo armoniosa en tu vida…

Respira profundo tres veces  y al soltar el aire suéltate, deja ir las tensiones al exhalar…

 

Imagina/visualiza que estas en un lugar en la naturaleza, abriendo todos tus sentidos internos para que esta experiencia se grabe como muy real…siente los aromas, percibe los sonidos, la temperatura, observa el paisaje, los colores, las formas…. en este lugar te sientes seguro, en plena naturaleza…

 

Cuando notes ese estado de calma, sosiego en la naturaleza, trae a tu mente a esta persona con quien tienes el conflicto…. Déjala entrar a este tu lugar…. Abre tu corazón y dile mirándole a los ojos todo lo que sientes, lo que ha quedado inconcluso de expresar… se honesto contigo mismo, dile todo lo que sientes… transmítele-exprésale tus miedos, tu enojo, tu tristeza, tu decepción, tu angustia, tu impotencia, lo que sientas…. Dile que estás dispuesto a equilibrar tu vida soltando todo esto que te agobia…. Que quieres ya  soltar esta situación….

 

Una vez le has dicho todo lo que sientes, que te notas más ligero al haber sentido y expresado tus emociones…sigue mirándole a los ojos y agradécele todo lo que has pasado doloroso con lo él/ella, porque gracias a esto has aprendido en la vida… dile que comprendes que todo fue una expresión de nuestros miedos, de nuestros mecanismos de defensa, de nuestras partes infantiles heridas… dile que ya quieres soltar todo el dolor…. Que ahora tú quieres despedirte de él/ella pues se merece su plenitud, su alegría, su gozo y tú  también te mereces tu plenitud, tu alegría, tu gozo....

Dile: hoy te libero y me libero…. entrego mis malos pensamientos, mi angustia, mi rabia, mi dolor.... a la madre tierra para que los recicle.... y te doy también la oportunidad que tú también los sueltes…. ya no son nuestros… los entregamos para cerrar este ciclo y poder construir una nueva historia donde tú te mereces ser feliz y yo también…

 

Me perdono a mí misma/o por no haber sabido  poner límites, por dejar que me dañes, por  no haber sabido ser  asertiva al expresar mis emociones por miedo…. Por no haber sabido hacerlo de una manera más sana…así que te perdono y me perdono…. te libero y me libero….

 

Tómale las manos y dile te perdono, te agradezco, te libero, te amo, gracias…. y te lo dices también a ti mismo, me perdono, me libero, me amo, gracias…

Hoy me despido entregando todo lo que fue entre nosotros y a partir de ahora escribo una nueva etapa de mi vida, una nueva historia…

 

Una vez esta todo hablado y soltado, que sientes en tu cuerpo que no hay carga emocional, despide a esta persona y observa cómo se aleja….

 

Y ahora vuelve a observar si ha quedado algún resto de emoción, incomodidad o dolor y se la entregas a la madre tierra para que ella lo recicle…

 

Dile: que a través de esta energía que te entrego se siembre  semillas nuevas de sabiduría, de  alegría, de conciencia en mí para esta situación, gracias madre tierra…

 

Lentamente te vas alejando de este lugar y comienza a volver al aquí y el ahora…. Respirando lenta y profundamente vas moviendo el cuerpo hasta que sientas que estas en condiciones de abrir los ojos.

 

 

Este ejercicio lo puedes hacer con cada persona con quien tengas situaciones inconclusas y repetir durante 40  dias, o bien hasta que tu sientas que ya no hay carga emocional al hacerlo.  

 

 

Ten en cuenta que esto es solo un ejercicio para aliviar la carga emocional y es de ayuda… pero muchas veces se necesita el acompañamiento de un terapeuta en situaciones muy  dolorosas, para poder llegar a las raíces de ese dolor, que generalmente están en la niñez y en el vientre materno.

 

En un Proceso Terapéutico, aprendemos a, desde la situación actual que es una resonancia de algo doloroso vivido en la niñez, tirar de ese hilo de Ariadna e ir a esas etapas infantiles donde no teníamos recursos para abordar el dolor. Resolviendo allí, comprendiendo, sanando, integrando…., ya no tenemos que atraer las mismas situaciones por resonancia o analogía.

 

Aquí estoy para acompañarte ..

 

 

BENEFICIOS  DE  UN  PROCESO  DE  INTEGRACIÓN  PSICO-EMOCIONAL

 

  • Aprender a escuchar el mensaje de las emociones, superando la ansiedad, el miedo, la depresión, la agresividad…, mejorando notablemente tu salud.
  • Sanar  tus patrones tóxicos, tus creencias limitantes, los bloqueos de la niñez que afectan tu vida actual. Te harás de  herramientas sencillas y prácticas para aplicar en tu vida cotidiana.
  • Aprender a  descubrir y a satisfacer tus necesidades saludablemente.
  • Sentirte  más tranquilo/a, seguro/a de tí mismo/a, con más confianza en tus recursos internos, más claro/a y  creativo/a para poder poner en acción tus proyectos.  
  • Mejorar  tus relaciones en general (familiares, pareja, amigos, conocidos…), aprendes a poner límites sanos,  sintiéndote más feliz.
  • Comprobar  que las crisis son  verdaderas oportunidades de cambio interior, haciéndote responsable de tí mismo/a, sin culpar al entorno por lo que te ocurre.
  • Aprender a aceptar lo que te está pasando, y desde ahí, poder cambiar, viviendo más relajado/a, sintiéndote mejor ser humano. 
  • Sentirte más integrado/a en cuerpo, mente y espíritu, y entender la vida como un proceso de aprendizaje.
  • Conectar con tu sentido de vida.
  • Aprender a conectar con el estado de Presencia,  con el Ser que eres, actualizando en tu vida tus valores esenciales. 

 

 

                         Juana Ma. Martínez Camacho

                          Terapeuta Transpersonal

                             Terapeuta Acompañante en Bioneuroemoción

                             Facilitadora Internacional CMR (Liberación de la Memoria Celular) 

                               (Cellular Memory Release)

                             Anatheóresis (Psicoterapia Regresiva Perceptiva)

                              Psiconeuroendocrinoinmunología

                             Yoga Terapéutico

                             Especialista en Técnicas de Relajación, Meditación-Minlfulness

                             Terapias Naturales

              

                             www.centroelim.org           Telf.  653-936-074

 

 

 

 

Meditación del guijarro

 

La meditación no tiene que vivirse como un esfuerzo, deseando que el tiempo pase lo más rápido posible para luego poder descansar, así lo viven muchas personas al comenzar su práctica.

Es importante sentarse y buscar estar cómodo, elegir la postura más adecuada para ti, con la espalda bien recta, pero sin tensión…para encontrar la paz en la postura sentado, puedes utilizar la meditación del guijarro.

 

 

Meditación del guijarro (Thich Nhat Hanh)

 

Siéntate en cualquier posición que te resulte confortable, loto o medio loto, sastre (piernas cruzadas como “chinito”)… la espalda erguida, una leve  sonrisa.

 

Respira lento y profundamente, siguiendo cada respiración, siendo uno con ella; deja pasar todo….. e imagínate que eres una guijarro arrojado a un río.

 

El guijarro pasa a través del agua sin esfuerzo. Desapegado de todo, lentamente se va hundiendo hasta alcanzar el fondo, el punto de descanso perfecto.

 

Tú eres como ese guijarro que se ha arrojado a sí mismo al río, ausente de todo lo demás; todo tu centro es tu respiración, no necesitas saber el tiempo que tardarás antes de alcanzar el punto de perfecto descanso sobre el lecho de fina arena bajo el agua.

 

Cuando te sientas tan descansado como el guijarro que ha alcanzado el lecho del río, ese será el punto en el que encontrarás tu propio descanso.

 

Ya no te sientes empujado ni atraído por ninguna otra cosa; sabes que solo puedes encontrar alegría y paz en ese preciso instante, cuando llegue el futuro que tu mente anticipa, será presente… La alegría y la paz sólo son posibles en ese preciso instante y si no lo hallas aquí no las encontrarás en ningún otro lugar.

 

No persigas tus pensamientos como la sombra persigue su objeto; no corras tras tus pensamientos como el alma robada corre tras su amuleto mágico.

 

No lo pospongas, encuentra tu paz y tu alegría en ese preciso instante.

 

Este tiempo es tu tiempo, este lugar en el que te sientas, es tu lugar. Y son este preciso momento y este preciso lugar en los que tú puedes llegar a ser un Buda y no, desde luego, bajo algún árbol Bodhi o en alguna vida lejana.

Practica esto durante unos meses y empezarás a comprender lo que es el deleite de la Meditación.

 

 

 www.centroelim.org

 

La Práctica de la Meditación- Ajan Chah

 

Si usted quiere estar por aquí para conocer al futuro Buda, entonces no practique.

Probablemente estará por aquí lo suficiente como para verlo cuando venga.

 

He oído a la gente decir: "¡Oh!... este fue un año muy malo para mí". "¿Cómo es posible?", les pregunto. "Estuve enfermo todo el año", responden. "No he podido practicar para nada." ¡Oh! Si no practican cuando la muerte anda cerca, ¿cuándo van a practicar entonces? ¡No! Se pierden cuando hay felicidad.

Si están sufriendo, a pesar de eso no practican. Cuando eso pasa se pierden también. No sé cuándo cree la gente que va a practicar.

 

No piense que sólo sentándose con los ojos cerrados usted practica. Si piensa de esta manera, entonces cambie rápidamente su forma de pensar.  La práctica sostenida consiste en mantener la atención plena en cada postura, ya sea sentado, caminando, parado o acostado. Cuando deja de estar sentado, no piense que está saliendo de la meditación, sino que sólo está cambiando de postura. Si piensa así, tendrá paz.

Dondequiera que se encuentre, tendrá esa disposición de práctica constantemente. Conservará una continua atención plena dentro de usted mismo.

 

"Hasta tanto no haya alcanzado la Suprema Iluminación no me levantaré de este lugar, aún si mi sangre se seca completamente." Leyéndolo así en los libros usted puede pensar en probarlo por sí mismo. Usted lo haría así como lo hizo el Buda.   Pero no ha considerado que su automóvil es nada más que uno pequeño. El automóvil del Buda era,

realmente, uno grande. Él podía hacerlo todo de una sola vez. ¿Cómo se le puede ocurrir que es capaz de comprenderlo todo de una sola vez con su pequeño, diminuto automóvil? Es una historia totalmente distinta.

 

Fui por todas partes buscando lugares para meditar. No me di cuenta de que el lugar ya estaba allí, en mi corazón. Toda la meditación está allí, dentro de usted. Nacimiento, vejez, enfermedad y muerte, están justo allí, dentro de usted. Viajé por todas partes hasta que estuve a punto de caer muerto de cansancio. Sólo entonces, cuando me detuve, encontré lo que estaba buscando, dentro de mí.

Nosotros no meditamos para ver el cielo, sino para terminar con el sufrimiento.

 

No se apegue a visiones ni a luces durante la meditación, no vaya detrás de ellas para nada. ¿Qué es lo que hay de extraordinario en la luminosidad? Mi linterna la tiene. No puede ser de ayuda para liberarnos de nuestro sufrimiento.

Cuando se encuentre sentado en meditación, diga, frente a cada pensamiento que pasa por ahí: "Ese no es asunto mío."

 

Debemos practicar cuando estamos desganados y no únicamente cuando nos sentimos llenos de energía o de humor para hacerlo. Eso es practicar de acuerdo a la enseñanza del Buda. De ser por nosotros, practicamos solamente cuando nos sentimos bien.

¿Cómo vamos a llegar a alguna parte de ese modo? ¿Cómo vamos a cortar la corriente de las impurezas cuando practicamos sólo de acuerdo a nuestros caprichos?

 

En cualquier cosa que hagamos, debemos observarnos a nosotros mismos. La lectura de libros nunca origina nada. Los días pasan pero no nos observamos. Saber sobre la práctica es practicar para saber.

 

Por supuesto que hay docenas de técnicas de meditación, pero todas ellas se resumen únicamente en esto: dejar que todo sea. Colóquese aquí a un lado, donde hay calma, fuera de la batalla. ¿Por qué no prueba?

 

Quedarse sólo pensando en la práctica, es como tratar de hacer un agujero en la sombra y no darse cuenta de lo esencial.

 

Cuando había practicado tan sólo durante algunos pocos años, aún no podía confiar en mí mismo. Pero una vez que obtuve mucha más experiencia aprendí a tener confianza en mi propio corazón. Cuando usted posee esta profunda comprensión, cualquier cosa que pase, usted puede dejarla pasar, y todo sólobrotará y morirá. Usted llegará a un punto en el que el corazón en sí dice qué hay que hacer.

 

 

En la práctica de la meditación, es peor, en verdad, estar atrapado en la serenidad que atascado en la inquietud, debido a que al menos usted querrá escapar de la inquietud, en tanto que se halla satisfecho con permanecer en la calma sin ir más allá.

 

 

Cuando los estados de claridad gozosa se manifiesten durante la práctica de la meditación no se apegue a ellos.

En la meditación se trata únicamente de la mente y las sensaciones. No es algo que usted tenga que perseguir o algo con lo que tenga que luchar.  La respiración continúa mientras trabaja. La naturaleza cuida de los procesos naturales. Todo lo que tenemos que hacer es estar atentos, volviéndonos hacia nuestro interior para observar claramente. Así es la meditación.

 

No practicar adecuadamente es estar desatento. Estar desatento es como estar muerto. Pregúntese a sí mismo si tendrá tiempo para practicar cuando muera. Pregúntese continuamente: "¿cuándo moriré?" Si lo contemplamos así, nuestra mente estará alerta en cada segundo, la cautela siempre estará presente y la atención plena y concentrada seguirá automáticamente. Surgirá la sabiduría al observar cómo son las cosas en realidad. La atención plena y concentrada protege a la mente de tal modo que ella sabe cuándo surgen las sensaciones a cada momento, noche y día. Tener atención plena y concentrada significa estar tranquilo. Estar tranquilo significa ser cuidadoso. Si uno es cuidadoso, entonces uno practica como se debe.

 

Al principio usted se apura para avanzar, se apura para regresar y se apura para detenerse. Usted continúa así con la práctica hasta que llega a un punto donde parece que no se trata de avanzar, ni de regresar, ¡ni tampoco de detenerse! Se terminó. No hay un detenerse, ni un ir hacia delante, ni un volver atrás. Se terminó. En ese momento usted se dará cuenta de que allí, en realidad, no hay nada de nada.

 

Recuerde que usted no medita para "obtener" nada, sino para "quitarse" cosas de encima. Lo hacemos, no con deseo, sino con desprendimiento. Si "quiere" alguna cosa, no la encontrará.

 

El corazón del sendero es bastante simple. No hay necesidad de explicar nada extensamente. Libérese del amor y del odio y deje que las cosas sean. Eso es todo lo que hago en mi propia práctica.

 

Haciendo preguntas fuera de propósito revela que usted todavía está atrapado en la indecisión. Hablar sobre la práctica está bien si ayuda a la contemplación. Pero depende de usted mismo ver la Verdad.

 

Meditamos para aprender cómo dejar ir, no para incrementar nuestro apego a las cosas.

La iluminación se manifiesta cuando usted deja de querer absolutamente todo.

 

Si tiene tiempo para estar atento, entonces tiene tiempo para meditar.

 

Hace poco alguien me preguntó: "A medida que meditamos varias cosas se presentan en la mente; ¿deberíamos investigarlas o sólo notarlas yendo y viniendo?" Si usted ve pasar a alguien a quien no conoce, podría preguntarse: "¿Quién es? ¿Dónde va? ¿Qué hace aquí?" Pero, si conoce a la persona, es suficiente con notar su paso.

 

El deseo en la práctica puede ser un amigo o un enemigo. Como amigo, hace que tengamos ganas de practicar, de comprender, de terminar con el sufrimiento. Pero estar siempre deseando algo que no ha surgido aún, querer que las cosas sean de otra manera, solamente causa más sufrimiento, y éste es el caso cuando el deseo puede ser un adversario. Al final, debemos aprender a deshacernos de todos nuestros deseos, aún del deseo de alcanzar la iluminación. Sólo entonces podemos ser libres.

 

 

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La Meditación Revela y Cura

               

Cuando nos sentamos a practicar atención mental nuestro cuerpo y nuestra mente pueden estar en paz y en completa relajación. Pero este estado de paz y relajación difiere fundamentalmente del estado mental perezoso y semiconsciente que observamos cuando estamos descansando o dormitando. Al sentarse en ese estado perezoso y semiconsciente, tan lejano de la atención mental, es como sentarse en una cueva oscura.

 

Con atención mental no sólo estamos descansados y felices, sino también alertas y despiertos. La meditación no es una evasión, en un sereno encuentro con la realidad. La persona que practica la atención mental debe estar tan despierta como el conductor de un coche: sino está despierta le poseerán la dispersión y el olvido, tal y como un conductor que no está despierto puede fácilmente causar un grave accidente.

  

Debes permanecer tan despierto como una persona que camina sobre unos altos zancos-cualquier paso en falso puede llevarle a la muerte-. Debes ser como un caballero medieval que anda desarmado por un bosque de espadas; debes ser como un león que avanza con pasos lentos suaves y firmes. Sólo con esta clase de vigilancia puedes realizar el Despertar total.

 

Para los principiantes se recomienda el método de simple reconocimiento. Este reconocimiento debe hacerse sin juicios; tanto los sentimientos de compasión como los de irritación deben ser bienvenidos, reconocidos y tratados igual porque ambos son nosotros.

 

Cuando estamos poseídos por la tristeza, la ansiedad, el odio o una u otra pasión, encontramos difícil de practicar el método de la meditación en un sólo objeto, utilizando nuestra mente como el sujeto de la meditación. Esta meditación revela y cura. La tristeza o la ansiedad, el odio o la pasión revelan su verdadera naturaleza bajo la mirada de nuestra concentración y meditación. Esa revelación conduce naturalmente a la curación y la emancipación; la tristeza o cualquier otra cosa que haya sido la causa del dolor, puede ser utilizada como un medio para la liberación del tormento y del sufrimiento; podemos decir que es un clavo que saca a otro clavo.

 

Debemos tratar a nuestra ansiedad, nuestra pena, nuestro odio o nuestra pasión cuidadosamente, con respeto, sin resistirnos, sino viviendo con ellos, haciendo las paces con ellos, y penetrando en su naturaleza con la meditación en la interdependencia.

 

Un practicante serio sabe cómo seleccionar objetos de meditación que encajen en la situación. Los objetos de meditación tales como la interdependencia, compasión, sí mismo, el vacío, el desapego, pertenecen a la categoría de meditaciones que tienen el poder de revelar y curar.

Ahora bien, la meditación en esos objetos sólo tendrá éxito si tenemos cierto poder de concentración. Ese poder lo obtendremos con la práctica de la atención mental en la vida cotidiana, con la observación y el reconocimiento de todo lo que suceda.

 

El objeto de la meditación debe ser una realidad que tenga verdaderas raíces en nosotros, no puede ser un tema de especulación filosófica.

Debe ser como una comida que deba ser guisada a fuego fuerte durante mucho tiempo. La ponemos en la cazuela, la tapamos y encendemos el fuego. La cazuela somos nosotros y el calor usado para guisar es el poder de la concentración. La energía viene de la continua práctica de la atención mental. Si no hay suficiente calor, la comida no se hará nunca, pero una vez hecha, la comida revela su verdadera naturaleza y nos ayuda a llegar a la liberación.

 

                                                                                 Thich Nhat Hanh

 

 

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Vivir la Realidad

 

Realizarse es eliminar toda esa carga, todo ese lastre que llevamos del pasado; y cuando eliminamos todo esto, la necesidad compulsiva de proyectar hacia el futuro desaparece, y entonces, la persona descubre la dimensión ilimitada del presente, del instante. Sólo existe el instante, pero estamos resbalando por encima de ese instante porque  no tenemos disponibilidad interior para vivir la situación hasta el fondo y desde el fondo, entonces, esta inercia mecánica que está funcionando en mí, constantemente me hace interpretar el presente en función del pasado y proyectarlo en función del futuro y eso es una distorsión que me está impidiendo vivir mi propia realidad a fondo, ahora, mucho más la realidad de los demás y de las cosas, porque siempre el cristal estará empañado por un pasado que me está echando sus motas negras.

 

Lo que afecta a la mente no es el que existan percepciones y fenómenos de conciencia, lo que afecta a la mente son todas las cosas vividas que yo no he liquidado, son todos los asuntos pendientes, deseos y temores que subsisten dentro, todo lo que son experiencias no finiquitadas, o sea no vividas del todo, no digeridas del todo.

 

Cuando era pequeño y luego de grande porque ya lo he aprendido, cuando tengo una experiencia desagradable, procuro olvidarme de ella, cuanto más pronto mejor, entonces, busco un estímulo que me sustituya esa cosa desagradable y esto impide que yo viva aquella experiencia desagradable del todo, que haga la digestión mental de ello, entonces esto yo lo corto, quiero que no exista porque es desagradable, lo estoy inhibiendo y así corto su digestión consciente; esto quedará allí, cortado, inhibido, no seré consciente de ello, pero estará empujando desde dentro constantemente y se traducirá en una tendencia a desear o  temer, según sea la experiencia.

 

Si es una experiencia de dolor proyectará en mí el miedo a todas las situaciones similares a esa, inevitablemente, sin saber por qué; si la experiencia es agradable proyectará mi deseo hacia esa experiencia agradable para que esta se repita una y otra vez. Como nuestra vida está llena de cosas agradables y desagradables que no hemos vivido a fondo, nuestra mente es un tejido, una red que está llena de cosas pendientes y es por eso que nuestra cabeza no para nunca, y esto viene de toda la agitación interior que hay constantemente y afecta hasta el dormir en profundidad, porque hay tal cantidad de material dentro que está tratando de liquidarse, incluso a nivel inconsciente que no se puede llegar a descansar en profundidad.

 

Porque todo asunto interior que no se ha vivido totalmente, tiende a quererse vivir totalmente, entonces es esa dinámica interior que me está proyectando compulsivamente hacia algo, lo que interfiere; no es el recuerdo del pasado, es la agitación mental, emocional, vital que está implicando este pasado no completado, no vivido totalmente.

Ej. Si yo he tenido problemas de sentirme disminuido, menospreciado, habrá en mí una absoluta necesidad de resolver esa situación, y resolverla definitivamente, porque sino, estaré repitiendo el mismo problema una y otra vez, y mientras yo no elimine la situación a fondo, eso actuará compulsivamente a pesar mío.

 Antonio Blay

 

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Lo dice la ciencia: El pensamiento y la palabra producen cambios físicos muy profundos

ENTREVISTA   AL DR.  MARIO  PUIG (Cirujano) 

 

Tengo 48 años. Nací y vivo en Madrid.  Estoy casado y tengo tres niños.  Soy cirujano general y del aparato digestivo en el Hospital de Madrid.   Hay que ejercitar y desarrollar la flexibilidad y la tolerancia.  Se puede ser muy firme con las conductas y amable con las personas. Soy católico.   Acabo de publicar Madera líder (Empresa Activa).

 

- Hasta ahora lo decían los iluminados, los meditadores y los sabios; ahora también lo dice la ciencia: Son nuestros pensamientos los que en gran medida han creado y crean continuamente nuestro mundo.

 

- Hoy sabemos que la confianza en uno mismo, el entusiasmo y la ilusión tienen la capacidad de favorecer las funciones superiores del cerebro.

 

La zona prefrontal del cerebro, el lugar donde tiene lugar el pensamiento más avanzado, donde se inventa nuestro futuro, donde valoramos alternativas y estrategias para solucionar los problemas y tomar decisiones, está tremendamente influida por el sistema límbico, que es nuestro cerebro emocional.  Por eso, lo que el corazón quiere sentir, la mente se lo acaba mostrando.  Hay que entrenar esa mente.

 

 

 -Más de 25 años ejerciendo de cirujano. ¿Conclusión?

 

 -Puedo atestiguar que una persona ilusionada, comprometida y que confía en sí misma puede ir mucho más allá de lo que cabría esperar por su trayectoria.

 

 

- ¿Psiconeuroinmunobiología?

 

 -Sí, es la ciencia que estudia la conexión que existe entre el pensamiento, la palabra, la mentalidad y la fisiología del ser humano.

Una conexión que desafía el paradigma tradicional. El pensamiento y la palabra son una forma de energía vital que tiene la capacidad (y ha sido demostrado de forma sostenible) de interactuar con el organismo y producir cambios físicos muy profundos.

 

 

 -¿De qué se trata?

 

 -Se ha demostrado en diversos estudios que un minuto entreteniendo en un pensamiento negativo deja el sistema inmunitario en una situación delicada durante seis horas. El distrés, esa sensación de agobio permanente, produce cambios muy sorprendentes en el funcionamiento del cerebro y en la constelación hormonal.

 

 

 -¿Qué tipo de cambios?

 

 -Tiene la capacidad de lesionar neuronas de la memoria y del aprendizaje localizadas en el hipocampo.

Y afecta a nuestra capacidad intelectual porque deja sin riego sanguíneo aquellas zonas del cerebro más necesarias para tomar decisiones adecuadas.

 

 

-¿Tenemos recursos para combatir al enemigo interior, o eso es cosa de sabios?

 

 -Un valioso recurso contra la preocupación es llevar la atención a la respiración abdominal, que tiene por sí sola la capacidad de producir  cambios en el cerebro. Favorece la secreción de hormonas como la serotonina y la endorfina y mejora la sintonía de ritmos cerebrales entre los dos hemisferios.

 

 

-¿Cambiar la mente a través del cuerpo?

 

 -Sí. Hay que sacar el foco de atención de esos pensamientos que nos están alterando, provocando desánimo, ira o preocupación, y que hacen que nuestras decisiones partan desde un punto de vista inadecuado.

Es más inteligente -no más razonable- llevar el foco de atención a la respiración, que tiene la capacidad de serenar nuestro estado mental.

 

 

 -¿Dice que no hay que ser razonable?

 

 -Siempre encontraremos razones para justificar nuestro mal humor, estrés o tristeza, y esa es una línea determinada de pensamiento. Pero cuando nos basamos en cómo queremos vivir, por ejemplo sin tristeza, aparece otra línea. Son más importantes el qué y el por qué que el cómo. Lo que el corazón quiere sentir, la mente se lo acaba mostrando.

 

 

 -Exagera.

 

 -Cuando nuestro cerebro da un significado a algo, nosotros lo vivimos como la absoluta realidad, sin ser conscientes de que sólo es una interpretación de la realidad.

 

 

 -Más recursos...

 

 -La palabra es una forma de energía vital. Se ha podido fotografiar con tomografía de emisión de positrones cómo las personas que decidieron hablarse a sí mismas de una manera más positiva, específicamente personas con trastornos psiquiátricos, consiguieron remodelar físicamente su estructura cerebral, precisamente los circuitos que les generaban estas enfermedades.

 

 

 -¿Podemos cambiar nuestro cerebro con buenas palabras?

 

 -Santiago Ramón y Cajal, premio Nobel de Medicina en 1906, dijo una frase tremendamente potente que en su momento pensamos que era metafórica. Ahora sabemos que es literal:

   "Todo ser humano, si se lo propone, puede ser escultor de su propio cerebro".

 

 

 -¿Seguro que no exagera?

 

 -No. Según cómo nos hablamos a nosotros mismos moldeamos nuestras emociones, que cambian nuestras percepciones. La transformación del observador (nosotros) altera el proceso observado. No vemos el mundo que es, vemos el mundo que somos.

 

 

-¿Hablamos de filosofía o de ciencia?

 

 -Las palabras por sí solas activan los núcleos amigdalinos. Pueden activar, por ejemplo, los núcleos del miedo que transforman las hormonas y los procesos mentales.

Científicos de Harward han demostrado que cuando la persona consigue reducir esa cacofonía interior y entrar en el silencio, las migrañas y el dolor coronario pueden reducirse un 80%.

 

 

 -¿Cuál es el efecto de las palabras no dichas?

 

 -Solemos confundir nuestros puntos de vista con la verdad, y eso se transmite: La percepción va más allá de la razón. Según estudios de Albert Merhabian, de la Universidad de California (UCLA), el 93% del impacto de una comunicación va por debajo de la conciencia.

 

 

 -¿Por qué nos cuesta tanto cambiar?

 

 -El miedo nos impide salir de la zona de confort; tendemos a la seguridad de lo conocido, y esa actitud nos impide realizarnos. Para crecer hay que salir de esa zona.

 

 

 -La mayor parte de los actos de nuestra vida se rigen por el inconsciente.

 

 -Reaccionamos según unos automatismos que hemos ido incorporando. Pensamos que la espontaneidad es un valor; pero para que haya espontaneidad primero ha de haber preparación, si no sólo hay automatismos. Cada vez estoy más convencido del poder que tiene el  entrenamiento de la mente.

 

 

 -Déme alguna pista.

 

 -Cambie hábitos de pensamiento y entrene su integridad honrando su propia palabra. Cuando decimos "voy a hacer esto" y no lo hacemos alteramos físicamente nuestro cerebro.  El mayor potencial es la conciencia.

 

 

-Ver lo que hay y aceptarlo.

 

 -Si nos aceptamos por lo que somos y por lo que no somos, podemos cambiar. Lo que se resiste, persiste. La aceptación es el núcleo de la transformación.

 

 

             "SEAMOS  EL  CAMBIO  QUE  QUEREMOS  VER  EN  EL  MUNDO”

 

 

 

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Aceptando el momento tal y como es.

 

Habitualmente, reaccionamos de una manera mecánica, automática ante las situaciones de nuestra vida diaria.

Queremos que las cosas sucedan como  y cuando deseamos, pero la vida es imprevisible, y las cosas son como son, no como queremos que sean.

 

A veces, no podemos cambiar las situaciones; pero si podemos cambiar nuestra interpretación de lo que nos sucede. Ante lo que nos ocurre, tenemos dos opciones; podemos elegir entre una actitud de apertura o aceptación, y otra de no aceptación o negación, de resistencia. Resistirse, significa que la mente dice "no" a lo que pasa, por no coincidir la situación con los planes y las expectativas que teníamos en mente.

 

La falta de aceptación, nos conduce al dolor, al resistirnos inconscientemente a lo que es, dejando que la mente dirija nuestras vidas. 

 Cuando mayor es el grado de resistencia  a lo que nos sucede en el presente, mayor es la intensidad del dolor que padecemos; y el grado de resistencia, dependerá de qué fuerte sea la identificación con la mente.

 

Cuando atravesamos una situación que nos resulta desagradable, la mente se resiste al ahora, al presente porque la experimenta como una amenaza, ya que la mente necesita tenerlo todo controlado.

Tengamos en cuenta que la mente es un instrumento muy útil para funcionar en el mundo de las formas; pero cuando ésta nos domina, genera dolor, insatisfacción, apatía, frustración, impotencia, sufrimiento...

 

 "El que quiere vivir el placer sin dolor, y el orden sin desorden,

no entiende las leyes del cielo y la tierra." Chuang-Tsé

 

Por ello, es saludable aceptar “lo que es en este momento”, “lo que está sucediendo”,  liberándonos de la identificación mental.

El aceptar no quiere decir que debemos resignarnos, no quiere decir que no emprendamos la acción que nos resulte oportuna para cambiar la situación, si se puede, porque si sólo nos resignamos, generamos frustración y amargura en nuestro interior.

 

El no aceptar una situación de vida insatisfactoria, hace que nos tornemos negativos, que percibamos al mundo como amenazante, que nos surja una necesidad automática y compulsiva de enjuiciar, criticar a los demás, de competir, de dominar al otro; al no aceptar lo que nos ocurre, nuestra interpretación de los hechos se carga de miedo, de inseguridad, de impotencia,  nos ponemos tensos y rígidos mentalmente y esto indudablemente afecta también a nuestro cuerpo, generando síntomas de los más variados.

 

 

"Dios(Universo/Ser),  concédeme

la serenidad de aceptar las cosas que no puedo cambiar,

el valor para cambiar las que sí puedo,

y la sabiduría para discernir la diferencia"

San Agustín.

 

Se trata de observar los "juegos" de tu mente, el devenir de los pensamientos, sin juzgarlos, sin intentar detenerlos, sin razonarlos, sin rechazarlos, sin pretender que no estén, sin negarlos, sin identificarte.... sólo observando, como quien observa las ondas en la superficie de un lago, o como quien observa el desplazamiento de las nubes en el cielo... simplemente mirar y dejar pasar los contenidos de la mente…..

 

Observar como estos pensamientos se suceden unos tras otros, intentan traerte recuerdos del ayer, acontecimientos pasados, que se proyectan en preocupaciones por un futuro incierto; todo un "juego" de la mente, quizá entretenido, quizá angustiante....los pensamientos, tratarán  de atraer tu atención hacia ellos y meterte en el juego (al igual que un niño que busca continuamente llamarte la atención).

 

El aprender a distanciarte de la mente, de los contenidos de la mente, es una gran bendición. De esto trata la meditación, de observar "la película" que está rodando tu mente, sin quedar atrapado, enganchado, en el drama.

 

Todo el tiempo, durante tu vida, estás persiguiendo deseos, sueños, y cuando consigues uno, vas tras otro, esto no se termina...te asalta la insatisfacción y muchas veces la desilusión y la frustración, al darte cuenta que el depender de la consecución de estos deseos, no te llevan a ninguna parte, quizá a vivir más estresado.

 

Las metas son necesarias como mapa de vida, el tener proyectos, deseos en sí mismo, no tienen nada de "malo", el problema está en vivir pendientes de conseguir estos deseos, en la espera de un resultado determinado, sosteniendo un estado de crispación, de tensión, de nerviosismo, sin saborear el  ahora, el presente, cada momento.

 

Te invito a tomarte un respiro, un descanso.... Sólo observa tus pensamientos, tus emociones, tus sensaciones corporales…., no las critiques, no las juzgues, no analices nada…. céntrate en tu respiración, sigue con atención el trayecto del aire cuando inhalas y al exhalar, dejando pasar tus pensamientos, como esas nubes en el cielo... tomando distancia.... siente como poco a poco te vas relajando, y cómo tu mente se aquieta y se torna cada vez más clara y serena...

