Emociones y salud

 

 Cada vez son más los investigadores que reconocen el papel de las emociones en la medicina.

Algunos de los trabajos más interesantes en este campo, se deben a la doctora Candace Pert (ex Directora del Departamento de Bioquímica Cerebral del Instituto Nacional de Salud Mental de los EEUU). Fue una de las primeras en estudiar los neuropéptidos, receptores de mensajes químicos que intervienen en la comunicación de las emociones.  

 

Tenemos en general la costumbre de  ver sólo lo que entra en nuestro marco de creencias. La doctora Candace Pert, nos habla de cómo muchas de las "curaciones milagrosas, o remisiones espontáneas" de cáncer y otras enfermedades, están influenciadas por el poder de la mente y las emociones, y lo prueba científicamente.

Las emociones funcionan como "quimio-taxis", recorriendo todo el cuerpo, dice Candace. El ser humano tiene infinitas posibilidades si "cree" en su inmenso poder. La mente puede crear nuestra propia realidad.

 

 "La mayoría de los psicólogos tratan la mente como separada del cuerpo, un fenómeno con apenas conexión con el cuerpo físico. Inversamente, los médicos tratan al cuerpo como desvinculado de la mente y las emociones.

 

Pero el cuerpo y la mente no están separados y no podemos tratar ni entender a uno sin el otro. Investigaciones científicas están demostrando que el cuerpo puede y debe ser curado a través de la mente, y la mente puede y debe ser curada a través del cuerpo”.

 

 La Dra.  Candace Pert, junto a un grupo de investigadores, a mediados de los 80, descubrió   que un grupo de moléculas llamadas péptidos (derivados proteínicos) son los mensajeros moleculares que facilitan la conversación entre los sistemas nervioso, inmunológico y endocrino. Es decir, estos mensajeros conectan tres sistemas distintos en una sola red  (Psiconeuroendocrinmunología- PNEI).

 

La PNEI nos ayuda a entender mejor cómo se transforman las emociones en sustancias químicas, moléculas de información que influyen en el sistema inmunológico y en otros mecanismos de curación del cuerpo.

 

 Desde siempre se ha considerado que esos tres sistemas están separados y tienen funciones distintas.

 

 

El sistema nervioso constituido por el cerebro y una red de células nerviosas, es la sede de la memoria, del pensamiento, de la sensibilidad corporal y de la emoción.

 

El sistema endocrino, constituido por las glándulas y sus secreciones hormonales, controla e integra, como principal sistema regulador del cuerpo, diversas funciones corporales.

 

El sistema inmunológico, constituido por el bazo, la médula ósea, los ganglios linfáticos y las células inmunológicas, es el sistema de defensa del cuerpo, responsable de la integridad de las células, de los tejidos y de los órganos.

 

Las investigaciones sobre péptidos han demostrado que estas separaciones conceptuales ya no pueden mantenerse con una única red psicosomática.

 

Los péptidos constituyen una familia de sesenta a setenta macromoléculas que tradicionalmente recibían distintos nombres: hormonas, neurotransmisores, endorfinas, factores de crecimiento etc. Actualmente se considera que en realidad forman una sola familia de mensajeros moleculares.

 

 Estos mensajeros son cadenas cortas de aminoácidos que se fijan a receptores específicos situados abundantemente en las superficies de todas las células del cuerpo.

 

Al unir a los tres sistemas en una misma red, los péptidos son los mensajeros que circulan libremente por esta red alcanzando todos los rincones del organismo.

Se transforman así en la manifestación bioquímica de la memoria, del pensamiento, de la sensibilidad corporal, de la emoción, de los niveles hormonales, de la capacidad defensiva, de la integridad de células, tejidos y los órganos.

 

 Dice la Dra. Candace Pert:

 “Las emociones son el contenido informacional, que es intercambiado vía la red psicosomática, con los órganos, células y sistemas que participan en el proceso. Así como la información, las emociones viajan en dos realidades: la de la mente y el cuerpo;  como péptido y receptores en la realidad física, y como sentimientos y emociones en el plano no material.”

 

 

 Por ello deduce que cada péptido mediatiza un determinado estado emocional, significando que todos los pensamientos, creencias, percepciones sensoriales, y de hecho todas las funciones corporales estarían influidas por las emociones, puesto que en todas intervienen los péptidos.

 

 

Igualmente todos esos estudios, incluyendo los de otros científicos, la han llevado a postular que la mente no está localizada en el cerebro, sino distribuida por todo el organismo en forma de moléculas señal.

 

 Todas las partes del cuerpo y de la mente "saben" lo que está pasando en todas las demás partes del cuerpo y de la mente. Es un sistema de información integrado.

 

Además, se descubrió  que las hormonas, supuestamente producidas en exclusividad por las glándulas, son péptidos que también se producen y se almacenan en el cerebro.

Un tipo de neurotransmisores llamados endorfinas, que, según se pensaba, eran producidas solamente en el cerebro, son péptidos y también son fabricados por las células inmunológicas.

 

Se siguieron identificando más y más receptores de péptidos y se vio que prácticamente cualquier péptido conocido es producido en el cerebro y en varias partes del cuerpo simultáneamente.

 

  En palabras de Candace Pert:

"Ya no puedo hacer una distinción tajante entre cerebro y cuerpo".

Los péptidos del sistema nervioso no solo son producidos por las neuronas y juegan un papel fundamental en las comunicaciones de todo el sistema nervioso, sino que, al fijarse en receptores alejados de las neuronas que los originaron, actúan también en otras partes distintas del cuerpo.

 

  En el sistema inmunológico, los glóbulos blancos de la sangre no solo tienen receptores para todos los péptidos, sino que ellos mismos fabrican péptidos. Los péptidos controlan el patrón de migración de las células inmunológicas y todas sus funciones vitales.

