Relaciones y conflicto

 

   Cada vez que eres capaz de aceptar profundamente, de amar, de comprender, de entrar en sintonía con el otro, estás poniéndote en unidad contigo mismo, con una porción de ti mismo, de tu consciencia, además de ponerte en armonía con la otra persona. Tus enemigos exteriores son tus enemigos interiores.

   Cuando aprendes a distinguir a la persona, de lo que es su acción (su modo de funcionar), uno puede aceptar profundamente a la persona, porque en el fondo está hecha de lo mismo que estoy hecho yo: de una capacidad de comprender, de una capacidad de ser feliz, de una capacidad de actuar, y además, está tratando de buscar su propia plenitud, su propia realidad, tal y como la estoy buscando yo. Entonces siento que hay una vinculación profunda de persona a persona, siento que podemos estar viviendo el mismo argumento, que estamos juntos en la misma aventura, aunque su modo de hacer sea muy distinto (y a veces, contrapuesto) a mi propio modo de hacer, y aunque estos modos de hacer, a veces, impliquen una oposición, una lucha.  

   Cuando hay un enfrentamiento, es totalmente constructivo, totalmente creador. Pero cuando yo confundo el modo de hacer con el ser, entonces la lucha, es totalmente destructiva.

  Es evidente que puede haber dificultades. Lo importante es ver en qué medida yo, como persona, soy capaz de comprender al otro como persona, a parte de lo que nos diferencia.

  En la medida en que yo me viva a mi mismo profundamente, entonces soy capaz de comprender a la otra persona, y, al ver que hay algo profundo esencial que nos une, podré tratar las diferencias, y puede haber polémica y salir todo lo necesario, pero tendrá un carácter muy distinto a lo que se suele vivir habitualmente, en forma de oposición de persona a persona.


  Las dificultades surgen siempre que hay una no comprensión y una no aceptación; ahora bien, comprendiendo y aceptando la dificultad fundamental desaparece, lo cual no significa que no desaparezca la confrontación, la interacción; puede haber lucha, y hasta intensa, pero será dentro de una base de armonía.

   Esto parece algo inconcebible, porque estamos acostumbrados a que para luchar por algo, tengamos que ir en contra de, y no es así. Yo  puedo estar totalmente de acuerdo con la otra persona, como persona, pero a la vez defender, lo que considero mi verdad, o bien frente a lo que el otro defiende, y a la vez, estar profundamente vinculados.


   No hay motivos para rechazar a la otra persona, esto lo hacemos, porque estamos viviendo en la idea que nos formamos, que tiende a rechazar todo aquello que se vive como peligro hacia su propio valor, hacia su propio desarrollo.

Todo esto se vive, luego de un trabajo de maduración, sin ese trabajo, se ve como muy difícil; pero visto en un marco de desarrollo, de una maduración de la consciencia profunda, entonces esto no presenta mayor dificultad, aunque no sea fácil.

                                                Antonio Blay

 

Escribir comentario

Comentarios: 0