Estás conectando con tu Ser... observando.... en presente, en el aquí y ahora......Conectando con la paz, la armonía interior….

                                                                                                                                  Juani

 

 

 

El Diálogo Interno

¿Cómo te hablas a tí mismo?

 

Es de vital importancia lo que nos decimos a nosotros mismos ante una situación que estamos experimentando. El dialogo interior está basado sobre el sistema de creencias, muchas de ellas inconscientes y afecta nuestro mundo emocional más de lo que nos imaginamos, pero también nuestros estados emocionales,  creencias, etc.,  afectan nuestro diálogo interno.

Se ha descubierto que,  cuando nuestro dialogo interno es nocivo, llega hasta el punto de “matar neuronas en ciertos centros cerebrales, como los hipocampos.  (Dr. Mario Alonso Puig)

La facultad de Medicina de la Universidad de Harvard ha demostrado que entre el 60% y el 90% de las consultas a médicos generales en occidente tienen relación con determinadas emociones aflictivas que se prolongan en el tiempo.

Es muy importante ser conscientes de que es lo que nos decimos ante las situaciones que vivimos, pues de esa interpretación, depende la calidad de nuestras experiencias, y es que según lo que nos digamos movemos estados emocionales que tienen que ver con sustancias químicas en el organismo, no es lo mismo sentirnos furiosos, que sentirnos contentos.

El dialogo interno, puede cambiar nuestro estado anímico en segundos.

«No nos afecta lo que nos sucede, sino lo que nos decimos acerca de lo que nos sucede» Epícteto

Aprender a  escuchar  a esa voz interna, a ser conscientes de ella, nos ayuda a mejorar nuestra automotivación y a regular el mundo emocional, ya que contrario a lo que solemos creer, somos responsables de nuestro mundo emocional, de lo que sentimos.

Gran parte de la vida, solemos culpar al afuera por cómo nos sentimos y nos justificamos, estoy triste porque tal persona no me hizo caso, o estoy furioso pues mi pareja no me escucha, o estoy frustrado porque el país está en crisis…etc. Y es que sin negar la situación exterior, la verdad es que lo que yo interpreto, yo que yo me digo de lo que está ocurriendo tiene mucho que ver con mi estado, con lo que siento. El otro puede actuar a su manera, pero en mi interior   yo decido si me afecta o no, y si me afecta, toca revisar que patrones, maneras de funcionar se activan en  mí que hacen que la situación me afecte y poder revisar sistema de creencias que ya no me apoyan a crear una vida saludable.

Así, al ir tomando conciencia de que somos responsables de nosotros mismos, nos damos cuenta que:

“nadie nos puede herir sin nuestro consentimiento”.

Conviene cuando nos decimos algo que nos hace sentir mal, confrontar la creencia, por ej. Si me sorprendo diciendo que soy torpe, preguntarme: ¿realmente es así, soy torpe?, ¿es del todo real lo que me digo?, ¿es así en todo momento? O ¿es que me comporte torpemente?, ¿habrá situaciones donde no me comporte torpemente?....entonces la creencia pierde fuerza.

Para poder detectar como nos hablamos a nosotros mismos, qué nos decimos,  si ese dialogo es tóxico, y aprender a hablarnos de otra manera más saludable:

·         hemos de entrenar la mente a estar presente, aprender a observar sin juicio los pensamientos, adoptando una actitud meditativa, para sorprendernos cuando nos estamos hablando mal. 

·         Soltar la atención de los pensamientos (dejarlos pasar como si fueran nueves en el cielo) y dirigirla a las sensaciones corporales. ¿Qué estoy notando en el cuerpo? ¿Qué sensaciones físicas noto: tensión en la mandíbula, en el cuello, puños apretados, hormigueos, calor, opresión en el pecho, nudo en el estómago, etc.?

·      preguntarnos que estoy sintiendo, ponerle un nombre a la emoción o sentimiento: enojo, rabia, tristeza, angustia, ansiedad…) al ponerle nombre, al etiquetar la emoción, o sentimiento, se activan áreas del cerebro que nos ayudan a ser más resolutivos.

 Hay un estudio   científico (universidad de California) que demuestra  que cuando nombramos una  emoción  la corteza prefrontal fabrica péptidos que inhiben la amígdala sobre-activada.

 

Desarrollando la Inteligencia Emocional, podemos equilibrar y armonizar la parte emocional y racional del cerebro.

 

Al observar  cual es el dialogo interno que nos lleva a sentirnos así,  nos daremos cuenta que solemos decirnos cosas como: todo lo hago mal, siempre me pasa lo mismo, no cambio más, que estúpido soy, etc. 

Luego de haber tomado conciencia de lo que me digo, podre ver como distorsiono los hechos bajo los efectos de la emoción y de las creencias, se trata de confrontar las creencias, para verificar si son realmente ciertas.

 

·         Y me planteare como puedo aprender a hablarme, o que decirme a mí mismo ante esa situación que me haga sentir mejor.

 

·         Haciendo esto, puedo volver a observar mis pensamientos y emociones y notar el cambio.

 

·         Noto que sensaciones físicas aparecen al cambiar el dialogo interno tóxico por un dialogo más amable y  que me hace sentir mejor.

 

 

·         Y por último mirare que acción tomar, cual es el primer paso a dar para poder cambiar la situación  que no me gusta, pues al tomar acción desaparece la sensación de inmovilidad que nos genera la preocupación por algo.

 

 

 

 

Yoga como camino de observación consciente

 

Cada vez que volvemos a la práctica del yoga después de un tiempo de no haberlo hecho, podemos ver qué efectos tiene en el cuerpo y en la mente, el no haber practicado. El cuerpo más entumecido, las articulaciones más rígidas, algunas tensiones musculares, dolores varios, la mente más inquieta….

 

Cuando retomamos las clases, la práctica, nos damos cuenta de todo esto, cuando nos cuesta acercar la rodilla a la frente, cuando la respiración cuesta profundizarla…etc.; es más difícil hacer consciente todo esto en la vida cotidiana, atrapados por las prisas y responsabilidades (salvo que ya llevemos bastante práctica en la atención plena y seamos conscientes de todo esto…).

El yoga y la vida han de ser lo mismo, o más bien, hemos de llevar a la vida diaria lo aprendido en el yoga. El yoga es un estilo de vida.

 

El hecho de “olvidarnos” de practicar la atención plena (ese instalar el “testigo interno”, el “observador sin juicio”…) o de descuidarla, puede enseñarnos mucho más que  el hecho de prestar atención todo el tiempo…y es que la mente tiende al descuido, al despiste, a dispersarse y requiere entrenamiento; y al regresar a la atención plena, es lo que nos permite darnos cuenta que habíamos estado distraídos y las consecuencias de ello.

 

Tareas:

 

- Practica el notar la diferencia   entre cómo te sientes y gestionas el estrés en las épocas en que si practicas yoga y en otros períodos de tu vida en que no lo haces.

 

- Sigue investigando y toma consciencia de las consecuencias que tiene para tu vida en general el quedarte en comportamientos automáticos, repetitivos, donde no hay atención plena, principalmente cuando son motivados por presiones en el trabajo o en la familia..

 

- Observa: ¿Cómo es en el cuerpo cuando prácticas y como es cuando no lo haces en estos períodos? ¿Hay cambios ante la dificultad, ante el estrés, cuando practicas a cuando no lo haces?

 

El cuerpo físico siempre está en el “presente”, la respiración ocurre siempre en “presente”, la respiración es como un cordón umbical que nos conecta al aquí y al ahora y si llevo la mente al cuerpo, a la respiración, ya estoy centrado en el aquí y ahora…es la mente la que viaja constantemente al pasado y al futuro, de ahí que se puede entrenar trayéndola una y otra vez a la respiración de cada momento, habitando así el instante.

 

- Observa: Que ocurre cuando te despistas y dejas que la mente te lleve a donde quiere y te olvidas de lo que sientes y experimentas en tu cuerpo?

¿Qué ocurre cuando no aplicas  tu compromiso de practicar la “no acción”, el “aceptar” cada momento con lo que hay…, de respirar profundo antes de contestar desde un estado airado… elegir responder antes de reaccionar…?, todo ello requiere entrenamiento…

 

- Observa los efectos que tiene, el no practicar con regularidad lo que aprendes en yoga, ¿Cómo surgen  tu ansiedad /  tristeza / desanimo/enojo / frustración / impotencia, etc.,  con respecto al tiempo, a no conseguir unos resultados determinados, a que las cosas no son como tú quieres,  ante las personas que no se compartan como tu quisieras… ¿Qué efecto tiene en tus relaciones el dejar la mente a su aire, con sus automatismos, desentrenada….?

 

- Observa: De donde surgen los patrones desde donde actúas por falta de atención plena? ¿Qué los activa? ¿Estás dispuesto a sostener estos patrones en la conciencia mientras aparecen? ¿Puedes darte cuenta de lo importante que es la práctica y que sucede al no practicar?

 

Entonces, el no practicar, puede ser una invitación a ser conscientes de qué sucede realmente en el cuerpo/mente, cuando no lo haces… no para castigarte o reprocharte por no hacerlo, sino para ser más consciente de la importancia y beneficios que tiene para tu vida el desarrollar esa atención plena que aprendes durante la prácticas del yoga.

Namaste

www.centroelim.org

 

 

 

Creencias y Biología- Bruce Lipton

 

Los pensamientos positivos por sí solos no logran la curación física en todos los casos.

Se necesita algo más que «pensamientos positivos» para mantener el control de tu cuerpo y de tu vida.

Es importante para tu salud y tu bienestar que cambies tu forma de pensar y te concentres en los pensamientos vitales y positivos, además de eliminar los siempre presentes y extenuantes pensamientos negativos.

Pero, el mero hecho de pensar en positivo no tiene por qué provocar un cambio en nuestras vidas.

De hecho, en ocasiones la gente que «fracasa» a la hora de tener pensamientos positivos se vuelve más débil, ya que cree que su situación es irremediable: cree que ya ha agotado todos los remedios mentales y físicos.

 

Hay que comprender que la parte consciente y la parte subconsciente de la mente, son independientes.

La mente subconsciente, procesa alrededor de veinte millones de estímulos por segundo (frente a los cuarenta que interpreta la mente consciente en ese mismo tiempo)

La mente consciente es la creativa, la que puede conjurar los «pensamientos positivos».

 

Por el contrario, el subconsciente, es uno de los procesadores de información más poderosos que se conocen, examina con detenimiento el mundo que nos rodea y las señales internas; percibe las condiciones del entorno y reacciona de forma inmediata seleccionando un comportamiento previamente (aprendido) y todo sin la ayuda, la supervisión o siquiera la conciencia de la mente consciente.

 

La mente subconsciente es estrictamente maquinal; repite las mismas respuestas a las señales vitales una y otra vez.

¿Cuántas veces has montado en cólera por algo tan nimio como encontrarte un tubo de pasta de dientes abierto?

Aprendiste desde niño a poner el tapón con mucho cuidado. Cuando encuentras el tubo de pasta abierto, se te «cruzan los cables» y montas en cólera de forma automática. No es más que una sencilla reacción estímulo-respuesta del programa de comportamiento almacenado en el subconsciente.

 

En lo que se refiere a la capacidad de procesamiento neuronal, la mente subconsciente es millones de veces más poderosa que la consciente.

Si los deseos de ésta entran en conflicto con la programación del subconsciente, ¿cuál de las dos crees que ganará?

 

Puedes repetir una y otra vez la afirmación positiva de que eres encantador o que tu cáncer remitirá.

Pero si de niño escuchaste una y otra vez que no sirves para nada y que estás enfermo, esos mensajes programados en el subconsciente socavarán tus mejores esfuerzos conscientes por cambiar tu vida.

 

Las conductas o comportamientos reflejos pueden ser tan simples como el hecho de estirar la pierna cuando te dan golpecitos con un martillo en la rodilla o tan complejos como conducir un coche, te metes en el coche, lo pones en marcha y revisas sin darte cuenta la lista de la compra mientras el subconsciente se encarga de activar todas las complejas habilidades necesarias para conducir sin problemas por la ciudad, sin que tengas que pensar ni una vez en cómo se conduce.

Conduces mientras mantienes una conversación con la persona que se sienta a tu lado y estás tan absorto en la charla que en algún punto de la carretera te das cuenta de que llevas cinco minutos sin prestarle atención a la conducción.

Si tú no estabas conduciendo el coche durante ese lapso de tiempo, ¿quién lo hacía?

¡La mente subconsciente! Aunque tú no estuvieras pendiente, el subconsciente ha conducido tal y como le enseñaron a hacerlo durante las clases de conducción.

 

Aunque las respuestas condicionadas pueden ser particularmente complejas, son «descerebradas».

Durante el proceso de aprendizaje condicionado, las rutas neurales establecidas entre los estímulos y las respuestas se estructuran para asegurar un patrón repetitivo. Estas rutas son los «hábitos».

Los humanos y cierto número de mamíferos superiores han desarrollado una región especializada del cerebro asociada con el pensamiento, la planificación y la toma de decisiones llamada corteza prefrontal.

Esta región del cerebro es en apariencia el asiento de la mente consciente es un «órgano sensorial» de evolución reciente que observa nuestros comportamientos y emociones.

 

La mente consciente también tiene acceso a la mayor parte de los datos almacenados en nuestro banco de memoria a largo plazo.

Éste es un rasgo importantísimo, ya que nos permite considerar la historia de nuestra vida cuando planeamos nuestro futuro de forma consciente.

Con esta habilidad de ser autorefleja, la mente consciente puede observar y programar nuestros comportamientos, evaluados y decidir cambiar la programación de forma deliberada. Podemos decidir cómo reaccionar a la mayor parte de las señales del entorno, incluso si queremos reaccionar o no.

La capacidad de la mente consciente de obviar la programación del subconsciente, es la base del libre albedrío.

 

No obstante, hay que prestar mucha atención, ya que en caso contrario la programación subconsciente toma las riendas; es una tarea difícil, como puede atestiguar cualquiera que haya puesto a prueba alguna vez su fuerza de voluntad.   La programación subconsciente se hace con el control en el momento en que la mente consciente se descuida.

 

La mente subconsciente funciona mediante el estímulo-respuesta; no existe en esa parte de la «maquinaria» “algo” que reflexione sobre los resultados a largo plazo de los programas que ponemos en marcha.

La capacidad del cerebro humano para «aprender» ideas es tan avanzada que no necesitamos una experiencia directa, podemos adquirirlas de forma indirecta a través de maestros.

Una vez que aceptamos las ideas de otros como «verdades», dichas ideas se graban en nuestro cerebro y se convierten en nuestras «verdades».

 

 Aquí es donde surge el problema: ¿qué ocurre si las ideas de nuestros maestros no son acertadas?

 En esos casos, los cerebros se llenan de ideas erróneas.

 El subconsciente funciona sólo en el «ahora». En consecuencia, los conceptos erróneos de nuestro subconsciente no son «monitorizados» y suelen llevarnos a comportamientos desacertados y coartados.

 

Sí, los conceptos «controlan» la biología, pero, como ya hemos visto, estos conceptos pueden ser ciertos o falsos. Así pues, deberíamos ser más precisos y referimos a estas ideas como «creencias».

 

           ¡Las creencias controlan la biología!

 

Un ejemplo muy conocido de como una creencia afecta a nuestra biología es el efecto placebo.

Todos los estudiantes de medicina saben, que la mente puede afectar al cuerpo. Saben que algunas personas mejoran cuando creen (de forma equivocada) que están recibiendo un tratamiento médico.

Cuando los pacientes mejoran tras recibir una pastilla de azúcar, la medicina lo define como «efecto placebo», el «efecto de las creencias», es un testimonio extraordinario de la capacidad de sanación de la unión cuerpo-mente.

Cuando la mente mejora la salud mediante la sugestión positiva, se le denomina efecto placebo. 

 

Por el contrario, cuando esa misma mente está llena de pensamientos negativos que pueden deteriorar la salud, los efectos negativos producidos se conocen como «efecto nocebo».

En medicina, el efecto nocebo puede ser tan poderoso como el efecto placebo, algo que deberías tener muy en cuenta cada vez que entres en la consulta de un médico.

 

Los médicos y terapeutas pueden enviar mensajes desesperanzadores a sus pacientes con sus palabras o sus gestos, también las creencias que pueda tener el paciente sobre el diagnostico médico que está recibiendo, pueden ser decisivas, si recibimos un diagnóstico de cáncer y nuestro subconsciente tiene la programación cáncer = muerte, “ automáticamente se genera una sentencia, “me voy a morir” y esta creencia instalada en el subconsciente, va a invalidar todos los esfuerzos conscientes de sanación.

 

Los problemáticos casos de efecto nocebo sugieren que los Médicos, los padres, los profesores, etc.,  pueden robarte la esperanza haciéndote creer que no puedes hacer nada.

 

Tanto si crees que puedes como si crees que no puedes… tienes razón. Henry Ford.

 

Tus creencias actúan como los filtros de una cámara, cambiando la forma en la que ves el mundo. Y tu biología se adapta a esas creencias.

Cuando reconozcamos de una vez por todas que nuestras creencias son así de poderosas, estaremos en posesión de la llave a la libertad.

 

Tus creencias se convierten en tus pensamientos, tus pensamientos se convierten en tus palabras, tus palabras se convierten en tus actos, tus actos se convierten en tus hábitos, tus hábitos se convierten en tus valores, tus valores se convierten en tu destino.

 

              Libro: La biología de la creencia de Bruce Lipton

 

 

Para aprender más disponemos de los sig. cursos online:

 

CURSO EL PODER  DE LAS CREENCIAS

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Interacción Cuerpo- Mente

 

Nuestra mente y nuestro cuerpo, constantemente están comunicándose, esta interacción la estudia la Psiconeuroendocrinoinmunologia (PNEI), esta estudia la interacción entre los procesos de adaptación de conducta, neuronales, neuroendocrinos y los inmunológicos. Su premisa principal es que la homeostasis (equilibrio) es un proceso integrado que involucra las interacciones entre los sistemas nervioso, endócrino e inmune.

 

Toda esta extraordinaria maquinaria neuro- inmuno- endocrinológica, está permanentemente a nuestras órdenes y cada uno de nosotros de manera consciente o no, la estamos movilizando a cada segundo.

 

Es el cerebro el que coordina y envía sus órdenes a través del eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal, y pone en marcha la secreción de una serie de hormonas que alcanzan los linfocitos que, en última instancia son los que transmiten las órdenes. Y también a través del sistema nervioso autónomo, simpático y parasimpático, al que el sistema inmunitario presta especial atención y escucha en cada momento.

De manera que podemos darnos cuenta de cómo nuestros pensamientos, actitudes y creencias, crean las condiciones de nuestro cuerpo a través de los sistemas de control homeostático de nuestro organismo: sistema nervioso, endocrino e inmunitario.

 

El estado emocional, filtra y modula la percepción para que los estímulos ambientales, los factores psicosociales, los estresores que vivimos, y en general todo aquello que nos importa, produzca determinado tipo de impacto  sobre el cerebro.

El cerebro, utiliza por un lado el eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal y por el otro el sistema nervioso vegetativo para comunicarse con el sistema inmunitario. Los intermediarios son las moléculas de información que corresponden a cada uno de estos tres sistemas, o sea, las hormonas del sistema endocrino, los neurotransmisores del sistema nervioso y las linfosinas del sistema inmunitario.

 

En el sentido inverso, este proceso también funciona: el sistema inmunitario recoge información periférica de estresores infecciosos o inflamatorios radicados en cualquier órgano o tejido del cuerpo, y a través de la secreción de linfosinas, informa lo que ocurre al cerebro, el cual con la información adecuada,  pone en marcha las correspondientes estrategias de comportamiento.

 

Es decir que, los efectos del comportamiento, están mediados por las linfocinas del sistema inmunitario ya sea el estresor infeccioso-inflamatorio (en el sentido sistema inmunitario-sistema nervioso), o bien ambiental psicológico (en el sentido sistema nervioso-sistema inmunitario), pero en ambos casos, el sistema de respuesta es común.

 

El sistema nervioso modula el sistema inmunitario y viceversa, el sistema inmunitario  informa al sistema nervioso.

 

Los tres sistemas forman un triángulo de información en donde el sistema nervioso impone su melódico ritmo, el del día y la noche, el de luz y oscuridad,  el de bienestar y malestar, el de placer y dolor, el de los periodos de sueño y el  ritmo circadiano. Y esa conversación no cesa nunca, ni siquiera cuando dormimos y mucho menos cuando quedamos sin energía; justo en estos casos es cuando nuestro sistema inmunitario se apodera de ella totalmente, justo cuando más la necesita para desempeñar su trabajo en estos momentos de depresión o enfermedad.

 

El sistema inmunitario, no solo escucha, sino que reacciona al diálogo emocional. Es nuestro cuidador, siempre que se le permita disponer de la información adecuada. El sistema inmune es nuestro sexto sentido, el que informa a nuestro organismo de lo que no se puede ver, ni tocar, ni oir, ni degustar, ni oler; pero si es capaz de traducir información ambiental al cerebro que no es captada por otros sentidos, estímulos no cognitivos o premonición de enfermedad, por ejemplo.

 

Los sistemas nervioso, endocrino e inmunitario, encarnan en nuestro organismo literalmente, el proceso de la consciencia que queda impreso en nuestros tejidos a partir de nuestras vivencias, así entendemos como una persona puede enfermar a causa del sufrimiento y también como la comprensión psicológica del mensaje que trae cada enfermedad grave, ilumina el área del cerebro que enviara sus órdenes al sistema inmune para que ponga fin al conflicto.

 

Es fácil comprender entonces como diversos factores psicosociales (el estrés, el tipo de personalidad, la preocupación y el modo de afrontarla, el apoyo social, el duelo, los conflictos de pareja, la depresión, la ansiedad, un desastre natural, o un conflicto bélico), producen un patrón de impacto específico sobre el sistema inmunitario, que termina elaborando el patrón de respuesta inmune propio de cada individuo. Una forma de llevar la experiencia en el organismo que, sumado a factores como la edad, la dieta, y otros, dependerá su estado de salud o enfermedad y en caso de esta última, que tipo de enfermedad y que órgano se afectará, según la vulnerabilidad de cada uno frente al impacto físico y/o emocional.

 

Las expresiones afecto-cognitivas, influyen en el sistema de defensas. Sabemos que al disminuir la ansiedad, aumenta de manera específica los linfocitos CD4, que confesar secretos de culpabilidad         produce un aumento del número de linfocitos o que las hormonas del estrés disminuyen las células NK (“asesinas naturales”) circulantes.

 

Toda memoria es biocognitiva y la mente se encuentra en todo el cuerpo. El hecho de que el sistema inmune tenga la capacidad de aprender parámetros afectivos y cognitivos, explica porque el recuerdo reproduce respuestas fisiológicas. (S.M.Maruso)

 

 

El sistema inmunitario se pasa el tiempo escuchando nuestros monólogos y su respuesta está condicionada por los pensamientos.

Las células que defienden el organismo tienen receptores de las sustancias que el cerebro produce con cada pensamiento.

 

 

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COMUNICACION CUERPO-MENTE

 

 

 

 

ANATHEÓRESIS

Terapia   Psicológica que va directamente a la raíz de tu enfermedad.

 

1-   ¿Qué es Anatheóresis?

 

Anatheóresis es una terapia basada en postulados científicos ampliamente comprobados experimentalmente. Tiene sus fundamentos en los distintos ritmos cerebrales que condicionan nuestras fases de crecimiento, desde el momento en que somos concebidos hasta los siete a doce años, en que la frecuencia cerebral es ya de ritmos beta maduros. De ahí que Anatheóresis permita al paciente revivir las causas emocionales profundas que alimentan su enfermedad. Casi siempre daños que tienen sus raíces en el transcurso de la gestación y/o el nacimiento. De la eficacia de Anatheóresis se ha dicho que es “la más revolucionaria aportación en la búsqueda de una nueva forma de entender la medicina”.

 

 

2-   ¿Cómo actúa Anatheóresis?

 

Por ser una Terapia Psicológica, Anatheóresis no utiliza fármacos. Se sirve tan sólo de un estado de conciencia especial denominado IERA (Inducción al Estado Regresivo Anatheorético), que equivale a una simple relajación en la que el paciente no pierde la conciencia. Por el contrario, se mantiene perfectamente lúcido, siendo en todo momento dueño de sus actos.

 

 

3-   ¿Por qué es eficaz?

 

El estado IERA, aun siendo una simple relajación, supone, no obstante, una inmersión a un nivel de conciencia –concretamente a 4 hertzios- que permite borrar en el enfermo –mediante el diálogo adecuado- las causas remotas y originarias de su enfermedad. De ahí que Anatheóresis no sólo sea sumamente válida en todo tipo de enfermedades, sino que también es una Psicoterapia especialmente rápida.

 

 

4-   ¿Comporta algún peligro esta terapia?

 

En absoluto. La terapia Anatheóresis no utiliza fármacos y ni siquiera induce a una hipnosis profunda. Todo se reduce a un diálogo con vivencias que, aun reproduciendo emocionalmente los daños nucleares y los que siguieron a éstos hasta los siete a doce años, no por ello reproduce las alteraciones fisiológicas que en su día pudieron provocar esos daños. Al contrario, Anatheóresis es una terapia altamente gratificante.

 

 

5-   ¿En qué se diferencia Anatheóresis de las restantes técnicas regresivas?

 

Anatheóresis es una técnica regresiva en la medida en que busca en los acontecimientos traumáticos –también gratificantes- acaecidos al paciente en su fase de nonato, perinato, así como en la infancia hasta los siete a doce años, pero Anatheóresis, en el resto de su terapéutica es totalmente genuina. Y esto porque aun buceando en el pasado del paciente Anatheóresis es una terapia distinta. Anatheóresis es una Terapia Perceptiva. La única terapia auténticamente perceptiva existente.

 

Anatheóresis apoya sus postulados terapéuticos en las distintas formas de percibir. Distingue especialmente la percepción analógica que corresponde al hemisferio cerebral derecho de la percepción causal que caracteriza al hemisferio cerebral izquierdo. Y tiene en cuenta que todo humano carece de esa percepción causal en su fase de nonato y no la tiene madura en la infancia.

 

De ahí que la Terapia Anatheorética, exija de los terapeutas una forma analógica de dialogar con el paciente. Un paciente que se encuentra en un estado peculiar. En un estado que Joaquín Grau, creador de la terapia Anatheóresis, denomina Inducción al Estado Regresivo Anatheorético (IERA), un estado en el que el paciente está simplemente relajado, en el que nunca pierde la conciencia como ocurre en una hipnosis profunda, pero en un estado en el que revive las vivencias –siempre ciertas- sufridas o disfrutadas cuando se encontraba en el claustro materno, al nacer y en las infancias, fases de la vida en que se producen los impactos que luego serán enfermedad.

 

 

6-   ¿Incide en las vidas anteriores?

 

Anatheóresis es una Terapia basada en los más actuales principios neurológicos. En absoluto recurre a creencias que pueden o no ser ciertas, pero que no son demostrables. Es más, la Técnica Anatheorética muestra la no fiabilidad de cuanto se considera son pruebas de que esas vidas anteriores existen.

 

 

7-   ¿Cómo es una sesión de Anatheóresis?

 

Su duración no es inferior a una hora y media. Y si exceptuamos la primera sesión, en que hay una larga entrevista con el terapeuta en vigilia y luego se somete al paciente, ya en IERA, a un anatheorético Test de Grandes Símbolos con resultados altamente significativos para la marcha de la terapia, las restantes sesiones se inician con una dilatada charla paciente-terapeuta en vigilia a la que le sigue la sesión en el estada IERA, buceando en los daños del paciente para irlos disolviendo mediante estrategias propias de la Terapia Anatheóresis.

 

Por lo demás, no se trata de una terapia larga. Las sesiones son semanales y pocas veces la terapia se dilata más allá de veinte sesiones. Siendo, por el contrario, a veces menos el número de sesiones.

 

 

8-   En cuanto a tu caso

 

Debes saber que Anatheóresis no cura enfermedades sino que cura enfermos. De ahí que cada paciente es una biografía personal que debe tratarse individualmente.

Tu caso eres tú, porque tú eres tu enfermedad. Así pues, es preciso hablar contigo, no con tu enfermedad (que es lo que suele hacerse), para conocer tu caso.

 

La primera entrevista, es gratuita.

 

www.centroelim.org

juani593@hotmail.com

 

 MAS INFORMACIÓN:  Anatheóresis

 

¿Qué pasa en el cerebro al hacer yoga?

 

Así cambia el cuerpo con el yoga:

 

La fuerte conexión cuerpo-mente que se establece con el yoga ha quedado sobradamente demostrada. Pero ¿qué pasa exactamente en nuestro cerebro cuando practicamos yoga?

 

Esta milenaria disciplina tiene numerosos efectos positivos a nivel mental y aporta además bienestar emocional. El doctor Singh Khalsa, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard, ha dedicado más de una década a recopilar material sobre el yoga y sus efectos en la mente.

 

En su libro, Your Brain on Yoga, explica lo que ocurre en nuestro cerebro después de una hora de práctica. Khalsa no es el único que ha realizado investigaciones al respecto. Durante años se han llevado a cabo infinidad de estudios para conocer qué hay detrás del yoga y cómo nos afecta por dentro.

Los resultados son sorprendentes. He aquí seis formas en las que nuestro cerebro cambia cuando practicamos yoga.

 

 

1. Aumenta nuestra sensación de felicidad.

 

Seguramente más de una vez hayamos oído hablar de sustancias como la dopamina y la oxitocina, componentes químicos que, cuando se liberan en cantidades suficientes, aumentan nuestra sensación de felicidad. Pues bien, según estudios llevados a cabo en la Universidad de Boston, durante la práctica del yoga, aumentan nuestros niveles de GABA, un neurotransmisor que afecta directamente al sistema nervioso central y calma la actividad cerebral. Esto beneficia sobre todo a las personas que tienen dificultad para relajarse y concentrarse.

Cuando hacemos yoga con regularidad, se produce un aumento de la dopamina y la oxitocina, lo que nos ayuda a sentirnos más relajados y preparados para gestionar mejor cualquier situación estresante que se nos presente. Los antidepresivos y los ansiolíticos intentan conseguir estos efectos, pero con innumerables efectos secundarios.

 

 

2. Adiós al estrés.

 

Cualquier práctica asociada al yoga, desde un sencillo ejercicio que nos ayude a controlar la respiración hasta la postura invertida más complicada, reduce la cantidad de cortisol en el cerebro. El cortisol es una hormona que se dispara cuando estamos nerviosos. Además, en situaciones de estrés, se activa la amígdala, responsable de emociones básicas tales como la rabia o el miedo y se reduce la actividad de la corteza prefrontal, encargada de gestionar el autocontrol y la disciplina. Numerosos estudios demuestran que, a través de la práctica regular del yoga, los niveles de cortisol caen, lo que contribuye a mantener a raya el estrés y todas las reacciones químicas asociadas a este. Incluso después de una sola sesión de yoga, se han llegado a tomar muestras de saliva que demuestran una reducción de los niveles de cortisol.

 

 

3. Mejora la memoria y el aprendizaje.

 

La materia gris forma parte del sistema nervioso central, que se encarga del control de los músculos y la percepción sensorial. En la Facultad de Medicina de Harvard han descubierto que, después de dos meses de practicar yoga, aumenta la densidad de la materia gris en el hipocampo. En opinión de los investigadores, la densidad de esta parte de la mente lleva a aumentar nuestra conciencia y a mejorar tanto la memoria como la capacidad de aprendizaje. También se ha observado que se producen cambios en la amígdala, la parte del sistema límbico responsable de controlar nuestros niveles de ansiedad. En resumen, estos estudios llegan a la conclusión de que, a mayor densidad de la materia gris, mayor es nuestra capacidad de aprender y de relajarnos.

 

 

4. El mejor antídoto contra la depresión.

 

La tasa depresión en los países occidentales es hoy en día diez veces mayor de lo que era hace dos generaciones. Nuestra respuesta al estrés suele pasar por recurrir a sustancias tan nocivas como el tabaco, el alcohol, las drogas o los medicamentos, que tienen consecuencias muy negativas para nuestra salud física y mental.

Los científicos que estudian el cerebro han descubierto un componente biológico vinculado a la felicidad. Al parecer, las personas que se consideran más felices tienen una corteza prefrontal izquierda más grande y más activa. Esta es la parte del cerebro asociada al estado de ánimo positivo. La activación de la corteza prefrontal derecha se asocia a los sentimientos negativos. Según un estudio de la Universidad de Wisconsin, la meditación y el yoga aumentan la actividad de la corteza prefrontal izquierda, asociada a estados de ánimo positivos.

 

 

5. Activa el sistema nervioso parasimpático.

 

El sistema nervioso autónomo consta de dos divisiones: el sistema nervioso simpático, que nos ayuda a responder y actuar en situaciones de estrés, y el parasimpático, que nos ayuda a relajarnos. El sistema nervioso parasimpático es nuestro mejor aliado y, como ha quedado demostrado, el yoga estimula esta parte del cerebro facilitando nuestra relajación y ayudándonos a recuperar el equilibrio en la vida diaria.

Cuando es el sistema nervioso parasimpático el que domina nuestro cuerpo, se reducen el ritmo cardiaco y la presión arterial y se incrementa el flujo sanguíneo a los órganos internos.

 

 

6. Mejora nuestra toma de decisiones.

 

Numerosos estudios demuestran que con el tiempo, la concentración que practicamos durante las asanas y la meditación aumenta el grosor del cerebro y refuerza las conexiones neuronales. Las últimas investigaciones apuntan además a que el cerebro procesa más rápido la información y toma decisiones con más facilidad, al aumentar la cantidad de pliegues presentes en la corteza cerebral. El yoga y la meditación son, por tanto, una forma de agilizar la actividad mental.