 

  Recordaremos que todos los leucocitos son células móviles, lo que les permite salir de los capilares escurriéndose por los espacios intercelulares de la pared (diapedesis) y emigrar mediante movimiento ameboideo hacia cualquier microorganismo o partícula extraña que haya invadido los tejidos. Por lo tanto, no solo son capaces de alcanzar todos los rincones del organismo transportado por la sangre, sino que también escapan de la sangre y se mueven por los líquidos intersticiales donde se bañan las células.

 

 

  Otro descubrimiento importante es que los péptidos son la manifestación bioquímica de las emociones. La mayoría de los péptidos, si no todos, alteran la conducta y los estados de ánimo, de tal manera que cada péptido puede evocar un tono emocional único.

 

 

Los péptidos constituyen el lenguaje bioquímico universal de las emociones.

 

 El área cerebral relacionada con las emociones es el sistema límbico.  El sistema límbico se encuentra muy enriquecido con péptidos, pero no es la única zona corporal rica en péptidos.

 

La totalidad del intestino también está recubierto con receptores de péptidos. Por eso ocurre lo que de forma coloquial se llama "sentir con las tripas". Literalmente sentimos nuestras emociones con el intestino.

 

Todas las percepciones sensoriales, todos los pensamientos y todas las funciones corporales estarían "tocados por la emoción a través de los péptidos y los péptidos actuarían como mensajeros directos del agua de mar en el organismo".

 

El descubrimiento de esta red psicosomática implica que el sistema nervioso no está, como se creía, jerárquicamente estructurado. Como dice Candace Pert, "los glóbulos blancos de la sangre son pedazos del cerebro que flotan a lo largo del cuerpo."

En última instancia esto implica que la cognición es un fenómeno que se extiende a lo largo de todo el organismo, operando a través de una intrincada red química de péptidos, que integra nuestras actividades mentales, emocionales y biológicas.

 

“Cada pensamiento genera una emoción y cada emoción moviliza un circuito hormonal que tendrá impacto en las 5 trillones de células que forman un organismo

 

 Hay sustancias químicas para el enojo y para la tristeza, para la victimización, para cada estado emocional. Son las endorfinas, la serotonina, la dopamina, la norepinefrina… Y cada vez que activamos cierta interpretación o pensamiento nuestro hipotálamo inmediatamente libera ese péptido en la corriente sanguínea.

  Si tenemos presente que cada una de las células del cuerpo tiene miles de receptores tapizando su superficie, abiertas a la recepción de tales neuropéptidos, advertiremos que  nuestros estados emocionales anidan finalmente en la totalidad de nuestro organismo.

 

  En otros términos, según la Dra. Pert, los péptidos son las hojas de música que contienen las notas, las frases y los ritmos que permiten a la orquesta, que es el cuerpo, tocar como una unidad integrada y la música resultante es el tono corporal que vivimos como “emoción”.

Esto  implicaría que la cognición es un fenómeno extendido por todo el organismo, y opera a través de una compleja red química de péptidos que aunaue todas nuestras actividades, sean éstas mentales, emocionales u orgánicas.

 

"La enfermedad por tanto estaría asociada ineludiblemente a las emociones. Cuando estas son expresadas todos los sistemas del organismo forman un corpus unificado, pero cuando son negadas y reprimidas, dichas emociones quedarían atrapadas por nuestro cuerpo físico, los sistemas se bloquean y nos llevaría a la enfermedad.

 

Pero también indica que dichas emociones pueden ser liberadas y por tanto eso nos puede llevar a la curación. Todo ello lo deduce de sus descubrimientos, en base a que toda emoción tiene un reflejo bioquímico dentro del cuerpo.

 

El sistema orgánico está sano cuando ese bucle de información no es entorpecido y el proceso se produce con celeridad. A mayor rapidez, más y mejor información recibe la célula, que a su vez permite realizar los cambios necesarios en el menor tiempo posible, lo cual es sinónimo de buena salud, o de curación o mejoría en los procesos de disfunciones orgánicas."(C. Pert)

 

 

 

 Pero ¿podemos hacer algo al respecto? Podemos trascender esta especie de programación, cambiar nuestros modelos internos, desaprender modos negativos de pensamiento y comportamiento y aprender nuevas maneras de funcionar?

 

   La respuesta es SI. La neuroplasticidad cerebral significa que podemos  desconectar y reconectar nuestras neuronas, desarticular y formar nuevas redes de pensamiento.

 Y si las células de nuestro cuerpo desarrollan mayor cantidad de receptores hacia aquellas sustancias que las impactan con mayor frecuencia, también podemos actuar para superar aquellas adicciones emocionales que nos hacen sufrir, comenzando a generar  receptores nuevos para los péptidos correspondientes a los estados emocionales que queremos experimentar. Podemos hacernos responsables de nosotros mismos.

 

Durante toda nuestra vida estamos al  al timón de la vida.  Para cambiar las conexiones asociativas automáticas,  para cambiar  nuestra propia biología celular (a nivel de receptores de neuropéptidos), lo primero que tenemos que cambiar es nuestra manera de pensar, nuestro sistema de creencias.

 

 

 

 

 

TERAPIA  DE  INTEGRACIÓN  PSICOEMOCIONAL

 

    Juana Ma. Martínez Camacho

       Terapeuta Transpersonal

    (Escuela Española de Desarrollo Transpersonal)

   Especialista en Bioneuroemoción

   (Instituto Español de Bioneuroemoción)

  Facilitadora Internacional CMR (Liberación de la Memoria Celular) 

                               (Cellular Memory Release)

 

              

     www.centroelim.org           Telf.  653-936-074

 

 

 

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