La buena noticia es que no tenemos que conformarnos con el cerebro con el que hemos vivido hasta ahora. Sabemos que podemos establecer cambios, ya que el cerebro está dotado de una cualidad conocida como plasticidad. Por tanto, si nos sentimos incapaces de abordar situaciones de estrés o pasamos por una temporada en la que estamos más tristes, podemos recurrir al yoga y la meditación, porque, como se ha comprobado, transforman nuestro estado de ánimo y nos pueden sacar de una depresión.

 

 

PALOMA ECHAZARRA

EXPANSION

 

 

 

 

Entusiasmo

 

No sólo éramos felices, ¡además lo sabíamos!. Kipling.

 

Si el éxito consiste en lograr los objetivos elegidos, una forma de felicidad consiste en constatar que estos se han conseguido. Y aunque tal sentimiento de logro sea fugaz, el hecho de darse cuenta de que en algún día anterior uno llegó a imaginar y desear aquello que ahora logra, produce corrientes de alegría.

 

De la misma forma, si alguien se propuso gozar de la sinérgica aventura del "descubrir juntos", y, de pronto, se da cuenta de que lo que en ese momento está viviendo es, justamente, un objetivo anteriormente deseado, sucede que el goce aumenta. Sucede que la consciencia de placer aumenta el placer. Saber y compartir que se es feliz multiplica el factor felicidad. Y aunque la felicidad con mayúsculas es in-causada, es decir, que carece de causa anterior que la produzca, bien es cierto que lograr objetivos, tras un esfuerzo sostenido, produce una satisfacción reparadora.

 

Cuando todavía la mente está dormida, ignora que el tipo de vida que cada uno de nosotros vive en los tiempos actuales es justo el modelo que anteriormente creímos y soñamos llegar a ser algún día. Ni más ni menos, la utopía se hace realidad porque todos los sueños nacen con vocación de ser experimentados.

 

Así funciona el juego de la creación, ella se sirve de nosotros y se autocrea a través de nuestra imaginación creadora. El tipo de vida que cada cual vive, no es tanto un problema de buena o mala suerte, sino de la calidad del propio programa mental y del nivel de consciencia.

 

¿Acaso nos tienta pensar en la existencia de un destino? ¿Acaso está todo predestinado por una Inteligencia Suprema que sincroniza acontecimientos e hilvana lo aparentemente desconectado?

 

A veces uno lo siente e intuye así. Otras veces sin embargo, pensamos que la realidad conocida se construye, instante a instante, mediante nuestras opciones de pensamiento. Y, tal vez, la verdad se halla tras las dos posiciones, ni la una, ni la otra, y ambas a la vez. Tal vez convenga soslayar la tendencia de elegir y excluir. Ambos aspectos pueden ser integrados en un nivel de conciencia expandido, en el que no hay contradicción y en el que todo es compatible. El estado no-dos, la observación Pura.

 

¿Cómo acercarse a dicho estado?

 

Para ello, deténgase el amante durante unos instantes y tórnese consciente de la ternura que siente. Atestígüe cómo brota el manantial de energía que fluye sin causa. Un espacio en el que se ofrece Agua de Vida y amor consciente a todos los seres sensibles.

 

Alguien dijo que el único pecado que podía cometer la humanidad sería tan sólo el de no ser consciente. En realidad, dejar de saber que uno ama y que además goza del amor, es dejar de amar.

 

Y parece que tenemos un derecho legítimo a gozar, que somos criaturas que merecemos la paz profunda, tan sólo por el simple hecho de ser conscientes. No hace falta que uno haga méritos, no es necesario que se lo gane o que simplemente realice esfuerzos por conseguirlo.

 

Nada hay que hacer, tan sólo se trata de estar preparados para que el sentimiento de amor nos busque y encuentre.

Mientras tanto, uno respira en la gratitud adelantada. El hecho de dar las gracias por lo que uno va a sentir, es ya sentirlo.

 

Sentirse bien e irradiar nuestro bienestar es un estado de conciencia nuclear que se encuentra más allá de la exaltación y del extremo emocional. En realidad, la consciencia está más allá de los polos del péndulo. Es la propia mano que sostiene los platillos de la balanza.

 

 

¿Hay algo mejor que darse cuenta de esa paz que brota más allá de las alegrías y las tristezas, plenamente observada?.

 

 J.M.Doria

 

 

Meditación con el Corazón

Busca un lugar cómodo, en silencio, donde no te interrumpan

El mejor momento es a primera hora de la mañana, cuando nuestra mente está alerta y todavía se mantiene fresca; intenta evitar que sea al atardecer, cuando la conciencia se está preparando para dormir.

Cierra los ojos y concentra toda tu atención en el centro de tu pecho, ahí donde se encuentra el corazón. (sabemos que el corazón se encuentra físicamente ubicado hacía la izquierda, pero este hecho es irrelevante para llevar a cabo esta meditación: el centro de espiritualidad del corazón se ubica directamente detrás del esternón)

Toma conciencia de tu corazón como un espacio. No intentes oír sus latidos ni ningún otro sonido que el corazón pueda hacer en el momento de bombear la sangre.

El centro que debes descubrir es un punto de consciencia por donde los sentimientos entran.

En su forma pura se encuentra vacío, lo impregna esa falta de peso, esa ausencia de preocupaciones, la paz y una luz  sutil. Esta luz puede presentarse de color blanco, dorada, rosada o azul. No te esfuerces por ver luz alguna. No intentes, por ahora, percibir la pureza del centro del corazón, lo único necesario es sentir lo que haya allí.

Permite que tu atención descanse tranquilamente en ese punto, respira con suma suavidad y percibe ese aliento que viaja hacia el centro del corazón. Tal vez te resulte útil visualizar una suave luz de tono pastel o  una frescura capaz de llenar el pecho.

Permite que el aliento entre y salga y mientras tanto, pide a tu corazón que te hable. No lo expreses como una orden, sino que basta con la intención de que tu corazón se exprese.

Durante los próximos cinco o diez minutos, mantente inmóvil, sólo escucha.

El corazón comenzará a liberar emociones, recuerdos, deseos, miedos e incluso sueños que tenga acumulados durante mucho tiempo atrás; en ese momento, te descubrirás prestando atención.

Posiblemente y casi al momento, podrás recibir un destello de fuerte emoción, bien positiva o negativa, o un recuerdo que habías olvidado. El ritmo respiratorio podría verse alterado y tal vez  lances algún suspiro o exclamación ahogada. Deja que la experiencia fluya.

Si sientes que te adormeces o empiezas a soñar despierto, no te alarmes. Simplemente, debes devolver tu atención al centro del corazón. Ten presente que te hable con miedo o con tristeza, deleite o con placer, su mensaje será siempre beneficioso.

 

 LA FINALIDAD DE ESTA MEDITACIÓN ES PRESTAR ATENCIÓN A TU CORAZÓN.

Al continuar con este ejercicio, sentirás que hay tres cosas que se van uniendo de forma natural: la meditación, la purificación y la atención.

Estás aprendiendo a ser capaz de escuchar el significado espiritual del corazón: esto es meditación.

Estás permitiendo que el material reprimido salga a la luz para ser eliminado: a esto se le llama purificación.

Estás escuchando a tu corazón sin que este sea juzgado ni manipulado: esto es atención.

 

Debido a que este proceso pueda compararse al proceso de lavar una camisa para revelar su blancura, no te incomodes si aparecen fuertes emociones negativas o molestias físicas.

Ten en cuenta que son emociones se están retirando, se están purificando; por lo que pídeles que lo hagan sin ningún obstáculo, lo hagan cómodamente. Si surgen voces de miedo o temor, de ira o de duda, pídeles que abandonen con tanta facilidad como estimen.

Deepak Chopra

 

 

Inteligencia Emocional

 

¿Qué es la Inteligencia Emocional?

La inteligencia emocional es la capacidad para reconocer sentimientos propios y ajenos, y el conocimiento para manejarlos.

La capacidad de motivarnos a nosotros mismos, de perseverar en el empeño a pesar de las posibles frustraciones, de controlar los impulsos, de diferir las gratificaciones, de regular nuestros propios estados de ánimo, de evitar que la angustia interfiera con nuestras facultades racionales.

Es sentir, entender, controlar y modificar estados anímicos propios y ajenos,  la capacidad de empatizar y confiar en los demás.

El grado de dominio que alcance una persona sobre estas habilidades resulta decisivo para determinar el motivo por el cual ciertos individuos prosperan en la vida mientras que otros, con un nivel intelectual similar, acaban en un callejón sin salida. 

 

 

Las fuentes de los sentimientos

Las emociones son las expresiones exteriores de los sentimientos acumulados y formados en las áreas de la imaginación y la visualización.

Hay tres fuentes de sentimientos que interpretan toda información que entra en el ser humano por los cinco sentidos y dan el sentido a lo que percibimos.

  • «Nuestra propia historia, cultura y experiencias, sean buenas o malas, nos han programado a sentir en una manera u otra, y dan un sentido diferente de todos los demás».
  • «El lado oscuro de lo espiritual que llamamos el maligno que nos anima de tomar un sentido oscuro y ver las cosas de su punto de vista y luego produce en nuestra imaginación y visualización el resultado de tomar su sentido de todo del punto de vista negativo. Muchas veces su sentido usa los temores de pobreza, peligro, hambre, rechazo, etc. para provocar en nosotros las emociones y decisiones negativas».
  • «El lado de la luz espiritual que llamamos Dios es el que nos anima a tomar un sentido edificante o positivo y ver las cosas de su punto de vista y luego produce en nuestra imaginación y visualización el resultado de tomar su sentido que todo es para nuestro bien y todo va a salir bien».

Cuando ya hemos decidido qué sentido vamos a aceptar como la verdad entonces lo expresamos por nuestras emociones y nuestras acciones.

 

 

 

Inteligencia emocional (Sentimientos básicos)

De acuerdo a lo que dice la autora Myriam Muñoz Polit en su libro Emociones sentimientos y necesidades, la vida emocional es la que nos mueve a comportarnos, percibir y actuar de determinada manera en la vida. La autora en el XI Congreso Internacional Gestalt.

Afirma: "No sentimos a lo tonto"

 

La Inteligencia emocional está basada en como cada ser humano vive sus emociones: Habla de las cinco emociones básicas que desde su punto de vista destacan y que son las reacciones primitivas que el ser humano comparte con los mamíferos, con la diferencia de que nosotros los humanos somos conscientes de ellas, sabemos que sentimos.

 

Tales emociones vienen a cubrir unos objetivos de supervivencia, Manejo de Sentimientos Básicos (MATEA):

 

Miedo: el objetivo es la protección y el cuidado

Afecto: el objetivo es la vinculación;

Tristeza: el objetivo es el retiro. Cuando sentimos tristeza nuestro organismo nos está diciendo "retírate de ahí y vuelve a estar contigo";

Enojo: el objetivo es la defensa;

Alegría: su objetivo es la vivificación. Viene a ser la batería de nuestra existencia.

 

Actualmente vivimos en un mundo donde cada día perdemos sensibilidad ante nuestro entorno y las personas que nos rodean, muchas veces debido a que nos es difícil hacer contacto con nuestros sentimientos.

De ahí la importancia de tener una educación emocional que nos permita hacernos conscientes de aquello que sentimos, es decir poder convertirnos en nuestros propios observadores para ir analizando, descubriendo y por lo tanto controlando aquello que nos mueve a actuar, y tener cada vez mayor control de nuestras respuestas.

 

La inteligencia emocional nos permite (Daniel Goleman):

  • Tomar conciencia de nuestras emociones.
  • Comprender los sentimientos de los demás.
  • Tolerar las presiones y frustraciones que soportamos en el trabajo.
  • Acentuar nuestra capacidad de trabajar en equipo.
  • Adoptar una actitud empática y social que nos brindará mayores posibilidades de desarrollo personal.
  • Participar, deliberar y convivir con todos desde un ambiente armónico.

 

Inteligencia racional/inteligencia emocional

Daniel Goleman también recoge el pensamiento de numerosos científicos del comportamiento humano que cuestionan el valor de la inteligencia racional como predictor de éxito en las tareas concretas de la vida, en los diversos ámbitos de la familia, los negocios, la toma de decisiones, el desempeño profesional, etc.

Citando numerosos estudios Goleman concluye que el Coeficiente Intelectual no es un buen predictor del desempeño exitoso.

La inteligencia pura no garantiza un buen manejo de las vicisitudes que se presentan y que es necesario enfrentar para tener éxito en la vida.

 

Según Goleman la inteligencia emocional puede dividirse en dos áreas:

 

1-Inteligencia intrapersonal (interna, autoconocimiento)

 

 Capacidad de formar un modelo realista y preciso de uno mismo, teniendo acceso a los propios sentimientos, y usarlos como guías en la conducta.

A esta inteligencia intrapersonal le corresponden 3 habilidades:

  •    La autoconciencia (capacidad de saber qué está pasando en nuestro cuerpo y qué estamos sintiendo)
  •    El control emocional (regular la manifestación de una emoción y/o modificar un estado anímico y su exteriorización).
  •    La capacidad de motivarse y motivar a los demás.

 

2. Inteligencia Interpersonal (externas, de relación)

A esta inteligencia le pertenecen  dos habilidades:

 

  • La empatía (entender qué están sintiendo otras personas, ver cuestiones y situaciones desde su perspectiva, Capacidad de comprender a los demás; qué los motiva, cómo operan, cómo relacionarse adecuadamente, Capacidad de reconocer y reaccionar ante el humor, el temperamento y las emociones de los otros. )
  • Las habilidades sociales (habilidades que rodean la popularidad, el liderazgo y la eficacia interpersonal, y que pueden ser usadas para persuadir y dirigir, negociar y resolver disputas, para la cooperación y el trabajo en equipo).

 

Regular las Emociones

 

Regular las respuestas emocionales se puede aprender. Al mismo tiempo es un signo de maduración y de inteligencia.

En la primera infancia, habitualmente no regulamos nuestra respuesta emocional, simplemente la expresamos o explota. Socialmente se acepta, y se perdona este tipo de "sinceridad" en las respuestas emocionales de los niños y las niñas pequeñas. Y a medida que se van haciendo mayores, el índice de tolerancia ante esta inmediatez en las respuestas va disminuyendo hasta llegar a la madurez, cuando socialmente se exigen la regulación emocional.

 

Con su aprendizaje conseguimos equilibrar dos fuerzas opuestas. Por un lado, la necesidad biológica de la respuesta emocional, y por el otro, la necesidad de respetar determinadas normas de convivencia. La alternativa que se propone es que existen emociones como consecuencia de la respuesta de la persona ante una situación.

 

La alternativa que propone Manel Güell Barceló en su libro ¿Tengo Inteligencia Emocional? es considerar que no existen emociones positivas ni negativas.

Simplemente existen emociones como consecuencia de la respuesta de la persona ante una situación.

 

También es cierto que determinadas emociones son útiles y traen un beneficio al individuo y otras no. A partir de este hecho podemos dividir las emociones en respuestas emocionales efectivas, útiles y adaptativas y respuestas emocionales no efectivas, poco útiles o poco adaptativas.

 

Una respuesta emocional (alegría, ira, vergüenza) será útil en función del contexto. Si la respuesta es adaptativa y nos ayuda a relacionarnos con el mundo que nos rodea, con los demás y con nosotros mismos, será una emoción efectiva. Así todas las respuestas emocionales son positivas siempre que se utilicen adecuadamente.

Daniel Goleman menciona en su Libro de Inteligencia Emocional que en la Empresa, cuando hablamos de autocontrol emocional no estamos abogando, en modo alguno, por la negación o represión de nuestros verdaderos sentimientos.

 

El "mal" humor, por ejemplo, también tiene su utilidad; el enojo, la melancolía y el miedo pueden llegar a ser fuentes de creatividad, energía y comunicación; el enfado puede constituir una intensa fuente de motivación, especialmente cuando surge de la necesidad de reparar una injusticia o un abuso; el hecho de compartir la tristeza puede hacer que las personas se sientan más unidas y la urgencia nacida de la ansiedad —siempre que no llegue a atribularnos— puede alentar la creatividad.

 

También hay que decir que el autocontrol emocional no es lo mismo que el exceso de control, es decir, la extinción de todo sentimiento espontáneo que, obviamente, tiene un costo físico y mental.

La gente que sofoca sus sentimientos —especialmente cuando son muy negativos— eleva su ritmo cardíaco, un síntoma inequívoco de hipertensión. Y cuando esta represión emocional adquiere carácter crónico, puede llegar a bloquear el funcionamiento del pensamiento, alterar las funciones intelectuales y obstaculizar la interacción equilibrada con nuestros semejantes.

Por el contrario, la competencia emocional implica que tenemos la posibilidad de elegir cómo expresar nuestros sentimientos.

 

  

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¿Qué proporciona la práctica de la Atención Plena?

 

Con la práctica desarrollamos el “testigo interno”, alerta, que observa todo y se mantiene imparcial, cuando practicamos Mindfulness, la atención se enfoca en el presente, en el momento (incluso si estamos pensando en el pasado o en futuro, lo hacemos en presente), lo contrario ocurre con el estado de conciencia normal, donde la atención se esfuma con facilidad hacia el pasado o hacia el futuro, provocando un estado de inatención, del cual salimos al practicar la Atención Plena, para volver a situarnos en el presente; y, al aceptar lo que hay, sin pretender que sea de otra manera, aparece una plenitud interna, y no necesitamos buscar en un futuro incierto, algo que nos de felicidad.

 

La Atención Plena, se cultiva prestando expresamente atención a cosas en las que, generalmente no se nos ocurre ni pensar. Con la práctica, vamos desarrollando en nuestras vidas, nuevos tipos de control y sabiduría, basados en nuestra capacidad de relajarnos, prestar atención, adquirir conciencia y tener una visión profunda.  Asumimos desde el comienzo de la práctica que, mientras respiremos, hay más de “bueno” que de “malo” en nosotros, por muy enfermos o desesperados que nos sintamos.

 

Para entrenarse, requiere disciplina y energía por nuestra parte, para movernos en la dirección de la sanación y la paz interior, lo que significa aprender a trabajar con el estrés  y el dolor que nos hacen sufrir.

 

El estrés es generalmente tan grande  e insidioso en nuestras vidas, que cada vez hay más gente, comprendiendo la importancia de un compromiso personal para gestionarlo, especialmente, si ya hay enfermedad  o una incapacidad crónica, que añada más estrés a nuestra vida, además del causado por las presiones cotidianas. (Jon Kabat Zinn)

 

Con la Atención Plena o Mindfulness, las personas aprenden a conocerse mejor, y aprenden a responder de manera más saludable a las situaciones estresantes, en vez de reaccionar de manera mecánica, como se suele hacer debido a los condicionamientos, programas, hábitos, con los que funciona la mente.

 

No se trata de escapar o tapar nuestros problemas, pues de esta manera, se multiplican, y además disminuye el poder de crecimiento, de cambio y de sanación. La manera de superarlos es enfrentándolos, y constituye todo un arte, enfrentarse a las dificultades, de manera que encontremos soluciones eficaces, armonía y paz interior.

 

Cuando somos capaces de movilizar nuestros recursos  internos, para enfrentarnos con ingenio a nuestros problemas,  por lo general, la presión del propio problema, nos ayuda a orientarnos para salir adelante, igual que un marino orienta la vela para aprovechar mejor la fuerza del viento, e impulsar la embarcación. No podemos navegar de proa al viento, y, si solo sabemos navegar con el viento en popa, únicamente llegaremos allí donde este nos empuje. Sin embargo, si sabemos cómo utilizar a energía del viento, y tenemos paciencia, a veces podemos llegar donde deseamos.

 

Si queremos aprovechar la fuerza de nuestros problemas para avanzar de esta forma, tendremos que estar sintonizados, como el marino lo está con su barca, la mar, el viento y su rumbo, entonces el problema se convierte en una oportunidad de crecimiento, de aprendizaje. Tendremos que aprender a seguir adelante con todos los temporales que puedan ir surgiendo. Como un marino, intenta evitar el temporal, pero si ya está envuelto en uno, sabe cuándo arriar las velas, echar el ancla, y navegar con el tiempo, controlando lo controlable y desocupándose de lo demás.

 

Se necesita desarrollar estas habilidades, para poder enfrentarnos  y salir bien, de las variadas “condiciones meteorológicas”, a esto se refiere el arte de vivir consciente.

 

 

 

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Reducir el estrés mediante la Atención Plena (Mindfulness- Meditación)

 

Es la esencia de la meditación, la atención plena es prestar atención al momento presente sin juzgar. Esta atención logra que desarrollemos una mayor consciencia, claridad y aceptación de la realidad del momento presente. Nos permite despertar al darnos cuenta que nuestra vida sólo se despliega momento a momento.

 

Si en la mayoría de estos momentos, no estamos plenamente presentes, nos perdemos muchas experiencias valiosas que nos dan la posibilidad de crecer y transformarnos.

 

Al no estar presentes en el ahora, en lo que está aconteciendo, nuestros comportamientos, acciones se tornan repetitivas, inconscientes y automáticas, motivadas por temores, miedos profundamente arraigados en nuestro subconsciente. Estos, temores, si no nos ocupamos de ellos, tienden a acentuarse con el tiempo, haciéndonos sentir una sensación de estancamiento y de estar desconectados.

 

La atención plena nos da la oportunidad de reunir las energías dispersas, se trata de una manera sencilla pero muy efectiva de ayudarnos a salir de ese estancamiento, conectar con nuestra sabiduría interna y recuperar nuestra vitalidad, la creatividad, haciéndonos responsables de la calidad y de la dirección de nuestra propia vida, de nuestra relación con nosotros mismos, con el trabajo, la familia, y con todo el mundo.

 

Y es que en general, no se está consciente del modo de funcionar de la mente, automático y condicionado, la mente constantemente está asaltada por pensamientos del pasado, de lo que ocurrió, y por pensamientos del futuro, imaginación de algo que no llega, que es incierto, y esto ocurre porque sentimos que en el presente nos falta algo, nos sentimos incompletos, en el presente y entonces proyectamos, imaginamos lo que en el futuro nos traerá la felicidad, la plenitud, pero ese futuro nunca llega, no podemos vivir de imaginaciones, sólo tenemos el presente, cuando llegue ese momento futuro, será también presente, sólo podemos vivir en presente, como dice J. Lennon:

“La vida es lo que te ocurre cuando estas haciendo otras cosas”, y por esa dinámica de la mente, se nos escapa la única oportunidad de estar en presente, de vivir realmente.

 

Mediante la práctica de la atención plena, volvemos a situarnos en el presente, y al aceptar lo que hay, sin pretender que sea de otra manera, aparece una plenitud interna, y no necesitamos buscar en un futuro incierto algo que nos de felicidad.

Cuando practicamos la atención plena, nos abrimos a esta experiencia, sin dejarnos atrapar por lo que nos agrada o nos desagrada, ni por nuestras opiniones y prejuicios de cómo deberían ser las cosas, por nuestras expectativas y proyecciones, se nos abren nuevas posibilidades y nos liberamos de la fuerza del hábito y la inconsciencia, nos tornamos más conscientes, con lo cual podemos responder de una manera que ya no es mecánica, sino con plena consciencia.

 

J. Kabat Zinn define a la atención plena como “el arte de vivir de forma consciente”, se trata de una forma simple, práctica de estar más en contacto con la plenitud de nuestro Ser por medio de un proceso sistemático de autoobservación, de autoindagación y de acción atenta, que se caracteriza por la amabilidad, la capacidad de apreciar, ser compasivo y por ser una fuente de nutrición, según el propio J.Kabat Zinn, dice que se la podría llamar “corazón pleno”.

 

Cuando nuestras acciones no las llevamos de manera consciente, cuando actuamos llevados por impulsos y pensamientos que circulan incesantemente por nuestra mente, tenemos muy poco espacio para experimentar el silencio interno, para simplemente ser, sin estar yendo de un lado a otro, realizando cosas continuamente…quedando atrapados en esa corriente que acaba inundando nuestras vidas conduciéndonos a lugares donde quizá no deseábamos ir o a los que no sabíamos que llegaríamos, viviendo en constante estrés….

 

Al meditar, aprendemos a salirnos de esa corriente, podemos compararla con un río y sentarnos en su orilla, y utilizar toda esa energía que desperdiciamos por aquel actuar errático, impulsivo, que nos domina, para que nos sirva de guía.

 

Hay que tener en cuenta que la aceptación del momento presente, no quiere decir que hay que resignarse ante lo que está ocurriendo, sólo significa reconocer de forma clara "que lo que está sucediendo, está sucediendo". 

 

La aceptación no nos indica qué hacer. Lo que hagamos a continuación, será lo que elijamos hacer y surgirá de nuestra comprensión del momento presente, aceptación es reconocer profundamente que "esto es lo que hay", lo acepto y luego desde mi discernimiento, mi comprensión del momento presente, decido qué hacer.

 

Si en vez de aceptar, me resisto a la situación, agrego un sufrimiento añadido y pierdo gran cantidad de energía inúltilmente, que es lo que se suele hacer inconscientemente cuando la situación nos desagrada o no se ajusta a nuestras expectativas.

 

La atención plena, si bien es simple, no es fácil, requiere un adiestramiento, una práctica, un esfuerzo al principio para cultivar esa capacidad de estar en el momento presente.

 

  Le preguntan a Nisargadatta Maharaj (libro “yo soy eso”):

 

-¿Cómo puedo solucionar un problema que está completamente por debajo del nivel de mi consciencia?

 

-Nisargadatta: Siendo tú mismo….observándote durante tu vida cotidiana con un interés despierto, con la intención de comprender más que de juzgar, aceptando plenamente lo que emerja, sea lo que sea, por el mero hecho de que ya está ahí; de este modo, fomentas que lo profundo emerja a la superficie y enriquezca tu vida y tu consciencia con sus energías hasta el momento cautivas.

Este es el gran trabajo de la consciencia: elimina obstáculos y libera energías por medio de la comprensión de la naturaleza de la vida y la mente. La inteligencia es la puerta de acceso a la libertad y la atención despierta es la madre de la inteligencia.

 

Pregúntate ahora mismo:

 

¿Estoy despierto/a? ¿Dónde se encuentra mi mente en este preciso momento?

 

Una manera simple de comenzar a practicar la atención plena es por medio de nuestra respiración. Intenta estar atento a la respiración cuando inhalas- cuando el aire entra en tu cuerpo - y estar atento a cuando exhalas-el aire que sale de tu cuerpo-, manteniendo la mente abierta, libre, en este instante, durante sólo esta respiración, suelta en este momento las ideas de querer llegar a alguna parte, o el deseo que suceda algo, deja que los pensamientos se deslicen mirándolos sin aferrarte a ellos, dejándolos pasar, sin pretender que no estén,....regresa de manera simple una y otra vez a la respiración cuando te des cuenta que la mente se ha distraído.

 

Se trata de práctica, práctica, práctica.

 

Luego puedes llevar esa atención a lo que estás haciendo en distintos momentos del día.  

                                                                                                       Namaste

 

 

 

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El Yoga y sus Beneficios

 

El Yoga puede ayudarnos a sanar los males producidos por la tensión a que sometemos al organismo, y que  abarcan a todos los niveles del ser humano:

 

1. El cuerpo

La tensión en que vivimos se suele instalar en algún órgano concreto, impidiéndole su perfecto funcionamiento. En unas personas será el estómago, en otras la cabeza, en otras la presión arterial, etc.; cada cual tiene su punto débil, de menor resistencia, que se resiente como efecto de la tensión sostenida.

Son manifestaciones nerviosas el insomnio, las neuralgias, los trastornos digestivos y las úlceras gástricas o duodenales, síntomas todos ellos reveladores, no de una enfermedad específica, sino de un mal que nos afecta a todos y es expresado a través de todo el organismo.

Con la práctica del yoga, encontraremos la forma de conseguir la tranquilización de la tensión nerviosa, y con ella la normalización de todas las funciones.

 

2. El nivel afectivo

Estos trastornos físicos provienen en su mayor parte de estados de tensión emocional, que juegan un importantísimo papel en el estado general de la persona.

La ausencia de profundización con que vivimos y el estado de tensión, nos impiden vivir manifestando en nuestra vida diaria un afecto sincero, espontáneo, profundo y auténtico.

La actitud rígida con que vivimos de cara al exterior nos obliga a reprimir nuestra afectividad, que queda inmadura e insatisfecha.

Con el Yoga tendremos  una herramienta para activarla y hacer circular la energía emocional estancada debido a las represiones.

 

3. Nuestro nivel mental

En primer lugar, está perturbado por las continuas preocupaciones que trae consigo el actual ritmo de vida. El instrumento que nos ha de servir para ver, valorar, juzgar y decidir, está siempre agitado, funcionando a gran velocidad, y vive los problemas a medias: se le escapa el paisaje y lo que está detrás del paisaje.

Además, se halla afectado más de lo que le corresponde, debido a que en él repercuten también los estados emocionales, que intenta solucionar racionalmente: las insatisfacciones, angustias, ambiciones, desilusiones, miedos, etc., toda una amplia gama afectiva empuja a la mente, creando una perspectiva parcialmente falsa de los problemas.

Este contenido emocional, que obra sobre la mente, es, irracional, y por eso, la mente, que es una máquina exacta y funciona por leyes de asociación sacando conclusiones de acuerdo con los datos, nunca llega a resolverlos, porque no cae en la cuenta de incluir entre esos datos, los estados emotivos que originan buena parte de sus problemas.

La tranquilización de la mente, vendrá tranquilizando los estados emocionales, o incluyendo los estados emotivos entre los datos, cuando se quieren resolver los problemas personales.

 

 

El Yoga, con sus técnicas de disciplina mental, meditación, concentración, relajación, y la practica de la atención total, produce la  

tranquilización del nivel mental.

 

 

 

 Los ejercicios físicos en occidente, desarrollan solamente los músculos superficiales, con ello es posible volverse un perfecto atleta, con un hermoso físico; en cambio las Asanas (posturas) del yoga, están diseñadas especialmente para desarrollar concienzudamente los órganos internos, el hígado, los intestinos, los riñones, el páncreas, los pulmones, etc, y muy especialmente, para llevar un estímulo vivificador al complejo sistema de glándulas endocrinas (timo, tiroides, paratiroides, hipófisis, pineal, suprarrenales, etc.), que juegan un importante papel en el mantenimiento de la salud, en el metabolismo, el crecimiento, y principalmente permitir la armonía y perfecta nutrición de las diferentes células que componen los tejidos de nuestro cuerpo; además de elongar, tonificar los músculos y mantener las articulaciones en buen estado, o mejorarlas en el caso de patologías.

 

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Realización // Trabajo psicológico

 

En  Terapia  Transpersonal, nos basamos en dos enfoques fundamentales:

 

El Trabajo Psicológico, y la  Práctica Espiritual.

 

Ambos enfoques, son necesarios, porque una cosa es la realización espiritual, “iluminación”, o sea el reconocimiento de nuestra naturaleza esencial, y otra es la integración, la actualización en la vida diaria de esto que somos (Esencia, Ser).

 

El trabajo espiritual, puede provocar una apertura profunda, que temporalmente nos libera de los condicionamientos, pero luego se vuelve a chocar con la reactividad emocional, los condicionamientos, la manera de funcionar mecánica y habitual, porque hay problemas psicológicos irresueltos, hay material inconsciente que puja por salir y nos hace actuar mecánicamente, impulsivamente, atrayendo las situaciones que se alinean con todos estos problemas psicológicos que no llegan a resolverse con la práctica espiritual, y que requieren de un trabajo psicológico.

 

Hay varios grados de realización espiritual, a veces, son sólo experiencias aisladas, pero otras, son experiencias más estables, que nos transforman totalmente.

Pero en estos últimos casos, aunque se haya desarrollado una gran claridad, visión, poder interno, quedan enteros irresueltos una gran cantidad de complejos, impulsos reprimidos durante años, zonas inconscientes a la que la realización no llega, no le afecta, e incluso, a veces, esa realización, llega a reforzar viejas defensas y a utilizar la espiritualidad para escapar de las responsabilidades del mundo (bypass espiritual), y en casos, para manipular con el título de “espiritual” a las situaciones, personas, fomentando la separación, el distanciamiento.

 

La realización, no necesariamente va acompañada de la liberación, no transforma en sí misma la totalidad de nuestro ser, al no afectar las dimensiones del inconsciente.

 

 

El desarrollo espiritual, abarca dos aspectos:

 

§      La realización, por un lado como acceso a la lucidez y a la transformación y aplicación de esa lucidez a nuestra vida diaria concreta.

 

§     El trabajo psicológico, en el que se ayuda a alumbrar esas zonas oscuras de nuestra personalidad condicionada para tornarla permeable al ser superior, en este sentido es de gran ayuda y un complemento a la integración.

 

Pero se debe tratar de una terapia amplia, que ayude a desbloquear contracciones corporales, que nos ayude a purificarnos y acceder a energías más elevadas.

 

El trabajo espiritual, desidentificación de la personalidad y el despertar al Ser, es mucho más amplio que el trabajo psicológico, sin embargo es necesaria la integración psicoespiritual.

 

En la realización, la personalidad se dirige hacia el ser, liberando al yo condicionado.

 

En la transformación, se va integrando esa realización en los condicionamientos de nuestro cuerpo/mente hasta lograr impregnar toda nuestra vida a nivel personal y en la interacción interpersonal, convirtiéndose nuestra personalidad en un receptáculo limpio de la Verdad.

 

El trabajo psicológico apunta a la verdad relativa en lo personal, humano, en las relaciones con las personas, ayuda a desmontar las estructuras del yo, las identificaciones, los condicionamientos en los que se encuentra atrapada nuestra consciencia.

 

La práctica espiritual busca trascender estas estructuras, condicionamientos, etc., y revelar la vacuidad, nuestra esencia, de donde está surgiendo todo.

 

Así como la forma y el vacío no pueden separarse, el trabajo espiritual y el psicológico son dos facetas indivisibles.

 

 

En occidente, la cultura, la educación del niño, provocan una desconexión del fondo que somos, al ir formándose la estructura del ego, al ir instalándose los “modelos” de cómo debe ser el niño, cómo debe actuar, sentir, pensar…los condicionamientos, que hacen que el niño se distancie cada vez más de su esencia, de lo que es, de la fuente, perdiendo espontaneidad….

 

Por ello es necesario, indispensable un trabajo psicológico, para conocer y desmontar la estructura de la personalidad de una manera gradual, eliminando, comprendiendo, soltando las imágenes falsas de sí mismo, lo que no somos, los autoengaños, las proyecciones, conociendo los mecanismos de defensa emocional, para luego trascenderlos y reconectar con el fondo, y permitir que cada vez más se exprese la esencia que somos a través de la forma.

 

 

 

Te acompaño

 

Consultas Presenciales /  Consultas  por Skype

 

 

                         Juana Ma. Martínez Camacho

 

                                       Terapeuta Transpersonal

                                (Escuela Española de Desarrollo Transpersonal)

                             Especialista en Bioneuroemoción

                               (Instituto Español de Bioneuroemoción)

                             Facilitadora Internacional CMR (Liberación de la Memoria Celular) 

                               (Cellular Memory Release)

 

 

              

                             www.centroelim.org           Telf.  653-936-074

 

 

 

 

¿Sabías que el Yoga protege a tu ADN del estrés?

 

Un estudio revela que el yoga y otras prácticas psicofísicas provocan cambios moleculares en las células que revierten los efectos nocivos del estrés sobre nuestros genes, lo que mejora nuestra salud y nos predispone al bienestar.


Por: Mayra Paterson, para: "Cuerpo Mente"

 

Muchos lo hemos vivido: después de una clase de yoga, meditación o taichí, nos sentimos mejor. No importa cómo hayamos entrado en la sesión: estresados, preocupados, cansados, con dolor de espalda… Casi siempre salimos mejor. Son prácticas que nos relajan, despejan la mente y hacen que el cuerpo se sienta más libre.

 

Pero ¿alguna vez te has preguntado qué pasa dentro de ti mientras estás practicando yoga o alguna otra actividad consciente?

 ¿Qué pasa en tus moléculas?

¿Qué sustancias químicas se desatan en tu interior para que te sientas tan bien?

¿Y qué implicaciones tiene eso para tu salud?

 

Expertos de las universidades de Conventry (Reino Unido) y Radboud (Países Bajos) se han preguntado eso y han ido incluso más allá. Además de comprobar qué cambios moleculares se producen en nuestro organismo con estas prácticas, se han fijado en cómo influyen sus efectos en la expresión de nuestros genes. Y las conclusiones son sorprendentes.

 

El yoga y la meditación ponen tus genes a tu favor.

 

La investigación, publicada en Frontiers in Immunology, se fijó en técnicas y disciplinas muy diversas: yoga, taichí, chikung, relajaciones, respiración consciente…

Entre estas técnicas, a las que el estudio se refieren como "intervenciones cuerpo-mente", hay algunas que comportan movimiento físico y otras que son más pasivas, pero todas tienen en común que integran diferentes planos del ser humano y que quienes las practican sostienen que les hacen sentir mejor: reducen el estrés y la ansiedad, mejoran el estado de ánimo y permiten afrontar mejor las enfermedades crónicas.

 

Después de revisar 18 estudios de la última década que se fijaron en cómo afectan este tipo de prácticas al comportamiento de nuestros genes, concluyeron que pueden “revertir” reacciones moleculares en nuestro ADN que pueden llevar a la enfermedad y a la depresión.

 

Seguramente los antiguos yoguis y taoístas también se preguntaron qué pasaba dentro del cuerpo mientras se medita, se mantiene una asana o se practican movimientos sincronizados con la respiración y poniendo en ello toda la conciencia.

No tenían la más mínima idea de los millones de moléculas y reacciones químicas que marcan el rumbo de nuestro organismo. Tampoco podían saber qué son los genes, pero intuyeron y comprobaron en sí mismos que las prácticas que integran el cuerpo y la mente promueven la salud y la longevidad. Y ahora sabemos un poquito más de cómo lo logran.

 

El secreto está en las citoquinas asociadas al estrés.

 

“Millones de personas de todo el mundo disfrutan hoy de los beneficios para la salud de prácticas cuerpo-mente como el yoga o la meditación. Sin embargo, puede que no sean conscientes de que los beneficios se gestan a nivel molecular y pueden llegar a cambiar el modo en que se comporta nuestro código genético”, comenta Ivana Buric, investigadora de la universidad de Coventry y principal responsable del estudio.

 

La clave para entenderlo está en cómo responde nuestro organismo al estrés.

 

Las situaciones estresantes activan nuestro sistema nervioso simpático (SNS), el encargado de poner en marcha los mecanismos necesarios para que podamos hacer frente a esa situación o al menos salir corriendo. Esto se traduce en un aumento en la producción de una molécula llamada factor nuclear kappa B (NF-kB).

El NF-kB regula cómo se expresan los genes. Los activa para que produzcan unas proteínas llamadas citoquinas que ponen en marcha una inflamación a nivel celular.

Esta inflamación venía muy bien en situaciones de lucha o huida puntuales como las que vivía el ser humano cuando era cazador-recolector. Pero en nuestra sociedad moderna, en la que el estrés suele ser de tipo psicológico y prolongado, el organismo acaba sometido a una inflamación sostenida que juega en nuestra contra y que se asocia a un mayor riesgo de cáncer, envejecimiento prematuro y trastornos emocionales como la depresión.

 

¿Qué pasa cuando nos relajamos practicando yoga o técnicas taoístas, meditando o regulando la respiración?

 

El efecto que se experimenta es el contrario: la producción de NF-KB y de citoquinas se reduce. En consecuencia, se invierte el patrón proinflamatorio que afecta a la expresión genética y disminuye el riesgo de los problemas que lleva asociados esa inflamación.

Según Ivana Buric, investigadora de la universidad de Coventry y principal responsable del estudio, “estas actividades dejan lo que podríamos llamar una impronta molecular en nuestras células que, al modificar la manera como se expresan nuestros genes, frena el efecto que el estrés y la ansiedad producen en el cuerpo”.

 

En un lenguaje más sencillo, aclara Buric, las prácticas psicofísicas "harían que nuestro cerebro lleve a nuestro ADN por caminos que mejoran el bienestar”.

 

Fuente:

 http://www.cuerpomente.com/…/y…/yoga-protege-adn-estres_1503

 

 

 

 

Cuando estoy Centrada- La Lucidez

 

La lucidez es uno de los atributos del Ser que somos, somos un Centro de Energía, de Amor/Felicidad y de Lucidez/Inteligencia.

 

  Cuando estoy centrada, cuando soy yo misma, estoy consciente que las cosas son como son, que no tiene sentido negar, rechazar, resistir la realidad del ahora, que ya soy completa en este momento independientemente de lo que ocurra.

  Las cosas no siempre son como me gustaría en el nivel de la personalidad, el aprender a aceptar “lo que es”, abre la gran puerta a la conciencia.

  La resistencia, la aversión a lo que está sucediendo es lo que genera el sufrimiento.

  El dolor forma parte de la dualidad, pero si no lo acepto, si me resisto, genero un sufrimiento añadido y además pierdo gran cantidad de energía que deja de estar disponible para actuar adecuadamente a la situación.

  Conviene entonces, que por comprensión acepte lo que hay y fluya en las distintas situaciones que se presentan al vivir.

  El aceptar las cosas como son, hace que no tenga la necesidad de que sean diferentes, lo cual no significa que si algo se puede cambiar deba de quedarme con los brazos cruzados, luego de aceptar la realidad del momento, puedo realizar la acción oportuna, en el caso que convenga actuar.

  El mantenerme lúcida, es lo que me da esa serenidad, aceptación de los hechos.

 

                 “Si tiene remedio ¿porqué te preocupas?,

                  Si no tiene remedio ¿porqué te preocupas…?”

 

  Además, la no necesidad que las cosas (situaciones, personas...) sean de una determinada manera, surge del no apegarme a las expectativas, a unos resultados que en definitiva nos trasladan a un futuro que es incierto, imaginario, ilusorio.

 

  Recordar que sólo existe el presente y que cuando acepto el presente, acepto la vida, acepto todo como es, cuando acepto el presente me siento plena y no necesito proyectarme en un futuro, cuando acepto el presente, estoy sanando el pasado, porque todo ocurre en el presente, incluso si sale parte de alguna sombra, al aceptarla y abrazarla e integrarla lo hago en el presente.

  Las cosas son como son, y no es necesario que sean de otra manera, un gran aprendizaje que nos habla de lucidez.

                                                                           Namaste

                                                                             Juani

 

El Presente y el Silencio - Mario Puig

Profunda Aceptación

 

Comprender que nada exterior a nosotros provoca en realidad nuestro sufrimiento es la clave de una increíble libertad. Las circunstancias nunca pueden ser realmente la causa de nuestro sufrimiento; es siempre la respuesta que damos a las circunstancias la que nos hace sufrir.

 

Sufrimos solo cuando buscamos la forma de escapar de ciertos aspectos de nuestra experiencia presente y, al hacerlo, nos separamos de la vida y entramos en guerra con nosotros mismos y con los demás (a veces de manera obvia y a veces de manera muy sutil).

 

Nuestro sufrimiento tiene sus raíces en la negativa a sentir lo que sentimos, a experimentar lo que experimentamos ahora mismo. El sufrimiento es inherente a nuestra guerra con la vida tal como es, inherente a la ceguera que nos impide ver que todo lo que sucede en el momento está siempre aceptado, en el sentido más profundo.  

 

Existe mucha confusión en torno a la palabra «aceptación»

Aceptación no significa que deberíamos renunciar a toda tentativa de impedir que suceda aquello que no deseamos —como si eso fuera posible—. No estoy diciendo que deberíamos sentarnos tranquilamente y dejar que todo ocurra si podemos hacer algo al respecto.

 

Nadie quiere que enfermen sus seres queridos, nadie quiere perder todos sus bienes o tener un accidente de coche, nadie quiere que su pareja le deje de improviso, ni que le agredan físicamente, pero son cosas que pasan.

La vida no siempre se ajusta a nuestros planes. Incluso cuando tenemos la mejor de las intenciones; incluso cuando hacemos planes con la base mis solida posible, apelamos al pensamiento positivo, practicamos la oración e intentamos de buena fe manifestar nuestro destino; incluso cuando seguimos un camino espiritual y trabajamos en nuestra evolución, ocurren cosas que no habríamos elegido que ocurrieran, y se hace patente, una y otra vez, que, en última instancia, no tenemos control sobre esto a lo que llamamos vida. Incluso las personas a las que se ha considerado más iluminadas han terminado en una cama de hospital, con dolores terribles a causa de un tumor, pidiendo más morfina.

 

Lo que trato de decir es que, si queremos ser verdaderamente libres, debemos hacer frente a esta realidad con los ojos bien abiertos. Debemos dejar de engañarnos, debemos apartarnos de las ensoñaciones y la esperanza, y decir la verdad sobre la vida tal como es.

 

La gran libertad reside en admitir la verdad de este momento, por mucho que choque con nuestras esperanzas, nuestros sueños y nuestros planes.    Lo que intento que entiendas es que, en definitiva, la propia realidad —no lo que nosotros pensamos sobre ella— es la que manda.

 

Aceptación significa ver la realidad, ver las cosas como son realmente, y no como esperamos o deseamos que sean. Y, desde ese lugar de alineamiento total con lo que es, toda acción creativa, afable e inteligente fluye con naturalidad. 

 

Juzgamos la vida constantemente. Suceden cosas, y a continuación las aprobamos o las desaprobamos. Las aceptamos o las rechazamos. Decimos: «No debería haber sucedido esto». Decimos: «La vida es mala», «La vida es buena», «La vida no tiene sentido» o «La vida es cruel». Decimos: «La vida siempre se porta bien conmigo» o: «La vida nunca me da lo que quiero».

 

Pero la vida en sí llega antes que todas las etiquetas que le pongamos; llega antes que todos nuestros juicios sobre ella. La vida no puede ser buena ni mala. La vida es simplemente la vida, que toma la apariencia de todo cuanto hay, de lo que llamamos positivo y de lo que llamamos negativo.

 

La vida «hace que el sol brille sobre los buenos y los malos por igual», como dice la Biblia. La vida hace que el sol brille, y la vida es el sol que brilla y todo aquello sobre lo que brilla el sol, incluido aquello sobre lo que preferiríamos que el sol no brillara.

Desde un lugar de profunda aceptación de la manera en que son las cosas —por haber visto la perfección inherente a la vida en sí—, seguimos siendo totalmente libres de hacer lo que sintamos el impulso de hacer: de ayudar a cambiar las cosas, a hacer del mundo un lugar más humano.

 

La diferencia estriba en que nuestras acciones ya no provendrán de la suposición básica de que la realidad está estropeada y es necesario arreglarla, y, por debajo de eso, de la suposición de que cada uno de nosotros está separado de la vida. Cualquier movimiento que proceda del supuesto de que la vida es defectuosa no hará sino perpetuar la enfermedad que promete curar.

 

El despertar no es el final del compromiso con la vida...; es solo el principio.

Paradójicamente, cuando comprendemos lo perfecta que es la vida, cómo todo sucede exactamente cómo ha de suceder, nos sentimos más libres que nunca de salir al mundo y cambiar las cosas para mejor.

 

Al ver lo perfecto que es alguien exactamente como es, eres más libre que nunca de ayudarle a ver con claridad lo que a sus ojos es imperfección. Tu acción ya no proviene del supuesto básico de que esa persona es una entidad defectuosa que es necesario reparar; ves que ya es un ser íntegro y, desde las profundidades de esa comprensión, le señalas el camino de vuelta a su integridad inherente.

Enraizado en la integridad, eres libre de participar plenamente en la danza de la separación aparente.  

 

Cuando ya no intentas arreglar la vida, quizá puedas serle de gran ayuda a la vida. Cuando ya no intentas arreglar a los demás, quizá puedas ser para ellos una gran bendición. Tal vez la verdadera sanación se produce cuando dejas de interferir. 

Posiblemente lo que la vida necesite más que ninguna otra cosa sean personas que ya no ven problemas, sino que ven la inseparabilidad de sí mismos y el mundo, y que se implican plenamente en el mundo desde ese lugar de la más profunda aceptación. La más profunda aceptación de las cosas tal como son y el compromiso valiente con la vida son uno, por muy paradójico que le suene a la mente racional. J. Foster

 

 

 

¿Qué es un Terapeuta Transpersonal?

 

El Terapeuta Transpersonal, es aquel acompañante que intenta ayudar al individuo a lograr niveles superiores de salud psicológica, a desarrollar su capacidad de hacerse responsable de sí mismo, de sus relaciones, y experiencias, sin culpabilizar al entorno por lo que le sucede; comprendiendo y tomando a la “adversidad” como oportunidad de cambio y desarrollo personal.

 

El Terapeuta Transpersonal, será quien lo acompañe a observar sus patrones mentales, que son la causa de su malestar, y lo capacitará para que pueda satisfacer de manera saludable sus necesidades a todos los niveles: físicas, emocionales, mentales y espirituales, aprendiendo a conectar con su dimensión trascendental.

 

No se busca solucionar problemas, dolencias particulares (aunque se los toma en cuenta, se los trabaja e integra), sino que se busca capacitar a la persona para que aprenda a conectar con sus propios recursos internos y permita desplegarse sin miedo al proceso de crecimiento natural; con lo cual, la crisis es vista como una oportunidad de cambio y de autocuración, desarrollando una consciencia transpersonal.

 

Las técnicas utilizadas, se adaptan a las necesidades del paciente y a su estado de consciencia, buscándose la integración de los distintos aspectos físicos, emocionales, mentales, y la trascendencia hacia el nivel espiritual, del ser; desplazando los intereses personales desde su ego hacia valores superiores como son la compasión, el amor a los demás seres vivos,  el desarrollo de la creatividad, etc., produciéndose cambios en su nivel evolutivo, accediendo al siguiente peldaño de la evolución:  la supraconsciencia.

 

El terapeuta Transpersonal, tiene un compromiso profundo con su propio crecimiento personal y espiritual.

 

 

 

EL ENFOQUE DEL TERAPEUTA TRANSPERSONAL (PSICOLOGÍA INTEGRAL)

 

El Terapeuta Transpersonal, se basa en dos enfoques fundamentales:

 

El Trabajo Psicológico, y la Práctica Espiritual.

Ambos enfoques, son necesarios, porque una cosa es la realización espiritual, “iluminación”, o sea el reconocimiento de nuestra naturaleza esencial, y otra es la integración, la actualización en la vida diaria de esto que somos (Esencia, Ser).

 

El trabajo espiritual , puede provocar una apertura profunda, que temporalmente nos libera de los condicionamientos, pero luego se vuelve a chocar con la reactividad emocional, los condicionamientos, la manera de funcionar mecánica y habitual, porque hay problemas psicológicos irresueltos, hay material inconsciente que puja por salir y nos hace actuar mecánicamente, impulsivamente, atrayendo las situaciones que se alinean con todos estos problemas psicológicos que no llegan a resolverse con la práctica espiritual, y que requieren de un trabajo psicológico.

 

Hay varios grados de realización espiritual, a veces, son sólo experiencias aisladas, pero otras, son experiencias más estables, que nos transforman totalmente. Pero en estos últimos casos, aunque se haya desarrollado una gran claridad, visión, poder interno, quedan enteros irresueltos una gran cantidad de complejos, impulsos reprimidos durantes años, zonas inconscientes a la que la realización no llega, no le afecta, e incluso, a veces, esa realización, llega a reforzar viejas defensas y a utilizar la espiritualidad para escapar de las responsabilidades del mundo (bypass espiritual), y en casos, para manipular con el título de “espiritual” a las situaciones, personas, fomentando la separación, el distanciamiento.

 

La realización, no necesariamente va acompañada de la liberación, no transforma en sí misma la totalidad de nuestro ser, al no afectar las dimensiones del inconsciente.

 

El desarrollo espiritual, abarca dos aspectos:

 

          ** La realización, por un lado como acceso a la lucidez y a la transformación y aplicación de esa lucidez a nuestra vida diaria concreta.

 

         ** El trabajo psicológico, en el que se ayuda a alumbrar esas zonas oscuras de nuestra personalidad condicionada para tornarla permeable al ser superior, en este sentido es de gran ayuda y un complemento a la integración.

Pero se debe tratar de una terapia amplia, que ayude a desbloquear contracciones corporales, que nos ayude a purificarnos y acceder a energías más elevadas.

 

El trabajo espiritual, desidentificación de la personalidad y el despertar al Ser, es mucho más amplio que el trabajo psicológico, sin embargo es necesaria la integración psicoespiritual.

 

En la realización, la personalidad se dirige hacia el ser, liberando al yo condicionado.

En la transformación, se va integrando esa realización en los condicionamientos de nuestro cuerpo/mente hasta lograr impregnar toda nuestra vida a nivel personal y en la interacción interpersonal, convirtiéndose nuestra personalidad en un receptáculo limpio de la Verdad.

 

El trabajo psicológico apunta a la verdad relativa en lo personal, humano, en las relaciones con las personas, ayuda a desmontar las estructuras del yo, las identificaciones, los condicionamientos en los que se encuentra atrapada nuestra consciencia.

 

La práctica espiritual busca trascender estas estructuras, condicionamientos, etc., y revelar la vacuidad, nuestra esencia, de donde está surgiendo todo.

 

Así como la forma y el vacío no pueden separarse, el trabajo espiritual y el psicológico son dos facetas indivisibles.

 

 

En occidente, la cultura, la educación del niño, provocan una desconexión del fondo que somos, al ir formándose la estructura del ego, al ir instalándose los “modelos” de cómo debe ser el niño, cómo debe actuar, sentir, pensar…los condicionamientos, que hacen que el niño se distancie cada vez más de su esencia, de lo que es, de la fuente, perdiendo espontaneidad…, por ello es necesario, indispensable un trabajo psicológico, para conocer y desmontar la estructura de la personalidad de una manera gradual, eliminando, comprendiendo, soltando las imágenes falsas de sí mismo, lo que no somos, los autoengaños, las proyecciones, conociendo los mecanismos de defensa emocional, para luego trascenderlos y reconectar con el fondo, y permitir que cada vez más se exprese la esencia que somos a través de la forma. (A. Blay)

 

 Juana Ma. Martínez Camacho

  Terapeuta Transpersonal

  Escuela Española de Desarrollo Transpersonal

 

 

 

Teniendo en cuenta este enfoque compartido, si te interesa aprender más sobre tu funcionamiento condicionado, sobre cómo te afecta en tu manera de vivir, poder  profundizar en ti mismo , integrar los aspectos sombríos, hacerte de herramientas para tu vida, conectar con tu Realidad… te ofrezco:

 

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Sistema de creencias de origen emocional - el niño interior

 

Reflejos y Proyecciones

 

El sistema de creencias de origen emocional, suele ser inconsciente para nuestra conciencia física y mental cotidiana porque:  

 

1.  la mayor parte de ellas se imprimieron en nuestro cuerpo emocional antes de que nuestra conciencia entrara en la esfera mental, de ahí que no se ubiquen en nuestro interior como pensamientos, palabras o conceptos, sino como sentimientos.

En nuestra vida adulta en el tiempo, interactuamos con nuestro pasado mentalmente, pero no emocionalmente, y de ahí que estos puntos causales emocionales ya no nos resulten visibles. 

 

2. Estas experiencias emocionales del pasado que están afectando  negativamente  nuestra vida en este  instante, son desagradables para nosotros, y por eso las sacamos de nuestra conciencia para poder  «seguir adelante en la vida».

A esto se le denomina supresión, y somos maestros en el arte de ocultarnos a nosotros mismos todo aquello que no sabemos cómo abordar.  

Como consecuencia de esto, nos vemos incapaces de establecer conscientemente la conexión entre estos acontecimientos causales y su impacto en nuestras circunstancias actuales, y esto es lo que hace que la vida nos parezca caótica, y que, el  sentirse víctima o vencedor sea un patrón de comportamiento que emerge por esta desconexión con el malestar emocional reprimido de nuestro pasado.

 

En un proceso terapéutico, lo que hacemos es  hacer emerger en nuestra conciencia esas emociones reprimidas de la infancia, así como el sistema de creencias negativas que aquéllas engendraron y poder integrar y  neutralizar el efecto negativo que están teniendo en nuestra experiencia vital presente.

 

Los recuerdos reprimidos y sus emociones correspondientes están tan profundamente arraigados en nuestra inconsciencia, que se nos van haciendo evidentes como sensaciones de difícil descripción, y emergen  en nuestra experiencia vital para poder integrarlas conscientemente,  en la forma de reflejos y proyecciones.

 

Un reflejo es la ocurrencia de una experiencia en nuestra vida que nos recuerda algo, mientras que una proyección es el comportamiento que adoptamos cuando reaccionamos ante tal recuerdo.

Por ejemplo, si alguien nos recuerda a uno de nuestros progenitores, eso es un reflejo.

 

Si, tras esto, comenzamos a conducirnos con esta persona como lo haríamos con el progenitor al que nos recuerda, esto será una proyección.

Se suele decir que este proceso «nos dispara», o que «nos ha pulsado un botón».

Lo que ocurre en realidad es que estamos viendo fantasmas de nuestro pasado (reflejos) y que vamos en pos de ellos (proyecciones).

Todo esto es generalmente inconsciente, un proceso terapéutico, nos ayudara a tomar consciencia de estas proyecciones y trabajar donde solo podemos hacerlo, y es en nuestro interior

 

En un principio, los reflejos aparecerán envueltos con un disfraz de circunstancias externas aparentemente fortuitas y caóticas, o bien disfrazados bajo un comportamiento no provocado de las personas que nos rodean, que nos genera una perturbación emocional. 

 

Pero, a medida que vayamos trabajando internamente,   nos iremos dando cuenta de que cada vez que sintamos  malestar emocional, es porque está emergiendo algo irresuelto de nuestro pasado,  y es la  oportunidad de resolverlo para que deje de atormentarnos en  el presente. 

 

Cada vez que ocurre algo que nos perturba emocionalmente, tanto si adopta la forma de un acontecimiento, como si adopta la forma del comportamiento de otra persona, estamos viendo un reflejo de nuestro pasado.

 

Cada vez que reaccionamos física, mental o emocionalmente ante tal circunstancia, estamos proyectando.

 

 

Una de las razones por las cuales no reconocemos en un principio que las circunstancias perturbadoras actuales vienen  por los recuerdos emocionales del pasado, es porque nuestra atención se ve traspasada por el acontecimiento físico o el comportamiento físico de la persona que nos altera emocionalmente, en vez de fijarnos en la reacción emocional que experimentamos como consecuencia.

 

Es la superficie de nuestra experiencia vital la que nos traspasa. Por eso tenemos que adiestrarnos para ir más allá de la superficie, porque lo que emerge en la memoria es siempre la firma emocional de la circunstancia perturbadora, no el acontecimiento físico, ni el comportamiento de la persona en sí. 

 

Sólo podemos acceder a nuestros recuerdos más antiguos en la forma de señales emocionales y, por ello, tenemos que aprender a ser conscientes de las corrientes emocionales que fluyen por detrás de las escenas de nuestra experiencia física del mundo. 

El mundo físico es, por naturaleza, un mundo de cambios constantes; por tanto, si nos concentramos en la superficie de cualquier evento, lo más probable es que supongamos que lo que nos está ocurriendo en un momento dado, es una situación nueva.

 

Sin embargo, el hecho de que ciertas circunstancias nos perturben emocionalmente, mientras que otras no lo hacen, y el hecho de que reaccionemos emocionalmente de forma automática ante estas circunstancias específicas, son evidencia suficiente de que lo que está ocurriendo en ese momento no es algo nuevo, sino algo que nos dispara emocionalmente debido a que es un reflejo de algo que preferiríamos no recordar, y de ahí que nos sintamos molestos con ello.

Un suceso así es siempre un reflejo, y nuestra reacción ante él es, por tanto, una proyección. 

 

Cualquier suceso de nuestra vida que nos dispare emocionalmente de un modo negativo es siempre un mensaje del pasado que se nos comunica en el presente.

 

A menos que los recuerdos reprimidos puedan salir a la superficie y ser integrados conscientemente, seguirán alimentando el sistema de creencias negativas que nos hacen daño.

La naturaleza de estas experiencias las hace desagradables en un principio, pero son experiencias que se dan para liberarnos, no para humillarnos.

 

Todas las circunstancias de nuestra vida,  forman parte de una obra teatral que se está representando deliberadamente por nuestro bien,

hasta el punto de que podemos ver reflejado fuera de nosotros mismos,

 lo que habíamos reprimido y ocultado en nuestro interior.

 

Estas proyecciones, sólo tienen un significado real para nosotros, de tal modo que si le preguntásemos al “mensajero”, nos miraría como si estuviésemos locos, porque el suceso en su conjunto y las implicaciones que el suceso tiene para nosotros,  son del todo inconscientes para la persona en la que se han reflejado nuestros recuerdos del pasado.

 

Nuestro inconsciente las atrae para poder resolver lo doloroso de la niñez.

 

 

Los más importantes actores de este drama escenificado son nuestra familia más cercana, nuestros amigos íntimos y las personas con las que convivimos en nuestro trabajo.

Sin embargo, podemos atraer inconscientemente cualquier cosa o  cualquier persona en el mundo exterior para dirigir nuestra atención a una situación interna no integrada. 

 

Poco a poco nos daremos cuenta que nuestros reflejos no son reales, si bien nuestras proyecciones tienen un verdadero impacto y unas consecuencias reales.

Reaccionar ante las personas o las circunstancias que nos perturban emocionalmente es como «disparar a los mensajeros».

 

Al darnos cuenta de esto,

conviene en vez de reaccionar,

aprender  a «responder».

 

 

La diferencia clave entre una reacción y una respuesta es:  

 

 -  Una reacción es un comportamiento inconsciente en el cual nuestra energía se dirige hacia fuera, hacia el mundo, en un intento de defendernos de otra persona, o bien de atacarla.

Una reacción es un drama que se representa con la intención de sedar o controlar la naturaleza desagradable de nuestras experiencias.

El tema central de todo comportamiento reactivo es la culpa o la venganza. 

 

- Una respuesta es la decisión consciente de contener e interiorizar constructivamente nuestra energía con la intención de utilizarla para integrar y liberar nuestra inconsciencia.

 El tema de todo comportamiento de respuesta es la responsabilidad.

 

Conviene observar en nuestro  discurrir cotidiano, como nos enfrentaremos a determinadas situaciones que atraerán nuestra atención, para poder trabajar con ellas interiormente.

 

En general, la reacción emocional nos resultará desagradable o incómoda y  reaccionamos inconscientemente en contra ante estas situaciones, pero cuanto más conscientes estemos, podremos responder de manera responsable. 

Por ello, es importante que comprendamos de qué modo salen a la superficie de la conciencia los recuerdos profundamente reprimidos: no emergen como imágenes dentro de nuestra cabeza, sino como situaciones o circunstancias que surgen en nuestro discurrir cotidiano, y también bajo el disfraz del modo en que las personas se comportan en nuestras experiencias externas del mundo.

 

Aprender a identificar a los «mensajeros» a medida que aparezcan en nuestra experiencia vital, nos  permitirá percibir a la larga lo que está ocurriendo realmente por debajo de la superficie de las circunstancias físicas del mundo.

Esta habilidad es esencial, porque nos permite diferenciar lo que está ocurriendo realmente de lo que es el reflejo de un recuerdo, y podremos extraer entonces nuestra conciencia de las ilusiones generadas por ese sueño que llamamos tiempo.   

 

Los mensajeros son fáciles de identificar porque se materializan en cualquier acontecimiento o cualquier comportamiento de otra persona que nos perturba emocionalmente.

Nadie culpa a su cartero por las facturas que le lleva, ni culpamos al espejo por la imagen que nos pueda devolver. Del mismo modo, es absurdo reaccionar ante nuestros reflejos en el mundo.  

 

Es importante aprender a captar el mensaje. En principio, ésta puede ser una tarea ardua porque, normalmente, estaremos habituados a reaccionar automáticamente cada vez que se nos perturbe emocionalmente.

 

 

 

                              Te acompaño en el proceso

 

Juana Ma. Martínez Camacho

Terapeuta Transpersonal

(Escuela Española de Desarrollo Transpersonal)

Especialista en Bioneuroemoción

(Instituto Español de Bioneuroemoción)

Facilitadora Internacional CMR (Liberación de la Memoria Celular)

(Cellular Memory Release)

 

www.centroelim.org          

 

juani593@hotmail.com

 

 

 

Atención: Los campos marcados con * son obligatorios.

Biodescodificacion- Bioneuroemoción

 

Tenemos la creencia culturalmente que la enfermedad es algo “malo” a lo que hay que temer y erradicar, cuando se trata simplemente de una respuesta que el cerebro da para la supervivencia del individuo, de su clan y de la especie.

 

Se trata de un cambio de paradigma, de visión; comprender la enfermedad de esta manera, y saber que hay una serie de leyes que hasta hace poco eran desconocidas, nos da la posibilidad de mejorar en cualquier proceso de enfermedad e incluso sanarnos.

 

El comprender el funcionamiento y los fundamentos de esta visión científica, es primordial para que la persona cambie su visión acerca de la enfermedad, comprendiendo que la dolencia no es una desgracia, algo negativo, sino más bien que se trata de una solución de supervivencia que da su cerebro, y que puede eliminarse si desaparece el conflicto que la originó, se trata de hacerlo consciente y cambiarlo para que el estrés psíquico desaparezca.

 

Todo conflicto emocional tiene su origen en una necesidad básica que no ha sido satisfecha, ya sea de alimentación, de reproducción, de no haber podido defender el territorio, una necesidad de valorización, o necesidad de comunicación, de identidad y de pertenencia. Estos conflictos biológicos son arcaicos, básicos y se corresponden a nuestras 4 necesidades básicas biológicas:

  • sobrevivir (comer, respirar, eliminar, reproducirse),
  • protegerse (tener cobijo, abrigo),
  • desplazarse (movilizarse para satisfacer las necesidades)
  • comunicarse (relacionarse con otros seres)

Estas conductas han ido desarrollando los seres vivos en la antigüedad, servían para sobrevivir, y en la actualidad, se activan en las situaciones estresantes que atravesamos cuando tenemos conflictos que no podemos resolver.

 

Cuando pasamos por una situación que emocionalmente no pudimos resolver dentro de un plazo razonable para las leyes naturales, esta emoción queda en nuestro inconsciente; puede tratarse de una pérdida inesperada, una separación afectiva, la muerte de alguien querido, un diagnóstico terminal, un accidente, una quiebra económica, una situación ofensiva inesperada, un despido del trabajo, etc.

 

El no encontrarle una solución a este conflicto, hace que el cerebro tome el mando y lo resuelva ejecutando programas biológicos de supervivencia, que la propia naturaleza diseña de manera inteligente desde hace millones de años para este tipo de necesidad, esta inteligencia biológica la compartimos con los animales: la necesidad de alimentarse puede ser real o puede ser simbólica, de la misma manera la necesidad de contacto, de desplazarse, de explorar, de relacionarse, también puede ser real o simbólica, entonces, si no consigo satisfacer esa necesidad (alimento, relación, cobijo, desplazamiento, etc.), la solución es el síntoma, la enfermedad, es la manera que tiene el cerebro de satisfacerla, ya sea por falta o por exceso, el cerebro no puede estar mucho tiempo en estrés, porque supone un gran gasto de energía; cuando no hay una solución externa a esa necesidad, entonces el cerebro dispara una solución interna.

 

Identificando cual es nuestro conflicto biológico, podemos resolverlo y deducir conscientemente qué necesidad tenemos que satisfacer, ya sea emocional o física.

 

El cerebro no distingue entre lo real y lo imaginario, por ejemplo si como un alimento y me intoxico, la solución biológica será generar más ácido de lo normal en el estómago porque entonces de esta manera, se optimiza la función de digerir, de la misma manera, si alguien me insulta, o me dice algo desagradable, la solución biológica será exactamente la misma, más ácido de lo normal para “digerir” ese “alimento indigesto”, siempre depende de cómo yo viva emocionalmente el conflicto, de la interpretación que le de a lo que me pasa y la carga emocional que se movilice.

 

Cada parte del cuerpo busca satisfacer su función; alimentarse, oxigenarse, eliminar, reproducirse, procesar líquidos, protegerse, comunicarse, etc. Si por ejemplo quieres comer realmente y no puedes en un tiempo determinado se produce un bioshock. Si tenemos miedo de no poder alimentarnos o alimentar, y no encontramos una solución a ese miedo, se producirá el mismo bioshock.

Ante ese shock que genera un conflicto de estrés donde no se encuentra aparentemente una solución inmediata, el cerebro dará la orden de hacer un síntoma, como solución y autocuración involuntaria del conflicto.

 

Con lo cual, es importante preguntarse y tomar consciencia, ante una enfermedad o síntoma:

  •  ¿Para qué mi biología se expresa con este síntoma? ¿qué mensaje me está dando mi cuerpo con este síntoma?
  •  ¿Qué conflicto psicológico (que pensamientos recurrentes, como lo interpreto..) desencadenó la enfermedad?
  •  ¿Qué necesidad no fue cubierta?
  •  ¿Cómo hacer para desactivarlo, que tengo que hacer o dejar de hacer para resolverlo?
  •  ¿Qué me impide hacer la enfermedad y qué me obliga a hacer?
  • Tomar conciencia de ¿qué beneficios obtengo gracias a esta enfermedad?
  • ¿Qué cambió en mí y en mi entorno, a partir de la enfermedad?

 

El programa biológico de una enfermedad determinada puede incluso provenir de un conflicto no resuelto en el Árbol Genealógico del individuo, especialmente cuando una persona expresa una enfermedad antes de los siete años de vida, pues los conflictos no resueltos por los ancestros, van pasando como información a través de la genética, hasta que alguien los resuelva.

 

Y una tercer manera de programar la enfermedad, es en el vientre materno, y lo abordamos como Proyecto Sentido.

 

 

Algunas dudas que puedes tener:

 

¿Hay una cantidad de consultas a hacer?

 

En ocasiones, con una sola consulta se resuelve el conflicto y se desprograma tomando consciencia del mismo. Si es así, conviene hacer una segunda consulta de seguimiento, después de los 40 días de la primera.. Sin embargo, hay patologías que requieren más de una consulta. En general con unas pocas consultas se resuelve el síntoma, depende de cada caso.

 

¿Esta terapéutica, tiene efectos secundarios?

 

La bioneuroemoción no tiene efectos secundarios, se trata de investigar que vivencia ocasionó el estrés en el paciente, y averiguar cuál es el conflicto que lo programó. Lo que podría suceder es no encontrar el conflicto y que quede la dolencia sin resolver, como antes de la consulta.

Es importante que la persona se comprometa con su proceso de autoconocimiento, este dispuesto y abierto, para poder acceder a la sanación, se trata de un cambio de visión, de paradigma, ya que como se dijo antes, la enfermedad es una solución de adaptación a un conflicto, no un problema.

 

¿Qué enfermedades o síntomas se pueden biodescodificar?

 

Es conveniente tener un diagnóstico médico, para poder investigar con mayor precisión. En principio se puede descodificar cualquier enfermedad, alergias, hipertensión, migrañas, pólipos, problemas renales, tendinitis, etc., la excepción son casos psiquiátricos, donde conviene que quien descodifique sea un médico Psiquiatra formado en Bioneuroemocion.

 

¿Influye si crees o no en la terapia?

 

La bioneuroemocion, se apoya en bases científicas, lleva varios años de investigación y desarrollo. Como en cualquier terapia, la predisposición del paciente, y su grado de confianza, ayuda a que sea más fácil encontrar el conflicto.

 

¿Hay que suspender los tratamientos farmacológicos o de medicina natural?

 

No es necesario abandonar un tratamiento si la persona quiere continuar con el, en bioneuroemocion lo que se investiga es que sentido biológico tiene la enfermedad/síntoma de la persona y como funciona psicoemocionalmente.

 

 

 

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Análisis de tu árbol genealógico.

 

La psicogenealogía parte de la premisa de que determinados comportamientos inconscientes se transmiten de generación en generación e impiden a la persona vivir una vida plena, por lo que para que un individuo tome consciencia de ellos y se pueda desvincular de los mismos, es necesario que estudie su árbol genealógico.

 

El objetivo del análisis transgeneracional es poder poner en nuestra consciencia la historia de la familia, comprenderla y poder ser conscientes del rol al que estamos (inconscientemente) invitados a jugar a lo largo de nuestra vida. De esta forma podemos resolver situaciones que han sido excluidas de la conciencia familiar.

 

Al analizar el Transgeneracional, tomamos en cuenta y evaluamos el modo en que cada persona reacciona frente a los sucesos que le toca vivir en su entorno familiar, laboral, social, ya sean próximos o lejanos.

 

El Transgeneracional es la información que el inconsciente biológico guarda y que el clan familiar transmite de generación en generación para que un conflicto se pueda resolver en generaciones posteriores.

 

 

¿QUÉ NECESITAS PARA ARMAR EL ÁRBOL GENEALÓGICO?

 

* Averiguar las fechas de nacimiento y defunción hasta la 3º generación (para comenzar vale que sea hasta la 2º generación (padres y abuelos), si te es difícil conseguir la 3º)

 

* Averiguar: muertes prematuras y abortos (provocados o espontáneos), aunque no se conozcan las fechas, el orden en que ocurrieron esos abortos.

 

* Ver los nombres propios que se repiten en el clan, las profesiones y las enfermedades.

 

* Averiguar si por esa época había guerra, si estuvieron en campos de concentración, ruinas económicas.

 

* Buscar secretos (siempre tienen que ver con dinero y sexo). Temas de herencia, incestos, abusos sexuales, hijos ilegítimos o fuera del matrimonio, violencia, etc.

 

* Repeticiones en accidentes, violaciones, duración de los matrimonios, profesiones, nº de hijos, nº de abortos.

 

* Fechas que coinciden con acontecimientos especiales (ej. el padre fallece el dia en que su hija se casa o da a luz…).

 

* Personas que emigran a América y un nieto suyo vuelve al país de origen de ese familiar.

 

* Ver si coinciden los nacimientos, ej. madre e hijo con fórceps; circunstancias de fallecimiento, de un accidente o de crisis vitales.

 

* Si tienes conflictos de pareja, fechas nacimiento de el/ella y fechas nacimiento y defunción, si procede, de sus padres.

 

- Luego, según el caso se te pueden pedir algunos datos mas, complementarios.

 

 

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PROYECTO SENTIDO

 

 

Cuando un niño está en el vientre de su madre, vive los estados emocionales de ella cien por cien. Muchas vidas están condicionadas por el proyecto sentido, es liberador comprender el porqué de las dolencias, tendencias, adicciones, etc.

 

El proyecto sentido se ve en muchos de los programas que luego revivimos como adultos. Abarca desde antes de la concepción, la concepción, el nacimiento y hasta aprox. los 3 años de edad.

 

Preguntar a mamá que “pasaba por la cabeza de ellos” antes de concebirte, porqué te concibieron, si fuiste deseado, buscado, o si fuiste un accidente, o un hijo para sustituir a otro (aborto), si querían una niña o un niño, cómo se siente la madre en las relaciones sexuales, cómo la relación con tu padre….

 

Averiguar el estado emocional de mamá durante el embarazo y unos meses antes y después, cuál era la situación familiar….

 

Datos como: vuelta del cordón umbilical, diabetes en el embarazo, hipertensión en el embarazo, desprendimiento de placenta, anemia, nacimiento prematuro, uso de incubadoras, hemorroides, incompatibilidad sanguínea. Parto natural, por cesárea.

 

El contexto económico, político, social. 

 

y otros datos que puedas conseguir.

 

 

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Atencion Plena y Estrés

 

Cuando comenzamos a prestar atención a lo que hace nuestra mente, nos damos cuenta que hay una gran actividad mental y emocional bajo la superficie. Gran cantidad de ideas y sensaciones que absorben gran parte de nuestras energías y nos impiden conectar con momentos de calma y satisfacción.

 

La Atención Plena, no es la solución a los problemas que la vida nos plantea, pero si es verdad, que los problemas pueden verse de una manera más nítida cuando la mente está clara, serena, y esto colabora a la resolución y la sanación.

 

Al ir casi todo el tiempo con el “piloto automático” la mente se mueve del pasado al futuro y se olvida de vivir el ahora, surgen reacciones mecánicas, el condicionamiento, desconectando de las verdaderas necesidades del cuerpo…

 

El hecho de aprender a estar atentos, nos conecta con nuestras necesidades y nos invita a poder responder de una manera adecuada a cada situación, disminuyendo la reactividad y la impulsividad; aprendiendo a escuchar a nuestro cuerpo, mejoramos la salud y nuestra calidad de vida.

 

El estrés  a que nos sometemos diariamente, se localiza en los músculos, espalda, hombros, mandíbula, frente, etc. para poder liberar esa tensión, primero hemos de reconocerla, de darnos cuenta que está ahí, sentirla, luego hemos de desconectar el piloto  automático y “dirigir” nuestra mente, nuestro cuerpo, prestando atención nos volvemos mas despiertos, nuestra mente está en lo que estamos haciendo.

 

Saber lo que hacemos mientras lo hacemos, es la esencia de la atención plena. Es prestar atención a las experiencias momento a momento, esto nos conduce a nuevas maneras de ver y de estar en la vida, ya que el momento presente, siempre que se le reconozca, y se cumpla con él, nos revela un poder muy especial, casi mágico, porque es el único tiempo que tenemos para percibir, aprender, actuar, cambiar, sanar. De ahí el valor de la consciencia del momento presente, convirtiendo  nuestra vida en  mas vívida, rica y más auténtica.

  

La práctica de la Atención Plena, es muy simple, es recordar estar presentes en todos nuestros momentos de vigilia, recordar que sólo tenemos momentos para vivir, profundizándose nuestra visión y ampliándose nuestra consciencia.

 

La Atención Plena, no significa rechazar los pensamientos, ni controlarlos, sino que es entrenarse en dirigir el foco de la atención sin juicios.

 

La Atención Plena nos permite enfocar los problemas con nitidez y esto conlleva a  una mayor resolución ante la vida, en vez de estar enganchados en los juegos psicológicos de la mente, que desperdicia gran cantidad de energía y tiempo en ensueños y lamentos de cosas que ya ocurrieron, y en anticipar y fantasear sobre el futuro.

 

La Atención Plena nos enseña a escuchar nuestro cuerpo y así mejorar nuestra salud y nuestra calidad de vida.

La Atención Plena se cultiva asumiendo la postura de testigos imparciales de nuestra propia experiencia.

Para ello, tomamos consciencia del constante flujo de juicios y reacciones, de experiencias tanto internas como externas, en las que generalmente nos encontramos identificados, aprendiendo a salirnos de ellas, atravesando los prejuicios y los temores.

 

Es importante cultivar la paciencia, comprender y aceptar que las cosas se despliegan cuando les toca, paciencia hacia nuestra propia mente y también hacia nuestro cuerpo, paciencia con nosotros mismos cuando observamos que la mente se pasa el tiempo juzgando, o porque estamos tensos, nerviosos o asustados, o por no obtener resultados con la rapidez que nuestra mente quisiera.

 

También es importante la aceptación, significa que las cosas son como son, no quiere decir que nos tengan que gustar, ni que debemos adoptar una postura pasiva ante los acontecimientos, ni abandonar nuestros principios y valores, sino, que quiere decir que hemos de llegar a la voluntad de ver las cosas como son, una actitud que nos ayuda  a actuar de manera adecuada pase lo que pase en nuestra vida, al no tener la visión perturbada como cuando nos dejamos llevar por los juicios, deseos, temores y prejuicios.

 

Una de las maneras de entrenarse en esta Atención Plena es la práctica del yoga que ofrecemos en el Centro Elim, una manera de estar presentes momento a momento en cada asana, escuchando el cuerpo sin juicio, solo  observando las sensaciones, tomando consciencia, observando la respiración y los pensamientos, sin juicios, solo observando…sin analizar, si preferir….con una actitud de desapego, que al irla practicando en cada clase, podemos luego llevarla a la vida cotidiana, a cada instante y poder así vivir con plenitud la amplia gama de experiencias que la vida nos ofrece sin quedar desbordados, ni atrapados en el mundo de los pensamientos y de las emociones… 

 

 

Ofrecemos un curso online de Mindfulness – Atencion Plena, para que puedas introducirte en esta práctica que tantos beneficios tiene para nuestra salud y calidad de vida:

 

INTRODUCCION  AL  MINDFULNESS - ATENCIÓN PLENA                                      

 

 

CURSO  ONLINE  CON  TUTORIAS  PERSONALIZADAS

 

 

Aceptación desde el Mindfulness (soltar, dejar ir)

 

** La aceptación es en presente, es lo que hay aquí y ahora, no es aceptar en  un futuro. A veces, la palabra aceptación, causa rechazo cuando se le explica a alguien que comienza a meditar, pues parece algo incompatible con el estado de “consciencia egoico” en que, habitualmente nos encontramos.

 

Se trata de ver las cosas como son en el presente, tengo dolor de cabeza, y acepto que lo tengo, si tengo unos kilos de más, aceptarlos como una descripción de mi cuerpo en este momento. 

Antes o después, tendremos que adaptarnos a las cosas como son y aceptarlas, ya se trate de un diagnóstico de una enfermedad, de la muerte de alguien querido, etc.

 

En el día a día, perdemos  tiempo y energías negando o resistiendo lo que ocurre, en especial si es algo doloroso para nosotros, y generalmente, llegamos a la aceptación, luego de haber pasado por períodos de negación muy emotivos, y a continuación de ira.

Estas etapas constituyen el avance natural en el proceso de adaptarnos a lo que sea y forman parte del proceso de sanación.

Sin embargo, y dejando de lado el proceso de grandes calamidades, que por lo general absorben tanto tiempo antes de sanar, en el transcurso del día a día, desperdiciamos una gran cantidad de energía negándonos a lo que constituye ya un hecho, y resistiéndonos a él. 

 

Lo que hacemos, básicamente es intentar forzar las situaciones para que sean como nos gustaría que fueran, con lo cual generamos más tensión,  y esto impide que se produzcan cambios positivos. Podemos estar tan ocupados negando, forzando y luchando, que no nos queden casi energías para sanar y crecer, y que las pocas que nos queden puedan desvanecerse por nuestra falta de conciencia e intensión.

En vez si cultivamos la aceptación,  que este es el único instante que tenemos, y podemos aceptarnos, antes que se produzca el cambio de la situación (perder peso, recuperar salud….), creamos las condiciones que nos ayudan a la sanación.  

 

** Aceptar no significa resignarse a lo que está ocurriendo, no significa que nos guste todo lo que está ocurriendo,  no es    renunciar a cambiar cosas, ni que tengamos que adoptar una actitud pasiva hacia todo y abandonar nuestros principios y valores, no implica  que debamos cesar en nuestros intentos de romper con nuestras propias costumbres autodestructivas, ni darnos por vencidos en nuestro deseo de cambiar y crecer, ni tampoco significa tolerar la injusticia. 

 

La aceptación quiere decir simplemente  que, hemos llegado a la voluntad de ver las cosas como son. Esta actitud, prepara el escenario para que, pase lo que pase, podamos actuar de manera adecuada en nuestra vida.   

Lo más probable es que seamos nosotros mismos quienes sepamos qué es lo mejor para hacer,  y tengamos la convicción interna de actuar cuando contemos con una visión clara de lo que ocurre, en vez de hacerlo  cuando nuestra vista esté nublada por los juicios y deseos autoserviciales de nuestra mente, o por sus temores y prejuicios.

 

En la práctica de la meditación, cultivamos la aceptación tomando cada momento como nos llega y estando llenos con él, tal y como es. Intentamos no imponer nuestras ideas sobre cómo deberíamos sentir, o pensar, o ver en nuestra experiencia, más bien  nos mostrarnos receptivos y abiertos a lo que sintamos, pensemos o veamos, y  lo aceptamos porque está aquí y ahora.

Si mantenemos nuestra atención centrada en el presente, podemos estar seguros de que:

sea lo que sea que tengamos delante en este momento, cambiará y nos proporcionará la ocasión de practicar la aceptación, con independencia de lo que vaya a surgirnos en el momento siguiente.

 

 

Hay sabiduría en el cultivo de la aceptación. 

 

** Aceptar es lo contrario a ofrecer resistencia. Cuando algo no sale     como esperábamos, nos disgusta, reaccionamos oponiéndonos a ello, nos resistimos, generalmente, recurriendo a distintos mecanismos psicológicos, el más frecuente es evitándolo, que puede adquirir varias formas, desde la negación (ignoramos o pretendemos ignorar lo sucedido), la proyección, la racionalización, la represión de los sentimientos, de esta manera nos oponemos a lo  que es, en el presente, y puesto que ya es,  es una locura, un  absurdo negarlo.

 

En definitiva lo que intentamos es no hacernos plenamente conscientes del acontecimiento doloroso o incómodo. Si no empleamos la evitación como mecanismo de defensa (en muchas ocasiones es imposible, pues los hechos son contundentes), surge en nosotros la resistencia, en forma evidente, como una oposición clara y frontal a la realidad, naciendo  en nuestro interior un sentimiento de rechazo, de rabia, de asco o indignación. 

 El origen del rechazo es algo natural, todos los seres vivos intentan evitar lo que les hace daño y acercarse a lo que les favorece. Surge el problema cuando lo que nos disgusta es inevitable y, no queda otra que afrontarlo y ahí es donde la resistencia nos trae más problemas. 

 

 

Resistencia

Hay dos consecuencias muy importantes que se derivan de la resistencia y que resultan “negativas”:

 

** Sufrimiento añadido: en la vida hay situaciones dolorosas  (accidentes, enfermedades, pérdidas, etc.) inevitables que forman parte del vivir, y que al ofrecer resistencia, lo que hacemos es aumentar ese dolor, agregar un sufrimiento psicológico a lo que ya de por sí es doloroso, ese sufrimiento añadido, puede ser evitado mediante la aceptación.

Ejemplo, en el caso del insomnio, no podemos dormir por alguna preocupación, nos sentimos ansiosos por el hecho mismo de no dormirnos, así aumenta la intranquilidad, y se crea un círculo vicioso y cada vez cuesta más poder conciliar el sueño. La preocupación y el insomnio iniciales, son el “primer sufrimiento”, el incremento de la ansiedad y el  agravamiento del insomnio, serían el segundo “sufrimiento”.  

 

** La resistencia nos quita energía, esta es la segunda consecuencia nefasta, aunque su finalidad original era remover el obstáculo, en la práctica, al ser este inamovible, lo que hace la resistencia, es todo lo contrario, la imposibilidad de encontrar una solución adecuada a la situación desagradable que la provocó.

 

Y esto sucede por dos vías:

 

1- porque nos impide ver con claridad el conjunto de la situación para poder responder adecuadamente a la situación, porque la resistencia es un movimiento emocional que nos quita la calma y la lucidez (no siempre, pero en la mayoría de las veces, nos turba el entendimiento), y en esa tormenta emocional, nos dificulta ver la solución adecuada, demorándose innecesariamente su descubrimiento.

 

2- Y aunque el remedio se atisba, la movida emocional, impide ponerlo en práctica, la energía disponible se malgasta en el conflicto interno, en la resistencia, en lugar de encausarse en la acción correcta que podría aliviar la situación problemática.

O sea que, la resistencia, no solo incrementa el sufrimiento, sino que nos dificulta el encuentro y la puesta en marcha de la solución inteligente del problema.

Si no oponemos resistencia, surge la aceptación.

 

 

 Aceptación: 

Es sinónimo de “Reconocer la realidad” – “Decir sí a lo que está pasando” – “Permitir que las cosas sean como son” – “Alinearnos con la realidad” – “Sintonizar con lo que es” –

 

1- La aceptación abarca: los acontecimientos externos y también lo que sucede dentro de nosotros: pensamientos, emociones, sentimientos, que surgen como respuesta a los hechos que hay que aceptar.

 

2-  La aceptación se puede dar: 

** De manera brusca, rápida, cuando la aceptación es total, radical, es cuando se produce la rendición, cuando la resistencia se derrumba de manera repentina y se produce una aceptación total, muchas veces tras un periodo de encarnizada resistencia, y abrumado por la inevitabilidad del hecho que se resiste a aceptar, la persona, acaba rindiéndose del todo. Un ejemplo de esta actitud lo expresan las palabras de Jesucristo: “Padre no se haga mi voluntad, sino la tuya” – Jesucristo. (no es la manera más habitual). 

En este caso, el individuo pasa rápidamente de un estado de desesperación, a uno de serenidad, de un estado de conciencia a otro, y esa puerta al estado de conciencia llamado Presencia, es la aceptación; y cuando la aceptación es total, es fácil pasar esa puerta con celeridad, rápidamente. El sufrimiento cesa y podemos sentirnos en sintonía con lo que es, en armonía con la vida, en contacto con nuestro verdadero ser.

 

** De manera gradual, la aceptación no suele darse de manera radical, sino que lo más habitual es que se  desarrolle en el tiempo,   y según C. Germer (2009) clasifica al proceso en cinco fases o estadios, que pueden verse claramente en la psicoterapia o a lo largo de un proceso de duelo por la muerte de un ser querido:

 

1- Resistencia: se comienza por el rechazo, resistencia, evitación o aversión hacia los acontecimientos que nos han hecho daño.

 

2- Curiosidad: uno comienza a interesarse por lo sucedido, por el malestar y por cómo estamos reaccionando.

 

3- Tolerancia: entrar en contacto con el hecho doloroso, sin sufrir demasiado daño psicológico, ser capaces de tolerar el malestar, sin ser abrumados por el (a veces, en esta fase se puede ayudar incluso hasta con  fármacos).

 

4- Permitir: que los sentimientos vayan y vengan permitir los altibajos del estado de ánimo, que a veces se opone a lo ocurrido y otras lo acepta. Fases de tranquilidad se alternan con otras de dolor, y hay que permitir tanto unas como otras (esto suele ocurrir en el duelo).

 

5- Reconciliación: con los hechos, alinearse con la realidad, aceptar lo ocurrido, e incluso ver aspectos positivos para el futuro con lo que ha pasado.   

 

Lo más frecuente es que la aceptación sea un proceso más o menos largo,  y que ciertos acontecimientos de nuestras vidas, nos cuesten asimilar.

La aceptación significa en definitiva, permitir que las cosas sean como son y esto exige muchas veces, que abandonemos que habíamos concebido para el futuro y que nos desliguemos de los vínculos afectivos que nos unen a cosas o personas, y para ello, hay que aprender a soltar, a desprenderse, a ceder.

 

Aceptación:

“…darnos cuenta de que tenemos exactamente lo que necesitamos, de que lo que ya tenemos está bien. Cada momento posee una enorme cantidad de energía y podemos conectar con ella.”

Pema Chödrön

 

 

 

Del curso Introduccion al Mindfulness

 

 

www.centroelim.org

 

 

Programa Cambio de Creencias y Educación de las Emociones

 

UN PROCESO DE 40 DIAS

 

Viaje  de atención y consciencia al interior de uno mismo

 

Hoy en día, no podemos decir que la felicidad está sólo en tener alimento, un techo, cubrir las necesidades básicas. Todo ello es necesario, pero, observamos que nuestra infelicidad se debe más a estados internos de miedos, soledad, celos, culpa, pérdidas, baja autoestima y otros patrones emocionales que, por no ser conscientes de ellos, nos producen malestar.

 

Podemos decir que, la felicidad, tiene más que ver con encontrarle un sentido a nuestra vida, con saber que estamos en el lugar que corresponde, que nuestra vida tiene un propósito.

 

 

QUÉ LOGRAS CON ESTE PROCESO?

 

·         ampliar la mente y tornarla más positiva, saludable y feliz

·         reorientar aspectos emocionales

·         integrar aspectos materiales y espirituales.

·  descubrir y transformar las creencias que te gobiernan desde tu subconsciente, que hacen que actúes de manera  mecánica y reactiva

· aprender a  funcionar de  manera más saludable para ti y tus relaciones.

·   favorecer un cambio en tu vida más acorde a tu valores profundos

·  descubrir como tu interpretación de los hechos,  te limita y muchas veces te hace sufrir

·   comprender la adversidad como oportunidad de crecimiento interior

·   aprender a  relacionarte de manera sana y consciente

 

 

 Este Programa es muy efectivo, requiere de compromiso interior y  te dará herramientas para toda tu vida

 

 

 

¿A QUIÉN VA DIRIGIDO ESTE PROGRAMA?

  •       A toda persona que sienta que llegó el momento de experimentar un cambio interno, que va a tener repercusión en el mundo exterior.

 

  •    A quien sienta  que necesita transformarse y que para ello precisa empuje y motivación para dar un salto y posibilitar la creación de sí mismo y su destino.

 

Este programa, sintetiza las fórmulas más eficaces y humanistas de cambio y crecimiento personal en el que se pone en marcha una expansión continua, ilimitada e irreversible.

 

El proceso trabaja en la integración de los aspectos materiales y espirituales, por lo que hay recursos para activar la construcción de un "ego sano", y también principios y valores de conexión con el ser profundo, y la consiguiente expansión de consciencia.

 

Durante el proceso, cada mañana y cada noche,  sigues "un mapa", te tomas un espacio para “recrear” tu propia vida, en el aspecto físico, emocional, mental y espiritual.

 

El Programa te proporciona la motivación y el método para que el proceso de tu vida se haga consciente, al igual que los logros en las distintas áreas de tu vida.

 

Trabajas desde la comodidad de tu casa, el material se te envía a tu domicilio.

El Programa consta de 4 tutorías, para acompañarte en el proceso.

 

 

Ofrecemos  dos  modalidades  de  tutorías:

 

       1-  Cuatro tutorías por skype o teléfono, como acompañamiento de tu proceso de manera individual.

 

        2-   Cuatro tutorías presenciales, en  grupo a realizarse en el  Centro Elim- Roquetas de Mar- Almería (España).

 

 

 

Para el grupo presencial tenemos dos fechas disponibles:

 

Grupo 1: A comenzar en julio 2017 – dia/hora a concretar

 

Grupo 2: A comenzar en setiembre 2017 – dia/hora a concretar

 

 

Para más información  al telf.    653-936-074

juani593@hotmail.com

 

Juana María Martínez Camacho

Terapeuta Transpersonal

Especialista en Bioneuroemoción-Biodescodificación

Facilitadora Internacional de CMR (Liberación de la Memoria Celular)

 

www.centroelim.org

 

 

 

 

 

Invitación a la Vida



"Haz un alto, cualquier cosa que estés haciendo, déjala por un instante.

Esta es una llamada a la vida plena, para que podamos reencontrarnos

con esa esencia que nos une...

Un único y sagrado deber tienes, y es la suprema reverencia. Entonces me verás vestido de árbol, montaña o amanecer y Mi Voz será audible a tu corazón.

Hay una sola manera de vivenciar la reverencia y es la felicidad interminable, por eso te he diseñado para que ella sea tu
condición natural.

Ahora sólo falta, en ejercicio de tu libertad, de esa cotidiana recreación
a la que estás invitado, disfrutar el sagrado regalo que te ofrezco en
forma de vida; es una preciosa oportunidad para crecer, pues en ese
acrecentamiento transparente, volverás un día a unirte a mí...

La mejor manera de retornar a la fuente es muy simple: sólo se trata de
jugar. Jugar sin pretender ganar ni temer la derrota, es como avanzamos
por el sendero sagrado. La caminata se convertirá en danza. Cuando tu
instante se llene de música y tu peregrinación sea una danza... el camino
de la luz habrás encontrado y otra vez seremos uno.

Nos enviaron al mundo a jugar, y ¡fíjate cómo estamos!. ¡Cuánto tiempo
deambulando sobre la Tierra, y aún cómo estamos!

¡Si sólo vinimos a jugar, si sólo estábamos jugando, si sólo se trataba de
jugar...!

¿Y si volviéramos a jugar?

¿Y si volviéramos a abrazar los árboles y descalzos caminar con reverencia?

¿Y si retornáramos a la ternura y así la inocencia fuera nuestro contexto?

¿Y si volviéramos a hablar con los árboles, con lo animales y a danzar con
las estrellas?

¿Y si realizando un esfuerzo evocativo volviéramos a oír la voz de Dios?

¿Y si no nos aguantáramos nuestras ganas de reír, de llorar, de cantar y
danzar, de celebrar y disfrutar, de vivir intensamente?

¿Si le susurráramos a la vida: “- te amo y prometo serte fiel -”?!

¿Y si volviéramos a jugar, sin olvidar que lo único serio es el humor?


Hermano, presiento en tu mirada esas incontenibles ganas de apuntarte
otra vez a la vida plena. Que queden atrás problemas y preocupaciones,
convertidos en sagrados desafíos o valiosas enseñanzas.

Que queden atrás los temores y el autoengaño, la opinión de los demás y
la irreverencia; para dar paso al humor, para encarnar el amor, para 
    aprender ininterrumpidamente y reencontrarnos, como

 flores del mismo jardín, como
árboles del mismo bosque, ¡como niños del Universo volando de retorno a casa!"

 

                                                                                                        (Chamalú)

 

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El porqué de la necesidad de un trabajo interior (Antonio Blay)

 

 1- Para equilibrar nuestra vida 

 

En nuestra sociedad actual, vivimos desbordados por una multiplicidad de impresiones, de exigencias, de urgencias, que nos obligan a estar constantemente dependiendo del exterior, atendiendo continuamente asuntos, problemas, gestiones, y que nos inducen a estar siempre en movimiento, en acción. Y así, si observamos nuestra vida, veremos que nos pasamos prácticamente todas las horas -desde que nos despertamos hasta que nos vamos a dormir-, pendientes del mundo exterior. 

Y eso no significa solamente pensar en el mundo exterior, sino que significa estar preocupados por el mundo exterior, estar «asomados» al exterior, pero con tensión, pues lo exterior representa para nosotros problemas que resolver, deseos que satisfacer, peligros de los que tenemos que defendernos, en definitiva significa lucha, sinónimo de tensión. 

 

Por lo tanto, ese estar pendientes del exterior significa estar en tensión, porque nos pasamos todo el día cultivando nuestro desarrollo hacia fuera, desarrollando nuestra mente, desarrollando nuestros sentidos, nuestras facultades operativas, motoras, dinámicas. 

Pero esto nos impide estar atentos, prestar atención, ser conscientes de nosotros mismos, darnos cuenta de que somos los protagonistas, los «sujetos» de esta acción; y nuestro mundo interior, con sus contenidos y sus exigencias, va quedando relegado por esta prioridad que hemos aprendido a dar al mundo exterior.  

Así no es de extrañar que se produzcan en nosotros esos estados de fatiga, de angustia, y toda esa gran variedad de trastornos y distonías neurovegetativas que son del dominio de la medicina psicosomática. 

 

Nuestra vida fisiológica se resiente de este estado de tensión, se padece insomnio, hipertensión, se padece del estómago, estreñimiento, se padecen muchos trastornos frente a los cuales, el médico, se ve impotente para actuar, pues nos dice que no tenemos nada, que nuestro organismo está bien, que los órganos están sanos, y que simplemente se trata de un trastorno funcional. Y aunque esto parece que alivia mucho al médico porque nos puede ofrecer un diagnóstico, nosotros nos quedamos con la misma alteración, con el mismo trastorno que antes. 

Para consolarnos nos da algunas pastillas, algunos sedantes, pero sabemos que estas medicinas aunque nos calmen los síntomas (a cambio de una pequeña intoxicación del sistema nervioso), no nos resolverán en absoluto el problema, el cual volverá a presentarse una y otra vez. 

 

Esta tensión hace que nuestra vida afectiva no pueda desarrollarse y no pueda adquirir una hondura, una amplitud, un equilibrio. Así vemos que todo el mundo anda con el ánimo crispado, con una susceptibilidad a flor de piel y que por cualquier motivo surgen disputas o problemas. 

 

Donde eso es más evidente es donde conviven las personas; en la familia, en los lugares de trabajo, se ofrece un muestrario constante de problemas debidos a esta poca fortaleza, a esta poca capacidad de encaje en el terreno afectivo.  

Nuestra mente se resiente también de este trastorno, pues nuestro organismo y nuestro psiquismo no están hechos para funcionar 16 ó 18 horas diarias en estado de tensión y pendientes del exterior, pues luego esta tensión se traduce en dificultad de concentración, en una disminución de la memoria -a veces en verdaderos lapsus mentales-, en una disminución de nuestra capacidad de asimilación de diferentes situaciones. A veces, a la hora de solucionar problemas estamos tan tensos, tan complicados, tan «espesos», que nos es imposible encontrar las soluciones adecuadas.  

 

Se trata de un círculo vicioso en el que los problemas de funcionamiento nos plantean nuevos problemas además de los inevitables que ya nos plantea la propia vida de contacto con lo exterior.  

El resultado es que el ser humano vive agobiado, angustiado, pero esto parece que se considera ya como una condición normal de la persona de nuestra época. 

 

Cuando uno se da cuenta de que esto no va, de que esto no es deseable ni correcto, sea porque ha empezado a sentir síntomas alarmantes, o simplemente porque se da cuenta de que vive un ritmo antinatural, entonces busca una solución; y la solución verdadera, no consiste en medicinas paliativas, sino que consiste en recuperar lo que es el verdadero ritmo natural de nosotros mismos, de nuestra naturaleza, de nuestras funciones. 

 

Y para recuperar el ritmo, para restablecer este equilibrio, no hay más remedio que la persona aprenda a descubrirse a sí misma, aprenda a encontrarse a ella misma, aprenda a descubrir cómo funciona, qué es lo que necesita interiormente, y aprenda a encontrar esas fuerzas interiores que tiene de reserva y que habitualmente no aprovecha, esas zonas de tranquilidad, de silencio, las cuales son la base de nuevas energías, de nuevas evidencias y de un nuevo entusiasmo para vivir. 

 

Se dice que el hombre de hoy en día, está alienado, con lo cual se quiere decir que está fuera de sí, que está enajenado.  

En efecto, el hombre está fuera de su eje, no vive centrado sino que vive crispado hacia el exterior, y si quiere recuperar su equilibrio tiene que aprender a abrirse interiormente, a vivir su mundo interior al mismo tiempo que vive el mundo exterior, y sólo así evitará esa crispación, esa basculación constante hacia esta parte puramente exterior de su vida.  

 

Entonces el trabajo interior se convierte en un remedio eficaz, absoluto, definitivo, para sanar esos trastornos funcionales, esas distonías neurovegetativas y en general todas las enfermedades que son consecuencia de un modo anormal, no centrado, que son consecuencia de un modo defectuoso de estar en el mundo.

 

  

2- Para mejorar nuestra personalidad 

 

Éste es otro objetivo del trabajo interior. Hay personas que aunque puedan tener esos problemas, no se dan cuenta de ellos, quizá porque esos problemas no alcanzan en ellos una urgencia, una gravedad.  

Por otra parte, sienten con más fuerza la necesidad de desarrollar unas nuevas capacidades, porque la vida exterior lo exige, y se dan cuenta de que si pudieran dar un rendimiento superior tendrían unas posibilidades (profesionales, sociales) mayores que las que tienen actualmente. 

También se da cuenta la persona, de que si quiere ser más capaz, es de su interior que debe adquirir esta capacidad, es desde dentro que se ha de desarrollar.

 

Entonces esta cultura interior de las facultades, esta cultura que no depende de los libros, que no se adquiere como los conocimientos técnicos sino que requiere una gimnasia interior, ese desarrollo interior, ha de hacerse mediante unas prácticas determinadas que le permitan ejercitar de una manera sistemática y directa sus facultades interiores. 

 

Algunas de las cualidades que se pueden desarrollar mediante el trabajo interior son las siguientes: 

- tener una mayor serenidad para afrontar las situaciones;

- tener una mayor fuerza personal, una mayor capacidad de impacto;

- tener una mayor capacidad de concentración y de asimilación;

- poder asumir mayores responsabilidades (al aumentar su capacidad de   rendimiento intelectual).  

 

 

3- Porque es un camino para llegar a descubrir la propia verdad interior 

 

Eso es especialmente importante para las personas que no se satisfacen viviendo sólo las exigencias inmediatas, los objetivos que la vida les propone en distintos momentos, sino que sienten la necesidad de comprender el porqué de la vida y el porqué de las demás vidas, que sienten una necesidad de conocimiento, de verdad, una necesidad de conocerse más a sí mismos, una necesidad de ser más uno mismo.  Y que sienten la necesidad de descubrir y acercarse no sólo a la realidad íntima de sí mismo, sino también a la Realidad Suprema, a esto que intuimos y que le damos el nombre de Dios o de Absoluto (Esencia, el Ser). 

 

El trabajo interior se convierte, pues, en un medio para llegar a descubrir por vía experimental esa naturaleza espiritual, esa realidad interior, y vivirla, convertirla en experiencia viva, logrando que la espiritualidad, la realización espiritual, no sea sólo una creencia, una cosa puramente teórica, sino que sea una realidad viva, algo vivido experimentalmente.

 

 

Te acompaño

                    Consultas Presenciales /  Consultas  por Skype

 

                         Juana Ma. Martínez Camacho

                         Terapeuta Transpersonal

                           (Escuela Española de Desarrollo Transpersonal)

                          Especialista en Bioneuroemoción

                            (Instituto Español de Bioneuroemoción)

                           Facilitadora Internacional CMR (Liberación de la Memoria Celular) 

                              (Cellular Memory Release)

 

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EJERCICIO LAS 40 REPIRACIONES

 

 

Este ejercicio es muy apropiado para ese primer contacto con nuestro YO CONSCIENTE. Un ejercicio muy sencillo y rápido que además podemos usar en cualquier momento.

 

Después de realizar el ejercicio, nos traerá más Paz y una inspiración de soluciones a alguna situación que haya surgido en nuestra vida.

Recomiendo se ponga en práctica por la mañana al levantarse, y antes de ir a dormir.

 

Para desarrollar la atención sobre la propia mente y sus correspondientes “idas y venidas”, existe un método arraigado en la práctica del Zen que se basa en acompañar a la respiración en su ascenso y descenso, sintiendo y percibiendo, tanto las sensaciones corporales, como los pensamientos que circulan mientras se observa durante el ejercicio.

 

La práctica propone contar 40 respiraciones completas. (Inhalando y exhalando por la nariz). Se entiende por respiración completa, el proceso que incluye inhalación y exhalación.

 

Para contar fácilmente cada respiración, numera interiormente cada una en el momento en que te encuentras soltando el aire… procede lentamente al exhalar: unoooooo… doooosss… treeeesssss… vaciándote totalmente, entregándote, soltándote...

 

La cantidad de aire que inhales depende de tus ritmos, pero es recomendable que inicialmente procedas a inhalar un poco más de aire de lo que tomarías de forma natural y de esta forma alargues el tiempo dedicado a la exhalación, sintiendo mientras te vacías, que también disuelves las tensiones acumuladas en el cuerpo.

 

Es posible que en los comienzos del ejercicio, sientas que se agolpan pensamientos pendientes, y que tu conciencia se vea invadida de algún contenido que te acuse cierta ansiedad… No importa, permite que aflore y sigue adelante observando no sólo que tu mente es capaz de estar atenta a la numeración progresiva de los 40 pasos, sino que además permanece consciente de pensamientos y sensaciones que simultáneamente “caben” en el espectro de tu “darte cuenta”.

 

Recuerda que, aunque tratas de no despistarte siguiendo el curso de algún pensamiento, lo importante es darte cuenta que te has despistado y, de esa forma proceder a volver, una y otra vez, al eje de la atención despierta.

 

Cada desatención “observada” supone un pequeño despertar del “sueño” que discurre automático en el seno de las corrientes de pensamiento asociativo.

 

Si de pronto te das cuenta de que te has despistado, vuelve al número de la respiración en el que crees que te despistaste, por ejemplo, el 15 y desde ahí, sigue respirando y contando hasta el 40.

 

  

Si al finalizar de contar, sucede que te encuentras muy a gusto y te decides continuar en silencio, tal vez porque sientes que te ha – sabido a poco -, tienes la opción de volver a contar otras cuarenta respiraciones, o bien permanecer en el observador, mientras tus pensamientos desfilan, dándote cuenta de los mismos, sin que te identifiques con ellos.

 

El Observador mencionado es la llamada Conciencia Testigo, una especie de espectador que ve el espectáculo de su mente, mientras él permanece sólido e inamovible.

 

Es también posible que en el seno de una vida profesional, con pocos espacios de – no acción-, experimentes resistencias a detenerte y respirar conscientemente, merece la pena que entonces te preguntes:

 

 

¿Cuánto tiempo voy a tardar realmente en realizar el ejercicio?

 

 

La respuesta es que unos pocos minutos… muy pocos. Y sin embargo, el nivel y cualidad de ideas que paulatinamente brotarán de tu mente tras la armonización e integración de tu identidad global que este ejercicio conlleva, puede afirmarse que no tiene precio.

 

La práctica del silencio auto-consciente trabaja en los niveles más profundos de tu inconsciente. Al final de la travesía, observarás el cambio cualitativo de expansión y apertura que ha experimentado tu conciencia.

 

 

                                           La perseverancia trae ventura.

                                                                                        I ching

 

 

 

Ventajas del ejercicio:

 

1-    Favorece el mantenimiento del enfoque de la atención.

2-    Expande la capacidad de observar pensamientos y sensaciones.

3-    Entrena en la vivencia del presente.

4-    Favorece el darse cuenta de la impermanencia de todo lo  percibible.

5-    Adecuado para desviar la atención de miedos o dolor en las pérdidas.

6-  Adecuado para personas que se abren por vez primera a la percepción de su mundo interno.

7-    Adecuado para calmar la ansiedad y el estrés.

8-  Adecuado para influir en el inconsciente, cambiando la visión negativa y actitudes pesimistas.

9-    Recomendable al levantarse cada mañana y en los momentos de crisis o dolor físico y emocional.

                                                       

 

                                                 

                                                                      

 

                                                          

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Cuando me Amé de Verdad

 

Cuando me amé de verdad, comprendí que en cualquier circunstancia, yo estaba en el lugar correcto y en el momento preciso. Y entonces, pude relajarme.

 

 Hoy sé que eso tiene nombre… autoestima.

 

Cuando me amé de verdad, pude percibir que mi angustia y mi sufrimiento emocional, no son sino señales de que voy contra mis propias verdades.

 

Hoy sé que eso es… autenticidad.

 

Cuando me amé de verdad, dejé de desear que mi vida fuera diferente, y comencé a ver que todo lo que acontece contribuye a mi crecimiento.

 

 Hoy sé que eso se llama… madurez.

 

Cuando me amé de verdad, comencé a comprender por qué es ofensivo tratar de forzar una situación o a una persona, solo para alcanzar aquello que deseo, aún sabiendo que no es el momento o que la persona (tal vez yo mismo) no está preparada.

 

 Hoy sé que el nombre de eso es… respeto.

 

Cuando me amé de verdad, comencé a librarme de todo lo que no fuese saludable: personas y situaciones, todo y cualquier cosa que me empujara hacia abajo. Al principio, mi razón llamó egoísmo a esa actitud.

 

 Hoy sé que se llama… amor hacia uno mismo.

 

Cuando me amé de verdad, dejé de preocuparme por no tener tiempo libre y desistí de hacer grandes planes, abandoné los mega-proyectos de futuro. Hoy hago lo que encuentro correcto, lo que me gusta, cuando quiero y a mi propio ritmo.

 

Hoy sé, que eso es… simplicidad.

 

Cuando me amé de verdad, desistí de querer tener siempre la razón y, con eso, erré muchas menos veces.

 

Así descubrí la… humildad.

 

Cuando me amé de verdad, desistí de quedar reviviendo el pasado y de preocuparme por el futuro. Ahora, me mantengo en el presente, que es donde la vida acontece.

 

Hoy vivo un día a la vez. Y eso se llama… plenitud.

 

Cuando me amé de verdad, comprendí que mi mente puede atormentarme y decepcionarme. Pero cuando yo la coloco al servicio de mi corazón, es una valiosa aliada.

 

Y esto es… saber vivir!

 

No debemos tener miedo de cuestionarnos… Hasta los planetas chocan y del caos nacen las estrellas.

 

                                                                                                   Charles Chaplin.

 

 

 

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La conciencia del Instante Presente

(Michael Brown)

 

La conciencia del instante presente es un estado del ser, en contraposición a algo que hacemos; por tanto, es más fácil decir lo que no es, que lo que es.

Un buen indicador de que hemos entrado en la conciencia del instante presente es que nuestra experiencia vital, con independencia del aspecto que pueda tener en un momento dado, se embebe interiormente con los ecos de una profunda gratitud. Pero no es una gratitud que se fundamente en comparación alguna. No es una gratitud que nazca del hecho de que nuestra vida se está desarrollando exactamente como queremos que se desarrolle, ni porque todo nos resulte fácil.

Es una gratitud que nace de la invitación a la vida, del viaje de la vida y del don de la vida en sí. Es una gratitud que no precisa de motivos. La gratitud es el único indicador del que podemos fiarnos para saber cuan presentes estamos en nuestra experiencia vital.

 

Si no sentimos gratitud por el mero hecho de estar vivos, es porque nos hemos desviado, nos hemos apartado del instante presente y nos hemos sumergido en una ilusión mental denominada tiempo. Pocos de nosotros somos capaces de estar presentes en nuestras experiencias vitales debido a que hemos nacido en una cultura que existe dentro del mundo del tiempo.

 

En  nuestra civilización, hemos mostrado una insaciable sed de progreso, pero, en la mayoría de los casos, el progreso nos ha llevado a una estructuración tal de la vida que nos lleva a no estar presentes cuando la vida está teniendo lugar. Cuanto más se automatiza nuestra experiencia vital, menos nos implicamos en el arte de vivir. En el mundo del tiempo es sumamente difícil ser agradecidos, porque nada parece tomar el curso que nosotros pensamos que debería tomar.

 

El pasado alberga pesares, y el futuro alberga la promesa de que las cosas serán mejores, en tanto que el instante presente se nos antoja un evento que precisa de ajustes. De ahí que desperdiciemos los instantes pensando en lo que no nos fue bien en el pasado y planificando mentalmente los ajustes que tenemos que llevar a cabo para, con el tiempo, alcanzar el estado de paz y de realización que buscamos. Y, dado que estos ajustes están dirigiendo nuestra atención constantemente hacia algún «maravilloso mañana», nos olvidamos de darnos la ocasión de llegar a alguna coyuntura significativa hoy.

 

Por otra parte, y debido a este enfoque, el mundo en el que vivimos ahora, y todo lo que hay en él, se convierte en un medio para alcanzar un fin. Y vivir así se nos antoja normal, porque no tenemos acceso a otra experiencia del mundo que sea cualitativamente diferente a la que tenemos en este preciso momento. No tenemos a mano otra experiencia con la cual comparar nuestra experiencia actual.

 

Viviendo de este modo, nos saltamos constantemente el instante presente. A pesar de que el pasado ya pasó y no se puede cambiar, y de que el futuro aún no ha llegado, seguimos optando por ocuparnos mentalmente de estos ilusorios lugares, en vez de entrar plenamente (y de experimentar) en el momento en el que siempre nos encontramos. Y a base de vivir en ese estado mental que nos permite reflejar y proyectar nuestra atención hasta esos ilusorios lugares, nos perdemos las verdaderas experiencias físicas y emocionales que nos suceden justo en este mismo instante. 

 

Nos olvidamos casi por completo del único momento que contiene la vibración y la plenitud de lo que es la vida. Creemos estar viviendo, pero no estamos viviendo; estamos existiendo.

Pensamos que nos estamos moviendo, pero estamos girando en círculos. Lo terminamos mentalizando todo y, de este modo, sacrificamos la experiencia de estar físicamente presentes y emocionalmente equilibrados. Y así, nuestro estado mental, por avanzado que creamos que es, se ve sumido en la confusión.

Estamos tan acostumbrados a este estado de «no ser», que se nos antoja perfectamente natural. Aspiramos a que lo sea, pero no es natural porque no conoce el equilibrio ni la armonía. Y lo sabemos porque, en algún lugar, en medio de nuestros saltos de rana mentales, sentimos que nos estamos perdiendo algo.

 

La falta de paz que sentimos en nuestro interior se refleja en el caos que experimentamos en nuestras experiencias vitales externas. Y esa falta de paz interior se refleja también en la forma en que huimos de cualquier experiencia de quietud o de silencio.

El lema de nuestro tiempo es: «Que haya ruido; que haya movimiento». No sabemos qué es lo que nos estamos perdiendo porque no podemos recordar lo que hemos perdido. Y no podemos recordarlo porque lo buscamos en las imágenes del pasado y en nuestras exploraciones del futuro.

Nuestro insaciable y necesitado comportamiento es la prueba del vacío que nuestro actual enfoque de la vida es incapaz de llenar. Le estamos dando la vuelta a cada fragmento de este planeta en nuestra desesperada búsqueda de paz. Pero no hay nada que le pueda dar la paz a nuestro estado de ser porque hace mucho que olvidamos que la paz no es «algo que se hace». La paz no se puede forzar ni instalar mecánicamente.

 

Nuestro estado de inquietud interior se manifiesta externamente en síntomas físicos, mentales y emocionales de incomodidad y de malestar. Por mucho que lo intentemos, por mucho que huyamos, por mucho que nos distraigamos con una incesante actividad, el verdadero alivio parece estar siempre fuera de nuestro alcance.

Y del mismo modo que una persona a la que no se la deja dormir entra inevitablemente en una crisis física, mental y emocional, nuestra lejanía del oasis de la conciencia del instante presente nos lleva también rápidamente a una experiencia de desintegración social planetaria.

 

Nosotros no somos las experiencias que elaboramos para sentirnos seguros y aceptados en este mundo. Y, por muchas cosas que pueda prometer el futuro, el único instante que puede ser real para nosotros no tiene nada que ver con el ayer o con lo que sucederá mañana.

Mientras sigamos reaccionando inconscientemente a los acontecimientos de nuestra vida, seguiremos sin ver lo que hay justo delante de nuestras narices; seguiremos sumidos en una pesadilla mental, estremeciéndonos ante los fantasmas del pasado y proyectando fantasmas hacia el futuro. Ésta no es forma de vivir. Eso no es vida.

 

Lo que la vida es realmente, no acepta los límites del tiempo. Esa experiencia basada en el tiempo es un infierno perceptivo cuya puerta está atrancada con las barras de nuestros miedos, nuestra ira y nuestros pesares no resueltos. No nos lleva a ninguna parte nunca lo hizo y nunca lo hará.

En el tiempo no sucede nada; lo único que pasa es que creemos que sucede algo. Lo bueno de todo esto es que, aunque ésta pueda ser la única cualidad de la experiencia vital de la que somos conscientes actualmente, decididamente no es la única experiencia a la que podemos tener acceso.

 

Existe otro paradigma que discurre en paralelo al mundo del tiempo. Lo llamamos el instante presente. Sabemos que existe porque todos lo buscamos, aun cuando no nos demos cuenta conscientemente de que es eso lo que anhelamos.

 

 

Todos sabemos que existe porque los maestros zen y los maestros espirituales de todas las creencias, así como muchos seres humanos ordinarios de todas las áreas de la vida, han reentrado en él y están viviendo en él justo en este momento; porque, justo en este momento, existe en nuestro planeta una comunidad creciente de personas que están viviendo desde la conciencia del instante presente.

 

A la experiencia de la conciencia del instante presente podemos acceder estemos donde estemos. No tenemos que ir a ninguna parte ni «hacer» nada exteriormente para activarla. Sin embargo, no podemos entrar conscientemente en esa conciencia mientras nos aferremos inconscientemente al pasado y al futuro ilusorios.

 

A cada instante se derrama sobre nosotros una vida gozosa, abundante y saludable. Cuando «vivimos en el tiempo», la vasija de nuestro ser se vuelve boca abajo. Y así, desperdiciamos nuestra experiencia vital intentando conseguír; en lugar de recibir. 

 

La conciencia del instante presente no es una idea o un concepto; es una experiencia. Es una manera de ser que no supone esfuerzo alguno, que es un derecho de nacimiento de cada ser humano de este planeta. Y el entrar en ella ahora es una consecuencia inevitable de nuestra acelerada evolución. Nos invita aquí y ahora a todos los que estemos dispuestos a recibir sus bendiciones.

Nos llama a cada uno de nosotros con una voz queda que dice: «¡Detente!:

No hay lugar adonde ir ni nada que hacer, pero sí que hay todo que ser».

 

 

¿Qué es la conciencia del instante presente?

 

Es un estado del ser en el cual integramos sin ningún esfuerzo la presencia divina con la que estamos, en cada instante en el que estamos que nos da Dios, para que podamos responder conscientemente a cada experiencia que tenemos.

Y, cuando se consigue esto, nuestra respuesta es siempre la misma: gratitud; una corriente de gratitud que nos libera de todas nuestras ilusiones.

 

Entrar en tal estado puede parecer difícil y complicado cuando estamos viviendo en el tiempo y, sin embargo, no requiere ningún esfuerzo, y es completamente natural, porque la conciencia del instante presente es un derecho de nacimiento del ser humano.

Es el reino de la conciencia a través de cuyos pórticos regresa el hijo pródigo. Lo más difícil de todo el proceso ha sido intentar encontrar lo que no sabíamos que habíamos perdido.

Y lo mejor de todo es darse cuenta de que hemos estado buscando algo que, en realidad, ya nos había encontrado a nosotros.

 

Es en nuestra interacción con lo que nos sucede justo ahora donde sembramos las semillas de lo que va a suceder más allá de las fronteras de esta experiencia vital.

Al estar Presentes podemos ver que la calidad de las semillas que sembramos en un momento dado, está en función de si optamos por reaccionar o por responder a nuestras experiencias.

 

Reaccionar ante una experiencia significa que estamos tomando nuestras decisiones basándonos en lo que pensamos que nos sucedió ayer y en lo que pensamos que puede sucedemos mañana.

 

Sólo respondemos a nuestras experiencias cuando tomamos decisiones basándonos en lo que nos sucede aquí y en este momento. Sólo es posible responder a las experiencias cuando desaprendemos los comportamientos y los sistemas de creencias que nos llevan a reaccionar.

 

Los dos instrumentos más importantes que tenemos a nuestra disposición como seres conscientes que somos: la atención y la intención.

La atención es el instrumento de nuestro cuerpo mental. La intención es el instrumento de nuestro cuerpo emocional.

 

Todos hacemos uso de la atención y de la intención para dirigirnos, atravesar y salir automáticamente de todas nuestras experiencias vitales. Por lo general, esto lo hacemos inconscientemente, conviene aprender a hacerlo conscientemente.

 

 

Al estar en Presencia, nos distanciarnos de nuestras experiencias y las observamos desde la distancia, y esto  nos proporciona la ocasión de darnos cuenta de que no hay nada en nosotros que esté mal, que no estamos fragmentados. Al contrario, nos permite integrar la idea de que es la calidad de las experiencias que estamos teniendo en el «tiempo» lo que necesita recuperar el equilibrio. De este modo, comenzamos  a ver con claridad que existe una diferencia entre quién somos y qué somos, por una parte, y las experiencias que estamos teniendo, por la otra.

 

Levar la conciencia a la respiración es el instrumento más accesible y eficaz que tenemos  para fijar nuestra atención en el momento presente.

 

La mayoría de las personas se pasa las horas de vigilia pensando en circunstancias del pasado o bien en acontecimientos que están por venir. Inconscientemente, nuestra mente se entrega casi exclusivamente a esta actividad.

Se trata de una adicción y aflicción mental que tiene prisionera a la humanidad en un mundo interior ilusorio, que se refleja externamente en el actual desequilibrio planetario.

 

Este estado ilusorio e inarmónico por vivir en el tiempo, se produce por no vivir  la conciencia del instante presente y,  no se es consciente de las consecuencias. Nos resulta imposible controlar consciente y responsablemente la calidad de nuestras experiencias vitales, estar verdaderamente disponible para prestar ayuda a los que nos rodean, o vivenciar nuestra íntima conexión con toda la vida a menos que hayamos alcanzado cierto nivel de conciencia del instante presente.

 

Sin la conciencia del instante presente, es imposible ver la conexión que existe entre causa y efecto. Un ser que esté presente no puede causar daño intencionadamente a otras formas de vida, dado que la naturaleza de íntima conexión de la conciencia del instante presente le permite a uno sentir las consecuencias de su propio comportamiento.

Sin embargo, no estamos del todo perdidos dentro de ese ilusorio paradigma basado en el tiempo porque, dentro de cada uno de nosotros, existe un cordón umbilical que nos conecta con el paradigma del instante presente: nuestra respiración.

 

La respiración es un cordón umbilical porque no existe respiración en el pasado, y no existe respiración en el futuro. Tomando conciencia de la respiración, activamos un instrumento potente y fiable que nos permite retirar conscientemente nuestra atención del pasado y del futuro, y, en consecuencia, acumulamos automáticamente conciencia del instante presente.

Concentrando nuestra atención y nuestra intención en la respiración, forzamos a un aspecto de nuestra conciencia a permanecer conscientemente anclado en el instante presente. Y este sencillo procedimiento tiene unas profundas consecuencias.

 

Una de ellas es que, automática y efectivamente, activa un proceso que nos revela a qué nos aferramos consciente e inconscientemente del pasado o adonde nos proyectamos en el futuro. Y esto lo consigue al hacernos conscientes de nuestros recuerdos reprimidos y no integrados, para poder integrarlos, sanarlos.   

 

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Atención Plena

 

  “Si estás bien contigo mismo todo está bien”

 

      Te invito a simplificar tu vida:

 

Contempla cada momento como un nuevo comienzo, como una nueva oportunidad para volver a empezar, para sintonizar, para volver a conectarte con la vida. Date el permiso de vivir cada momento de manera plena y total.

 

Existe una manera de vivir la “adversidad” que hace la vida mas rica, mas agradable y tu puedes tomar las riendas de tu vida y esa manera es el camino de  la Atención Plena.

 

La práctica del “no hacer”, sintonizar con la intensidad de cada instante es intentar estar despierto y darse cuenta del momento y luego del siguiente: practicar el “Ser”.

 

Relájate en el presente sin intentar llenarlo de algo, permite a tu mente  y a tu cuerpo descansar en este momento, en este instante, sin apegarte a los contenidos que hay en tu mente o a como se siente tu cuerpo, sólo observando, permitiendo, respirando y soltando.

 

Sintonizar con las experiencias básicas del vivir, aceptando las cosas, las situaciones tal y como están, ya que desde esa aceptación, podrás luego hacer los cambios oportunos, si procede.

 

Adquiere un compromiso contigo mismo para “solo ser”, permitir que todo “el hacer” automático y compulsivo de la mente  se detenga.

Conecta con ese espacio profundo de tu realidad esencial, “detrás” de los pensamientos, detrás del ruido mental, con ese estado de puro gozo, inafectado, con ese potencial que eres, desde donde todo está surgiendo…

 

Aprender a pasar del “modo hacer” del ego/personalidad, al modo “ser”, es aprender a buscar tiempo para uno mismo y a ralentizar, a alimentar la calma y la aceptación de uno mismo, observar a qué está dispuesta la mente  en cada momento, aprender a observar nuestras ideas, y a darle rienda suelta sin que nos capturen, o arrastren, la observación es sin juicio, sin razonamiento, sin intentar aferrarse a los pensamientos que te resulten agradables, ni enfadarte con aquellos pensamientos que no te agraden, es decir sin rechazar, soltando, dejando pasar como “sin interés”, aprender a hacer sitio a nuevas formas de contemplar mejor los problemas y percibir la vinculación de unas cosas con otras, esta clase de aprendizaje hace  que nos asentemos en el ser.

 

Cuando se amplia la consciencia, y aprendes a observar la mente concreta y a darte cuenta que eres más que todos esos mecanismos, condicionamientos que te hacen funcionar, que eres mas que esos programas mentales, entonces puedes aprender a responder de nuevas maneras mas acordes a los valores esenciales, del ser, y   todas tus decisiones se ven afectadas por ello.

 

No es que la Atención Plena sea la “respuesta”, la solución a todos nuestros problemas de la vida, sino mas bien que, todos los problemas de la vida, pueden verse con mas nitidez a través de una mente clara y serena.

                                                                                                                    Juani  

 

CURSO ONLINE  MINDFULNESS - ATENCIÓN PLENA

 

 

 

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REFLEXIONES 2017

 

ALGUNAS REFLEXIONES PARA EL NUEVO AÑO BASADAS EN FRASES CONOCIDAS.

 

 Un año de vida es un regalo demasiado grande como para echarlo a perder!!

 

                                         Reinventa tu vida….

 

  • Cree en que la vida merece ser vivida y esa convicción te ayudará a crear las circunstancias para que así sea.
  • Cada instante es una oportunidad para experimentar la dicha de estar vivos, aspirar lo que nos rodea, abrazar el mundo que late segundo a segundo.
  • La vida es la suma de tus elecciones.
  • Para alcanzar algo que nunca has tenido, tendrás que hacer algo que nunca has hecho.
  • No temas la caída, lo más importante no es caerse, sino levantarse.
  • En esta vida hay que morir varias veces para después renacer. Y las crisis, aunque atemorizan, nos sirven para cancelar una época e inaugurar otra.
  • Poco  a poco descubrimos quienes somos a través de las experiencias. Al mirar atrás reconocemos que lo que nos parecieron los mayores problemas ocurrieron durante los momentos de mayor crecimiento y conocimiento propio.
  • Si cierras la puerta a todos los errores, también la verdad se quedará fuera.
  • A veces nuestro destino parece un árbol frutal en invierno. ¿Quien pensaría que esas ramas reverdecerán y florecerán? Pero esperamos que así sea, y sabemos que así será.
  • Recuerda que tu crecimiento no depende de lo que ganes en la vida, sino de la fuerza interior que desarrollas al intentarlo.
  • Habrá algunos que no puedan seguirte cuando cambies. Es el riesgo de evolucionar. Pero vendrán otros a acompañarte en este tramo nuevo y bien vale la pena..
  • Tal vez no sepas ni por dónde empezar a buscar el camino, pero lo que importa es no detenerse.
  • Todo tu mundo está fabricado por ti; cuanta más carga emocional pongas en un pensamiento, más grande será la intensidad de la vibración y más rápidamente atraerás hacia tu vida a gente y situaciones que sean afines a dicho pensamiento.
  • Difícil. Esa es la palabra a la que a veces nos aferramos para no intentar lo posible.
  • Ten en cuenta que los obstáculos obligan a tu imaginación  a encontrar nuevos caminos que te llevarán al descubrimiento de dimensiones  desconocidas y maravillosas.
  • No te castigues por no haberlo hecho mejor, lo hiciste lo mejor que pudiste según tu entendimiento, ahora puedes intentar nuevas maneras.
  • El viaje real de descubrimiento no consiste en visitar paisajes nuevos, sino en mirar con distintos ojos.
  • Y cuando te canses de jugar y quieras que tu sueño se haga realidad:                            

Despierta!!!

                                                                                              Juani

 

 

 

 

 

 

 

 

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TRATAKA

 

Trataka es una de las técnicas más directas, simples y efectivas para lograr la concentración de la mente.

 

Cualquiera puede practicarlo y sus beneficios son enormes. La palabra “Trataka” significa “mirar fijamente” y consiste en mirar a un punto u objeto sin parpadear ni pestañear. Es un método de enfocar los ojos y a la vez la mente en un punto con exclusión de cualquier otro punto.

El objeto puede ser externo, en cuyo caso la técnica se denomina “bahir trataka” (mirar fijamente afuera) o interno, y entonces se denomina “antar trataka” (mirada fija interna).

 

La práctica de Trataka la utilizan de una u otra forma, casi todos los sistemas religiosos y espirituales. En el hinduismo, es parte integral de la práctica religiosa, sentarse frente a un cuadro o estatua de una deidad y concentrarse en ella.

Aunque esto se considera una forma de culto, es realmente una forma de Trataka, ya que el objetivo es concentrar la mente en la deidad externa. El devoto obtiene de esa práctica, paz mental y un estado de meditación. Es más, se desarrolla la habilidad para crear visualizaciones internas a voluntad. 

 

 

Beneficios fisiológicos y mentales.

 

  • Alivia las enfermedades de los ojos, tales como la tensión ocular, dolor de cabeza, miopía, astigmatismo, e incluso las primeras etapas de cataratas.
  • Es buena terapia en la depresión, el insomnio, las alergias, la ansiedad y los problemas posturales.
  • Potencia la unificación de la mente aumentando la fuerza de voluntad, la memoria y la capacidad de concentración
  • Se experimenta una mente más elevada, liberada del tiempo y del espacio.
  • La observación imparcial permite contactar con la raíz de los conflictos y genera una comprensión total de sus causas que los neutraliza y disuelve definitivamente.

  

Meditación con una vela (es una forma de Trataka)

 

1-   Para empezar la práctica siéntate en una posición cómoda con el objeto de concentración ligeramente alejado de ti (normalmente se utiliza una vela pero esta práctica se puede aplicar a cualquier objeto que pueda verse fácilmente como una fruta, el mar, la luna o una estrella). 

 

2-   Para practicar la meditación con una vela, suavemente aquieta la respiración,  normalizándola. Cuando sientas que tu estado es relajado mira fijamente el objeto tratando de verlo en su totalidad pero sin elaborar algún tipo de pensamiento… Si algún pensamiento llega a la mente, simplemente vuelve a concentrarse en el objeto.

 

3-  Trata de no parpadear, manten las pupilas fijas y procura no apartar la vista. Esto puede ser difícil en un principio, pero conforme continúes con la práctica se volverá más fácil.

 

4-   Sigue sentado con la columna fija y la vista fija. Cuando tengas un mayor control y el parpadeo cese, tus ojos se llenaran de lágrimas… déjalas fluir naturalmente, esto ayudara a la concentración,  como también a limpiar y relajar los ojos. Cuando los ojos se cansen ciérralos pero mantén la concentración, continúa viendo la imagen del objeto en tu mente, de preferencia en el chacra Ajna justo en medio de las cejas.

  

5-  Un momento después de que los ojos hayan descansado, ábrelos otra vez y continúa observando fijamente, repite el proceso tantas veces como sea necesario durante todo el tiempo que permanezcas sentado. 

 

 

 

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Rendirlo todo a la Presencia

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Programa Cambio de Creencias y Educación de las Emociones (40 dias)

 

      Viaje  de atención  y  consciencia  al  interior  de  uno  mismo

 

Hoy en día, no podemos decir que la felicidad está sólo en tener alimento, un techo, cubrir las necesidades básicas. Todo ello es necesario, pero, observamos que nuestra infelicidad se debe más a estados internos de miedos, soledad, celos, culpa, pérdidas, baja autoestima y otros patrones emocionales que, por no ser conscientes de ellos, nos producen malestar.

 

Podemos decir que, la felicidad, tiene más que ver con encontrarle un sentido a nuestra vida, con saber que estamos en el lugar que corresponde, que nuestra vida tiene un propósito.

 

 

  QUÉ LOGRAS CON ESTE PROCESO?

 

      ·     ampliar la mente y tornarla más positiva, saludable y feliz

·         reorientar aspectos emocionales

·         integrar aspectos materiales y espirituales.

· descubrir y transformar las creencias que te gobiernan desde tu subconsciente, que hacen que actúes de manera  mecánica y reactiva.

· aprender a  funcionar de  manera más saludable para ti y tus relaciones.

·   favorecer un cambio en tu vida más acorde a tu valores profundos.

·  descubrir como tu interpretación de los hechos,  te limita y muchas veces te hace sufrir.

·   comprender la adversidad como oportunidad de crecimiento interior

·  aprender a  relacionarte de manera sana y consciente.

 

 

Durante el proceso, cada mañana y cada noche,  sigues "un mapa", te tomas un espacio para “recrear” tu propia vida, en el aspecto físico, emocional, mental y espiritual.

 

El Programa te proporciona la motivación y el método para que el proceso de tu vida se haga consciente, al igual que los logros en las distintas áreas de tu vida.

 

Trabajas desde la comodidad de tu casa, el material se te envía a tu domicilio.

 

El Programa consta de 4 tutorias por skype o teléfono, como acompañamiento de tu proceso.

 

 

 

 

 

Se trata de un  Programa  muy efectivo que requiere de compromiso interior y  te dará herramientas para toda tu vida.

 

 

¿A QUIÉN VA DIRIGIDO ESTE PROGRAMA?

 

       ·     A toda persona que sienta que llegó el momento de experimentar un cambio interno, que va a tener repercusión en el mundo exterior.

 

      ·   A quien sienta  que necesita transformarse y que para ello precisa empuje y motivación para dar un salto y posibilitar la creación de sí mismo y su destino.

 

 

Este programa, sintetiza las fórmulas más eficaces y humanistas de cambio y crecimiento personal en el que se pone en marcha una expansión continua, ilimitada e irreversible.

 

 

El proceso trabaja en la integración de los aspectos materiales y espirituales, por lo que hay recursos para activar la construcción de un "ego sano", y también principios y valores de conexión con el ser profundo, y la consiguiente expansión de consciencia.

 

 

MAS   SOBRE   ESTE  PROGRAMA   DE   40  DIAS

 

A lo largo de esta cuarentena te dispones a desarrollar un progresivo “darse cuenta” de muchas de las corrientes internas que se generan en tu mente y que, en última instancia, configuran lo que actualmente experimentas en tus relaciones, en tu carácter y, por consecuencia, en tu destino.

 

Para ello es necesario recordar que antes de poder transformar las huellas profundas que han sido programadas en tu subconsciente a causa de tus experiencias anteriores, es preciso proceder a identificarlas y, en consecuencia, elegir desde dónde quieres realmente vivir.

 

Se trata de incrementar tu grado de conciencia hacia aquellos procesos emocionales que suelen ser expresados de manera automática y que te dispones a convertir en voluntarios y elegidos; de esta forma, transformarás la actitud de “reacción” ante las circunstancias  por la de “acción consciente” ante las mismas.

 

 

El Programa va a desencadenar importantes reorientaciones de expansión y positivismo en tu pensamiento creador, como también, te va a propiciar un sutil estado de atención sostenida acerca de tus procesos internos más íntimos. 

 

 

¿Merece la pena dedicar 40 días intensivos a un proceso irreversible en el que te dispones a sembrar atención y más atención que van ineludiblemente a dar su fruto?

 

Como bien dice la filosofía perenne:

 

La mejor inversión que un ser humano puede hacer en la vida, es aquella que un naufragio no le pueda arrebatar:   El   sí    mismo.

 

 

Este programa ha sintetizado las fórmulas más eficaces y humanistas de cambio y crecimiento personal, en el que se pone en marcha:

 

                  Una  expansión  continua,  ilimitada  e  irreversible.

 

Por otra parte, este  Proceso  trabaja en la INTEGRACIÓN de los aspectos materiales y espirituales. Para ello, a lo largo del mismo se  abordan no sólo aquellos recursos que precisan ser activados para la construcción de una personalidad  o ego bien firme y saludable, sino que también se señalan los principios y valores de conexión con el Ser profundo y la consiguiente expansión de consciencia.

 

En este sentido conviene destacar que el propósito de esta expansión no va a estar enfocado en negar el ego, sino en observarlo, entrenarlo e iluminarlo para disfrutar de un fluir armónico  con los intereses globales de la vida.

 

La persona que entra en este Proceso puede denominarse como “El viejo yo”.

 

Es por ello que puedes abrazarle, agradecerle sus servicios y disponerte a despedirlo, porque cuando termines tu proceso de 40 días, lo verás con la ternura que se contempla un hermanito pequeño que tiene mucho por delante que aprender.

 

           

                 En este proceso vas contar con dos elementos:

 

  •    40 LECCIONES EN SOBRES PARA CADA DIA DEL PROCESO

Cada veinticuatro horas abrirás un sobre con la correspondiente lección del día. Su lectura y las preguntas inherentes a la misma te aportarán reflexiones muy particulares que, de forma sutil, se convertirán en experiencias sincronizadas y no casuales. Pronto comprobarás como tu jornada se ha convertido en una atenta aventura de complicidad con el Universo.

 

       ·         EL DIARIO DEL PSICONAUTA

 

 Se trata de un cuaderno de uso personal sobre el que escribirás tus comentarios personales de cada lección y las respuestas a las preguntas que cada día elaborarás durante la cuarentena.

El Diario será un espejo de tu ser u observador que atestiguará un nacimiento-frontera entre el antes y el después de tu vida, será un observador desapegado de un íntimo y decidido rumbo hacia un nuevo amanecer de mayor prosperidad, amor y autoconsciencia.

 

   Una experiencia de 40 dias que te transformara a todos los niveles!

 

Disponible en Europa, Chile, Colombia, México

 

 

ALGUNOS TESTIMONIOS DE QUIENES HICIERON EL PROGRAMA:

 

Apenas tengo palabras para describir todo lo que he sentido. Lo acabé esta semana y aún ando en el aire. Soy una persona distinta y mi vida es otra, también. En mi caso, ha sido transformador en todos los sentidos. Solo puedo dar las gracias al Universo por haberme llevado a él y a Juani, como terapeuta. Es increíble como algo tan sutil y sencillo sea la respuesta a mis dudas y anhelos. Ánimo si sientes la llamada!

Ma. Jose (Aguadulce- Almeria)

 

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El curso de las emociones es realmente movilizador y transformador. Nos ayuda a ser más conscientes, más atentos, más íntegros.es muy enriquecedor y profundo. gracias Juani!

Carina (Bs. As.)

 

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Realicé el curso en 2009 y es sencillamente genial, se lo recomiendo a todo el mundo que esté interesado en cambiar el enfoque de su vida. Un beso Juani!

Nuria (Almeria)

 

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Con este programa, poco a poco he tenido más vitalidad y optimismo, he estado mas  atenta y presente en el día a día. He aprendido a gestionar mejor mis emociones. Me ha encantado y lo volvería a hacer.

Carmen (Roquetas de Mar)

 

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He avanzado mucho, en cuanto a que a pesar de mis conocimientos “librescos”; pensaba que mis problemas solo me pasaban a mi y que ellos eran mucho mas graves e importantes que los del resto del mundo, he avanzado en saber que todo pasa, que nada permanece y que a pesar de todos los pesares tengo el derecho y la obligación de ser feliz.
Lo que mas me ha llamado la atención y donde he adquirido mas enseñanzas nuevas ha sido en los temas semanales (de dos sobres cada una) dedicadas a la relación de la pareja al nuevo paradigma ha sido increíble todo lo que he aprendido de ello.

Nunca me había parado a estudiar mis emociones a conocerlas, ahora al tener que pararme cada dia y escribir sobre ellas, pienso que todo a cambiado y además de una forma práctica y vivenciada, y no solo a nivel de intelecto o comprensión.

El tiempo invertido en mi mismo, en mi propio conocimiento interior ha sido el mejor tiempo invertido en ese gran tesoro que es el : BIEN-ESTAR.

Alfonso (Sevilla)

 

 

 

Para más información  al telf.    653-936-074

                                                      Juani593@hotmail.com

 

    Programa de Educación de las Emociones

 

Juana María Martínez Camacho

Terapeuta Transpersonal

Escuela Española de Desarrollo Transpersonal

 

www.centroelim.org

 

 

 

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La vida escribe recto con líneas torcidas

 

“En una lejana comarca allí donde el sol aparece cada mañana, vive Long Ching, un anciano de frágil cuerpecillo y larga barba blanca. Sus modales serenos y su palabra siempre cuidadosa y amable, hacen de él un hombre respetado por todos los que lo conocen, que incluso afirman que Long Ching fue en su juventud iniciado en los misterios de la antigua sabiduría. Así que su prudencia y sobriedad es siempre objeto de admiración de todos los que lo conocen, incluido su propio y único hijo que con él vive.

 

Aquel día, los vecinos del poblado de Kariel se encontraban muy apenados. Durante la pasada tormenta las yeguas de Long Ching habían salido de sus corrales y escapado a las montañas, dejando al pobre anciano sin los medios habituales de subsistencia.

El pueblo sentía una gran consternación por lo que no dejaban de desfilar por su honorable casa y decir repetitivamente a Long Ching:

¡Qué desgracia! ¡Pobre Long Ching! ¡Maldita tormenta la que cayó sobre tu casa! ¡Qué mala suerte ha pasado por tu vida! Tu casa está perdida...

 

Long Ching, amable, sereno y atento, tan sólo decía una y otra vez:

Puede ser, puede ser...

 

Al poco sucedió que el invierno comenzó a asomar sus vientos trayendo un fuerte frío a la región, y ¡oh sorpresa!, las yeguas de Long Ching retornaron al calor de sus antiguos establos, pero en esta ocasión preñadas y acompañadas de caballos salvajes encontrados en las montañas. Con esta llegada, el ganado de Long Ching se había visto incrementado de manera inesperada.

Así que el pueblo, ante este acontecimiento y sintiendo un gran regocijo por el anciano, fue desfilando por su casa, tal y como era costumbre, para felicitarlo por su suerte y su destino.

¡Qué buena suerte tienes, anciano! ¡Benditas sean las yeguas que escaparon y aumentaron tu manada! La vida es hermosa contigo, Long Ching...

 

A lo que el sabio anciano tan solo contestaba una y otra vez:

Puede ser, puede ser...

 

Pasado un corto tiempo, los nuevos caballos iban siendo domesticados por el hijo de Long Ching, que desde el amanecer hasta la puesta del sol no dejaba de preparar a sus animales para sus nuevas faenas. Podría decirse que la prosperidad y la alegría reinaban en aquella casa.

 

Una mañana como cualquier otra sucedió que uno de los caballos derribó al joven hijo de Long Ching, con tan mala fortuna que sus dos piernas se fracturaron en la caída. Como consecuencia, el único hijo del anciano quedaba impedido durante un largo tiempo para la faena diaria.

El pueblo quedó consternado por esta triste noticia, por lo que uno a uno pasando por su casa decía al anciano.

 

¡Qué desgraciado debes sentirte, Long Ching!, le decían apesadumbrados. ¡Qué  mala suerte, tu único hijo! ¡Malditos caballos que han traído la desgracia a la casa de un hombre respetable!

 

El anciano escuchaba sereno y tan sólo respondía una y otra vez:

Puede ser, puede ser...

 

Al poco, el verano caluroso fue pasando y cuando se divisaban las primeras brisas del otoño, una fuerte tensión política con el país vecino estalló en un conflicto armado. La guerra había sido declarada en la nación y todos los jóvenes disponibles eran enrolados en aquella negra aventura.

 

Al poco de conocerse la noticia, se presentó en el poblado de Kariel un grupo de emisarios gubernamentales con la misión de alistar para el frente a todos los jóvenes disponibles de la comarca. Al llegar a la casa de Long Ching, y comprobar la lesión de su hijo, siguieron su camino y se olvidaron del muchacho que tenía todos los síntomas de tardar en recuperarse un largo tiempo.

 

Los vecinos de Kariel sintieron una gran alegría cuando supieron de la permanencia en el poblado del joven hijo de Long Ching. Así que, de nuevo, uno a uno fueron visitando al anciano para expresar la admiración que sentían ante su nueva suerte.

¡Tienes una gran suerte, querido Long Ching!, le decían ¡Bendito accidente aquél, que conserva la vida de tu hijo y lo mantiene a tu lado durante la escasez y la angustia de la guerra! ¡Gran destino el tuyo, que cuida de tu persona y de tu hacienda, manteniendo al hijo en casa! ¡Qué buena suerte, Long Ching, ha pasado por tu casa!

 

El anciano mirando con una lucecilla traviesa en sus pupilas tan sólo contestaba:

Puede ser, puede ser...

 

Y ahora, qué enseñanza te deja esta historia?

 

Fuente: Programa de Educación de las Emociones

 

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El encuentro con otra persona (Jeff Foster)

 

Cuando nos relacionamos con alguien, ¿con quien nos relacionamos en realidad? ¿Lo hacemos únicamente con la imagen  que hemos creado de esa persona, y no con la persona que  en realidad es en el momento, aquí y ahora?.

¿Acabamos pasando por alto a quien tenemos adelante tal como es en este momento, empeñados en aferrarnos a nuestro relato acerca de el, a nuestra propia visión de quien es?

¿Vemos siempre a los demás a través del filtro de la historia y el futuro, y nos perdemos lo que está presente?

¿Quién es tu amigo, tu pareja, tu madre, tu padre, tu hermano, tu hermana cuando los ves sin el relato sobre quienes son- sin tu relato sobre lo que creen o no creen, lo que les gusta o no les gusta, lo que han hecho o no han hecho, lo que han dicho o no han dicho, como te hicieron daño, te elogiaron o te ignoraron- en el relato que te cuentas de tu vida?

 

¿Que ocurriría si os encontrarais, aquí y ahora, mas allá de todos los datos del pasado?

¿Que ocurriría si os encontrarais aquí, por primera vez, sin expectativas, sin decepción, sin esperanza si quiera?

¿Que ocurriría si te encontraras con la persona que esta de verdad aquí, y no  con la que te imaginas que está aquí?

¿Que significaría que os encontrarais de verdad sin historias, sin proyecciones, sin imágenes…?

 

No se trata de que nos olvidemos del pasado, que nos deshagamos de los relatos que tenemos los unos de los otros, de los detalles que conservamos en la memoria los unos, de los otros, ni que nos olvidemos de nuestros nombres, del papel que desempeñamos los unos para los otros, etc.

 

Lo que estoy sugiriendo es que cuando vivimos únicamente en nuestros relatos recíprocos, acabamos por no percibir lo que hay realmente aquí, ahora mismo.

 

Al aferrarme firmemente a mi relato sobre ti, al aferrarme firmemente a los recuerdos, a los prejuicios, a mis ideas condicionadas sobre quien eres; al verte como personaje separado que se mueve a través del tiempo, no te veo como eres ahora, en este momento.

 

No veo a la persona que tengo realmente delante de mi. Estoy tan encerrado en una imagen de ti hecha de pasado -en mis ideas de quien eres , en las expectativas que tengo de ti, en los desengaños que he tenido contigo, en los miedos que me provocas- que no te veo en realidad como eres, no oigo en realidad lo que me estás diciendo ahora mismo.

Valoro el pasado por encima de tu percepción y experiencia del mundo en el momento presente. Es como si ya supiera quien eres, lo que vas a decir, lo que estás pensando, lo que vas a hacer, lo que crees, lo que quieres, incluso antes de que abras la boca. Todos los prejuicios comienzan aquí.

 

Más alla del relato, solo hay intimidad con la persona que está delante de ti..

 

 

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Nuevo paradigma: medicina cuerpo- mente

 

Hasta no hace mucho tiempo, la medicina y los neurocientificos, se encargaban de investigar el cerebro, mientras que la psicología, investigaba principalmente el comportamiento del ser humano.

 Era como si los psicólogos y los biólogos estuvieran viviendo en mundos diferentes.

Esto está cambiando, ha surgido un nuevo paradigma donde cada vez se está dando más  importancia a la medicina cuerpo-mente.

 

Con las nuevas investigaciones en psiconeuroendocrinmunologia (PNEI)- las neurociencias, etc. podemos comprender la interrelación entre el cuerpo y la mente.

La PNEI será el paradigma de la medicina del futuro.

 

Estudia la relación entre la psiquis, el sistema nervioso, el sistema inmune y el sistema endocrino, su premisa principal es la homeostasis, o sea el equilibrio, y ofrece los conceptos y los componentes para cambiar la forma en que percibimos el mundo.

 

Ya no cabe duda que lo que pensamos y sentimos, moviliza química en el organismo, que las emociones reprimidas vulneran nuestro sistema inmunológico, que el estrés y las creencias tóxicas se instalan en nuestro cerebros como redes neuronales que determinan conductas adictivas a nuestra forma de percibir y reaccionar en la vida.

 

Nuestra manera de ver el mundo es una interpretación que se basa en nuestro sistema de creencias, aprendido a edades tempranas, antes de los 7 años, donde nuestra corteza prefrontal aún no estaba desarrollada como para poder discernir qué es lo conveniente y qué no,  para nosotros.

 

En estas etapas infantiles, todo entraba por sugestión y lo que  veíamos en el funcionamiento de nuestros padres era “la ley”, con tal de procurarnos el amor que tanto necesitamos como niños para poder sobrevivir…

 

Ese sistema de creencias, contiene algunas  que son potenciadoras, pero también hay muchas otras creencias que nos limitan en la vida, que funcionan soterradamente de manera inconsciente, haciéndonos atraer a la vida  situaciones que resuenan con ellas.

 

Las investigaciones del biólogo Bruce Lipton y de la Dra. Candace Pert, entre otros, nos indican como las creencias que mueven  emociones, que mueven sustancias químicas en el cuerpo, pueden controlar el comportamiento y la actividad genética, y por lo tanto, el desarrollo de nuestras vidas.

 

Gracias a las investigaciones sobre plasticidad cerebral, sabemos que podemos adquirir plasticidad biológica y biopsicosocial para poder enfrentar las situaciones adversas y salir fortalecidos de ellas, tornándonos resilientes, entendiendo por resiliencia la capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límites y sobreponerse a ellas.

 

Las actitudes, hábitos y estados emocionales, desde el amor  hasta la compasión y desde el miedo  hasta el resentimiento y la rabia, producen sustancias químicas que optimizan o debilitan nuestra salud.

 

La extraordinaria maquinaria neuro-inmuno-endocrinologica (en palabras de Stella Maruso) está permanentemente a nuestras órdenes y cada uno de nosotros, ya sea consciente o inconscientemente las estamos movilizando momento a momento.

El cerebro es el que coordina y envía órdenes a través del eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal, y pone en marcha la secreción de hormonas que alcanzan los linfocitos y estos transmiten las órdenes. También a través del sistema nervioso autónomo (vegetativo), simpático y parasimpático, al que sistema inmunológico escucha y atiende en cada momento.

 

Los intermediarios son las moléculas de emoción (como las llamo Candace Pert) que corresponden a cada uno de estos  sistemas.

Pero al revés también ocurre, el sistema inmunitario informa al sist. Nervioso lo que está sucediendo.

 

El sistema inmune se pasa el tiempo escuchando nuestros monólogos y su respuesta está condicionada por los pensamientos.

 

De ahí la importancia de un proceso terapéutico donde puedas conocer el sistema de creencias que hace que vivas de la manera que lo haces, y poder elegir cambiar las creencias limitantes, investigando la programación de la niñez y aprendiendo a gestionar el mundo emocional, desarrollando una inteligencia emocional que es tan importante para tu calidad de vida y de las relaciones.

 

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       Juana Ma. Martínez Camacho

           Terapeuta Transpersonal

      (Escuela Española de Desarrollo Transpersonal)

     Especialista en Bioneuroemoción

     (Instituto Español de Bioneuroemoción)

     Facilitadora Internacional CMR (Liberación de la Memoria Celular) 

     (Cellular Memory Release)

 

 

Emociones y salud

 

 Cada vez son más los investigadores que reconocen el papel de las emociones en la medicina.

Algunos de los trabajos más interesantes en este campo, se deben a la doctora Candace Pert (ex Directora del Departamento de Bioquímica Cerebral del Instituto Nacional de Salud Mental de los EEUU). Fue una de las primeras en estudiar los neuropéptidos, receptores de mensajes químicos que intervienen en la comunicación de las emociones.  

 

Tenemos en general la costumbre de  ver sólo lo que entra en nuestro marco de creencias. La doctora Candace Pert, nos habla de cómo muchas de las "curaciones milagrosas, o remisiones espontáneas" de cáncer y otras enfermedades, están influenciadas por el poder de la mente y las emociones, y lo prueba científicamente.

Las emociones funcionan como "quimio-taxis", recorriendo todo el cuerpo, dice Candace. El ser humano tiene infinitas posibilidades si "cree" en su inmenso poder. La mente puede crear nuestra propia realidad.

 

 "La mayoría de los psicólogos tratan la mente como separada del cuerpo, un fenómeno con apenas conexión con el cuerpo físico. Inversamente, los médicos tratan al cuerpo como desvinculado de la mente y las emociones.

 

Pero el cuerpo y la mente no están separados y no podemos tratar ni entender a uno sin el otro. Investigaciones científicas están demostrando que el cuerpo puede y debe ser curado a través de la mente, y la mente puede y debe ser curada a través del cuerpo”.

 

 La Dra.  Candace Pert, junto a un grupo de investigadores, a mediados de los 80, descubrió   que un grupo de moléculas llamadas péptidos (derivados proteínicos) son los mensajeros moleculares que facilitan la conversación entre los sistemas nervioso, inmunológico y endocrino. Es decir, estos mensajeros conectan tres sistemas distintos en una sola red  (Psiconeuroendocrinmunología- PNEI).

 

La PNEI nos ayuda a entender mejor cómo se transforman las emociones en sustancias químicas, moléculas de información que influyen en el sistema inmunológico y en otros mecanismos de curación del cuerpo.

 

 Desde siempre se ha considerado que esos tres sistemas están separados y tienen funciones distintas.

 

 

El sistema nervioso constituido por el cerebro y una red de células nerviosas, es la sede de la memoria, del pensamiento, de la sensibilidad corporal y de la emoción.

 

El sistema endocrino, constituido por las glándulas y sus secreciones hormonales, controla e integra, como principal sistema regulador del cuerpo, diversas funciones corporales.

 

El sistema inmunológico, constituido por el bazo, la médula ósea, los ganglios linfáticos y las células inmunológicas, es el sistema de defensa del cuerpo, responsable de la integridad de las células, de los tejidos y de los órganos.

 

Las investigaciones sobre péptidos han demostrado que estas separaciones conceptuales ya no pueden mantenerse con una única red psicosomática.

 

Los péptidos constituyen una familia de sesenta a setenta macromoléculas que tradicionalmente recibían distintos nombres: hormonas, neurotransmisores, endorfinas, factores de crecimiento etc. Actualmente se considera que en realidad forman una sola familia de mensajeros moleculares.

 

 Estos mensajeros son cadenas cortas de aminoácidos que se fijan a receptores específicos situados abundantemente en las superficies de todas las células del cuerpo.

 

Al unir a los tres sistemas en una misma red, los péptidos son los mensajeros que circulan libremente por esta red alcanzando todos los rincones del organismo.

Se transforman así en la manifestación bioquímica de la memoria, del pensamiento, de la sensibilidad corporal, de la emoción, de los niveles hormonales, de la capacidad defensiva, de la integridad de células, tejidos y los órganos.

 

 Dice la Dra. Candace Pert:

 “Las emociones son el contenido informacional, que es intercambiado vía la red psicosomática, con los órganos, células y sistemas que participan en el proceso. Así como la información, las emociones viajan en dos realidades: la de la mente y el cuerpo;  como péptido y receptores en la realidad física, y como sentimientos y emociones en el plano no material.”

 

 

 Por ello deduce que cada péptido mediatiza un determinado estado emocional, significando que todos los pensamientos, creencias, percepciones sensoriales, y de hecho todas las funciones corporales estarían influidas por las emociones, puesto que en todas intervienen los péptidos.

 

 

Igualmente todos esos estudios, incluyendo los de otros científicos, la han llevado a postular que la mente no está localizada en el cerebro, sino distribuida por todo el organismo en forma de moléculas señal.

 

 Todas las partes del cuerpo y de la mente "saben" lo que está pasando en todas las demás partes del cuerpo y de la mente. Es un sistema de información integrado.

 

Además, se descubrió  que las hormonas, supuestamente producidas en exclusividad por las glándulas, son péptidos que también se producen y se almacenan en el cerebro.

Un tipo de neurotransmisores llamados endorfinas, que, según se pensaba, eran producidas solamente en el cerebro, son péptidos y también son fabricados por las células inmunológicas.

 

Se siguieron identificando más y más receptores de péptidos y se vio que prácticamente cualquier péptido conocido es producido en el cerebro y en varias partes del cuerpo simultáneamente.

 

  En palabras de Candace Pert:

"Ya no puedo hacer una distinción tajante entre cerebro y cuerpo".

Los péptidos del sistema nervioso no solo son producidos por las neuronas y juegan un papel fundamental en las comunicaciones de todo el sistema nervioso, sino que, al fijarse en receptores alejados de las neuronas que los originaron, actúan también en otras partes distintas del cuerpo.

 

  En el sistema inmunológico, los glóbulos blancos de la sangre no solo tienen receptores para todos los péptidos, sino que ellos mismos fabrican péptidos. Los péptidos controlan el patrón de migración de las células inmunológicas y todas sus funciones vitales.

 

  Recordaremos que todos los leucocitos son células móviles, lo que les permite salir de los capilares escurriéndose por los espacios intercelulares de la pared (diapedesis) y emigrar mediante movimiento ameboideo hacia cualquier microorganismo o partícula extraña que haya invadido los tejidos. Por lo tanto, no solo son capaces de alcanzar todos los rincones del organismo transportado por la sangre, sino que también escapan de la sangre y se mueven por los líquidos intersticiales donde se bañan las células.

 

 

  Otro descubrimiento importante es que los péptidos son la manifestación bioquímica de las emociones. La mayoría de los péptidos, si no todos, alteran la conducta y los estados de ánimo, de tal manera que cada péptido puede evocar un tono emocional único.

 

 

Los péptidos constituyen el lenguaje bioquímico universal de las emociones.

 

 El área cerebral relacionada con las emociones es el sistema límbico.  El sistema límbico se encuentra muy enriquecido con péptidos, pero no es la única zona corporal rica en péptidos.

 

La totalidad del intestino también está recubierto con receptores de péptidos. Por eso ocurre lo que de forma coloquial se llama "sentir con las tripas". Literalmente sentimos nuestras emociones con el intestino.

 

Todas las percepciones sensoriales, todos los pensamientos y todas las funciones corporales estarían "tocados por la emoción a través de los péptidos y los péptidos actuarían como mensajeros directos del agua de mar en el organismo".

 

El descubrimiento de esta red psicosomática implica que el sistema nervioso no está, como se creía, jerárquicamente estructurado. Como dice Candace Pert, "los glóbulos blancos de la sangre son pedazos del cerebro que flotan a lo largo del cuerpo."

En última instancia esto implica que la cognición es un fenómeno que se extiende a lo largo de todo el organismo, operando a través de una intrincada red química de péptidos, que integra nuestras actividades mentales, emocionales y biológicas.

 

“Cada pensamiento genera una emoción y cada emoción moviliza un circuito hormonal que tendrá impacto en las 5 trillones de células que forman un organismo

 

 Hay sustancias químicas para el enojo y para la tristeza, para la victimización, para cada estado emocional. Son las endorfinas, la serotonina, la dopamina, la norepinefrina… Y cada vez que activamos cierta interpretación o pensamiento nuestro hipotálamo inmediatamente libera ese péptido en la corriente sanguínea.

  Si tenemos presente que cada una de las células del cuerpo tiene miles de receptores tapizando su superficie, abiertas a la recepción de tales neuropéptidos, advertiremos que  nuestros estados emocionales anidan finalmente en la totalidad de nuestro organismo.

 

  En otros términos, según la Dra. Pert, los péptidos son las hojas de música que contienen las notas, las frases y los ritmos que permiten a la orquesta, que es el cuerpo, tocar como una unidad integrada y la música resultante es el tono corporal que vivimos como “emoción”.

Esto  implicaría que la cognición es un fenómeno extendido por todo el organismo, y opera a través de una compleja red química de péptidos que aunaue todas nuestras actividades, sean éstas mentales, emocionales u orgánicas.

 

"La enfermedad por tanto estaría asociada ineludiblemente a las emociones. Cuando estas son expresadas todos los sistemas del organismo forman un corpus unificado, pero cuando son negadas y reprimidas, dichas emociones quedarían atrapadas por nuestro cuerpo físico, los sistemas se bloquean y nos llevaría a la enfermedad.

 

Pero también indica que dichas emociones pueden ser liberadas y por tanto eso nos puede llevar a la curación. Todo ello lo deduce de sus descubrimientos, en base a que toda emoción tiene un reflejo bioquímico dentro del cuerpo.

 

El sistema orgánico está sano cuando ese bucle de información no es entorpecido y el proceso se produce con celeridad. A mayor rapidez, más y mejor información recibe la célula, que a su vez permite realizar los cambios necesarios en el menor tiempo posible, lo cual es sinónimo de buena salud, o de curación o mejoría en los procesos de disfunciones orgánicas."(C. Pert)

 

 

 

 Pero ¿podemos hacer algo al respecto? Podemos trascender esta especie de programación, cambiar nuestros modelos internos, desaprender modos negativos de pensamiento y comportamiento y aprender nuevas maneras de funcionar?

 

   La respuesta es SI. La neuroplasticidad cerebral significa que podemos  desconectar y reconectar nuestras neuronas, desarticular y formar nuevas redes de pensamiento.

 Y si las células de nuestro cuerpo desarrollan mayor cantidad de receptores hacia aquellas sustancias que las impactan con mayor frecuencia, también podemos actuar para superar aquellas adicciones emocionales que nos hacen sufrir, comenzando a generar  receptores nuevos para los péptidos correspondientes a los estados emocionales que queremos experimentar. Podemos hacernos responsables de nosotros mismos.

 

Durante toda nuestra vida estamos al  al timón de la vida.  Para cambiar las conexiones asociativas automáticas,  para cambiar  nuestra propia biología celular (a nivel de receptores de neuropéptidos), lo primero que tenemos que cambiar es nuestra manera de pensar, nuestro sistema de creencias.

 

 

 

 

 

TERAPIA  DE  INTEGRACIÓN  PSICOEMOCIONAL

 

    Juana Ma. Martínez Camacho

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Inteligencia racional/inteligencia emocional

 

Las emociones son importantes para el ejercicio de la razón. Entre el sentir y el pensar, la emoción guía nuestras decisiones, trabajando con la mente racional y capacitando —o incapacitando— al pensamiento mismo.

Del mismo modo, el cerebro pensante desempeña un papel fundamental en nuestras emociones, exceptuando aquellos momentos en los que las emociones se desbordan y el cerebro emocional asume por completo el control de la situación.

 

En cierto modo, tenemos dos cerebros y dos clases diferentes de inteligencia: la inteligencia racional y la inteligencia emocional y nuestro funcionamiento vital está determinado por ambos.

 

Aunque por lo general solo percibimos nuestras emociones en momentos de desbordamiento, lo cierto es que las tenemos constantemente. Todo nuestro pensamiento, comportamiento personal y social está orientado a mantenernos dentro de los límites de nuestro confort emocional y en resumidas cuenta vivos.

 

Un ejemplo práctico sería el siguiente:

 

Un peatón que deambule por una ciudad abarrotada de coches, optará por cruzar las avenidas por los pasos de cebra y cuando el semáforo este en verde para los peatones. Sin ser un caso de desbordamiento emocional, el miedo que siente a ser atropellado genera la necesidad de buscar alternativas seguras para cruzar la calle, usar su capa racional para interpretar los símbolos dispuestos para este propósito es la opción más segura, la razón nos proporciona el cómo. Si todos no tuviésemos el mismo miedo a ser atropellados, las ciudades no podrían tener el diseño que actualmente tienen, ¿que nos impediría cruzar por cualquier parte?  

 

 

Qué es la inteligencia emocional?

 

La inteligencia emocional es la capacidad para reconocer sentimientos propios y ajenos, y el conocimiento para manejarlos.

La capacidad de motivarnos a nosotros mismos, de perseverar en el empeño a pesar de las posibles frustraciones, de controlar los impulsos, de diferir las gratificaciones, de regular nuestros propios estados de ánimo, de evitar que la angustia interfiera con nuestras facultades racionales.

Es sentir, entender, controlar y modificar estados anímicos propios y ajenos,  la capacidad de empatizar y confiar en los demás.

 

El grado de dominio que alcance una persona sobre estas habilidades resulta decisivo para determinar el motivo por el cual ciertos individuos prosperan en la vida mientras que otros, con un nivel intelectual similar, acaban en un callejón sin salida. 

 

De acuerdo a lo que dice la autora Myriam Muñoz Polit en su libro Emociones sentimientos y necesidades, la vida emocional es la que nos mueve a comportarnos, percibir y actuar de determinada manera en la vida. La autora en el XI Congreso Internacional Gestalt afirma: "No sentimos a lo tonto"

 

La Inteligencia emocional está basada en como cada ser humano vive sus emociones: Habla de las cinco emociones básicas que desde su punto de vista destacan y que son las reacciones primitivas que el ser humano comparte con los mamíferos, con la diferencia de que nosotros los humanos somos conscientes de ellas, sabemos que sentimos.

 

Tales emociones vienen a cubrir unos objetivos de supervivencia, Manejo de Sentimientos Básicos (MATEA):

 

Miedo: el objetivo es la protección y el cuidado

Afecto: el objetivo es la vinculación;

Tristeza: el objetivo es el retiro. Cuando sentimos tristeza nuestro organismo nos está diciendo "retírate de ahí y vuelve a estar contigo";

Enojo: el objetivo es la defensa;

Alegría: su objetivo es la vivificación. Viene a ser la batería de nuestra existencia.

 

Actualmente vivimos en un mundo donde cada día perdemos sensibilidad ante nuestro entorno y las personas que nos rodean, muchas veces debido a que nos es difícil hacer contacto con nuestros sentimientos.

 

De ahí la importancia de tener una educación emocional que nos permita hacernos conscientes de aquello que sentimos, es decir poder convertirnos en nuestros propios observadores para ir analizando, descubriendo y por lo tanto controlando aquello que nos mueve a actuar, y tener cada vez mayor control de nuestras respuestas.

 

 

 

La inteligencia emocional nos permite (Daniel Goleman):

  • Tomar conciencia de nuestras emociones.
  • Comprender los sentimientos de los demás.
  • Tolerar las presiones y frustraciones que soportamos en el trabajo.
  • Acentuar nuestra capacidad de trabajar en equipo.
  • Adoptar una actitud empática y social que nos brindará mayores posibilidades de desarrollo personal.
  • Participar, deliberar y convivir con todos desde un ambiente armónico.

 

Regular las Emociones

 

Regular las respuestas emocionales se puede aprender. Al mismo tiempo es un signo de maduración y de inteligencia.

En la primera infancia, habitualmente no regulamos nuestra respuesta emocional, simplemente la expresamos o explota. Socialmente se acepta, y se perdona este tipo de "sinceridad" en las respuestas emocionales de los niños y las niñas pequeñas. Y a medida que se van haciendo mayores, el índice de tolerancia ante esta inmediatez en las respuestas va disminuyendo hasta llegar a la madurez, cuando socialmente se exigen la regulación emocional.

 

Con su aprendizaje conseguimos equilibrar dos fuerzas opuestas. Por un lado, la necesidad biológica de la respuesta emocional, y por el otro, la necesidad de respetar determinadas normas de convivencia. La alternativa que se propone es que existen emociones como consecuencia de la respuesta de la persona ante una situación.

 

La alternativa que propone Manel Güell Barceló en su libro ¿Tengo Inteligencia Emocional? es considerar que no existen emociones positivas, ni negativas. Simplemente existen emociones como consecuencia de la respuesta de la persona ante una situación.

 

También es cierto que determinadas emociones son útiles y traen un beneficio al individuo y otras no. A partir de este hecho podemos dividir las emociones en respuestas emocionales efectivas, útiles y adaptativas y respuestas emocionales no efectivas, poco útiles o poco adaptativas.

 

Una respuesta emocional (alegría, ira, vergüenza) será útil en función del contexto. Si la respuesta es adaptativa y nos ayuda a relacionarnos con el mundo que nos rodea, con los demás y con nosotros mismos, será una emoción efectiva. Así todas las respuestas emocionales son positivas siempre que se utilicen adecuadamente.

Daniel Goleman menciona en su libro de Inteligencia Emocional que cuando hablamos de autocontrol emocional no estamos abogando, en modo alguno, por la negación o represión de nuestros verdaderos sentimientos.

 

El "mal" humor, por ejemplo, también tiene su utilidad; el enojo, la melancolía y el miedo pueden llegar a ser fuentes de creatividad, energía y comunicación; el enfado puede constituir una intensa fuente de motivación, especialmente cuando surge de la necesidad de reparar una injusticia o un abuso; el hecho de compartir la tristeza puede hacer que las personas se sientan más unidas y la urgencia nacida de la ansiedad —siempre que no llegue a atribularnos— puede alentar la creatividad.

 

También hay que decir que el autocontrol emocional no es lo mismo que el exceso de control, es decir, la extinción de todo sentimiento espontáneo que, obviamente, tiene un costo físico y mental.

 

La gente que sofoca sus sentimientos —especialmente cuando son muy negativos— eleva su ritmo cardíaco, un síntoma inequívoco de hipertensión. Y cuando esta represión emocional adquiere carácter crónico, puede llegar a bloquear el funcionamiento del pensamiento, alterar las funciones intelectuales y obstaculizar la interacción equilibrada con nuestros semejantes.

 

Por el contrario, la competencia emocional implica que tenemos la posibilidad de elegir cómo expresar nuestros sentimientos.

 

 

 

 

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La creación y destrucción del karma (Jeff Foster)

"La ley es simple. Cada experiencia se repite o se sufre hasta que la experimentas adecuada y completamente por primera vez."

 Ben Okri

  

 

Justo en el momento en que tenemos un encuentro con el enojo, con la tristeza, con el miedo, con la duda, con el dolor, en su estado puro, no filtrado y completamente natural; sin el intento de evitarlo, ni de adormecernos ante él, sin manipularlo de alguna forma, sin convertirlo en nuestro enemigo, ese ciclo del karma relacionado a ese aspecto en particular de la experiencia, se rompe.

 

Cuando hay resistencia hacia aquello que ya es, cuando se trata de evitar lo que surge en la vida, cuando se rechaza alguna experiencia, cuando uno rehúsa a convivir con ESTO tal y como es, ese enojo puro, natural, se solidifica como "mi enojo", y nace entonces una (falsa) identidad. Ahora me identifico como "el que está enojado" (o "el que está frustrado" o "el miedoso", y así sucesivamente.) He olvidado que soy ese vasto espacio de consciencia en donde todas las sensaciones y sentimientos tienen el absoluto permiso de surgir. Olvidé que lo que realmente soy es por naturaleza algo no identificable e incapaz de juzgar... ¡sin tener que "intentar" serlo! Olvido mi verdadera identidad como la vida misma. Olvido la vastedad y me identifico como una "cosa" muy limitada, un objeto dentro del tiempo y el espacio.

Es aquí donde nace el karma. Y donde empieza la violencia.

 

La historia del karma, la historia de la causa y el efecto, es la historia de "Este objeto o persona HIZO que me enojara". Repito la historia una y otra vez, me la repito a mí y a los demás, a través de mis palabras y mis acciones. Estoy inconscientemente jugando el papel de "la persona enojada", y entonces ¡ahora voy por todos lados buscando cosas y personas con QUIEN enojarme! Árboles, coches, animales, palabras —cualquier cosa vale. Si no hubiera objetos o personas con QUIEN enojarme ¿cómo podría yo reconocerme como "el enojado"? ¡Por eso es que creo que debo alimentar esa identidad! Me protejo a mí mismo de la muerte de esa identidad proyectando mi enfado hacia todo y todos los que veo. Ahora viene hacia mí un momento eterno de enfado y así es como el ciclo comienza. Me identifico como una persona separada.

 

Años después pudiera yo seguir regurgitando la misma historia, repitiendo la experiencia incansablemente, regurgitando la historia de "yo y mi enojo" y la justificación acerca de porqué es que estoy enojado, lo mal que todo salió, lo horrible o terrible que tal o cual persona hizo. Puedo repetir esto a mis hijos y ellos lo repetirán a sus hijos y la identificación pasará a través de las generaciones, y el círculo del prejuicio y la violencia se mantendrá intacto. Ese es el verdadero significado de la reencarnación. Y todo esto continúa hasta que el ciclo se rompe, en el momento, a través de la profunda aceptación de lo que surge. El Amor, en el sentido profundo de la palabra, destruye el karma.

 

En la absoluta aceptación, esa energía pura de vida que llamamos "enojo" (o miedo, o dolor...) es aceptada profundamente conforme surge en el momento, y es reconocida como yo mismo. Esa sensación natural está profundamente aceptada a estar aquí para que viva su breve existencia y que muera a su debido tiempo. La etiqueta "enojo" ni siquiera tiene la necesidad de surgir ya que ninguna etiqueta es necesaria en el misterio de esto. Y estas etiquetas, si es que llegan a surgir, son también bienvenidas como parte del misterio. La sensación es bienvenida, y tiene permiso de estar y permiso de pasar con su propia dulce forma. La intensidad de la vida se recibe con un bello abrazo.

 

Los pensamientos, sensaciones y sentimientos surgen en el océano que somos, los "hijos" de la consciencia, como yo les llamo —si, ¡la consciencia es el padre supremo!— no se abortan, no se les aplica la eutanasia, no son negados. Se les honra. Se les conoce en presencia. Nunca se convierten en enemigos. Y así, nunca nos identificamos como seres limitados. "El enojado" jamás nace —sólo hay un momento de enojo. "El frustrado" nunca tiene porqué surgir —sólo surge un momento de frustración. "La víctima del dolor" jamás tiene la oportunidad de echar sus raíces —hay sólo esa fuerte sensación a la que llamamos "dolor". Y todas esas olas surgen y se disuelven en el vasto océano que somos, nunca se vuelven "permanentes". "El herido" se reconoce ahora por la imagen transitoria que realmente es. "La víctima" es sólo una historia, aquí en la vastedad que tú eres. El recuerdo de esta vastedad —que es la vastedad que nos compone a todos— reverbera a través de las generaciones.

 

El karma nunca se crea y de la misma forma tampoco se transmite. Tú no te reúnes con tus seres amados como "la persona enojada" o "el herido" o "el temeroso", sino como la vastedad ilimitada en donde la ira, el miedo, el dolor, la duda, en donde toda energía es profundamente permitida a surgir y caer. Sanándote a ti mismo de una identificación errónea, otros sanarán automáticamente gracias a "ti". El karma ya no se "genera" y así, el ciclo se rompe.

 

Un momento presente no es sólo un momento presente. Es precioso y sagrado y está preñado de potencial. Es una invitación a liberar a tus seres queridos de "ti", ahora y en las generaciones futuras al dejar de participar en la creación del karma. Liberándote a ti de esa manera, liberas al universo para siempre.

 

 (Traducción de Tarsila Murguia )

 

 

Autoconocimiento: comprendiendo el enojo

 

Como todas las emociones, el enojo, una vez descargada su química y tranquilizado el sistema,   nos da información, podemos utilizarla para  autoconocernos,  dándonos claridad de como funcionamos internamente, qué necesidades tenemos, qué situaciones la activan, qué creencias tenemos internalizadas que hacen que interpretemos la situación de tal manera que nos produzca ira o enojo, ya que, además de los muchos factores que nos pueden producir el enojo, el más importante, y sobre el que si podemos hacer algo,  es en el  cómo interpretamos la situación.

 

Independientemente de qué es lo que sucede, la interpretación que hacemos del acontecimiento,  puede intensificar o disminuir el enojo para poder emprender una acción resolutiva. Esa interpretación que hacemos se basa en programas inconscientes, creencias profundas, que conviene revisar y cambiar, si queremos una vida saludable.

 

Además, cuando aprendemos a conocer lo que funciona en nosotros, y aprendemos a gestionar las emociones, al desarrollar una inteligencia emocional, entonces nos es más fácil poder “ver” en el otro, poder empatizar con lo que le pasa al otro, con sus necesidades.

 

Cuando comprendemos que funcionamos por programaciones tempranas, por condicionamientos, por mecanismos de reacción,  por heridas sin resolver de esa parte infantil nuestra…entonces podemos aprovechar lo que está sucediendo para integrar partes nuestras y sanar.

 

Lo primero es  ser conscientes de lo que es inconsciente, aprender a estar Presentes en cada momento para observar esos mecanismos y hacer consciente estas programaciones-creencias que los disparan, dejando de acusar al otro, que solo hace lo que sabe y puede, condicionado también por sus creencias y carencias no resueltas. Esto no significa justificarlo y no expresar o hacer lo que consideremos oportuno, utilizando la energía del enojo para resolver lo que está sucediendo…  

 

 

Aprender a gestionar el enojo, es todo un tema, aprender a que cuando surge, sea un enojo que construye en vez de desestabilizarnos, es una tarea que requiere practica y compromiso interno.

 

 

De ahí la importancia en  desarrollar la atención de manera que pueda darme cuenta cuales son los “botones” que al presionarlos hacen que me  enoje, para que ese enojo no salga de manera impulsiva, para poder manejarlo conscientemente, liberando la energía si es necesario y aprendiendo a comunicarme asertivamente para expresar mis necesidades.

 

A medida que te haces responsable de ti, y que vayas siendo consciente de tu funcionamiento,  que vayas soltando las creencias que son tóxicas, que ya no suman a tu vida, tu visión de los acontecimientos cambiara, y cada vez reaccionaras menos antes los hechos, cada vez habrá menos cosas que te enojen, por comprensión, y no por represión o negación…

 

Comenzarás a dejar de tomarte los hechos como algo que “te hacen a ti”, dejaras de querer controlar la situación para que el otro diga o haga según tu punto de vista y tus necesidades insatisfechas, y al no culpar al afuera de lo que te pasa, podrás hacerte cargo de ti mismo, enfocarte en satisfacer tus necesidades, sintiéndote más seguro  internamente al no ceder el  “poder” al otro.

 

 

En tu interior decides tú, nadie puede lastimarte, si tú no lo permites. La otra persona es un espejo que refleja lo que tú te haces a ti mismo consciente o inconscientemente, de ahí que el autoconocimiento, y el hacerte de herramientas, te ayuda a aprender a amarte y cuidarte, dejando de depender de lo que haga o diga el otro.  

  

Ahora, cuando surge el enojo, que puedo hacer?

 

 Si no es sano reprimir (ni suprimir, ni negarlo) pues queda una química en el cuerpo que daña la salud, y el cuerpo se coloca en estado de alerta, tenso y preparado para luchar o hacer algo con esa energía/química;

si tampoco es sano actuar desde el enojo sobre el otro (reaccionando), explotando, o descargándolo de manera impulsiva, destructiva, violenta: ya sea verbal, como gritar, insultar, amenazar, pegar, tirar del cabello, etc., sea descargándolo mediante una violencia invisible:  burla, sarcasmo, o tirando objetos, rompiendo cosas, amenazas suicidas,  queriendo tener la razón, a veces incluso con ánimo de castigar al otro por lo que “me hizo”, todas estas maneras que me colocan en un “papel de víctima”, de ser  “el bueno”….

 

 que puedo hacer entonces?

Para poder llegar a una expresión sana del  enojo, he de dejar de buscar culpables y hacerme responsable de lo que ocurre en mí. La persona que es responsable de sus actos, toma responsabilidad sobre su vida, actúa por sus propias convicciones, no por reacción o según como los demás actúen con ella, y si ha agredido a alguien, tiene también responsabilidad sobre ese hecho, si bien lo hizo  como supo o pudo, eso la libera de culpa, pero no  la libera de ser responsable y poder actuar sobre ello, sea rectificando, disculpándose…

Ante una situación  que me enoja:  

  1.  Lo primero es Aceptar que estoy enojado, reconocerlo en mi interior, sin justificarme, sin rechazar esta emoción, teniendo en cuenta que es un “mensajero”, que hay una información en esta emoción, y he de aprender a escucharlo.
  2.  Tomarse un espacio para  calmarse. Que quiero hacer con ese enojo, como puedo descargarlo de manera saludable (depende la intensidad del enojo, respirar, golpear un cojín, correr, gritar, ejercicio intenso, escribir…).
  3. Observar que es lo que  motiva mi enojo, que me digo ante la situación (cuál es el dialogo interno), que creencias tengo, que proyecciones estoy haciendo, que siento, que impacto tiene en mi lo que hizo el otro, que herida se activa en mí,  que necesidades tengo (que me respeten, que me valoren, que se me escuche, que me reconozcan,  necesidad de poner un límite ante algo que considero abusivo, etc.)
  4.  Como puedo comunicar al otro “lo que siento” ante su actuación y no lo que “el otro es”. Comunicarme sin herir, ni culpar, ni menospreciar, ni descalificar.  No es lo mismo decirle al otro me he sentido engañado, a decirle eres un mentiroso (sea o no verdad), pues el expresar desde mi sentir abre la posibilidad del dialogo y buscar una posible solución. En el acto de comunicar, ya estoy haciendo una descarga, no física, pero si emocional, que ayuda a afirmarme, a fortalecerme e integrarme al asumir lo que siento. Es importante plantear el tema del momento y no traer viejas situaciones pendientes. También es importante, si quiero preservar la relación, no dar golpes bajos, no herir donde más le duele (esto se suele dar cuanto más cercano es el vínculo).

     

  5.  Además de expresar con claridad  desde mi sentir y mi necesidad,  cuál es el comportamiento del otro que me afecta, conviene comunicar que deseo o necesito al respecto, hacer una propuesta para reparar la situación y que no se repita en el futuro. 

De esta manera,  le doy  al otro la oportunidad de poder rectificar, si es necesario, disculparse o exponer su postura.

Hemos de considerar la posibilidad  que la otra persona, puede no actuar como quisiéramos, o esperáramos, pero al menos hemos hecho lo mejor que supimos para intentar preservar el vínculo, intentando una comunicación empática.

Esta manera de comunicar tiene más posibilidades que la otra persona nos tenga en cuenta, al no evaluarla negativamente.

 

Esto es difícil, en especial en las relaciones íntimas, pues tenemos en general la tendencia de en vez de comunicarnos desde nuestras partes más maduras, hacerlo desde lo más infantil, desde las heridas no resueltas.

  

Es saludable luego de la comunicación, cerrar el tema.

 

El modo maduro de gestionar el enojo, es abriendo el tema conflictivo, poder elaborarlo entre las partes implicadas y poder luego cerrarlo., pues de lo contrario, es algo inconcluso que saldrá una y otra vez, o bien se vive en un clima tenso, que puede generar más agresión, una reacción  desproporcionada ante otras situaciones;  por el contrario, el hecho de abordarlo, trae claridad a la relación y la hace más profunda, más fuerte y  sólida, genera confianza y verdadera intimidad en la relación.

  

Enojo, ira y odio, son lo mismo?

 

Se trata de la misma emoción, en diferentes grados de intensidad. El enojo suele ser de grado menos intenso, la ira una forma intermedia y el odio, la forma más intensa y destructiva. Los límites entre estos grados de  emociones, son difusos por lo que se puede pasar de un estado a otro fácilmente, entonces conviene no quedarse en los nombres, sino en la emoción cruda y en su proceso de resolución. 

 

 

Expresión del enojo de manera saludable

 

Para preservar la salud física y mental, es indispensable saber que podemos hacer con la energía del enojo, una vez se ha movilizado, una vez sentimos esa química en el cuerpo, ya que poder expresarla, sacarla de alguna manera, nos libera para poder luego ver con más claridad la situación y gestionarla de la mejor manera posible. Cuando el enojo no  se gestiona y se cronifica, se convierte en resentimiento.

 

Enojarse no es pelearse, en esencia el enojo es un intenso desacuerdo que en la mayoría de los casos implica que hay un problema a resolver. Aunque en algunas situaciones, existe pelea, ej. Alguien que se arroja sobre ti para robarte y te golpea, y te defiendes peleando (se trata de casos extremos).

A veces la persona tiene la tendencia a enojarse y pelearse, cuando la persona tiene la tendencia a  esta distorsión, le puede resultar muy útil  que se  plantee al enojarse: ¿que tiene que ocurrir para que el enojo cese lo antes posible? ¿Cómo puede arreglarse esto?

 

El enojo en su esencia misma, está diseñado para ser transitorio, por lo tanto cumple su función cuando arbitra los medios para iniciar el camino de su propia cesación.

 

Tengamos en cuenta, que al igual que el cuerpo genera toxinas físicas al asimilar los alimentos, y necesita su descarga, también esto sucede cuando movilizamos emociones, se requiere una descarga de la tensión que la química genera en el cuerpo.

Cuando la persona no cuenta con los recursos para expresar el enojo, la sobrecarga de la energía y la química del enojo, desorganiza  el sistema y la persona vive confusión y desesperación, impotencia.

 

Aprender a utilizar bien el enojo es hacerse de recursos que permitan encauzar el remanente de energía hacia la solución del problema que hace que se sienta enojado.

 

 

 Maneras sanas de   expresar el enojo:

 

·        Conviene buscar un lugar adecuado, privado, donde podemos optar por una descarga física: golpear un cojín, conectados con el enojo, golpear con una raqueta sobre la cama, realizar alguna actividad física como correr, gritar,  jugar algún deporte competitivo, etc. con la consigna que estoy liberando el exceso de química del enojo.

 

·    Otra opción, es retirarme de la situación que me enoja, poner una distancia de la persona, hasta la mente se despeje, no por el hecho de castigar al otro, sino con la intensión que las aguas se tranquilicen para poder luego, iniciar una gestión apropiada y lograr comunicar lo que me sucede.

 

·       Puedo escribir una carta expresando el enojo, sin juicios, que luego no enviare.

 

·    También puedo contener esa energía del enojo, retenerla, no por represión, sino como un acto de maduración y lucidez hasta que me sienta en condiciones de poder darle salida de una manera más madura, viendo cual es el momento más oportuno para expresarlo. Esto requiere de práctica y un estado de presencia, sin negar lo que está sucediendo en mi interior, dándome cuenta que soy la conciencia sosteniendo esta parte enojada.

 

·         Puntualmente, hay casos donde lo que ocurrió es de tal magnitud, que la persona no quiera ver más a quien lo enojo, pues los sucesos ponen en evidencia rasgos incompatibles con la noción de la amistad, pareja, etc., es una decisión que forma parte de nuestra libertad y se da en una ocasión puntual.

 

·         Luego, en un estadio evolutivo que no es tan frecuente,  hay una manera de retención definitiva, donde la persona, decide  conscientemente  no expresarlo, pues considera  que no es conveniente hacerlo, y el inconsciente se encarga de metabolizarlo dándole a la persona mayor amplitud de conciencia y por comprensión darse el perdón, el cual no es una decisión como a veces se cree, sino un acto de madurez y comprensión profunda, donde nos damos cuenta que en realidad, no hay nada que perdonar pues cada uno funciona según sus programaciones inconscientes y ya no hay carga de energía del enojo en su sistema que perturbe la percepción.

 

En la medida en que uno  aprende a gestionar el enojo, adquiere madurez e independencia, con lo cual su visión   cambia:

 

el otro es el otro y está más allá del  modelo que yo tenga acerca de él, por lo tanto, le reconozco el derecho de actuar como actúa. Eso no significa que quede sometido e indefenso ante él.

Si estoy en desacuerdo con lo que hace, se lo expresaré con claridad y firmeza y le haré las propuestas o demandas que crea necesarias. Pero también sé que allí termina mi actuación.

Acepto como  posibilidades que él pueda responder por si o por no, ante mi petición, y en función de esto, veré que es lo que hago.

Estar en condiciones psicológicas de admitir el sí o el no del otro, es la  clave que permite pasar de la manipulación para crear culpa, al desacuerdo abierto.

 

Si el enojo es conmigo mismo, indagaré con que aspecto mío estoy enojado, si es con mi aspecto inseguro, temeroso, etc., y una vez identificado, el procedimiento es igual que cuando se trata del enojo con  otra persona. En este caso los protagonistas son interiores, y la resolución le llega a ambas partes por igual, que no suele ocurrir cuando el enojo es con otra persona, ya que el otro tiene sus tiempos y pueden ser muy diferentes a los míos.

 

 

Relación entre el enojo y el miedo

  En ambas emociones, hay algo que se vive como amenazador, sea para la identidad o como para algún deseo particular. Según la relación de proporción que exista entre la magnitud de la amenaza  y los recursos con que se cuenta para resolverla, se activara el miedo o el enojo. Ejemplo, si un mosquito te zumba en el oído persistentemente y molesta mucho, se puede reaccionar con enojo; pero si se trata de un león suelto que nos cruzamos por la calle, la respuesta será miedo.

 

Cuando  he aprendido a enojarme, es decir, si he aprendido a utilizar la energía del enojo para resolver el desacuerdo que me lo provoca, entonces no importa dónde está, ni quién es el que hace que me enoje, lo que importa es que efectivamente implemente la función resolutiva del enojo.

Y si aún no he aprendido a enojarme bien, la tarea prioritaria es aprender a hacerlo.

 

 Fuente consultada: Norbeto Levy

 

 

       

 

Juana Ma. Martínez Camacho

Terapeuta especialista en procesos de transformación interior 

  

 

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Gestionar  el enojo, para reducir el estrés

 

Nos han dicho que el enojo es algo “malo”, que si te enojas eres menos espiritual, menos bueno, etc. El enojo tiene muy mala prensa, sin embargo esta en nuestro cotidiano vivir, el no saber gestionarlo adecuadamente es la causa de tantos conflictos que hay en el mundo en general y en las relaciones en particular.

La verdad es que carecemos de educación emocional, no nos enseñan de niño como gestionarlo, porque nuestros padres y educadores  tampoco saben en general,  qué hacer con él.. 

 

 Cuando surge el enojo, cuando te sientes enojado, qué haces,

¿Sabes cómo gestionarlo?,

¿Has tomado conciencia que hay una química tóxica en  tu cuerpo?

¿Sabes que cada una de tus células recibe en sus receptores estas sustancias químicas?

¿Sabes que necesitas por tu salud aprender a sacar esa adrenalina   del cuerpo, de una manera saludable, que no te haga daño a ti ni a las personas implicadas?

¿Sabes cómo comunicar lo que te molesta a la otra persona, sin herir, sin culpar, sin dañar la relación?

 

Nos enojamos por múltiples motivos, todos ellos tienen en común la frustración, cuando deseamos o necesitamos algo y encontramos un obstáculo en la realización de dicho deseo o necesidad, el organismo lo vive como una amenaza, y a la  sobrecarga de energía que estaba destinada a la consecución del deseo, a la satisfacción de una necesidad, le llamamos   enojo.

 

Al no saber cómo gestionar esa sobrecarga, en vez de resolver el problema, lo complicamos más, generalmente o me callo, lo reprimo, o lo niego, o pierdo el control, me desbordo y lo saco mal contra el otro…    

 

 

El enojo no es ni bueno, ni malo, solo es un “mensajero”  que nos alerta que alguna necesidad nuestra, no está siendo cubierta, un aviso que se está traspasando algún limite nuestro o algún valor está siendo amenazado...  

 

La ira, es una emoción visceral, rápida  y que necesita descargarse, ahora bien, una cosa es la pura descarga (a través de los brazos, de las piernas, del movimiento de todo el cuerpo, a través de la voz, gritar, golpear almohadones, patear una pelota, caminar rápido, bailar, etc.)   y otra muy diferente es el ataque al otro, aquí se convierte en algo destructivo, cuando se pretende hacer sufrir al otro, “castigarlo” por lo que hizo…

 

 

De manera que el  problema no es el enojo en sí, sino  cómo expresamos este enojo, esta ira, cómo canalizar esta energía hacia algo constructivo y no hacía la destrucción.

 

Cuando nos enojamos, en  el organismo ocurren algunos cambios: aumenta la presión arterial, se aceleran los latidos cardíacos, se produce una gran cantidad de adrenalina y noradrenalina, que son neurotransmisores que nos permiten estar alertas y en actividad ante el peligro, se dilatan las pupilas y  otras funciones físicas se movilizan, el organismo se prepara  para la emergencia: “luchar o huir”.

 

El cerebro no discierne si el peligro es “real” o imaginario”, la respuesta fisiológica se produce de todas maneras, con lo cual queda un remanente de energía/química que si no se utiliza, queda en el  organismo,  y puede generar síntomas y, a la larga, enfermedades. 

 

 

Tengamos en cuenta que esta respuesta de lucha/huida, la gestiona el cerebro primitivo (el primero en desarrollarse evolutivamente), y en la antigüedad fue nuestro mecanismo de supervivencia; ante los peligros reales del hombre prehistórico, cumplía su función de protección de la vida, de sobrevivir ante los peligros reales de aquellas épocas. Hoy en día, este mecanismo, se activa ante situaciones cotidianas, que la mayor parte de las veces,  no tienen que ver con la supervivencia….pero al interpretarlos  como  “una amenaza a nuestro yo”, se dispara  el mismo mecanismo.

 

En otras entradas, hablare del enojo como autoconocimiento y expresión sana del enojo. Puedes seguir leyendo AQUI.

 

Juana. Ma. Martínez Camacho

Terapeuta especialista en procesos de transformación interior

 

 

 

 

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Perdón verdadero

 

¿Cómo perdonar?

 

No tuviste otra opción. Y tampoco ellos.

¡Perdón instantáneo, cuando estés listo!

Debido a todo por lo que estabas pasando, cómo te sentías en ese momento, los pensamientos que pasaban por tu mente, lo que creías en ese momento, los lentes a través de los cuales veías el mundo, el miedo y el dolor que estabas tratando de resolver; debido a las heridas que no habían sanado aún, las visiones que aún no te llegaban, la información que te hacía falta en ese momento, los horizontes que aún no se aclaraban… no tuviste otra opción que actuar como actuaste, decir lo que dijiste, hacer lo que hiciste, elegir lo que elegiste, y ellos tampoco.

 

Todos hicieron lo mejor que pudieron, de acuerdo a lo que pensaban que eran en ese momento. Es sólo en retrospectiva que pareció que había otra elección, y eso es lo que nos vuelve locos.

 

No se trata de aprobar lo que pasó, por supuesto, o encontrar excusas, ni tampoco debe ser utilizado para justificar cualquier tipo de violencia que haya surgido.

Esta reflexión está dedicada únicamente al verdadero perdón, en el aquí y el ahora, a la posibilidad de dejar ir y seguir adelante, de salir de la limitada y dolorosa creencia de que el pasado pudo haber sido diferente, y re-dirigirnos al sitio en donde el verdadero cambio y la reconciliación puede darse, en tu sitio de verdadero poder: el momento presente, inmediato, vivo y completo en sí mismo, independientemente de lo que haya sucedido en el pasado.

 

Y si no puedes perdonar en este momento, si no eres capaz de escuchar este mensaje ahora, si tu alineación parece imposible, también estás perdonado.

Honra el sitio en donde te encuentras, amigo. Honra el lugar en donde te encuentras. Estás haciendo lo mejor que puedes.

 Jeff Foster

 

 

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La Respiración Completa: "el sedante natural para el organismo"

 

Correlación entre el ritmo respiratorio y los estados de la mente

 

Hay un vínculo estrecho entre la mente y el ritmo respiratorio. En la personalidad no hay nada aislado. La personalidad, aunque múltiple en sus manifestaciones, es unitaria en su funcionamiento global. Es la mente la que une, regula, la que integra y dirige la personalidad, no la mente consciente, sino la mente como forma dinámica de todos los niveles.

 

Cuando estamos preocupados, respiramos seca y violentamente; el entusiasmo produce una respiración más rápida, haciendo entrar más aire a los pulmones. Todos los estados de ánimo y los mentales, tienen su correspondiente cuadro respiratorio. La respiración es como un lenguaje particular, una expresión de nuestra personalidad, la cual se expresa a través de todos los niveles, y cada nivel revela lo que ocurre.

Una persona con represiones psíquicas, tiene una retención en el ritmo respiratorio que le impide respirar profundamente, tiene una actitud de control y vigilancia que cierra la salida del inconsciente y se traduce en la respiración superficial.

 Aprender a respirar, es aprender a vivir de un modo receptivo, abierto y con un buen funcionamiento en todos los niveles.

 

 

 

La respiración completa del yoga, es el "sedante natural" para el organismo, y la puerta de entrada a los estados de relajación.

 

 

 

LA RESPIRACIÓN COMPLETA

 

La respiración es un acto natural  que ocurre sin que tengamos que pensar en ello; es un mecanismo del cuerpo que permite el intercambio de gases entre el exterior y el interior del cuerpo. Tomamos oxigeno y eliminamos dióxido de carbono. Sin embargo si realizamos la respiración de forma consciente podemos enriquecer el organismo aportándole energía, porque la atención que pongamos en este acto es una energía que dirigimos con la mente hacia un objetivo.

 

Se respira sin forzar, mientras inspiramos dejamos la  atención en el recorrido del aire desde que entra por las fosas nasales, como pasa por la laringe y como llega a los pulmones, expandiéndolos y movilizando toda la caja torácica, el abdomen y el resto del cuerpo.  

Al exhalar observamos como se relaja el abdomen y la caja torácica, como los pulmones vuelven a su volumen normal, como el aire recorre el camino inverso al salir hacia el exterior por la laringe y finalmente por las fosas nasales. Se trata de prestar atención a las sensaciones del cuerpo al inhalar y al exhalar. Esto de por sí, nos induce a la relajación.

 

La respiración completa, como su nombre indica, pone en juego tanto el diafragma como las costillas y la parte alta del tórax (zona clavicular). 

 

La respiración completa es la base del  Yoga y sirve para ampliar el pecho, los músculos y pulmones, que normalmente están incompletamente desarrollados, debido a la manera incorrecta y superficial con que respiramos.

 Se realiza sin esfuerzo,  porque es la manera natural de respirar, que adoptan los niños o los pueblos “no civilizados”.

 

Se denomina completa porque activa la parte inferior de los pulmones y el músculo diafragma (respiración diafragmática o baja), todas las costillas que forman el tórax (respiración torácica o media) y las clavículas y los hombros (respiración alta).

 

  Podemos realizar este respiración sentados o tumbados sobre la espalda,  con la columna vertebral recta, y los ojos cerrados.

 

  1-  Inhalar por las fosas nasales, llenando primero la parte inferior de los pulmones, lo que se obtienen poniendo en juego el diafragma, el cual al descender ejerce una leve presión sobre los órganos abdominales y empuja la pared frontal del abdomen.   Después se llena la región media de los pulmones, haciendo salir las costillas inferiores, esternón y pecho. Luego se llena la parte alta de los pulmones, adelantando la superior del pecho, levantándolo,  incluyendo los seis o siete pares de costillas superiores. En el movimiento final, la parte inferior del abdomen se contraerá ligeramente, cuyo movimiento da apoyo a los pulmones y también ayuda a llenar su parte superior.

 

  2-  Retener la respiración algunos segundos.

 

  3 - Exhalar lentamente por nariz, entrando un poco el abdomen y elevándolo lentamente a medida que el aire sale de los pulmones. Cuando el aire ha sido exhalado completamente, aflojar el pecho y el abdomen.

 

  4-  Mantener los pulmones vacíos unos instantes.

 

  El movimiento respiratorio es continuo, sin interrupciones, tanto en la inspiración como en la espiración. Se describen en cuatro fases, por razones prácticas.

 

  Con la respiración completa, todos los órganos del aparato respiratorio entran en acción y todas las partes de los pulmones funcionan al máximo.

 

 

          BENEFICIOS:

 

· Produce un estado de tranquilidad si hace correctamente y suficientemente despacio.

·  Regula el equilibrio del ph en el cuerpo y esto influye en nuestras reacciones cuando estamos en situaciones de estrés.

· Incrementa el prana y el oxígeno, sintiéndonos más conscientes y lúcidos.

· Limpia y purifica la sangre.

·  Ayuda a romper patrones inconscientes no deseados, como adicciones, hábitos, etc.

·  Reduce la acumulación de toxinas en los pulmones.

· La respiración profunda y consciente, induce a estados de relajación y meditación.

·  Reduce la ansiedad, el miedo, mejora la depresión.

· Limpia los canales energéticos, elimina bloqueos, favorece el buen funcionamiento del campo electromagnético. 

 

 

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